viernes, 15 de agosto de 2008

En busca del soberano perdido

En un anterior post critiqué la ética minimalista de Rothbard como insuficiente para la naturaleza humana y por extensión la sociedad aún bajo la premisa de que el principio de no agresión resultara cierto. Me gustaría criticar ahora el principio rothbardiano como una norma arbitraria ya que el norteamericano jamás se molestó en justificarlo. Simplemente explicó que nacía de forma trivial de la autopropiedad. El concepto de autopropiedad según Rothbard consiste en la propiedad de un individuo respecto a su propia vida. Viene a significar que cada uno es dueño y único gobernante de sí mismo. Por ser el axioma fundamental del anarcocapitalismo ha tenido diversas formas de fundamentar su validez desde el argumento habermasiano de Hoppe hasta la equiparación del concepto como una suerte de negativo del derecho de propiedad. Todas ellas me parecen falaces.
La fundamentación de Hoppe comete la llamada falacia mereológica. (De hecho hay un libro que utiliza (¿abusa de?) esa falacia para criticar ciertas teorías de la conciencia especialmente las de Dennett y Searle. ). La falacia consiste en el error de atribuir a las partes constituyentes de un animal atributos lógicamente aplicables sólo al animal como un todo. Los predicados sicológicos se han de aplicar al cuerpo como in totum y no al cuerpo y sus partes como el cerebro. En roman paladino: el cerebro no siente, el cerebro no se apropia de un cuerpo. Sino que es el cuerpo el que siente, etcétera.
En parte para solventar este problema aparecieron reformulaciones del axioma libertario que parecían saltar sobre esa falacia. Yo no sería tan optimista. Recogo un artículo en que se afirma evitar ese obstáculo pretendiendo haber desterrado el concepto de soberanía del cuerpo, sin embargo, como se verá, toda su fundamentación parte precisamente de la premisa de que el cuerpo puede ser objeto de algún tipo de soberanía. Voy comentado citas del mismo. En el susodicho artículo se dice:
las críticas al derecho de autopropiedad deben confrontar la pregunta: ¿quién debe ser el propietario de mi cuerpo, esto es, quién debe tener una facultad de decisión última sobre el mismo?
De ahí el titulo del post. Sigo:
La alternativa a la autopropiedad no es la ausencia de propiedad, sino la concesión de derechos de propiedad sobre el propio cuerpo a otros individuos.
Es curioso como subrepticiamente se afirma en el post, como ya digo, que el cuerpo está necesariamente necesitado de adjudicársele un derecho de propiedad afirmando que tendrá que ser nadie de lo contrario nos veríamos inmersos en el espiritualismo. Afirmación injustificada ya que no se plantea la posibilidad de que sobre él no se pueda de hecho cursar ningún derecho de propiedad. Ahora bien, si algo demuestra la neurociencia y hay que tenerlo presente continuamente en este post para entender mi crítica es que no existe poder de decisión último sobre un cuerpo (luego se utilizará esa expresión) ni fuera ni dentro del mismo. No hay, por tanto, despacho oval o teatro cartesiano en donde la mente pueda ser invadida, donde se le pueda hacer un golpe de estado al cuerpo y ser sustituida una voluntad regente por otra.
