Cuenta una leyenda urbana, de intenciones tal vez geoestratégicas, que aún siendo internet una descentralizada red de continua construcción; tiene en USA una peligrosa presencia mayoritaria de servidores y, sobre apenas una media docena de ellos, un tránsito cualitativamente superior al resto de los nodos que entretejen el mayor logro tecnológico –me atrevo a decir- que ha logrado la humanidad.
Análogamente y siendo también la cultura una red, una red que nos salva de caer en la barbarie, y siendo también entretejida sin autoridades de por medio, sin dirección, sin gestión centralizada; serán también unas apenas media docena -o quizás más- de personalidades aquellas que registrarán un especial tráfico, esto es, referencias, estudios o citas, cuando actividades culturales entablamos.
La personalidad que nos ocupa hoy, incluso está por encima de todas ellas según estos parámetros. En consecuencia, está por detrás de toda cultura, por debajo de todo el inglés, por delante de todo escritor novel porque es el escritor de quien más representaciones teatrales, más obras musicales, más películas, más estudios, más consultas y más visitas se hicieron y se hacen y que, en analogía a la hipótesis de los seis grados de separación ("Cualquiera en la Tierra puede estar conectado a cualquier otra persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediario"), parece encontrarse, en última instancia, detrás de toda actividad cultural, artística, creativa, en breve: genuinamente humana.
Definitivamente hablamos de lo más parecido a un demiurgo cultural, de quien otro día quisiera explicar el por qué de su ubicuidad pero que hoy, a razón del casi tetracentenario de su muerte, simplemente quisiera registrar mi admiración y celebrar con sincera alegría su nacimiento.
Análogamente y siendo también la cultura una red, una red que nos salva de caer en la barbarie, y siendo también entretejida sin autoridades de por medio, sin dirección, sin gestión centralizada; serán también unas apenas media docena -o quizás más- de personalidades aquellas que registrarán un especial tráfico, esto es, referencias, estudios o citas, cuando actividades culturales entablamos.
La personalidad que nos ocupa hoy, incluso está por encima de todas ellas según estos parámetros. En consecuencia, está por detrás de toda cultura, por debajo de todo el inglés, por delante de todo escritor novel porque es el escritor de quien más representaciones teatrales, más obras musicales, más películas, más estudios, más consultas y más visitas se hicieron y se hacen y que, en analogía a la hipótesis de los seis grados de separación ("Cualquiera en la Tierra puede estar conectado a cualquier otra persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediario"), parece encontrarse, en última instancia, detrás de toda actividad cultural, artística, creativa, en breve: genuinamente humana.
Definitivamente hablamos de lo más parecido a un demiurgo cultural, de quien otro día quisiera explicar el por qué de su ubicuidad pero que hoy, a razón del casi tetracentenario de su muerte, simplemente quisiera registrar mi admiración y celebrar con sincera alegría su nacimiento.
4 comentarios:
Levanto la copa con vos por el gran Guille, quien ha nacido más que nadie bajo "auspicious stars", como él mismo dijo a través de Beatrice: there was a star danced, and under that was I born.
La culpa de eso la tienen los E.E.U.U., país en el que se habla inglés, país que gobierna el mundo.
Provoquemos: El Bardo está sobrevalorado (como la lengua inglesa).
Fue el que me abrio la puertas a todo el resto de la literatura (el regalo mas invaluable que se le puede hacer a alguien), y, hasta hoy, el que mas ha logrado retratar la naturaleza humana en todos sus matices.
Se me habia pasado por alto la fecha. Ahora mismo les mando un mail a mis alumnos de teatro para que hagan un ejercicio en su nombre :-)
Siento la tardanza en la respuesta pero pensé que el único comentario no olvidable sería aquel que describiera, siquiera mínimamente, el por qué de mi pasión por Shakespeare.
Recién lo he hecho en mi último post.
Por lo demás, tengo que confesar que a mi no me descubrió la literatura Shakespeare, creo que en ese sentido es un autor difícil pero curiosamente sí lo hizo Borges, quiero decir y a ver si no he entendido mal el asunto: con Borges fue el primero con quien me di cuenta de que las obras literarias estaban escritas en un lenguaje.
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