martes, 27 de abril de 2010

Pequeño elogio al Maestro de maestros

El otro día, viendo una de las mejores series de TV que ha habido nunca: Monk, escuché de boca de uno de los protagonistas recién enviudado exponer su deprimente estado de ánimo con la siguiente salmodia:
Abominable seno, vientre de muerte, repleto del más exquisito bocado de la tierra
Y si mal no recuerdo así acababa la cita. Al instante pensé, por su poético tono, por la plasticidad de las imágenes, por el ritmo alcanzado; que Shakespeare era el mejor candidato para otorgarle la autoría de la frase. La naturaleza apocalíptica de las metáforas, henchidas de un dolor vengativo, me instaron ir más lejos y apuntar a Macbeth.

Lo consulté en internet. Para mi humillación, para mi tristeza, me había equivocado, me había precipitado. La frase, que citada en su totalidad todavía gana más en esplendor estético, era ésta:
¡Oh! Tú, abominable seno, vientre de muerte, repleto del más exquisito bocado de la tierra, de este modo haré que se abran tus pútridas quijadas; (Desencajando la puerta del monumento [funerario]) y te sobrellenaré a la fuerza de más alimento.
¿Qué quiere expresar quien pronunció esas frases? Aprovechándose de un metáfora animista("vientre de muerte"), el autor que creó tan magnífica expresión, fue capaz de plasmar en el personaje que la pronunciaba, una furia deicida, ya demente, que, al no adherirse a una religión al uso, no hace sino redundar en el carácter eminentemente instintivo, atávico, huérfano de todo intelectualismo sedante, en breve, desnudo, con el que el personaje se enfrenta al dolor.

Pero no bastando con eso, en la segunda parte de la cita, y distanciándose entonces de lo que podría ser Macbeth -pensemos en el magnífico monólogo que pronunciará, luego de enterarse que había enviudado-, se percibe una modulación del furor criminal hacia una mayor lucidez, con su consiguiente sensación de impotencia, que tendrá su culminación plástica en una cima de cariz finalmente suicida("pienso sobrellenarte a fuerza de alimento"), reverso tenebroso pero lúcidamente consecuente de la primera y romántica sobrevaloración ("el más exquisito...") del ser perdido.

Esa frase sólo la podría haber firmado Romeo. Estas pocas líneas nos han bastado para sentir ya su pasado aliento romántico, su futura fantasmal presencia, en suma, su rúbrica, que apenas ocupa unos caracteres pero que se escribirá indeleble en nuestra memoria.

Ese es el don shakesperiano pero no acaba aquí.

Leyendo otra vez la frase y contemplando separadamente sus elementos constructores vemos entonces imaginería apocalíptica, hipersensibilidad, animismo religioso, desahogo suicida; ingredientes todos ellos de la futura tragedia que se está cocinando pero también -suprema ironía- rutas mentales por las que gracias a las mismas Romeo había sido capaz de haber vivido tan intensamente, tan felizmente, lo que para otros puede llegar a convertirse con el peso de los años en apenas una trivial experiencia más. Y este punto es vital porque el que los patrones cognitivos de Romeo -como los de cualquier personaje shakesperiano, dicho sea de paso- no generen exclusivamente juegos de suma negativa, no generen exclusivamente círculos viciosos, es lo que hace que todo Shakespeare, que todos los personajes shakesperianos, tengan una estructura cognitiva de paradójica geometría, de imposible figuración, difícil moralismo, obligada rumia.

Bien es cierto que en esta obra, nuestro genio, aún treintañero, para hacer salir todo el jugo a la cognición del protagonista, bien desde del lado positivo, bien desde el negativo; necesitará exprimir la trama de la obra de una forma menos elegante de lo que será normal en él en sucesivas obras.

Da igual, lo relevante aquí, en estos momentos, es ver cómo, en apenas dos líneas, en apenas un par de líneas, el maestro condensa con sobrenatural plasticidad todo el futuro de su personaje que, ahora lo vemos con claridad, de algún modo, de alguna manera, como si fuera una semilla presta a encontrar su adecuada climatología, está ya presente en la percepción que el personaje extrae de lo real, de lo acontecido, de lo vivido, esto es, en la manera en que se enfrenta a lo habido mediante el pensamiento, el diálogo consigo mismo, el lenguaje.