Entonces nos encontramos que si no existe tal sala de operaciones ¿cómo se enajena un cuerpo? Porque, si aceptamos el principio de homesteading, de una tierra podemos decir que cuando es trabajada por alguién y establecer así objetivamente el instante en que ésta es apropiada. Pero de un cuerpo ¿qué podemos decir? ¿que es apropiado por otro cuerpo? ¿en qué sentido? Porque, repetimos, el cuerpo no tiene sala o mandos de control. Entonces, ¿qué significa ser propietario de un cuerpo (el nuestro o el de otro)? ¿cuándo sabremos empíricamente que lo somos?
La respuesta parece ser esta:
En la medida en que esos otros individuos o grupos de individuos (asociaciones) ejerzan un poder de decisión último sobre el cuerpo de otro individuo, serán sus propietarios
¡Buff! Decir: No matarás ¿es un poder de decisión último sobre la voluntad de un sicopáta y por tanto una apropiación de su cuerpo? ¡Pues bienvenida sea la apropiación!
Ahora en serio. Poner normas a un comportamiento de un individuo no tiene nada que ver con apropiarse de su cuerpo. Las normas son (des)incentivadoras, no son instrucciones de programa ejecutándose en un sala de control cerebral y por lo tanto no constituyen un poder de decisión último. Ese poder no existe, insisto, está descartado por implicar un teatro cartesiano inexistente. La apropiación de una tierra (siento repetirme), en el sentido de trabajarla, es algo físico e irreversible; sin embargo, una norma la respetará un individuo o no, dependiendo de su naturaleza. Luego en última instancia siempre el poder de decisión último sobre un individuo no recae en nadie más que en el propio individuo in totum independientemente de las leyes de la sociedad en la que este esté inmerso. No hablamos de su cerebro, conciencia o voluntad y además hay que entrecomillar el poder de decisión de un individuo no entendiéndolo jamás como libre de influencia exterior. No hay pues posibilidad de apropiarse de un cuerpo, sólo de informarle de las consecuencias de sus acciones diciéndole, supongamos, Si robas te meto en la cárcel. Así y todo, eso no implica apropiarme del cuerpo del potencial ladrón, ser su propietario(¿?), ni invadir los derechos de propiedad de su cuerpo(¿?), ni ejercer un poder sobre él. Esto se debe a que cuando digo eso realmente NO estoy controlando sus acciones, como controlaría un coche teledirigido, pongamos, sino informándole de las consecuencias que traerán sus acciones (es decir informándole de mis acciones futuras) en caso de que haga unas u otras acciones. De ello se concluye que instaurar normas limitadoras de comportamientos no implica hacer uso de un derecho de propiedad sobre los afectados por esas normas sino simplemente establecer una casuística. ¡Ojalá fueran los cuerpos de los criminales robots fueran apropiables, reprogramables y teledirigibles! ¡Y tuviéramos sobre ellos una auténtico poder de decisión!
En definitiva no existe derecho de autopropiedad porque un cuerpo no es equiparable bajo ningún concepto a un recurso apropiable. No es un recurso. No tiene cerradura a la que descerrajar y a partir de la cuál tomar el control y ejercerlo. Eso no se consigue ni por prescribir mandatos, ¡entonces no existirían criminales a nada que se hicieran buenos mandatos!, ni por afirmar que nosotros mismos hemos llegado a controlar el cuerpo como si fuéramos, en frase feliz de Ryle, fantasmas en la máquina. El tener la creencia errónea de que el concepto de voluntad es real y por tanto que puede existir un titular con una capacidad de decisión última sobre el cuerpo acaba llevándonos pues a una búsqueda tan fatua como la del fotógrafo que estaba obsesionado con tomar un primer plano del horizonte.

