viernes, 10 de julio de 2009

Mente y Materia

La arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes reunidos bajo la luz
Erwin Schrödinger, en su libro, más bien librito, Mente y Materia, desarrolla una interesante neurofilosofía más especulativa que experimentalmente validada pero no por ello menos poblada de intuiciones sorprendentemente actuales.

Siquiera resumir pequeña parte de lo dicho en el libro resultaría imposible porque a pesar de su ligero tamaño (ciento treinta páginas), en él se dan cita toda clase de temas desde si podemos esperar un desarrollo biológico del hombre hasta un breve paseo por la moral pero de todos ellos, todos  interesantes -y que por alguna habilidad sólo conocida por un genio como Schrödinger es capaz de unificar de forma consistente-, sólo recogeré lo que este insigne científico entendía era la mente.

Antes de nada, rompamos un innecesario suspense y demos la solución: lo en este libro propuesto es ni más ni menos que un pansiquismo.

Su alegoría-resumen será, pág.86:
La mente es, por un lado el artista que ha producido el todo; sin embargo, en la obra terminada no es sino un accesorio insignificante que puede omitirse sin que por ello el efecto total pierda el menor mérito.
Para empezar a justificar tal idea, hay que señalar que a Schrödinger no le tiembla el pulso a la hora de señalar las limitaciones de su actividad profesional, por extensión la ciencia, y es que ésta tiene dos principios que él insiste que se establecen y no imponen y que se cifran en que 1) se puede comprender la naturaleza y 2) el principio de objetivización (Hipótesis del mundo real). Inciso: Curiosamente Schrödinger se muestra preocupado de que la -en parte su- mecánica cuántica haya herido de muerte tales principios.

Del primero pasa de puntillas, asume que el Tao se puede nombrar; del segundo dice que se cifra en conseguir ser un observador externo al mundo el cuál se convierte por este método en un mundo objetivo, dice también que es una simplificación que se adopta con el objetivo de (pág. 55) dominar el infinitamente intrincado problema de la Naturaleza de forma que esta sólo es una hipótesis pues de lo contrario excluiríamos al sujeto del conocimiento de la naturaleza por lo que, pág.57:
El mundo material se ha construido sólo a costa de extraer de él el yo, es decir, la mente; la mente no forma parte de él, por ello no puede, evidentemente, interaccionar ni con él ni con cualquier de sus partes.
Citando a Jung:
El aluvión de objetos externos de conocimiento ha arrinconado al sujeto; muchas veces hasta la aparente no existencia.
Es aquí cuando nuestro físico hace uso de las corrientes panteístas orientales y si se nos antojan indigeribles es porque llevamos milenios sujetos a una misma dieta filosófica de origen mediterráneo que nos ha hecho excretar una ciencia que se basa en la objetivización, hecho que, como siempre pasa cuando no hay suficiente diversidad en nuestros regímenes alimenticios, ha traído consecuencias perniciosas para nuestra salud mental al privarnos (pág.74) a sí mismos de una comprensión adecuada del sujeto del conocimiento, de la mente.

Pero dichas limitaciones se resuelven si asimilamos la doctrina de la identidad oriental a nuestra ciencia occidental, pág.82:
La mente es, por su propia naturaleza, un singulare-tantum. Yo diría que todas las mentes son una sola. Me atrevo a considerarla indestructible, ya que tiene una peculiar tabla de tiempos, estoe es, para la mentes siempre es ahora. No existe en realidad, el antes y el después para la mente. Sólo existe un ahora que incluye memorias y expectativas. Pero doy por seguro que nuestro lenguaje es incapaz de expresar esta cuestión y también afirmo, por si alguien desea decirlo, que estoy hablando de religión, no de ciencia; pero de una religión que no se opone a la ciencia, sino que se sustenta en todo aquello que la investigación científica desinteresada ha traído a la palestra.
Con estos mimbres se muestra dispuesto a llegar a la mágica solución antes mentada no sin antes convocar a cierto trío de muertos ilustres: Platón, Kant, Einstein.

Del primero recoge su idea sobre las Ideas: una realidad fuera del tiempo, más real que nuestra auténtica experiencia siendo de hecho abrevadero de la misma.

Del célebre caminante de Königsberg recoge que el hecho de que algo se propague en el espacio, dure en el tiempo, no es una cualidad del mundo que percibimos, sino que pertenece a la mente perceptora que es incapaz de aprehender la realidad si no es bajo ese esquema causal.

El último adeudo con la historia del pensamiento provendrá de Einstein de quien recoge las consecuencias respecto al tiempo que entrañan su teoría de la relatividad que simplificadamente afirma que de dos sucesos, B y B`, que estén fuera de una región del espacio-tiempo en donde sí está A, se puede decir que (pág.105) forman un solo tipo de hechos que no son ni anteriores ni posteriores a A.

