miércoles, 15 de julio de 2009

Contra los matones de bata blanca

En la anterior anotación me quejaba de la mitomanía de ciertos personajes empeñados en elevar a profeta de la Verdad al científico y terminaba sentenciando que
el progreso de la ciencia ha sido y es una cuestión más institucional, sólo posible dadas ciertas tecnologías, que de científicos moralmente más puros y sin embargo, algunos insisten en creer supersticiosamente que es una cuestión de buenos y malos.
Un artículo de Steven Pinker receloso con el nombramiento de un católico, Francis Collins, como director del NIH (Instituto Nacional de Salud de los EE.UU.); ha venido a darme la razón sobre el maniqueísmo de ciertos "pensadores".

Cito:
Yo veo la ciencia no solo como una cura para enfermedades y para tener mejores aparatitos, sino como un ideal para pensar sobre los temas más importantes a los que nos enfrentamos como seres humanos, en particular, el ideal de que deberíamos perseguir la verdad a través de la razón y las evidencias, y no a través de la superstición, los dogmas y la revelación personal.
Aquí aparece la típica confusión mitómana. Alto y claro: La ciencia como idea platónica no existe. Lo que existe es una etiqueta de nombre "científico" que se pega a los conocimientos gradualmente extraídos mediante una metodología científica que exigirá a la hora de teorizar cierta sujeción a la empiria y entera sujeción a la lógica en aras de buscar sinergias sociales que se consiguen porque sólo con tales atributos se consigue una cohesión social en el manejo de los conocimientos, porque sólo con tales conocimientos se facilita enormemente la corrección y adecuación de las teorías a la realidad, porque sólo con tales adecuaciones se posibilita ganar en precisión en las predicciones, porque sólo con tales predicciones somos capaces de crear tecnologías donantes de bienestar.

Lo importante a dejar claro aquí es que el éxito predictivo de la metodología científica radica en su carácter heurístico darwinianmente diseñado pero no, al menos no necesariamente, en el acierto ontológico de su quehacer. Es más, no es cierto que todo conocimiento tenga que tener dimensión intersubjetiva, por tanto ser científicamente verificable, porque de hecho si bien es cierto que Robinson Crusoe no hace ciencia, sí que acumula conocimiento.

Seguimos con el panfleto:
Collins afirmó que había aceptado la trinidad y la verdad de que Jesús era el hijo de Dios cuando se encontró con una bella cascada de excursión. Sin embargo, la idea de que la naturaleza contiene mensajes de códigos privados, de un ser sobrenatural a una persona individual, es la antítesis de la mentalidad científica (en realidad, racional). Es una superstición chamanística y primitiva. La revolución científica consistía justamente en alejarse de semejante pensamiento animista.
Esto me recuerda a algo que me hace bastante gracia y es ver a la ingente cantidad de científicos/biógrafos que quieren hacer desentender a Einstein de una religiosidad teísta, por tanto, mostrar su pensamiento como el de todo buen científico totalmente desligado de una fé haciendo hincapié en el carácter estrictamente metafórico de sus referencias al Viejo; y digo que me hace gracia porque pocos científicos habrá habido en la historia más infectados de prejuicios metafísicos que Einstein y como ejemplo sólo hay que ver sus aprioristas posiciones en la controversia sobre la mecáncia cuántica.

Pero antes de seguir con este punto aclaremos qué peligro tiene para Pinker tener creencias metafísicas:
Esto es mucho más que la simple expresión de una opinión. Es una forma de promoción pública que suministra un aliento incalculable a las fuerzas que han sido hostiles a la ciencia durante los ocho años pasados.
Bien. Volvemos a la mitomanía de buenos y malos y a la creencia en que el progreso de la ciencia no se debe al cumplimiento de una determinada metodología sino al background metafísico con el que opera el científico.

Esto es absurdo, cuando la mecánica cuántica ofrecía datos indubitables de su éxito predictivo entonces Einstein, convencido de forma apriorista y por tanto borracho de fe en que la ciencia ha de ser determinista, sólo era capaz de ofrecer frases ingeniosas (Dios no juega a los Dados) y sin embargo, nadie en su sano juicio le hubiera apartado de la comunidad científica o mirado con recelo porque, a pesar de sus prejuicios de lo que es la realidad, el magnífico genio alemán sabía que en ciencia obras son amores y cuando quiso rebatir de forma científica a la nueva mecánica se tuvo que atener a una metodología que en su estricta observancia hace irrelevante las creencias metafísicas del usuario.