12 comentarios:

Carlos Suchowolski dijo...

De acuerdo con la existencia de "los fantasmas en la máquina" pero... ¿y la mecánica que los impone? Yo me siento tentado a pensar que el problema se repite aportando sólo una nueva "recomendación" a "la voluntad" y a pensar que es vital reconocer los mecanismos (varios e históricamente o evolucionadamente determinados) que producen los fantasmas y le imbuyen "utilidad" (es decir, nos permiten considerarlos "útiles", conceptualizarlos, incluirlos en leyes, etc.).
De ahí: todas las "lecturas" son válidas en principio (aunque pueden llevar a tropiezos más o menos decisivos); y: todas las "leturas" son "verdaderas", aunque no en el sentido de que sean "absolutas" ni "universales", etc.
De ahí, también, los "errores" y "aciertos" de unos y otros "intelectuales" y la dependencia de sus sus intereses...

Héctor Meda dijo...

Hola Carlos,

Gracias por el comentario.
Interesante lo que dices.
Supongo que la utilidad máxima que imbuye el concepto de fantasma en la máquina es el de servir de justificación aparentemente sencilla, y esto está muy relacionado con este post, del libre albedrío y poder decir así de nosotros mismos que somos un self-made man.

En general, nos molesta el peso del destino, su irreversibilidad y el creer que, en última instancia, tenemos el control sobre nosotros mismos (nuestras pasiones, adicciones, etc...) nos resulta esperanzador y desestresante.
De este modo podría haber resultado ser una creencia (¿meme? no, no me gusta el concepto) más adaptativa.

Pero bueno si te soy sincero no sabría decirte el por qué de ese afán de buscar y creer en fantasmas y sin embargo debe ser un tópico universal de todas las tribus.

P.d: Tal vez te interese este post
http://epepeh.blogspot.com/2008/08/disquisiones-sobre-el-teorema-de-gdel.html

Carlos Suchowolski dijo...

El mecanismo necesita los fantasmas. Me animo a sugerir (habría que montar un experimento que lo probase científicamente; y montarlo DESDE esta óptica... para que confirme lo que se pretende intuitivamente) que eso le permite funcionar al cerebro como herramienta de supervivencia por lo que se acentó tal cual. Mejor dicho: que el funcionamiento neurológico previo (animal, etc., en cadena) al dar "resultados" fantasmagóricos se afirmaron como tales, supervivieron con el conjunto y se desarrollaron. Lo importante, en todo caso, es que eso ES ASÍ y es nuestra BASE REAL. Todo esto esto dicho más o menos y sin demasiadas pretensiones.
Un saludo.

Héctor Meda dijo...

Hola Carlos,

Dices:
habría que montar un experimento que lo probase científicamente; y montarlo DESDE esta óptica... para que confirme lo que se pretende intuitivamente

¿Te vale este?:

http://www.revolucionnaturalista.com/2007/11/el-bueno-el-malo-y-el-nio.html

Fíjate como el niño cree que ciertos objetos tiene fantasmas dentro (intencionalidad) y otros no. Supongo que nuestra creencia en fantasmas implica tener (¿o es que nacen de los?) instintos morales.

Carlos Suchowolski dijo...

Ya lo había visto en su día: como todo experimento (apunto a Feyerabend, de nuevo; siento dicho sea de paso molestar si acaso por ello al racionalismo de la "revolución naturalista") y como dije en el paréntesis del coemntario anterior: se prepara para triunfar y si no se modifica para que al fin triunfe. ¿Qué?, pues La Intuición, ese resultado de la interacción cerebro activo/entorno (complejo).

Los "fantasmas" pequeños, creo, están en la base de los "grandes": utopías, mitos, racionales o no, etc. Lo del "experimento" me basta con sugerir su realización, el hacerlo sería suficiente demostración de su posibilidad y confirma que la intuición no se equivoca casi, al menos a grandes rasgos (y me basta, porque no pienso hacer tecnología vinculada a ello: por ejemplo, máquinas que obliguen a los individuos a tener unos mitos en lugar de otros, o drogas equivalentes, o lo que sea... que todo podría "andarse", claro, je!).
Bueno, a ver con qué más podemos jugar para seguir en lo mismo... haciendo uso de... la distorción (crear fantasmas) para acotar lo real hasta donde nos haga falta según la situación, el objetivo, la pulsión, los intereses, etc.
¿Me sigues, no? Pues yo a mi mismo... más o menos.

Anibal Monasterio Astobiza dijo...

Hola a todos.

Este post tiene un aire de familia a otro en el que Hector1564 y yo mantenimamos posturas divergentes.

Entiendo las connotaciones del dictum "deus ex machina" o fantasma en la maquina. Pero esta idea debida mayormente a Ryle y otros (principalmente su gran discipulo Dennett) tuvo su valia en una etapa donde se tenia que luchar con el legado cartesiano de un dualismo substancialista.

Ahora que ya se ha cumplido la mision de deshacernos de terminos que no tienen denotacion real, o referente cognitivo alguno en el mundo real (como alma, espiritu) no podemos seguir el camino de Ryle y otros neoconductitas, porque eso implicaria deshacernos tmabien de otros conceptos que la sociedad por el momento no puede.

Tales conceptos son la idea de volicion, "yo", control de nuestras acciones, conciencia...

Muchos sistemas sociales dependen de estos conceptos.

El sitema legal, la atribucion de responsabilidad, de meritos...

