(Escenario: Un domingo a la tarde en una terraza. Dos amigos: Horacio y Martin.)Martin:
(Está leyendo el periódico y de repente levanta la vista asombrado): ¡Increíble, tío! Escucha lo que dice el periódico: Unos científicos van a estudiar mediante técnicas biométricas a Cristiano Ronaldo para averiguar cómo lanza las faltas.
Horacio: Por lo visto, Ronaldo es bueno tirando faltas, ¿no?
Martin: ¡Joder! Macho, ¿en qué puto mundo vives? El pavo es el puto amo. Sin más. Lo que yo no sé es si los cientis serán capaces de averiguar algún día cómo se tira faltas como dios manda
Horacio: Bueno, para un cientificista como tú, el hecho es que sólo la ciencia puede averiguarlo, mejor dicho, sólo la ciencia puede averiguar algo. De hecho, es bastante extraño que a los futbolistas novatos en los entrenamientos se les enseñe a tirar faltas sin impartirles ciencia alguna. De hecho, es bastante extraño, mejor dicho, es totalmente cuestionable el afirmar que Ronaldo sepa tirar faltas habida cuenta que dicho saber no lo ha adquirido ciencia mediante.
Martin: No te me pongas pedante, macho. Por supuesto que la ciencia es el único medio de acceder a lo real, ¿o es que acaso crees que el conocimiento sobre tirar faltas es sobrenatural?
Horacio: Pero ahora estamos cambiando nuestro discurso al uso. De pregonar que todo conocimiento necesita de la certificación de la ciencia con mayúsculas, concedemos más humildemente que existen prácticas para cuya ganancia no se necesita del concurso de la ciencia, es decir, de otorgar un monopolio epistemológico a la ciencia pasamos ahora a afirmar que la ciencia simplemente establece lo que es real.
Martin: Lo que yo digo, liante, es que en cualquier saber tá-ci-to, como tirar faltas o subir escaleras, no necesitamos tirar de un puto manual científico así que okey, de acuerdo, minipunto para Martin porque no todos nuestros conocimientos vienen de un laboratorio pero todas esas sabidurías no tienen nada de mís-ti-co. Idealmente todas esas sabidurías no son más que procesos mecánicos perfectamente entendibles por la ciencia. ¡Joder! No olvidemos que las procesa todo un pelotón de neuronas de lo más mecánicas y naturales las muy simples.
Horacio: ¡¿Idealmente?! ¡Oh, qué fácil se revela tu filosofía como lo que es: otra mistificación idealista!
Martin: Venga tío, ¿estás a discutir o hacer retórica? Y no hagas esos gestos ¡joder!, que la pava de a las doce, la que te he dicho antes, nos estaba mirando y macho, como nos oiga, quedamos como frikis.
Horacio: Siempre preocupado de lo que dirán los demás. En fin, sigo. El problema que yo veo es que admites que no todo conocimiento es científicamente aprehensible claro que en la práctica porque que la ciencia sí puede, empero, describir o señalar o traer a la mano los fundamentos de lo real, mostrando así que todo fenómeno hace uso y sólo uso de aquellas entidades descritas por y, de comportamiento clasificado gracias a, la ciencia. Mas para adjudicar a la ciencia lograr tamaño logro metafísico, ni más ni menos que la capacidad de ver la verdad con mayúsculas, mejor dicho, las entidades realmente existentes, objetivamente existentes, necesitas mantener una concepción representacionista del lenguaje y es por ello que acabas asumiendo que éste instrumento nos trae a la mano entidades enteramente reales empero
los nuevos aires llegados a la neurofilosofía contemporánea, que niegan la existencia de representaciones por cuanto instituirían un
teatro cartesiano en nuestra cabeza, lo que nos instan es a fijar que toda nuestra cognición, por ende descendientes suyos tal que el lenguaje, son sólo instrumentos útiles para nuestro manejo por el mundo pero no para su comprensión de forma que lo que el lenguaje posibilita, mejor dicho, lo que el lenguaje resulta ser es un instrumento coordinador de conductas entre seres y por cierto, seres de igual constitución estructural y no, ni que decir tiene, que no es, no podría ser, un oteador de de entidades el
lenguajear.
