jueves, 24 de septiembre de 2009

Decálogo de creencias cientificistas

Hablamos de...

1) la ¿falsa? creencia de que existen unas leyes naturales trascendentales, ubicuas e indestructibles que aún postulándolas como reales casualmente se ajustan como un guante a la limitada cognición algorítmicamente comprimidora del postulador de dichas leyes

o hablamos de

2) la ¿falsa? creencia de que la Ciencia es una cazadora de Verdades, no un instrumento metaheurístico, coherente con nuestra estructura cognitiva, biológicamente útil, empero, para manejarnos por el mundo

o hablamos de

3) la ¿falsa? creencia de que el operar científico es capaz de aprehender cualquier tipo de fenomenología, incluida, si existiese, la sobrenatural y que, por tanto, en su visión de lo real no hay puntos ciegos

o hablamos de

4) la ¿falsa? creencia de que el paradigma reduccionista es efectivo no a razón de su encaje con la actividad algorítmica de nuestra cognición cuando busca una cohesión con los datos empíricos sino porque retrata tal cual es a la realidad

o hablamos de

5) la ¿falsa? creencia de que todas las proposiciones de una teoría científica son empíricamente observables

o hablamos de

6) la ¿falsa? creencia de que existen proposiciones científicas que pueden ser juzgadas aisladamente y por tanto que todo proposición científica ha sido aisladamente demostrada como verdadera

o hablamos de

7) la ¿falsa? creencia de que existen hechos puros para cuya percepción no necesitamos del concurso, por tanto del posible sesgo de, nuestra mente. Nomás nos basta la incuestionable evidencia empírica

o hablamos de

8) la ¿falsa? creencia de que la ciencia avanza gracias a una determinada pureza en las creencias morales y/o metafísicas de los científicos

o hablamos de

9) la ¿falsa? creencia de que sólo el cumplimiento ritual de la metodología científica posibilita el alcance de la Verdad

o hablamos de

10) la ¿falsa? creencia de que nuestras matemáticas son el lenguaje universal

...y es que, sinceramente, qué bienaventurados me resultan los incrédulos porque ellos no sufren los penosos rigores de la existencia.

No obstante, más allá de que estas creencias sean falsas lo que me interesa es hacer notar cómo ciertas típicas interpretaciones sobre el mundo necesitan de una postura filosófica previa que no tiene por qué beneficiarse de un indisputable monopolio intelectual sobre la ciencia.

13 comentarios:

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Olvidas la que yo creo que es la tesis definitoria del cientificismo:
.
"Todo problema tiene una solución científica".
.
Ahora te queda:
a) señalar con el dedo a los cientificistas (mostrando por qué lo son),
y
b) demostrar por qué esas creencias son falsas (que lo son).
.
(Menos mal que el positivismo sensato es una posición nada cientificista)

Héctor Meda dijo...

Sí, lo que dice la RAE es lo que bien mentas tú. ¿Ejemplos? haberlos, haylos. El programa consiliente de E.O Wilson es un ejemplo paradigmático. Tampoco me preocupa negar de forma apriorística que todo problema tenga solución científica aunque es un interesante tema a desarrollar por los elementos que habría que precisar: qué es la ciencia, cómo funciona, qué límites (de tenerlos) la configuran...

En realidad, mi propósito era mostrar como ciertos autores a los que no sé como calificarlos (¿escépticos? En puridad no, así que preferí cientificistas por su idílica visión de la ciencia) y que pueblan los libros de divulgación y filosofía científica tienen asumidas ciertas ideas que no son tan trivialmente verdaderas como creen.

No es cuestión de creencias metafísicas sino de cierta concepción de la ciencia de ahí el uso -fraudulento- de la palabra cientificista. De hecho, en este grupo, incluiría a, y ya dando ejemplos, creyentes como Paul Davies o Freman Dyson o ateos como Dawkins o Dennett pero que coinciden en asumir como ciertas e indiscutibles determinadas ideas aquí mentadadas: leyes naturales o legalismo ontológico, metodología científica como actividad sin puntos ciegos, etcétera.

Por cierto, sí ya sé que te consideras positivista sensato pero sigo sin ver por qué. En rigor, eres empirista y no empirista lógico como eran los positivistas ya refutados, a mi juicio, por Popper o por Quine y por tanto ya escuela filosófica superada.

José Luis Ferreira dijo...

Ni a Dawkins ni a Dennett les he leído nada que tenga que ve con tu acusación. Si acaso, lo que hay es

-Confianza en que la ciencia es el mejor sistema para intentar resolver los problemas de conocer el mundo.

-Algún abuso del lenguaje llamando verdades a cosas confiables con un grado de verosimilitud muy alto.

-Llamar de una manera o de otra a cosas que son observacionalmente equivalentes (si una proposición científica está aceptada porque pensamos que coincide estructuralmente con la realidad o sólo porque es útil).

