lunes, 13 de julio de 2009

Contra la visión Disney de la historia de la ciencia

Es muy difícil evaluar de forma justa la incidencia real de la religión en la historia occidental pues es algo que sobrepasa mi paciencia escritora también mi cultura lectora pero desmontar tópicos para matizar cualquier juicio final cualesquiera que sea su resultado, es el objetivo de esta anotación.

Toda esta queja con aires de argumentación se origina leyendo una anotación de ese repositorio de conocimientos que es el blog de Los Monos también curan en donde se enarbola la enésima complacencia cientista y el duodécimo panfleto clerófobo.

Se nos habla de una historia de buenos y malos en donde los buenos han sido los científicos objetivos y los malos los religiosos dogmáticos y cómo gracias a los primeros hay progreso y conocimiento y como gracias a los segundos habría retroceso y superstición. Más concretamente se nos cita a Peter Atkins diciendo que
Las religiones son completamente ajenas a todo el progreso de la ciencia, porque los científicos estamos buscando explicaciones que tú y yo podamos comprender, que sean accesibles a todo el mundo
Vaya por delante que en general no me siento a gusto con las instituciones religiosas porque son como gosplans metafísicos que tienden a planificar por tanto coartar y podar todo espontáneo desarrollo de la religiosidad, porque tienden a solidificar preceptos sobre un ámbito de conocimiento que por su propia naturaleza protoverbal no se deja aprehender en forma de palabras sino de mitos poéticos, porque son muchas veces coartadas para arribar poderes políticos.

Pero, sinceramente, considero totalmente inexacto negar toda influencia positiva de la religión católica en el devenir de la ciencia cuando gran parte del éxito de ésta, siquiera en sus comienzos, provino de la asunción de ciertos principios heurísticos -que los cientificistas elevan a metafísica- precisamente provenientes de la religión católica siendo el principal el creer en la existencia de una ley natural, por tanto en creer que el mundo tiene un orden cognoscible al contrario de, por ejemplo, las religiones orientales como la taoísta que al incidir en que el mundo no era aprehensible en última instancia resultaron disuasorias para cualquier teorización científica sobre la realidad.

Ha habido otros aspectos que al recoger la ciencia del catolicismo como ciertos han provocado que el desarrollo de la ciencia hasta bien entrado el s.¿XX? haya sido principalmente occidental y estoy hablando del creer que el observador no importa en la percepción de un fenómeno, estoy hablando del creer que la realidad es una, estoy hablando del creer que la realidad es objetiva, estoy hablando del creer que la realidad puede expresarse en términos sencillos y estoy hablando del creer principios típicamente escolásticos que curiosamente la mecánica cuántica ha barrido.

En línea a este pensamiento está el libro El tao de la física que tiene aciertos y errores pero que correctamente incide en el hecho de que nuestra interpretación de la cuántica o mejor dicho, nuestra incapacidad de interpretarla, se debe a nuestras asunciones metafísicas heredadas del -él dice- pensamiento griego, yo corrijo, filosofía escolástica.

De la misma opinión otro gran pensador: Erwin Schrödinger que en su libro Mente y Materia nos recuerda que la ciencia tiene dos principios que él insiste que se establecen y no imponen y que se cifran en que:
1) Se puede comprender la naturaleza y

2) El principio de objetivización (Hipótesis del mundo real). Inciso: Curiosamente Schrödinger también se muestra preocupado de que la -en parte su- mecánica cuántica haya herido de muerte tales principios.

Del primero pasa de puntillas, asumamos que el Tao se puede nombrar; del segundo dice que se cifra en conseguir ser un observador externo al mundo el cuál se convierte por este método en un mundo objetivo, dice también que es una simplificación que se adopta con el objetivo de (pág. 55) dominar el infinitamente intrincado problema de la Naturaleza de forma que esta sólo es una hipótesis pues de lo contrario excluiríamos al sujeto del conocimiento de la naturaleza
Schrödinger, como Capra, también insistirá en señalar el origen de estos principios en la filosofía griega pero para evitar costosas discusiones asumamos que sí, que es verdad mas lo relevante es que estas corrientes filosóficas porque pudieron ser incluidas por y porque fueron promocionados desde la filosofía escolástica, por extensión catolicismo llegaron intactas para que pudieran ser heredadas por los científicos del renacimiento.