De ahí que y a pesar de toda su autoridad, sufriera una digna derrota a la hora de refutar a la nueva física.

Finalmente, el juicio sumarísimo acaba así:
Collins es un promotor de creencias profundamente anticientíficas, y es razonable que la comunidad científica le pregunte cómo afectarán estas creencias a su administración del Instituto y a sus esfuerzos en favor de la empresa científica en el Congreso y en público.
Aquí se está señalando a alguien no por lo que hace sino por lo que piensa. Increíble.

Lo que es triste y me indigna de este texto no es que sea el enésimo ejercicio de hipocresía escéptica o de simpleza filosófica hipócritamente encubierta con el manto de la ciencia que, al fin y al cabo, no tendría mayor repercusión social que la habida en los ámbitos filosóficos pero no, lo de este panfleto es diferente, destila sectarismo y tiene repercusiones sociales porque Pinker al señalar con el dedo a Collins como científico de dudosa valía no a razón de sus obras sino de sus creencias extracientíficas lo que está haciendo es un indignante ejercicio de autoritarismo en donde un mafioso se autoerige arbitrariamente como aquél que puede decidir quién puede jugar al juego de la ciencia y quien no o al menos a quien hay que mirar de forma suspicaz.

Protestar contra este matonismo barriobajero me ha resultado una exigencia moral y ha sido el objetivo de esta anotación.

20 comentarios:

Eduardo dijo...

Ahora voy a tocarte la moral... Yo soy científico y ateo. Fui educado en el catolicismo, pero el hecho religioso me resulta inalcanzable intelectualmente. Me resulta tan facil de creer como una película y a la vez, creo que la interpretación del mismo no es sino una moda, como antes fue el animismo o el politeísmo. Comparto la preocupación que se puede sentir porque una persona que vive profundamente su religión dirija un organo de investigacion, y deberá demostrar su inocencia (contrariamente a lo que sería lógico) en ese sentido, pues es muy frecuente que la religión empape las acciones que deberían ser universales y reproductibles (o sea, la aspirina ha de servirme a mí y a un budista), haciendo que en primer lugar se pongan en riesgo de abandono o de sesgo de líneas de investigación que, siendo legales, les resultan inmorales. O sea, teniendo en cuenta que la religión es pensamiento mágico (frente a pensamiento científico), no es muy adecuado que oriente la investigación.
Por ejemplo, mi trabajo. Soy patólogo y realizo autópsias. Durante siglos, el Islam y la religión católica las prohibierom, obligando a los grandes anatomistas, esos que permiten ahora operar al Papa o al Dalai Lama, a buscar ilegalmente en cementerios. Ellos remitían a la medicina hipocrática hasta entrado el siglo XVI (en el mejor de los casos).
Por eso no considero arrogante intentar separar los caminos de la religión y de la ciencia.

Héctor Meda dijo...

Eduardo estás mezclando ámbitos cuando hablas de riesgo de abandono o de sesgo de líneas de investigación que, siendo legales, les resultan inmorales porque lo que estás temiendo es que una determinada moral se imponga en la ciencia.

Pero a esto se puede objetar que hasta donde yo sé la mayoría de los cientistas, incluido Pinker, no creen que exista una ciencia moral porque están enmarcados en un relativismo moral desde donde no sé puede refutar, siguiera contraargumentar una posición ética ergo todo discusión sobre lo que está bien y lo que está mal quedará fuera del ámbito científico y si preocupa una determinada moral no será por acientífica sino por lo que sea, ahora no importa; de forma que tener una determinada moral no te descalifica como científico, ni te hace chocar con la ciencia en principio porque en moral no hay pensamiento científico e insisto, si preocupa determinadas éticas lo serán por su carácter, pongamos, antihumanista pero no por su carácter acientífico como se pretende etiquetar a las creencias de Collins.