Gazzaniga dice que "los cerebros son sistemas mecanicistas pero que las personas son libres"

Cuando yo me dispongo a mover un dedo, la ciencia me dice que la historia es como sigue.

Unas neuronas del sistema motor en el lobulo parietal se activan, el potencial de membrana que genera una señal electrica. La señal electrica se produce por el diferencial de iones localizados en el espacio intracelular y extracelular. Los iones se codifican por los genes. Los genes segun cuál y su funcion, se expresan por una señal molecular. Esta señal molecular...
La ciencia terminara por contarnos la historia completa.

Pero, o bien seguimos a Hume cuando queria criticar la idea de un motor inmovil, o causa incausada
(Dios) alegando que no era menos logico pensar que podia existir una cadena causal "ad infinitum", o bien, tenemos que pensar que hay una razon o principio suficiente en nuestras cabezas!

Normalmente atrubuimos el hecho de que queremos mover el dedo al "yo", a un control ejecutivo.

Yo no se si en las sociedades de las personas, de los seres humanos, estas se coordinan espontaneamente en ausencia de normas explicitas (¿un estado?). Lo que si que creo es que sociedades con estas normas explcitas tienen mas facilidad de coordinarse.

En la "sociedad" de las neuronas hay algun mecanismo que las coordina, un director de orquesta aunque todavia no sepamos cuál es, y ademas tengamos en contra que por habernos deshecho del dictum "deus ex machina" ya no estamos muy convencidos de que puede ser. Aunque eprsonalmente no estoy my convencido cómo la neurobiologia podra explicar la fenomenologia de sentirse libre (auqnue no lo seamos de hecho), es decir, porque el cerebro nos engaña. Yo creo en una neurobiologia del libre albedrio.

Hector1564, te dejo con un articulo que muestra como incluso la sincronizacion de poblaciones neuronales, eso que le gusta tanto a Edelman, debe tener instrucciones y constreñimientos. Las neuronas no se coordinan solas, tienen instrucciones, guias.

Articulo.

Héctor Meda dijo...

Anibal entiendo que tu crítica es similar a la de Carlos (en todo caso si me equivoco ya me tirara de las orejas) pero una cosa es la necesidad práctica de utilizar un "yo" que el propio Dennett vindica (a modo de construcción literaria) y otra construir una filosofía pivotando sobre ese concepto pues al fin y al cabo es abstracto y como tu bien dices no tienen denotacion real, o referente cognitivo alguno en el mundo real (como alma, espiritu) porque sino cometeríamos la falacia mereológica inventada por Wittgenstein. De hecho con esa falacia como atizador se ha criticado la obra de Dennett en el libro que enlazo en el post.

Respecto a lo de Edelman lo leeré. Pero ¡cuidado! una cosa es instrucciones y otra constreñimientos. Lo segundo Edelman lo acepta, lo primero no.

Anibal Monasterio Astobiza dijo...

La falacia mereologica (confundir logicamente el "todo" como una "parte" o viceversa, y para el caso de la neurociencia, argumento que fue utilizado por Hacker y Bennett para criticar el reduccionismo: el hecho de cometer el error de atribuir propiedades psicologicas del todo, a partes del todo: el cerebro)se asemeja a un principio aristotelico que dice:"el pensamiento se piensa a si mismo por participacion por el cual es pensamiento, pero el pensamiento llega a ser pensamiento por aprehension y contacto, es decir, el pensmaiento y el objeto del pensamiento son lo mismo"

Pero la falacia mereologica no puede ser correcta como aplicacion cuando se trata de averiguar donde esta el soberano.

O acaso no crees que los predicados psicologicos deben atribuirse a una sola parte que es nuestro cerebro, a un correlato neuronal, a un "yo" a un director de orquesta...

Aunque, realmente no creo que en neurociencia nadie diga para escapar de la falacia mereologica que es nuestro cerebro el que piensa en lugar de nosostros somos los que pensamos.

En neurociencia te dirian que somos nosotros los que pensamos, corremos, leemos, bailamos... no que nuestros cerebros piensan, corren, bailan... nadie dice que las neuronas perciben, que las neuronas son conscientes... pero todo viene segun la forma en que se operacionalize los constructos.