Estos tres olímpicos pensadores que nos libraron de la tiranía de Cronos han conseguido revelarnos lo que Schrödinger no tiene pudor alguno en llamar la idea religiosa.

Es más, a juicio del célebre científico, la mecánica estadística de Boltzmann al postular una reversibilidad de la flecha del tiempo hace aún más mortales los golpes dados a Cronos a un punto que lleva a nuestro premio nobel de física a caer en un arrebato místico, pág.111:
Lo que construimos en nuestras mentes no puede tener (así lo siento) un poder dictatorial sobre nuestra mente, no puede cuestionarla ni aniquilarla.

Algunos de ustedes dirán, estoy seguro de que es misticismo. Así aún reconociendo que las teorías físicas son siempre relativas –por cuanto dependen de ciertas hipótesis básicas-, podemos afirmar, o así lo creo, que las teorías actuales de la físicas sugieren fuertemente la indestructibilidad de la Mente frente al Tiempo.
Un inciso para terminar, mejor dicho, para contemporizar las teorías de Schrödinger.

Recogíamos ayer las tesis neurobiológicas de Edelman en un trabajo estrictamente ametafísico en tanto en cuanto se circunscribía al ámbito biológico, por tanto natural, empírico. Lo sorprendente de lo dicho allí, que entonces no supe hacer ver, es que al establecerse que la consciencia se da cuando hay cierto diálogo interneuronal que cruza cierto umbral de complejidad, consecuentemente, lo que posibilita el que un ente sienta el mundo es ser un fenómeno físico de una gran complejidad. De hecho, Edelman dirá que nada hay en el universo tan complejo como el funcionamiento del cerebro.

Entendido así es fácil colegir de la teoría de Edelman, como de la de Schrödinger, que si bien la actividad cognitiva depende de una serie de estructuras construidas con material orgánico, con materia; la mente, la consciencia, el sentir el mundo, se debería entender como una suerte océano de Consciencia que permea todo lo real siendo lo que caracteriza a nuestras identidades el ser hechas mediante el concurso de la materia, una especie de icebergs, esas complejas arquitecturas de agua condensada, que cuando tienen una determinada complejidad son capaces de abrirse y recoger, secuestrando, dando forma, como un edificio da forma a luz mediante sus elementos estructurales; a una Conciencia que es idéntica a todos de igual modo que una Luz que baña todas las ventanas de un edificio es, a pesar de sumirse en habitaciones separadas, la misma Luz que entra por todas las ventanas.

21 comentarios:

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Los grandes genios también desbarran.
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¿Por qué "la mente", y no "la digestión"?

Héctor Meda dijo...

Bueno no somos un proceso digestivo sino mental de ahí que nos preocupe de dónde viene la mente y no tanto la digestión.

Respecto a los desbarres de ciertos ilustres pensadores supongo que en el fondo se debe a que en realidad tienden siempre a pensar así pero en el contexto de la ciencia se ven beneficiados al estar obligados a cumplir ciertos requisitos en sus elecubrucaiones, como que estén sujetas a validaciones experimentales, con el que consiguen el mismo beneficioso efecto que un escritor verborreico gana cuando es vigilado por un editor diligente.

Sospecho que cuando el editor no le acepta más trabajos es cuando cambian de tercio y se pasan a la sci-fi. Algo muy común en viejos científicos ya consagrados.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

era a ti al que no le preocupa de dónde viene la digestión. Lo que quiero decir es de dónde sacas la fabulosa hipótesis de que la mente y la digestión tienen una naturaleza fundamentalmente distinta (ambas son reacciones químicas).

Héctor Meda dijo...

No creo que Schrödinger crea que la mente y la digestión tengan una naturaleza distinta sino que al final todo se reduce a un proceso mental.

El por qué todo es mente y no materia es la tésis que busca demostrarse en su libro y ahí es donde entra ciertas consideraciones como que por ejemplo, al ser objeto de estudio científico todo aquel ente del que no participamos se ha desarrollado una especie de teoría conductista de la realidad.

Supongo que por decirlo en terminología científica más actual, lo que creo que defendería hoy Schrödinger es que el átomo esencial de la realidad no es el átomo, la supercuerda o cualquier otra partícula material -signifique eso lo que signifique- sino un bit de información siendo el proceso de mutación de un valor a otro algo mental, algo percibido -aquí es donde entra el pansiquismo- y la acumulación de bits en estructuras complejas sería lo que llamamos materia aunque sea en última instancia tan informacional como un iceberg es agua.

p.d: ¿Qué te parece este post?

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Un universo en el que TODO sea mente es INDISTINGUIBLE de un universo en el que TODO sea materia, o TODO sea cocacola. Si usamos TÉRMINOS distintos es porque queremos usar CONCEPTOS distintos, y por lo tanto, tenemos que tener criterios para DISTINGUIR unas cosas de otras.