A mi juicio, por esto Shakespeare fue un genio literario sin igual, no porque o no porque sólo, fuera un explorador de la psique humana, así, a secas, sino porque lejos de ser un mero periodista del reino del espíritu, emprendió una empresa de profundidad sin parangón, yendo más lejos que el resto en conseguir hacernos ver cómo, detrás de cada aprehensión del mundo, detrás de cada estar en el mundo, se esconde un patrón cognitivo que es el que criba, acomoda, selecciona, en suma, re-crea dicha estancia, dicha asimilación y lo hará en los términos en que sólo ese molde es capaz de lograr hacerlo encajar en nuestra cabeza.

Aún más lejos, el cisne de Avon nos revelará también que es a través de dicho molde cognitivo desde donde nacerán nuestras futuras tragedias domésticas, revelándonos cómo estamos establecidos en una vecindad con la infelicidad mayor de la que alcanzamos a ver, tal que el genotipo de cualquier especie, el cual, sólo necesita de apenas unas pequeñas perturbaciones ecológicas para revelarse su fatal cercanía con la extinción.

viernes, 23 de abril de 2010

Razones para celebrar este día

Cuenta una leyenda urbana, de intenciones tal vez geoestratégicas, que aún siendo internet una descentralizada red de continua construcción; tiene en USA una peligrosa presencia mayoritaria de servidores y, sobre apenas una media docena de ellos, un tránsito cualitativamente superior al resto de los nodos que entretejen el mayor logro tecnológico –me atrevo a decir- que ha logrado la humanidad.

Análogamente y siendo también la cultura una red, una red que nos salva de caer en la barbarie, y siendo también entretejida sin autoridades de por medio, sin dirección, sin gestión centralizada; serán también unas apenas media docena -o quizás más- de personalidades aquellas que registrarán un especial tráfico, esto es, referencias, estudios o citas, cuando actividades culturales entablamos.

La personalidad que nos ocupa hoy, incluso está por encima de todas ellas según estos parámetros. En consecuencia, está por detrás de toda cultura, por debajo de todo el inglés, por delante de todo escritor novel porque es el escritor de quien más representaciones teatrales, más obras musicales, más películas, más estudios, más consultas y más visitas se hicieron y se hacen y que, en analogía a la hipótesis de los seis grados de separación ("Cualquiera en la Tierra puede estar conectado a cualquier otra persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediario"), parece encontrarse, en última instancia, detrás de toda actividad cultural, artística, creativa, en breve: genuinamente humana.

Definitivamente hablamos de lo más parecido a un demiurgo cultural, de quien otro día quisiera explicar el por qué de su ubicuidad pero que hoy, a razón del casi tetracentenario de su muerte, simplemente quisiera registrar mi admiración y celebrar con sincera alegría su nacimiento.

martes, 20 de abril de 2010

La pluma es más poderosa que la espada

En El amuleto de bronce, una novela histórica de José Luis Corral, en la página 290; leo esta verosímil escena desarrollada en cierto lugar del orbe durante la edad media:
Cuando le entregaron el anillo a Temujin, éste lo obervó minuciosamente y ordenó que condujeran a su presencia a su dueño.

-¿Es tuyo este anillo? -le preguntó

-No, lo es de mi señor Tayang.

-Tu antiguo amo ha muerto. Todo lo que poseía, tierras de pastos, ganados, yurtas, este anillo, ¡todo! es ahora mío. ¿Cuál es tu nombre?

-Me llamo Tatatonga.

-Tú no eres naimán -supuso Temujin.

-No, soy uigur.

-¡Ah!, eres uno de esos seres de las regiones del sur; de esos países donde los hombres viven en las aglomeraciones de yurtas de piedra que llaman ciudades.

-Sí, nací en una ciudad, pero he vivido entre nómadas.

-Dime, ¿para qué sirve este anillo? He visto que tiene extraños signos.

-Es un sello -respondió Tatatonga.

-¿Y qué es un sello? -inquirió Temujin.

-Un sello sirve para poner en un documento la señal de su dueño. Con este anillo Tayang marcaba los documentos y los autentificaba. Cuando mi antiguo señor lo quería, enviaba un emisario suyo a recoger un tributo, su mensajero portaba un documento con la huella de este sello.