Subyacente a estas ideas está el problema de dilucidar el por qué del avance repentino de la ciencia mediado el s.XVII que no se debió a algún tipo de pureza intelectual ausente de los pensadores hasta entonces.

En mi opinión tal avance increíble de la ciencia recién acabada la edad media se debe más que a haber desarrollado una excelente e intersubjetiva metodología científica -esto vendrá a posteriori-, se debe a haber inventado un reloj con segundero.

No, la idea tan original no es mía. Es de Penrose.

Penrose, en alguna parte ya olvidada de su libro La nueva mente del emperador, aventuraba que el asombroso avance, más bien el empiece, de la ciencia moderna en el Renacimiento se debió no a romper con la metafísica de la religión sino a que gracias a los avances en la tecnología de medición del tiempo se pudo verificar observacionalmente ciertas teorizaciones físicas sobre la velocidad que permitieron la corrección de las mismas. Sería a posteriori cuando vendría la asunción de un menor contenido metafísico por tanto inobservable en las teorizaciones científicas o el pulir una metodología científica para hacerla menos personalista y menos autoritaria mas todo eso vendría a razón de haber podido, instrumentos mediante, verificar ciertas proposiciones científicas.

De hecho, hay una corriente de historiadores de la ciencia de nombre desconocida (¡Ay! Mi memoria. ¿Algún erudito caritativo?) que creen que los cambios de paradigma científicos se deben sobre todo a avances tecnológicos que permiten que las observaciones teóricas no crezcan en exceso sin haber sido podadas por observaciones experimentales.

Curiosamente el problema de los físicos actuales están manejando una teoría, la de la supercuerdas, para la que no hay tecnología disponible que permita su verificación así que el cuerpo teórico de la misma se acerca bastante a lo que algunos han calificado incluso de pseudociencia, y respecto a sus proponentes no han faltado científicos como Smolin que ha llegado a tacharlos de sectarios.

Nada más lejos de mi intención el cuestionar la profesionalidad de un sector en absoluto minúsculo de la físicos actuales, antes bien mi deseo es mostrar cómo cualquier teorización anda siempre al borde del colapso de igual modo que una célula orgánica anda siempre cerca del mortal caos siendo una estricta observancia de la empiria lo que permite un salvífico orden equilibrado, no es un determinado background metafísico lo que vivifica cualquier pensamiento así que por lo que se ve la sectarización o babelización, por repetir la terminología de Puente Ojea, más que por la asunción de proposiciones metafísicas, por lo demás inevitables en toda teorización científica (Lakatos dixit), se debe a la incapacidad -bien sea por razones metodológicas, bien sea por razones tecnológicas- de establecer proposiciones falsables siendo lo relevante para esta discusión el hecho histórico de que fue la tecnología, no el rechazo a la religión, lo que provocó, más bien posibilitó, una observancia de la empiria y de regalo el fortuito nacimiento de una ciencia moderna.

Fue posiblemente Carl Sagan con su hagiografía de Hipatía quien comenzó lo que Pseudopodo ha bautizado ingeniosamente historia pop de la ciencia: una maniquea forma de ver la historia que no entiende, que no parece entender que:
Si no estudiamos el pasado “de atrás hacia adelante”, si no razonamos en los términos de la época, no podremos entender nada. Por eso para la “historia progre” el pasado está lleno de fanáticos oscurantistas. Y sólo nuestros precursores destacan como héroes solitarios…aunque a menudo, como Aristarco, no tuvieran razón. Al convertirlos en héroes, es natural presentarlos también como paladines de la civilización en términos más amplios. Y lo que fue una evolución moralmente neutra, en la que unas teorías mejores (según criterios técnicos) fueron paulatinamente desplazando a otras peores, se convierte en la historia del triunfo de los buenos sobre los malos, de la luz sobre las tinieblas.
Debemos evitar lecturas simplistas además de moralistas de la ciencia y es que lo que más me sorprende de gente como Sagan y adláteres es que se les llena la boca con la palabra Ciencia como si fuera algo que trascendiese a las personas y luego resulta que son unos mitómanos de tomo y lomo capaces de elevar a rango de mártir a un científico particular y de profeta de la Verdad al científico en general.