Ahora bien, si crees que la ciencia sí que tiene cosas que decir sobre la moral porque puede existir una determinada ética de raigambre biológica entonces la crítica deberá ser a todo aquel científico que no defienda una moral biologicista pero date cuenta que en tal posición están otros científicos nada sospechosos de religiosos como Dawkins, Lewotin, etcétera no siendo por tanto la religión un problema para la asunción de dicha ética y aún asumiendo que esta crítica sí es viable, y es mucho asumir y mucho exigir a un científico, entonces estamos en una crítica a un científico por su concepción ética, no por sus creencias metafísicas en lo sobrenatural. Es decir, que no importaría que creyera en la santísima trinidad o en que una cascada en una excursión le inspire eso a alguien como parece preocuparle a Pinker.

En última instancia, el que determinadas líneas de investigación sean subvencionadas o no vía estado es un problema político, exclusivamente político, que nada tiene que ver con el hecho de tener genéricas creencias relgiosas sino de tener como ciertas concretas asunciones moralistas que deberán ser criticadas cuando sean blandidas si ha lugar pero no, por el hecho de ser religioso, pretender negarle a una persona su valía como científico como sí hace Pinker.

Son cosas diferentes: Pinker no critica una moral religiosa por anticientífica -¿contra qué científica moral la compararía?- sino que critica a una persona de anticientífica por religiosa.

En cuanto al tema de las autopsias y demás es una vez más la misma táctica de traer a colación errores, indudables errores históricos, de una institución religiosa concreta a la que yo personalmente no tengo intención de defender en todo momento y lugar pero en lo aquí mentado, al menos en la descripción que hace Pinker, lo que se da es una crítica genérica a un científico porque es creyente no porque haya aprobado todas las prácticas políticas llevadas a cabo por una Iglesia.

Se critica, en suma, el tener un determinado bagaje metafísico no el aplaudir determinados hechos históricos que de darse el caso sí sería algo a criticar.

Héctor Meda dijo...

En cuanto a ser arrogante por querer separar los caminos de la religión y la ciencia es olvidar lo dicho aquí en este post y mostrado con el ejemplo de Eisntein y sus aprioristas concepciones metafísicas; es, en suma, obviar que la ciencia, como cualquier institución social, se basta a sí sola para conducirse y no necesita de la vigilancia de nadie sino de la estricta observancia de su metodología para conducirse en el camino correcto.

El que quiera a la ciencia libre de determinadas ataduras metafísicas para mi sí se comporta como un matón de bata blanca porque la ciencia no le necesita ya que de tener razón aquella le pondrá en su sitio al dogmático como le hizo a Einstein pero de confundirse su sectarismo habrá sido contraproducente.

Sierra dijo...

Aunque en abstracto estoy, desde luego, muy de acuerdo con el post, hay que recordar que los gringos tienen algunos religiosos medio raros. Claro los católicos son bastante sensatos; pero es que por allá tienen unos tipos rarísimos... y aterradores. Dispuestos a elevar a Bush a la categoría de profeta, y a Obama a la de anticristo (y no es que yo pierda la cabeza por Obama, pero... ¡el anticristo!). En fin, quizá algunas de las paranóias de los gringos de la costa podrían entenderse mejor si se considera eso.

Por otra parte, estos mismos argumentos bien deberían usarse con algunos religiosos que tienen ideas igual de matonistas, pero contrarias.

Lo que demuestra que el problema no es con las batas blancas o las falditas eclesiásticas; es con el mismísimo cerebro humano, nuestra naturaleza, nuestra esencia, viciosa.

José Luis Ferreira dijo...

Einstein tenía su concepción del mundo como todo hijo de vecino. Cuando hablaba de política o de moral no tenía por qué tener mejores opiniones que otros (por lo menos, que otros de su inteligencia, aunque la desarrollaran en otras áreas del conocimiento).

Cuando hablaba de física, su hipótesis era la localidad y la determinación. Con esas premisas escribió el famoso artículo sobre las variables ocultas. Este artículo no era "hablar por hablar" ni exponía ideas metafísicas extrañas. Partía de un par de supuestos y llegaba ciertas conclusiones. Yo, personalmente, no llamo metafísica a este proceder.

Llegó Bell con sus desigualdades y su propuesta de un experimento y Einstein resultó estar equivocado. Y podemos decir que estaba equivocado porque su hipótesis se refería a cosas de la realidad observable. Eso no es metafísica, eso es ciencia.

Héctor Meda dijo...

Sierra,

En abstracto es la crítica de Pinker y no refiriéndose a actos concretos.