-¿Tú sabes interpretar lo que dicen esos libros?

-En mi idioma, sí.

Temujin, pese a no saber ni leer ni escribir, enseguida se dio cuenta de las posibilidades que la escritura ofrecía.

-Tú, Tatatonga, serás desde ahora el guardian de mi sello y enseñarás a leer y a escribir a mi pueblo.

-Eso no es posible.

-¿Por qué?

-Porque vuestro idioma no tiene escritura, no tiene letras. No existen unos caracteres gráficos con los que se pueda transcribir las palabras.

-Tu idioma nativo es el uigur, ¿con qué letras escribís los uigures?

-Lo hacemos con unos signos que se crearon hace muchos años. Cada sonido que emana de nuestra boca se representa con un signo y varios juntos forman las palabras.

-En ese caso, haz que nuestros sonidos se escriban con vuestras letras. Puesto que nosotros no disponemos de esos signos, usaremos los vuestros. Escribiremos con las letras uigures.

-Eso es muy difícil, mi señor, es preciso hacer muchas adaptaciones, ajustar palabras, revisar...

-He dicho que lo hagas. Tómate tiempo pero hazlo. Si necesitas ayuda, pídela. Te he nombrado guardian de mi sello, eso te confiere un lugar en mi corte. Tendrás una yurta, sirvientes y ganado. Ahora retírate, te espera un intenso trabajo. Mi hermano adoptivo Sigui Jutuju será el primero en aprender; siempre ha demostrado una gran capacidad para la observación y dispone de una memoria sin igual.

Tatatonga salió de la tienda convertido en el primer funcionario de una recien creada cancillería. Se acaba de sentar los cimientos de lo que sería una sencilla pero eficaz burocracia.

Sin que él lo supiera, en ese mismo momento, gracias a Temujin [recien convertido en el gran jefe, porque unificador de todas las tribus de su pueblo y en consecuencia recién nombrado Gengis Kan, es decir, señor de todos los océanos], los mongoles acababan de dejar de ser una tribu para transformarse en un Estado.

sábado, 10 de abril de 2010

Que la paz sea contigo, artista

Al empezar la Liga pensábamos que íbamos a asistir a un codo a codo entre Messi y Cristiano [Ronaldo] por el trono mundial. Llegados a la primavera, casi puede darse por hecho que Messi ha ganado el pulso. Más menudo, con menos físico, con menos pegada, con sólo una pierna... En principio parece no tener tantas cosas como Cristiano, de físico exultante, potencia de remate, tiro libre, cabeceo, carrera de caballo inglés, ambidextro. Messi destaca por la habilidad del regate corto, su velocidad para salir y por su fantástica visión de juego. Tiene el mapa del ataque en la cabeza. Es mucho, pero, ¿como para distanciarse tanto de Cristiano?

Es que goza de una ventaja decisiva: la paz de espíritu. Vive tranquilo, juega tranquilo, disfruta como en el colegio, según se ha dicho estos días. No le enfada que le peguen, no hace alardes humillantes. No juega para ser el número uno, sino para divertirse.(...)Es un niño que disfruta con sus amigos y una pelota.

Cristiano tiene la obsesión de ser número uno. Quienes andan cerca de él dicen que eso le favorece, que le hace más perfeccionista. Puede ser. Pero también se refleja en una ansiedad negativa en determinados partidos, mayor en los altos compromisos, finales de Europa, Mundial, Eurocopa... Ese deseo de reconocimiento le acompaña como un guardián que le impide jugar con la naturalidad y la soltura que de verdad le harían ser el mejor. Elegido como redentor de un Madrid abrumado por el Barça el efecto se acentúa. Cristiano debe alcanzar la paz de espíritu de Messi para poderle ganar, pero, ¿cómo se hace eso?

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George Orwell recuerda en una conferencia emi-tida por la BBC en diciembre de 1940, y publicada en el Listener el 19 de diciembre del mismo año, que, en medio de la idolatría generalizada a Shakespeare, Tolstoi se preguntaba en un virulento ensayo, hacia el final de su vida, “cómo era posible que ese dramaturgo malo, estúpido e inmoral sea universalmente admirado…y lo atribuye a las maquinaciones de ciertos críticos alemanes de principios del siglo XIX que, según él, inventaron la perversa mentira de que Shakespeare es un buen escritor y que, posteriormente, nadie tuvo el valor de contradecirles.