¿Es que no se dan cuenta de que la eficacia de la ciencia proviene, si no exclusivamente, sí principalmente, de acogerse a un método científico de carácter exclusivamente social que asegura la criba de teorías incorrectas?

Es curioso, e indicativo de muchas cosas que no dan para enumerarse aquí, el hecho de que no vean estas personas que el progreso de la ciencia ha sido y es una cuestión más institucional, sólo posible dadas ciertas tecnologías, que de científicos moralmente más puros y sin embargo, insisten en creer supersticiosamente que es una cuestión de buenos y malos.

10 comentarios:

El Perpetrador dijo...

Ha coincidido que haya acabado de publicar un post tangencialmente relacionado con éste, aunque tampoco es raro dado mi actual ritmo estajanovista de volcado.

Por cierto, traigo buenas noticias. La teoría de supercuerdas ya ha servido para algo (no sé muy bien para qué pero los físicos holandeses están entusiasmados).

Sierra dijo...

Acertado post de principio a fin.

Estaba pensando, un asunto tangencial, que el caracter institucional de la religión católica lo que coarta la diversidad teórica propia, también, de las ciencias. Es decir, que se formulen múltiples teorías y sobreviva la mejor. La religión griega resulta tan fascinante precisamente porque, careciendo de cabeza, las versiones de los mitos tuvieron que pasar por una suerte de proceso de selección natural.

Muy buen post, insisto.

Héctor Meda dijo...

El Perpetrador,

Sí, buen post. Es curioso como algunos cientistas creen en unas leyes naturales ubicuas, trascendentales, eternas e indestructibles.

Sierra,

Vaya, es verdad. Siempre había pensado que en occidente tal selección natural nunca se había dado en lo que a religiones se refiere pero acierta cuando menciona a las griegas aunque, si mi incultura no me juega una mala pasada, de haber sido por Platón la poesía de Homero por su trato a los dioses debiera haber sido censurada.

Supongo que si se dio tal selección natural fue por indiferencia política: creo, y creo coincidir con ud., que todo lo que toca la política lo corrompe y qué hubiera sido del catolicismo y por extensión de Occidente sin la imposición obligada del mismo por parte de Teodosio.

Sierra dijo...

Probablemente. Pero como Platón no contaba con ningún respaldo oficial (esto es, empleo de la fuerza) sus puntos de vista sobre los mitos no fueron más que uno más de los "especímenes" en el proceso de selección de mitos. Por lo demás, Aristóteles lo dice claramente, que al comienzo los tragediógrafos trataban el primer mito que les caía en las manos, y que con el tiempo fueron seleccionando los más apropiados, como el de Orestes.

Que la religión griega operara con total independencia de cualquier poder centralizado es lo que explica su profundidad y riqueza. El estudio de la mentalidad griega no tiene fin, porque nunca hubo verdadera mentalidad griega, sino sencillamente grandes mentalidades individuales.

Por otra parte, incluso dejando de lado el caso paradigmático de los griegos, subestima usted la selección natural (cultural, claro) de la religión en occidente. El esplendor del culto mariano, por ejemplo, es un claro ejemplo; o incluso la costumbre del árbol de navidad, claramente herencia celta. Hay verdaderamente infinidad de ejemplos, en cualquier época. Incluso en la edad media encontramos una curiosa selección natural en... Lohengrin, por ejemplo, o la mismísima saga del anillo de los Nibelungos.

Ciertamente creo que la independencia de la cultura, respecto del Estado, en principio permite una mayor riqueza; pero incluso el Estado más interventor de todos no puede eliminar un proceso tan intrínsecamente humano como la evolución cultural.

Por lo demás, con toda la crítica que se pueda hacer, el aporte cristiano y, en particular, católico a nuestra cultura es inmenso.

Hugo dijo...