Por otra aprte la falacia mereologica como sistema de logica formal que recoge principios de la toeria de grupos, tiene que formalizar los objetos a los que se refiere cuando se aplica como modo de formalizacion de un sistema como es el cerebro.

Va a tener que descirbir en terminos matematicos estructuras como la corteza, el lobulo temporal, el cerebelo... discriminarlos, establecer sus limites, y a partir de ahi deducir pruebas matematicas.

La falacia mereologica entrecruza muchos de los grandes puzzles de la filosofia de la mente y de la neurociencia como el problema mente-ceurpo, pero principalmente uno como es el uso del lenguaje ordinario para describir las operaciones de las cosas.

Lo que secede es que es mejor mirar de forma empirica al modo en que las cosas funcionan y operan que analizar conceptualmente el lenguaje que usamos (ya sea de forma literal o metaforica) para describir las cosas.

La gran etapa del giro lingistico en filosofia (que para entender la mente, el conocimiento,la moral debemos estudiar y analizar las palabras y el uso del lenguaje cuando hablamos de estas cosas) ya tiene carta de defuncion.

En cuanto a instrucciones, o constreñimientos, que te parece "instrucciones que constriñen".

Quizas Edelman hable de lo segundo, y no de lo primero, pero para mi es semantica, aunque por semantica, como dice Pinker en su ultimo libro, Bush nos metio en una guerra que ha cambiado la geopolitica, es decir la semantica importa!

Y en cuanto a los teminos que para mi ya no tienen referente o denotacion, son los terminos obsoletos filosoficamente hablando de espiritu, alma...pero no conciencia, o "ipseidad" ("yo").

Un saludo.

Héctor Meda dijo...

Anibal no sé si eres aficionado a la música clásica o no pero bueno el hecho es que creo que confundes a un soberno con un coordinador o director de orquesta. Y para mí no tienen nada que ver.
Un director de orquesta simplemente marca el tempo de la obra (en una sinfonía al menos; en operas o conciertos para instrumentos el tema es más delicado) pero ni toca ningún instrumento ni muchísimo menos dice a que cada instrumentista qué debe tocar. Por lo tanto no se parece en nada a un soberano que ordenaría qué y cuando hacer. El director de orquesta, además, se debe a una partitura.

Este hecho es importante porque dices y por partes:

Pero la falacia mereologica no puede ser correcta como aplicacion cuando se trata de averiguar donde esta el soberano.

Un soberano, de existir, sí haría incorrecta la falacia mereológica
Pero no un director de orquesta como verás.

O acaso no crees que los predicados psicologicos deben atribuirse a una sola parte que es nuestro cerebro, a un correlato neuronal, a un "yo" a un director de orquesta...

No. Como no tiene sentido decir que en un pasaje determinado de una obra es fruto del director de orquesta. De existir, se encargaría en la obra de la coordinación de los instrumentistas (cuán piano sea el pasaje, cuando entra a tocarlo, etc...) pero desde luego no del contenido de la parte tocada. Por lo tanto, esa obra tocada no puede ser atribuida únicamente a él sino que su logro es grupal, es de toda la orquesta y no puede ser comprendida sino se hace uso de toda ella. Idem con los predicados sicológicos.

En neurociencia te dirian que somos nosotros los que pensamos, corremos, leemos, bailamos... no que nuestros cerebros piensan, corren, bailan... nadie dice que las neuronas perciben, que las neuronas son conscientes... pero todo viene segun la forma en que se operacionalize los constructos.

Correcto pero ahí yo no me meto. Dennett pide clemencia para (frase textual) las licencias poéticas que según él facilitan la explicación. Bennett y Hacker se muestran implacables y niegan la mayor. Una ciencia es una ciencia, vienen a decir. Les he escuchado a los dos y no sé que pensar y casi diría que me da igual. Que compitan y que la selección histórica haga el resto.

Otro tema es tomarse literalmente en serio las licencias poéticas como hacen las filosofías que critico en este post.