-Sobre la ausencia de puntos ciegos (¿parcelas de la realiadad a la que no podremos acceder?') no les he leído nada. Si acaso será la no renuncia a usar la ciencia en cualquie ámbito de conocimiento.

Héctor Meda dijo...

Pues yo estoy convencido de que si Dawkins o Dennet o similares vinieran a leer este decálogo estarían de acuerdo con aquellas creencias que yo pregunto si, más bien afirmo que, falsas.

Por ejemplo, la polémica con Collins que ha tenido Pinker fue a razón de creer verdadera la 8

El concepto de grúa celestial, inventado por Dennett, plagiado por Dawkins, sólo tiene sentido si se cree la 1.

Etc.

De veras, no me invento nada. Esas creencias están ahí en sus escritos. No sé, dudo que algunas de las creencias que aquí he calificado de falsas también las consideren ellos así pero siempre me puedes citar un texto para quitarme la razón.

Por lo demás, tus puntos los pones como pecados veniales. Para nada el afirmar una cosa u otra, tiene implicaciones y un pensador de trazo fino debe ser claro en esas ideas y no confundirse y confundirnos.

Héctor Meda dijo...

Perdó, quise decir: gancho celestial, no grúa.

En realidad es la dicotomía: grúa terrenal/gancho celestial, la que me parece sólo con sentido si se asume la creencia mentada en el punto 1.

José Luis Ferreira dijo...

Nunca me gusta hablar por los demás, pero creo que lo que dice Dawkins en su polémica con Collins no es de ninguna manera que la ciencia avanza gracias a purezas morales. No creo que haya nadie en el mundo que piense eso. Todos somos impuros moralmente (para cualquie significado sensato de este término).

Más bien viene a decir que es más fácil que la ciencia avance más cuantos menos prejuicios tengamos. Y, como colofón, que mejor si las autoridades a cargo de temas científicos tienen los menos posibles.

Sobre las grúas del cielo y tu primer punto, me es difícil decir nada porque encuentro confuso el punto: "creencia en leyes naturales que aún postulándolas como reales".

Las leyes y teorías son siempre provisionales. En esto todos los científicos están de acuerdo. Que en su casa piensen que esto es reflejo del hecho de que existen leyes "trascendentes" (no sé lo que es eso) o leyes últimas (que podremos o no encontrar) no tiene ninguna relevancia para el quehacer científico. Lo mismo para cualquier otra interpretación de qué es la realidad y por qué somos capaces (aparentemente) de irla comprendiendo.

Cada científico tendrá sus interpretaciones. Eso no lo hace cientificista. Será cientificista el que saque más conclusiones de las que se puede según su modelo y confunda deseos con realidad. El ejemplo de Jesús es un caso extremo.

Será ingenuo el que crea que lo que no puede responder la ciencia lo hará la metafísica, la religión, la filosofía, la sabiduría popular o lo que sea (en cuanto a determinar cómo es la realidad).

Héctor Meda dijo...

NO sé qué dijo Dawkins sobre Collins. Así que nada diré de él. Lo que sí sé es lo que dijo Pinker y, como bien le critiqué, él sí estaba preocupado por la existencia de científicos sin un determiando background metafísico.

Respecto a la naturaleza trascendental de las leyes. No es muy difícil entender a qué se refiere uno, basta entender el trivial significado de trascendental. Para negar su creencia no me vale hacer uso de un -fingido o no- maleentendimiento. En el caso de Dawkins, es claro, y lo dice explícitamente en el libro de Dios (no me hagas buscar la página pero la tengo): para él las leyes son trascendentales, ubicuas, eternas e indestructibles.

De este modo, cuando niega a los creyentes que, v.gr, los milagros, no existen, por ende, una divinidad intervencionista no ha lugar, ya que no se pueden violar las leyes naturales entonces está mostrando ahí, sin quererlo, dos falsas creencias: 1) el carácter real de las leyes naturales, antes mentado; 2) la inexistencia de puntos ciegos en la práxis científica (al respecto de esta metáfora, hay un link aclaratorio en el punto 3)

José Luis Ferreira dijo...

OK, la polémica era con Pinker, pero digo lo mismo.

No es el uso de la palabra trascendental en el primer punto lo que no entiendo (aunque hay que convenir si le estamos dando el mismo significado en ese contexto), sino la vuelta que le das al punto tras la primera frase (lo que viene después de ... que aún... que no sé si está limitando, aclarando o contradiciendo lo anterior). Tal vez si lo reformulas en dos puntos te queda mejor.

Cuando se niegan los milagros (al estilo religioso de superstición o de pseudociencia) se está diciendo que, por todo lo que sabemos, la hipótesis más probable es que tengan alguna otra explicación que no una intervención sobrenatural. Esto no es un apriorismo metafísico de la ciencia, es una consecuencia de la aplicación de la ciencia.

Héctor Meda dijo...