Reconozco la simplicidad y estrechez de miras de mi post (estamos trabajando en ello) :P

Completamente de acuerdo con el tuyo.

Mañana me atreveré con el cientifismo, a ver qué tal me sale :D

Un saludo.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Héctor:
la teoría de las supercuerdas no tiene éxito experimental, no porque no haya tecnología adecuada, sino porque NO HACE NINGUNA PREDICCIÓN: es decir, la teoría simplemente DESCRIBE un trillón de modelos POSIBLES, y no da ninguna pista para saber cuál es el verdadero.
.
Y sobre lo de "entender"... pienso que es un mero gustirrinín intelectual que añadimos al éxito científico, pero el VERDADERO valor científico de una teoría es QUE NOS PERMITA HACER PREDICCIONES INSOSPECHADAS; si además te sientes confortable mentalmente al estudiarla, mejor para ti, pero la realidad no tiene por qué estar hecha pensando en lo que a tu mente le da gusto. Así que, bien puede pasar que la realidad sea "incomprensible". Por mí, mientras podamos predecirla, da igual.

Héctor Meda dijo...

Sierra,

Gracias por las aclaraciones con las que, por cierto, estoy de acuerdo.

Hugo,

En temas históricos es difícil no simplificar por eso me he cuidado escribiendo el primer párrafo, un cuidado que, en honor a la verdad, también has tenido tú la decencia de enmarcar en tu anotación. No hay, pues, ánimo polemista en este post, ni mucho menos ganas de tirar a nadie las orejas si acaso a los voceros de siempre como Puente Ojea que no acaban de entender lo dicho en el último comentario de Sierra:
Por lo demás, con toda la crítica que se pueda hacer, el aporte cristiano y, en particular, católico a nuestra cultura es inmenso..

¡Hey! A ver qué dices del cientismo...

Jesús,

Bueno Jesús pero el hecho de que no puedan detectarse las supercuerdas hace de la teoría un pensamiento excesivamente especulativo para los cánones de la ciencia física. En libros de los años noventa que he leído sobre el tema los proponentes de dicha teoría como Michio Kaku tenían la esperanza de que un acelarador de partículas enorme que se iba a hacer en Usa encontrara rastos de esas partículas fundamentales. No recuerdo cuando, tal vez principios de este siglo, pero sí que recuerdo que la construcción de dicho acelerador se suspendió por falta de fondos. El actual de la CERN es más pequeño, no sé si servirá.

Respecto a tu último párrafo si te refieres a la cognoscibilidad del universo entonces diré que la posición que tú defiendes es un refinamiento típico de una epistemología ya mayor de edad pero que no era del tipo de pensamientos que movieron no ya los científicos del renacimiento sino al propio Einstein:Estamos en la posición de un niño que entra en una biblioteca llena con libros en muchos lenguajes diferentes. El niño sabe que en esos libros debe haber algo escrito, pero no sabe qué. Sospecha levemente que hay un orden misterioso en el ordenamiento de esos libros, pero no sabe cuál es. Me parece que esa debería ser la actitud de incluso los seres humanos más inteligentes hacia Dios. Vemos el universo maravillosamente ordenado y obedecemos ciertas leyes, pero sólo entendemos levemente estas leyes.

Me hace gracia, por cierto, los científicos/biógrafos que quieren hacer desentender a Einstein de una religiosidad teísta haciendo hincapié en el carácer estrictamente metáforico de sus referencias al Viejo, pues pocos científicos habrá habido en la historia más borrachos de prejuicios metafísicos y como ejemplo sólo hay que ver sus aprioristas posiciones en la controversia sobre la mecáncia cuántica

José Luis Ferreira dijo...

Estoy totalmente de acuerdo en no encuadrar a los distintos colectivos que en la historia han sido entre buenos y malos. De todo hay en cada familia, en algunas más que en otras.

Tengo un colega pelín religioso que sostiene que, contando bien, la religión católica, o cristiana en general, no ha matado a tanta gente. Unos miles de herejes por aquí y muy poquitos científicos por allá. En las guerras, la religión era un pretexto cualquiera para la conquista.