Con el resto de acuerdo, hasta aquí:

En cuanto a instrucciones, o constreñimientos, que te parece "instrucciones que constriñen

Pero límites o instrucciones que constriñen siempre va a haber. La ley de la gravedad es una de ellas. Edelman apuesta que sólo las instrucciones que constriñen existen en el cerebro, digamos leyes negativas, pero desde luego no cree en soberanos ni en coordinadores e insisto esto segundo es diferente a lo primero. Un coordinador no implica ni teatro cartesiano ni significador central. Un soberano a modo de neurona pontificia sí y creo que está ya descartado.

¿Existe en la conciencia instrucciones no sólo constriñidoras sino programáticas o coordinadoras?
Yo apuesto a no ser categórico en este punto pero por el momento me inclino, con Edelman, a responder que no.

Carlos Suchowolski dijo...

Respondo a la recomendación de Héctor de echar un vistazo a "epepeh", cosa que hice y donde dejé el siguiente comentario:

"No creo que se gane nada diciendo a diestra y siniestra "es una tontería" esto o lo otro. Ni Gödel ni los seres humanos "más reflexivos" o "que no pueden dejar de pensar" (es una referencia a una apropiada para mí definición de los intelectuales) producen pensamientos, teorías, explicaciones por puro divertimento. Y tampoco (como creo deducir) puede reducirse todo lo positivo a lo que "SIRVE" para... (¿para qué otra cosa en una profesión?)... al parecer para "ganarse el sustento" y seguir justificando una profesión.

¿No parece que hay al menos algo de "eso", que en buena medida se cae en eso cuando se califica de "inservible" algo o simplemente se dice... "bah, sólo se trata de filosofía"?

Think about!

Un saludo a ambos."

Al ver que habeis continuado dialogando en torno al "probklema de la verdad", por llamar al tema según Nitszche, os leeré y dejaré otro comentario aparte en unos minutos.

Carlos Suchowolski dijo...

Bueno, no me meteré en honduras de detalle porque sería interminable. Sólo diré que en cierto sentido los dos aportais cosas que sirven para dilucidar "el problema". Es un asunto difícil pero entiendo que el ser humano avanza así como lo estamos haciendo, buscando apoyaturas que sean operativas (que no "utilitarias"). Los hallazgos en este sentido se alcanzan por una serie muy compleja de interacciones (internas del total del organismo vivo y pensante, claro que de manera jerarquizada y no siempre con la misma jerarquización; externas, del entorno más o menos inmediato, que no está quieto: sociedad, grupo de referencia propio, intereses sociales, puesta en situación por parte de los otros a uno mismo, al individuo que responde, etc, etc...) Pero en todo ese maremagnum, hay unas "tendencias" que se imponen, y tanto en lo propiamente objetivo (lo real) como en la "lectura" que de esa realidad hace ¿la "mente"? (creo que podemos seguir haciendo referencia al fenómeno por medio de ese término ambiguo aún anclado en el pasado dualista, haciendo las salveddades correspondientes del mismo modo que seguimos usando "átomo" a pesar de que ya hace tiempo que lo consideramos "divisible").

En fin: lo que tal vez interese más (al menos a mí) es la operativa fiuncional en el plano social y político, algo a lo que sin duda contribuyen los investigadores especializados (que tienden a "extrapolar" necesariamente... precisamente por el motivo apuntado antes: su idiosincrasia, etc., a la que están sujetos o que se les impone: ideológicamente, psicológicamente, socialmente, políticamente, etc.) Creo que este ejemplo define el plano que me interesa y situa a los demás en torno del mismo. Es decir: no me interesa llegar a "una verdad más y más ajustada" del "objeto" aunque considero que todo ello me ayuda y se integra al puzle, sino "la lectura" global que permite delimitar la acción e influencia de "los fantasmas" (eufemísticamente hablando) y de lo "formal"-necesario tanto como de los "juicios de valor"-necesarios, es decir, de toda la construcción conceptual que hace el hombre concreto.

En fin, no sé si me he conseguido situar ante el debate y aportar algo.

Héctor Meda dijo...

Carlos ya tenía leido tu comentario a epeph y estoy de acuerdo con el.

Hay en la obra de Gödel un indudable valor extramatemático que sin embargo no nos debería llevar a extremos relativistas.