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Tras (...) dedicarse con tremendo éxito a la literatura, Tolstói sufrió una "terrible crisis existencial y espiritual que lo sume en una profunda depresión, y que lo lleva al borde del suicidio", recuerda Joaquín Fernández-Valdés, traductor de "El reino de Dios está en vosotros". "Siente un abismo y necesita encontrar un sentido a la vida. Busca frenéticamente respuestas en la ciencia y en la filosofía primero, y en la Iglesia ortodoxa después. Muy decepcionado por lo que halla en todas ellas, investiga entonces en la fuente original del cristianismo: las sagradas escrituras", apunta Fernández-Valdés.

Ahí surgió el chispazo en la cabeza del escritor. El autor de La muerte de Iván Ilich concluyó que las enseñanzas pacifistas que Cristo impartió en el Sermón de la Montaña fueron traicionadas por la Iglesia. Preso de ira, abandonó progresivamente la ficción y se centró en la publicación de panfletos de agitación político-religiosa.

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jueves, 8 de abril de 2010

Poniendo los puntos sobre las (íes) políticas

Entreleo por ahí que, a tenor de los últimos casos de corrupción en la derecha española, un votante de la misma debiera replantearse su voto a aquella.

A mi parecer, -y dios me libre de defender a este conservadurismo socialdemócrata que se dice popular- el que alguien debiera retirar su voto a un partido por un quítame allá este dinero de las arcas públicas, sólo se le puede ocurrir a quien indoctamente sigue defendiendo de forma personalista la ideología política considerando con ello que un voto podría variar dependiendo de la simpatía de las personalidades que ocupen los escaños.

Yo, por el contrario, considero que un responsable ciudadano moderno debiera echar su papeleta a aquel programa politico cuyos puntos estén más sólidamente cimentados desde un pilar económico y sólo renunciar a los mismos, en casos de corrupción, vandalismo, sobornos, latrocinio o multas de tráfico, si esos delitos se demuestran como estructuralmente inherentes al programa políticoeconómico que los funcionarios criminales habían dicho defender -y realmente logrado hacer.

Todo lo demás no es política sino forofismo y para ese aspecto, y al contrario del sentir de la firmante citada, a mi no me disgusta la reciente sobreatención mediática a Messi, al contrario, porque, al menos, el encandilarse con el "10" no afecta a tu higiene mental, no te deja un sucio hedor de superioridad moral como sí les pasa a ciertos opinadores políticos que se creen siempre, respecto al diestro vulgo, en otra onda.

lunes, 5 de abril de 2010

Contra la cerrazón social

Condición sine qua non de una por todos deseada sociedad abierta es la no existencia de perspectiva finalista alguna que arbitrariamente impóngase a toda la sociedad o, dicho en términos más castizos, no es aceptable que en nuestras sociedades contemporáneas exista una única moral y/o religión. Consecuentemente, hay que aceptar, o incluso aún más lejos: habilitar, el que algunos elijan otra actitud vital para su enfrentarse con el mundo, llegado el momento.

De este modo, puedo aceptar la idea de que, pongamos, la vida siempre merece la pena pero porque me parece la opción más deseable, la heurística vital que más sensatamente uno debiera acogerse apriorísticamente, que no axiomáticamente. También lo acepto, por sobre todo, ya que desde la mera teorización es muy fácil aceptar tamaña ensoñación pero que luego uno quién sabe dado que ahora cómo saber y en cualquier caso, ojalá no saber.

Y aclaro todo esto para justificar por qué no me parece en absoluto tolerable que no haya otras opciones para quien quiera adoptar cursos de acciones diferentes, no me parece en absoluto tolerable, por concretar, que alguien pueda mostrarse contrario a la eutanasia porque quien la defenestra seguro lo hará desde la intolerante convicción de que su modus vivendi debiera ser, coacción legal mediante, el modus vivendi de todo el mundo.

Pues bien, lo que precisamente debe caracterizar a una sociedad abierta es cerrarse a este tipo de intolerancias si no quiere que su apertura acabe colapsándola a la manera de un big crunch.