Y desde luego en el otra bando hay también, es más, hay más sectarios pero precisamente mientras que en el catolicismo es el Papa quien determina si eres un teólogo ortodoxo o no porque la iglesia es una institución centralizada;la ciencia al ser descentralizada no necesita de ningún planificador determine quién es o deja de ser científico sino que, como toda institución guíada por un orden espontáneo, basta cumplir unas leyes básicas que son las que componen la metodología científica.

Jose Luis,

Yo no he dicho que Einstein hablara por hablar sino que partía de unas premisas metafísicas inobservables como que la realidad era local y determinista pero que ello no importaba porque cuando tenía que hacer ciencia al sujetarse a una metodología tales premisas se impondrían en función de que fuesen verdaderas, no de su autoridad, no porque creyese en ellas.

Sé la historia de Bell, aunque Einstein fue "derrotado" mucho antes y porque sus apriorismos metafísicos no tuvieron correspondencia con la empiria. Así de simple.

De hecho, es muy fácil encontrar en Einstein teorizaciones más sujetas a prejuicios metafísicos que realidades tangibles, v.gr: la constante cosmológica, que gracias a que respetaba la metodología científica eran corregidas.

Lo de que no es metafísica sino ciencia es una discusión que ya hemos tenido cientos de veces pero quieras o no, no existe ciencia limpia sino que toda teorización deja proposiciones no falsables y eso es algo que se lo he visto defender incluso a positivistas recalcitrantes.

Héctor Meda dijo...

Por cierto, abro el paraguas antes de que llueva: No está absolutamente demostrado que la realidad sea indeterminista o local o determinista o no local o lo que sea porque en ciencia no hay un última palabra sobre el tema sino que se compone de un cadena de estados de conocimiento presta contiuamente a renovarse.

Lo que yo quiero enfatizar aquí es cómo dicha renovación se produce más por cuestiones empiricas que por el background metafísico de los científicos y cómo Einstein tuvo que admitir que no había contradicciones en la cuántica que es lo que en un momento buscó. Luego pretendería buscar una interpretación de variables ocultas hasta que Bell la dejó como posible, sí, pero bajo condiciones muy improbables. No obstante, ello sucedería en una segunda etapa cuando el alemán asumió que la cuántica, a pesar de sus prejuicios, no era contradictoria como buscaba creer cuando sacó el artículo EPR, etcétera. Veáse el link que linko al Tamiz para aclarar este tema y saber de la actitud de Einstein, por lo demás siempre cordial.

Pepe dijo...

Como antes hubo inquisición, ahora les toca a ellos resarcirse en nombre de la Ciencia. Como los antifranquistas retrospectivos, recuerdan los grandes padecimientos de los perseguidos, obviando que muchos de ellos son hijos de franquistas.
Luchamos contra los padres y ahora lucharemos contra los hijos, como Bermejo.
La science c´est moi.
Pinker y los Eduardos se comportarán como los matones que son si los dejamos.

Héctor Meda dijo...

Pepe,

Lo que me sorprende de este panfleto es que, no sé si estarás de acuerdo, va más lejos de las típicas controversias sobre el DI porque en estas lo que se discute es averigüar qué es ciencia y qué no lo es y por tanto cabe tanto argumentaciones racionales como agrit-pop pero determinar quién es un científico más puro no en ateniencia a los hechos sino a las creencias extracientíficas sólo puede hacerse desde una argumentación ad hominem como la da cuenta el texto de Pinker.

Pinker y los Eduardos se comportarán como los matones que son si los dejamos.

Hombre si por Eduardo te refieres al primer comentador no lo juzgo un matón sino alguien lógicamente preocupado por los prejuicios morales de un científico pero la cuestión que esa no es la preocupación primordial de Pinker.

Ahora bien si por Eduardo te refieres al que ha colgado el texto de Pinker, al menos en el título del post resulta honesto y claro en las exigencias a tener con un científico: que defienda el materialismo científico.

Respecto a esta actitud creo que ya he sido bastante explícito.

José Luis Ferreira dijo...

La entrada era sobre si dejar a una persona que cree en verdades reveladas es un buen director de, en este caso, el NIH.

No conozco a Collins, así que no sé hasta qué punto es presa de los prejuicios asociados a sus creencias. Todo depende de eso.

