Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, de las que pueda imaginar tu filosofía -Hamlet
El universo no es solo más de lo que imaginamos, es más misterioso de lo que podemos imaginar -J.B.S Haldane
El naturalista, (...), acepta todo aquello que pueda ser detectable, e incluso puede aceptar entidades indetectables, si su existencia se sigue inevitablemente de las teorías que necesitamos para dar cuenta de lo que los experimentos nos dicen. Por cierto, que "aceptar" lo uso, claro está, no en el sentido de aquiescencia sumisa, sino con la provisionalidad propia de la ciencia, siempre abierta a la crítica
Esto es así porque en la evolución quienes evolucionan son los llamados sistemas adaptativos complejos que, según Murray Gell-Mann,
adquieren información acerca tanto de su entorno como de la interacción entre el propio sistema y dicho entorno, identificando regularidades, condensándolas en una especie de esquema o modelo y actuando en el mundo real sobre la base de dicho esquema. En cada caso hay diversos esquemas en competencia y los resultados de la acción en el mundo real influyen de modo retroactivo en dicha competencia.
De este modo, el lenguaje está influido por cierta física sui generis interiorizada y eso explica el por qué en nuestras frases tendemos a describir la realidad en términos de movimientos, lugares y proyectiles. Como Pinker ha señalado, nuestro mentalés (el lenguaje del pensamiento) y nuestro lenguaje (que se construye sobre aquel) están diseñados de tal forma que se adapten a nuestro entorno macroscópico.
Si nuestro cerebro ha resultado ser un éxito evolutivo ha sido a resueltas de haberse convertido en un excelente detector de patrones y por tanto haberse especializado en identificar regularidades de un modo que entendemos como naturalista.
Sin embargo, esta configuración naturalista de nuestra mente está enfocada y especializada en identificar regularidades respecto al medio donde nos movemos pero no está encaminada a entender regularidades de otros entornos donde las leyes necesitadas para describir los fenómenos que allí se dan deban ser cualitativamente diferentes. Dicho de otro modo, es posible que existan fenómenos que por su irregularidad, o mejor dicho, por tener una regularidad distinta o inalcanzable a nuestros esquemas cognitivos innatamente incorporados nos resulten incomprensibles.
Más concretamente. Si nuestra cognición, tal y como sostiene la teoría computacional de la mente, se puede concebir como un sistema de procesamiento de la información estructuralmente idéntico a una máquina de Turing (o computadora digital) entonces todos aquellos fenómenos que no fueran computables -hasta ahora la ciencia no ha encontrado ningún fenómeno físico que cumpla tal condición- resultarían invisibles al ojo de la mente.
En tal caso tal vez podríamos hablar de la existencia de fenómenos sobrenaturales. No me refiero a milagros materializados por duendes y hadas sino a que ciertos axiomas irremisiblemente incorporados a nuestra cognición como el principio de identidad o de causalidad sí pueden ser sistemáticamente violados en otros entornos como el microscópico y de hecho, la mecánica cuántica da cuenta de numerosos hechos paradójicos que contradicen nuestras intuiciones naturales.
Cirac, sin ir más lejos, da en esta entrevista ejemplos de ello
Si uno coge un solo átomo con un solo electrón, y lo tira o lo bombardea a un blanco parece que ese átomo o ese electrón haya pasado por dos lugares a la vez. La vida de ese átomo se desdobla y es como si viviese en dos universos paralelos en los que en uno pasa por un sitio y en otro pasa por el otro. Y el hecho es que no hay forma de describir estos fenómenos a menos que le haya pasado esto tan extraordinario al átomo. Es un ejemplo
Las matemáticas asociadas a la mecánica cuántica demuestran que cuanto mayor es la barrera de energía, menor es la probabilidad de que esta contabilidad microscópica [metáfora que usa para describir el singular comportamiento de las partículas en el llamado efecto túnel] tan creativa pueda llevarse a cabo.(...)A medida que los objetos que estudiamos se vuelven más y más complicados, porque están compuestos por cada vez más partículas, este efecto túnel puede seguir produciéndose, pero se vuelve muy improbable ya que todas y cada una de las partículas tienen que tener la suerte de poder abrirse camino juntas
Tales fenómenos serían como familiares lejanos con los que nuestro corazón no se molesta en sentir afecto o mejor, podríamos decir que nuestra cognición sería como un ojo acostumbrado a una determinada iluminación que no es capaz de percibir, porque resultaría trivial, un fugaz incremento espontáneo de luminosidad.
¿Habrá, según vamos avanzando en nuestro conocimiento de la realidad, mayor número de fenómenos sobrenaturales? A decir verdad, concedo que sería pura retórica demagógica afirmar que todo fenómeno contraintuitivo pero asequible para la empresa científica es sobrenatural puesto que en la medida en que es describible de algún modo, aunque sea estadístico, y se pueda, por tanto, hacer ciencia de ello -etiquetarlo, encontrarle regularidades, anexionarlo con otros fenómenos -, se podrá considerar como un fenómeno natural aunque de difícil entendimiento fuera del amparo de las matemáticas.
No obstante, no debemos olvidar que podemos avanzar en el conocimiento de lo microscópico y en definitiva, encontrar regularidades a tales fenómenos gracias a las herramientas matemáticas, las cuáles, al combinarlas con
las operaciones internas de un órgano biológico experto en extraer patrones del ruido sensorial (...) nos posibilitan realizar acciones, que en principio estaban fuera del alcance humano, pero que por la vía de fragmentarlas en pequeñas -y, ahora sí, realizables- microoperaciones y ejecutarlas secuencialmente se logra alcanzar los objetivos previamente inaccesibles.
Porque si es lo primero entonces es hipotéticamente posible que llegue un momento en el que, digamos, el capital intelectual de las matemáticas se agote y ser naturalista o materialista seguirá siendo la única opción humanamente posible de hacer ciencia, sí, pero nos pareceremos al borracho que busca sus llaves bajo una farola y no porque no sepa que no las ha perdido por allí sino porque ese es el único lugar en donde hay luz.