Martin: ¡Qué posmoderno eres! Vamos a ver si te entiendo, ¡¿para ti no existen los átomos y las moléculas, las galaxias y los planetas, tu cuerpo o el la de una hormiga, la vecina del quinto?! Mira, chaval, si yo leo un manual de bioquímica lo que tengo es que
al mirar la imagen de la célula me cuesta pensar que exista algo de mentira aquí, algo de conocimiento relativo o de escepticismo... ¿Es que acaso la célula vegetal no tiene las partes que aquí se mencionan? ¿Es que los procesos químicos de los que aquí se hablan no ocurren realmente? Podría darse que algunas cosas estuvieran equivocadas pero no la mayoría: las proteínas se sintetizan en los ribosomas, esto es algo extremadamente difícil de negar.Horacio: Sí y no. Me explico y es que la respuesta no es sencilla y no se deja aprehender es simples categorías binarias.
Martin: Vamos que me vas a soltar una chapa....no pongas esa cara que estoy de coña pero eso sí tío, no hables alto que es salir contigo a tomar algo y todo el puto mundo nos mira como si fuéramos unos vampiros góticos de funeral. Un poco de alegría, macho, y si ves que no te llega bebe entonces un poco más de cerveza que llevas toda la jodida tarde con la misma jarra, capullo.
Horacio: Sabes de
la paradoja de Teseo, ¿verdad?
Martin: Sí, macho, sí, me la has contado tantas veces...
Horacio: Pues bien, el asunto es el mismo. Nadie debiera dudar de que el barco existe, en un sentido pero por otro el certificar que este trozo real, el que se encuentra ante mis ojos ¡es! ...
Martin: ¡No grites macho!
Horacio: (
casi susurrando)...es el barco de Teseo, implica prorrumpir en un error categorial, voy más lejos, en un error metafísico que es el que confunde lenguaje con realidad, mapa con territorio, de forma que negar a la ciencia, a cualquier empresa humana de hecho, capacidad de capturar entidades reales no afirmamos que la realidad no esté ahí a disposición de, y para interacción con todos sino que si desmenuzásemos el lenguaje con el que nos coordinamos se verá entonces que es ahí donde no está la realidad como no está el barco de Teseo más allá del mundo virtual de los hablantes y eso aunque haya un barco ante nosotros y eso aunque sea el de Teseo y no el de fulanito.
Martin: Si lo que quieres decir es que no hay forma de asegurarnos que nuestras percepciones sean reales...
Horacio: No, siempre lo mismo. No estoy conjurando
al geniecillo malvado de Descartes. Mi crítica es más sutil aunque duela reconocerlo. No es que dude de la veracidad de nuestra percepción objetual es que niego a nuestro cerebro y bueno, no hablemos entonces de nuestro lenguaje, le niego, repito, la capacidad de percibir objetos porque nuestra cognición
no funciona así sino que recrea lo real de una forma tal que dicha recreación está adaptada a lo real y de una forma tal que dicha recreación es recreable por las personas de igual constitución. Lo expresó aforísticamente
Wittgenstein: Si el león pudiera hablar, no le entenderíamos. Amén.
Martin: Pero esa, como tú mismo señalas, a-dap-ta-ci-ón implica una similitud estructural sea parcial, semiparcial, total o lo que jodidamente sea
Horacio: No, no, no y no. Para afirmar tal cosa, para afirmar que todo encaje entre nuestra cognición y lo real fuera porque compartamos algo, lo que sea,
necesitaríamos tener una tercera perspectiva que, por definición, nos es inalcanzable. En suma, no existe tal cosa como las entidades reales dichas por un
juego de lenguaje como la ciencia sino diferentes prácticas lingüísticas que, independientemente de lo que postulen como existentes, serán verdaderas en tanto que efectivas para los jugadores que las practiquen y por cierto, el hecho de que la práctica cognitiva que maneja Ronaldo con las faltas no sea traducible al lenguaje de la física insiste en el hecho, ya mostrado por
otros juegos, de que no todo lo real es lo que el físico dice o alcanza a decir o dicho de otro modo, no todo lo real es expresable en términos ya no físicos sino verbales, o más precisamente, que
no existe lengua omniefable por lo que no es posible
el deseado cierre de la física.
Martin: ¡Buff! (
murmurando para sí) Qué cazada le vuelto a hacer a la tía...(
A Horacio) Esto...perdona, otro día seguimos con la discusión que me voy donde la pava de a las doce porque me parece que por lo visto tengo muchas posis con ella. De todas formas, te aviso de que estás cometiendo graves falacias pero bueno, ya seguiremos.
(
Se cierra el telón mientras Horacio suspira irritado y se termina de beber la cerveza en soledad)