A una persona sin prejuicios dogmáticos y con contrastada calidad científica, la pondría sin problema en un puesto así. A medida que supiera de más y más prejuicios que pudiera tener, menos y menos me gustaría darle esa responsabilidad. Hablo tanto de prejuicios religiosos como ideológicos. Un testigo de jehová muy creyente en su religión tal vez acabe torpedeando alguna política de transfusiones. Un católico o un evangelista tal vez logre poner zancadillas en el sistema para que no se realicen abortos. Un marxista leninista tal vez haga disparates en plan Lysenko,...

Desde luego a mí me daría miedo tener a un tipo new age con creencias en homeopatías y magias del estilo encargado de la salud. O a alguien que cree que la virgen cura, o que lo hacen las oraciones, o que cree que dentro de unos años una nave espacial le va a rescatar a él y otros elegidos de este planeta mientras los demás nos pudrimos.

Por otra parte, todos conocemos gente con creencias religiosas que es capaz de recluirlas a su ámbito personal o familiar.

Sólo sabiendo algo más de Collins podremos juzgar la actitud de Pinker.

Héctor Meda dijo...

Jose Luis,

No te líes la manta ;-)

La actitud de Pinker es totalmente transparente y argumentada, otra cosa es que las argumentaciones por el perpetradas no sean más que falacias ad hominem.

A Pinker, por ejemplo, le molesta que Collins crea en la santísima trinidad porque esto es (..) una forma de promoción pública que suministra un aliento incalculable a las fuerzas que han sido hostiles a la ciencia durante los ocho años pasados, y así una burrada tras otra.

Y, por cierto, la figura así como creencias de Collins son bastante conocidas. Ha tenido discusiones de religión con Dawkins, etcétera.

Héctor Meda dijo...

Otro item más que se me olvidaba.

Si por ejemplo Collins tuviera creencias abominables como, me invento, no se debe hacer transfusiones de sangre -aunque no sé si eso tendría relevancia para su cargo, me refiero en su desempeño- entonces lo lógico en Pinker es que señale ese hecho y lo critique como no conjugable con su puesto pero no que le etiquete como un inauténtico científico a razón de creencias en dioses trinos.

Lo primero sería una crítica de un hecho concreto, digamos una crítica empírica; lo segundo, lo que ha hecho, es despotricar prejuciosamente.

Eduardo dijo...

Pepe, en primer lugar, los "Eduardos" no existen, como imagino que no existen los "Pepes". Sugiro que, antes siquiera de que hayamos cruzado una palabra, intentes no juzgarme o intentar decir quien soy. Gracias.
Lo de la inquisición, en fin...
Y lo de "si los dejamos". Pero quien eres tu para dejarme o no pensar como me apetezca? Como esperas impedirmelo? No me gusta ni el fondo ni la forma. Y hasta hora había pasado por la blogosfera más de dos años sin encontrarme con esto...
Algún argumento, por otro lado?...
Hector, lo cierto es que entre la religión y la ciencia hay muchas cosas intermedias, como el derecho natural, la costumbre (volvemos a lo mismo) y la propia ley que aprueba la mayoría en los países civilizados (que son los únicos que hacen ciencia). Los países que dejan que la religión mediatice su producción científica son, por ejemplo, Irán, Arabia Saudí... Ni siquiera el Vaticano, que (actualmente) tiene algunos científicos brillantes. Otros que normalmente dejan que la subjetividad empañe sus resultados son los comunistas o los fascistas. El problema de la religión o la política tomar partido en la ciencia es que llevan a cosas como Mengele. Mengele no era un científico aséptico, sino que estaba empapado de esa nueva religión (porque lo era...).
Otra cosa es que yo niegue valía a alguien por ser religioso. Uno de mis compañeros de trabajo es sacerdote y creo que es una persona capaz (aunque perezosa, como yo mismo). Pero cuando busca un diagnóstico entre las células, se rige sólo por los libros de la disciplina y no por la biblia. A eso voy. Creo que estarás de acuerdo en eso. Un saludo. Reconforta encontrar diferencias, cuando son intelectuales...

El Perpetrador dijo...

Héctor, tus argumentos me parecen irreprochables.

Si tuviera que hacer alguna matización diría que si yo fuera Collins habría puesto muchas dosis de mano izquierda en dar señales tranquilizadoras sabiendo que mucha gente en el mundillo pensará como Pinker. Aunque sólo fuera con ese humor que tienen los yanquis y que siempre logra romper el hielo en las situaciones más inimaginables: "Tranquilos que no voy a quemar a quien diga que la Tierra gira alrededor del Sol". Algo así.