Tiendo a pensar que eso es cierto, pero no acaba de decirlo todo acerca del estado de temor que ello podía infundir en la población o en parte de ella (ETA ha matado a muchos menos y eso no la hace mejor que otras causas de mortandad).

Hay tres épocas en la historia occidental en que ha florecido la ciencia y el pensamiento libre. Sucedió en la Grecia antigua, en el Renacimiento y en la Ilustración. Los tres casos se caracterizan por un claro descenso en la influencia de la religión. Compárese con la Edad Media, la Contrarreforma o el Absolutismo.

El cristianismo ciertamente puso un orden en el pensamiento para hacer aparecer la realidad como comprensible. La realidad está creada por dios, que es razón, y solo nos queda expresar a nuestra manera lo que ya está revelado. Mientras esto sea así, no hay problema. Cuando no es así, los hay, y muchos.

Hipatia pudo ser desollada por involucrarse en las luchas de poder entre obispos y Servet llevado a la hoguera por hereje. Galileo pudo ser arrestado por desobediente.

En ninguno de los tres casos era ajena su condición de científicos, cuya práctica (mejor o peor hechos según el caso, pero esto es irrelevante) les condujo a cada uno a sacar sus conclusiones acerca del mundo. Esta libertad de pensar es lo que ha reprimido siempre la religión católica. Sólo la tenían los que pasaban sus filtros y siempre para estar de acuerdo con los libros sagrados y con la opinión de los jefes.

Dudo mucho que las causas del florecer científico europeo fueran el tener una metafísica particular en la religión dominante.

En su momento los chinos, los indios y los árabes tuvieron sus épocas doradas con otras metafísicas. La razón de por qué Grecia y no Mesopotamia, por qué China y no los bantúes, por qué Italia y no los mayas,... hay que buscarla en otro tipo de razones.

Competencia y comunicación entre estados medianos, posibilidad de irte a donde el vecino si tu país no te comprende o te persigue,... Únase esto a los famosos gérmenes, acero y cañones y tenemos el porqué pasaron las cosas en Europa y no en otra parte. No solo la ciencia, sino también las ideas políticas, los imperios, las guerras,...

Héctor Meda dijo...

Dudo mucho que las causas del florecer científico europeo fueran el tener una metafísica particular en la religión dominante.

Los científicos desde "La naturaleza está escrita en lenguaje matemáticoa" de Galileo hasta el "Lo más incompresible del universo es que sea compresible" de Einstein han blandido principios metafísicos típicamente escolásticos de marcado contraste con los orientales que junto a los principios mentados por Schrödinger han contribuido a una gradual construcción de la metología científica por lo que el pensar de Atkins, en este post citado, que afirmaba ufano que Las religiones son completamente ajenas a todo el progreso de la ciencia; es asombrosamente falso.

Ahora bien, la razón primordial de que la ciencia renaciera no ha sido el tener una metafísica particular sino el reloj con segundero.

Otro item tangencialmente mentado pero interesante de discutir es el monopolio político que ha buscado siempre la Iglesia como toda aquella institución planificada y como más por cuestiones políticas que metafísicas se ha buscado censurar todo idea heterodoxa pero esto es común a incluso instituciones tan irreligiosas como las que había en la rusia soviética que no tuvo reparo en hacer, por ejemplo, una genética sui generis.

Por cierto en el caso de Hipatía, fíjate en el link que pongo, no hubo colisión religión-ciencia sino religión-religión o mejor dicho, secta-secta

José Luis Ferreira dijo...

Héctor:

Creo exagerado llamar metafísica a algunas hipótesis para hacer ciencia, pero supongo que es cuestión de definir las cosas. Como creo exagerado dar una única causa (reloj con segundero o lo que sea, ni a Galileo ni a Newton les hizo mucha falta y se las ingeniaron con otros artilugios).

Se trataba de saber si la metafísica de la religión cristiana (no la de Galileo o Einstein) propició la ciencia. He reconocido que tal vez un poco, mientras no molestara. Aunque no lo veo claro por los ejemplos extraeuropeos que también tuvieron un buen comienzo.