El "aún" del primer párrafo viene a aclarar realmente el origen de nuestro uso de las leyes y a insinuar que, Ockham mediante, ahí deberían quedarse, como mero instrumento cognitivo, el ámbito de alcance de lo que llamamos leyes naturales.


Cito a Dawkins porque creo que ilustrará lo que quiero decir en El espejismo de Dios (Pág.28):Permítame resumir la religión eisnteniana con otra cita de Einstein: "...Sentir que detrás de cualquier cosa pueda experimentarse hay algo que nuestra mente no puede comprender y cuya belleza y sublimidad no llega solo indirectamente como un débil reflejo...eso es religiosidad. En ese sentido soy religioso". En este sentido, yo también religioso, con una reserva: que "no poder comprender" no significa "no poder comprender siempre".
[íncreiblemente Dawkins no se da cuenta que esa reserva rompe, cuando menos, con el tono de lo dicho por Einstein]
Pero prefiero no llamarme religioso a mí mismo porque esto puede inducir a error. Puede despistar destructivamente porque, para la gran mayoría de personas, "religión" implica "sobrenatural".

Carl Sagan lo define bien [¡faltaría más!]:"...si por Dios sólo nos referimos al conjunto de leyes físicas que gobiernan el Universo, claramente[sic] Dios existe. Este Dios es emocionalmente satisfactorio [y esto lo cita Dawkins después de citar a Einstein diciendo lo contrario]...no tiene mucho sentido rezar a la Ley de la Gravedad"


Bien, ese es el tipo de concepción del mundo que yo no comparto y que aquí critico. Si por Dios sólo nos referimos al conjunto de leyes físicas que gobiernan el Universo entonces, en mi opinión, (ese) Dios NO existe.

José Luis Ferreira dijo...

Yo entiendo que la aclaración de Dawkins a la cita de Eintein como que, a priori, no hay que darse por vencido en esto de poder llegar a entender. Tal vez hay algo que no lleguemos a comprender, pero no sabemos lo que es, así que sigamos investigándolo todo. Esa es, desde luego, mi postura. Podíamos preguntarle a Dawkins si es la suya. Yo apuesto a que sí.

Sobre la existencia o no de ese dios, es de perogrullo. Si llamas dios a las leyes del universo. Ese dios existe en la medida que existan esas leyes. Como las leyes son regularidades y como de regularidades tenemos muchos indicios (de la de mi mente, más que indicios, pruebas), aunque no sean las leyes últimas, ese dios así definido no tiene muchos problemas de existencia. Otra cosa es que, como definición de dios, dado el significado de esta idea en la historia de la humanidad, deja mucho que desear.

Estoy de acuedo que sería un dios muy pobre, a la par del dios menguante que rellena huecos en nuestro conocimiento.

Héctor Meda dijo...

Hombre, si el sentimiento de religiosidad de Eisntein surge a razón de la inconmesurabilidad de la realidad. Si precisamente podemos comprenderlo todo pues no ha lugar a ese sentimiento...

Por lo demás, la declaración de Dawkins es impepinable: las leyes naturales existen.

Bien. Esa postura filosófica, insisto, filosófica es la que precisamente critico en este post. A este respecto es muy interesante la polémica medieval entre realistas y nominalistas.

José Luis Ferreira dijo...

Que no sabemos si podemos comprenderlo todo, sólo que, de momento, no apostamos porque alguna cosa en particular sea incomprensible y renunciemos, ¿cuál? Esto último es compatible por pensar que habrá algo incomprensible, pero no sabemos todavía qué cosa. O tal vez sí sabemos una: por qué las leyes últimas son las que son. En ningún caso hay contradicción.

Que hay leyes en la realidad es con lo que contamos todos los mortales en todo nuestro quehacer diario, pensar incluido. Esto es cierto incluso aquellos que piensan posible que no las haya, o que no está demostrado lógicamente que las haya.

Héctor Meda dijo...

No, Ferreira, no, que haya leyes en la realidad no es cierto a pesar de que vivamos como si.

Eso mismo decían los realistas en la disputa medieval que tenían con los nominalistas pues venían a decir que todos vemos perros lo cual hacía del concepto perro un universal ontológico. Por el contrario, para los nominalistas como Ockam, el concepto perro no es más que un modelización verbal, útil para nuestro manejo en el mundo que NO tiene correspondencias ontológicas.

El concepto de perro, como de ley, es un flatus vocis y Dawkins, seguramente en su ignorancia filosófica, va en contra de quienes precisamente le precedieron en algunos de sus aciertos, a saber y grosso modo: el nominalismo metodológico. Pero ese resabio metafísico de considerar un universal a las leyes es un error filosófico.

Y la incromprensibilidad ya está aquí, por nuestra propia praxis indagativa nunca sabremos de dónde surgen las leyes naturales. Dawkins, como otros tantos, cuidado, lo ignora.