Porque es que comprendo, por ejemplo, que los biólogos con investigaciones en curso sobre células madre sientan emocionalmente cierta incertidumbre sobre la supervivencia de sus proyectos si el responsable de su financiación es un fiel de una iglesia que descarta la legitimidad moral de tales investigaciones. Y además, curiosamente, Collins es genetista. Doble razón para que se pronuncie al respecto desde el principio. Vamos, creo que debería hacerlo aunque no fuera religioso. El responsable de un asunto bioéticamente polémico debería anunciar el espíritu de sus directrices. No por ley, sino por protocolo, como el decir buenos días.

Pero la crítica de Pinker estaba mal hecha en la forma, de hecho no debía tener forma de crítica sino de sugerencia velada y cordial, pues, como has dicho, no hay que se sepa antecedentes preocupantes en la vida profesional de Collins.

Sierra dijo...

José Luis:

Permitame opinar sobre su comentario, aunque nadie me pregutara. Humildemente, veo que no está en contra de los prejuicios, sino de los prejuicios que son contrarios a los suyos. Verbi gratia, usted cree apriorísticamente en la legitimidad del aborto, como deduzco de su último comentario; con lo que está en contra de los católicos que creen que el aborto es ilegítimo. Y no soporta que los católicos, seguros de estar en lo cierto, colaboren activamente en la prohibición del aborto, pues considera que esa es una actitud dogmática, cuando la suya a favor del propio aborto tiene las mismas características. (En realidad, no sé si usted apoya el aborto, lo uso meramente de ejemplo)

Sin ir más lejos, cree usted apriorísticamente que la virgen no cura. (Yo también, no se lo tome a mal; pero creo que ninguno de los dos podrá citar el experimento que haya demostrado empíricamente que las vírgenes no curan).

También tiene usted un fortísimo prejuicio a priori contra la metafísica, cienta intelectual que ciertamente no entiende, pero que rechaza con fervor.

Lo que quiero decirle es lo mismo que Héctor incansablemente respalda en este blog: todo pensamiento humano parte de premisas no empíricas, no demostrables; lo que él llama metafísicas.

No hay razón para perder la cabeza por ello. Es muy humano.

José Luis Ferreira dijo...

Sierra:

Yo no creo en todo eso apriorísticamente, como no creo apriorísitcamente en la ley de la gravedad o en la de la oferta y demanda. Creo en las cosas para las que tengo bastantes más evidencias a favor que en contra.

Creer apriorísticamente en algo sería hacerlo antes de la evidencia. Seguir creyendo después de la evidencia en contra (o de la falta de evidencia a favor y de la evidencia de hipótesis alternativas) es el dogma y la cerrazón mental.

Héctor Meda dijo...

¡Buff! ¡Qué de comentarios! Se ve que los temas relgiosos os ponen. Intentaré responder a todos, espero que no me olvide de nadie:

Eduardo,

Me ha gustado tu referencia a los comunistas o fascista y es que la ideología política también puede ser causa por la que criticar a un científico pero, volvemos a lo mismo, por tener una política equivocada, v.gr: ser liberal y considerar que el estado no debe financiar ninguna investigación, pero no por ser mejor o peor, más o menos científico.

No hay duda de que se puede criticar a alguien por determinados prejuicios pero hay que señalarlos explícitamente y circunscribir la crítica al ámbito exclusivo desde donde es relevante de forma que un científico comunista tendrá abominables ideas políticas pero puede ser un gran científico y un religioso podrá tener ideas raras sobre tal o cual tema moral pero hay que señalarlas y hay que entender que eso no le afecta a su praxis y por tanto a su figura científica. Pinker, me temo, no se comporta así y es lo que le critico.

Y, que conste que a mi también me reconforta tenerte debatiendo temas intelectuales ;-)

El Perpetrador,

Pedir mano izquierda a Collins o al menos indicaciones sobre qué piensa de temas concretos me parece loable. Incluso criticarle por ello siempre y cuando una descalificación de los (pre)juicios morales de uno, no pretenda de regalo empañar su categoría científica además de generalizarlo para todo aquel que tenga una moral católica.

Además, con el tema de las células madre que, recalco, no ha mentado Pinker, o con el tema del aborto o temas similares puede haber disidencias éticas pero no he visto argumentado por ningún lado que justifiquen que la ciencia esté de parte de uno u otro bando.

José Luis,

Ya es poco más off-topic, es más, supongo que se merece un post pero es que no me resisto a decir que yo no veo el asunto tan sencillo.

Obviando las hipótesis metafísicas indemostrables pero que todo el mundo asumimos como cierta (v.gr: que el solipsismo sea falso), el hecho es que incluso en sistemas tan simples como un billar el encontrar que una bola A cuando la golpea causa el movimienta a la bola B es imposible de verificar tal y como constató Hume.

Ni que decir tiene que otro tanto pasará pero a gran escala en fenoménos macróscopicos pues cuando decimos que una manzana cae por la fuerza de la gravedad asumimos que existe una fuerza que, mira, la evidencia nos dice que provoca la caída de la manzana y al no verificar observacionalmente tal fuerza, como no verificábamos observacionalmente a A causando movimiento a B, no nos damos cuenta que dicha fuerza realmente no tiene por qué existir y bien pudiera ser una entidad inventada que encaja correlativamente en nuestras observaciones empíricas.

La ciencia no es tan sencilla como la planteas, no es como clasificar sellos, digo regularidades, previamente recogidas por la evidencia y si tuvieras razón en que sólo los dogmáticos creerían apriorísticamente en algo entonces todos los físicos desde Newton, incluido, haste Einstein, tiempo tardó pero este finalmente excluido, habrían sido unos dogmáticos de cerrazón mental por creer en fuerzas, espacios desgagados de tiempos, ambos absolutos y nomás tres dimensiones.

Lo que yo digo, por cierto, es que la metodología científica opera de una forma tal que minimiza el efecto de las creencias aprioristas pero negarlas en la mente de los científicos es tan contrario a la evidencia que sólo se puede hacer desde el dogmatismo.

Otro tema a discutir sería hasta qué punto las evidencias son evidencias en el sentido en que los experimentos nunca son tan concluyentes como un teorema matemático pero eso es otro cantar.

José Luis Ferreira dijo...

Héctor:

No sé de dónde se colige que yo pienso que la ciencia sea sencilla, ni que los científicos no tengan (tengamos) prejuicios. Lo que digo es que el científico se adscribe a una manera de hacer las cosas, que acepta como la mejor. Pero luego cada uno lo hará mejor o peor. Lo importante es la actitud abierta para eliminar ideas prejuiciosas.

Seguro que yo mismo tengo prejuicios (no los que señala Sierra, creo), pero creo tener una disposición continua a hacer que, una vez identificados y detectada la evidencia, intentar quitármelos de encima.

La causa, como bien dices, no es una categoría lógica. Lo más que podemos hacer es ver que nuestro modelo, quitando o poniendo una variable pasan o no pasan cosas que podemos cotejar con la realidad. No sabremos que "realmente" una bola cause el movimiento de otra, pero si podemos identificar las cosas que observamos con las cosas de nuestro modelo, eso que ganamos.

El Perpetrador dijo...

Además, con el tema de las células madre que, recalco, no ha mentado Pinker, o con el tema del aborto o temas similares puede haber disidencias éticas pero no he visto argumentado por ningún lado que justifiquen que la ciencia esté de parte de uno u otro bando.

Bueno, el aborto no porque supone ciencia sino que es una aplicación técnica, un uso tecnológico de unos principios científicos muy simples. Sin embargo, la investigación con células madre supone un procedimiento cognitivo que, una vez concluido, tendrá una aplicación médica que se discutirá en otro ámbito. Cualquier biólogo cuya inspiración primordial sea la obtención de conocimiento lo más probable es que entienda como principio implícito en su propia actividad el estar favor de una investigación que explique mejor la anatomía del hombre siendo su moralidad un asunto inexistente para mucha gente. Tengo la impresión de que muchos biólogos ni se planteen que sea inmoral investigar con células como no se lo plantearían al investigar con protozoos.

Pero el aborto, insisto, es otro asunto porque a) no implica rédito científico, y b) la dimensión moral como problema es mucho más evidente intuitivamente.

Iñigo Azcorra dijo...

Como dicen en los Simpson existen la faceta cientifica y la faceta religiosa y sus respectivos ambitos, no se encomienda a una deidad que un puente aguante ni se hace mofa del religioso o del musico.