Héctor Meda dijo...

Bueno si todo es materia entonces los procesos mentales, entendidos como procesos sintientes, son emergentes a la materia.

El problema es que desde una perspectiva materialista, la materia es el sujeto de todo predicado científico y con esta manera de digerir la realidad se acaba excretando una ontología legaliforme donde lo que en última instancia hay es una realidad sujeta a leyes naturales pero desde donde no se puede distinguir si se está en un mundo lleno de zombis o no.

En terminología de un pansiquista contemporáneo, Chalmers, el problema radica en que la consciencia no es superviniente a las leyes naturales por lo que urge darle la vuelta a las ontologías y partir de consciencia desde la que se emerge -¿cómo?, leáse este post para imaginarlo- la materia y no al revés.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Esto me recuerda al chiste (que publiqué en mi blog) del cliente de un bar que se queja al camarero de si lo que le ha puesto es café o té. "¿No lo puede distinguir por el sabor?", pregunta el camarero. "¡No!", responde el cliente. "Entonces, señor, ¿qué más le da que sea café o té?".
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Si PRETENDES que mente y materia signifiquen cosas distintas (como "fresa" y "diminuendo"), muéstrame EN LA EXPERIENCIA a qué te refieres con cada cosa. "Mental" es un predicado empírico que se refiere a ciertos fenómenos que constatamos en nuestra experiencia (como "digestivo"): el daño que me hace un pisotón es "mental" (y hay a quien le pisan y no le duele), mientras que la composición química del agua no es mental (no necesita que existan ningún BICHO CON MENTE para ser como es). Pero el daño es MATERIAL, en el sentido de que es algo que CONSISTE en el hecho de que ciertos circuitos cerebrales chuflan de una manera y no de otra. Así que todo lo mental es material, pero no todo lo material es mental.
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Si el mundo está lleno de zombis, es algo que NINGÚNA INVESTIGACIÓN RACIONAL, empírica o matemática, puede decidir nunca, así que es un problema por el que no merece la pena preocuparse.

Héctor Meda dijo...

XDD

El chiste es bueno pero me lo has puesto a huevo.

Si el té y el café fueran materialmente iguales, molécula a molécula, átomo a átomo, supercuerda a supercuerda pero tuvieran un sabor diferente entonces ¿serían dos bebidas diferentes o no?

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

¡¡¡Pues ESO es lo que digo yo!!! Un universo aparentemente igual que el nuestro, pero en el que "todo es mente", es IDÉNTICO a un universo aparentemente igual que el nuestro pero en el que "todo es materia".
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Así que lo lógico es limitarse al uso de términos para los que pueda darse un CRITERIO EMPÍRICO con el que decir "esto es X" y "esto NO es X".

Héctor Meda dijo...

Pues no, porque para mi en la disyuntiva antes mentada el té y el café serían diferentes independientemente de que biológos, químicos, físicos y científicos en general no fueran capaces de señalar empíricamente en dónde nace la distinción.

Y a ti te pasaría lo mismo no tendría sentido que pidiendo café y diéndote té protestases cuando no según tú la diferencia no es racional.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Héctor:¿cuál es la diferencia entre la mente y la materia en un mundo en el que TODO es mente?
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SABEMOS que el té y el café son diferentes, pero tal como tú lo planteas, lo que estamos es intentando distinguir el agua del H20

Héctor Meda dijo...

Especulo que detrás de cada proceso físico lo que hay es un intercambio de energía que podríamos entender como intercambio de información, una dialéctica de entropía/neguentropía de forma que cuando se da esta dialéctica aparece un proceso sintiente, un proceso mental.

La materia aparecería cuando se diera una acumulación de dicha negentropía, la ganancia continuada de un orden que debido a dicha condensación se cristalizaría en estructuras materiales sobre las que emergerían nuevas propiedades o si se prefiere, nuevas formas de obtención de información.

Esto es un esbozo de lo que podríamos considerar una especie de monismo neutral.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Si metes la información, vas a desbarrar más todavía (la información es una magnitud física TAN POCO ANIMISTA como las demás).
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Lo de que en todo caso tal y cual... "aparece un proceso sintiente" me parece metafísica de lo más baratucha. ¿Cómo coño SABES que hay un proceso SINTIENTE en la caída del agua por una catarata, o en el girar de un electrón alrededor de un núcleo? Decir eso es algo que simplemente AÑADES por el gustirrinín mental que te da pensarlo, no porque tengas RAZONES QUE JUSTIFIQUEN QUE SEA VERDAD.
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Si eso es "neutral", que venga dios y lo vea.
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Lo que yo te digo es que cuando pasan en mi cerebro ciertas cosas yo SIENTO algo; en cambio, no siento muchas otras que también pasan en mi cuerpo (e incluso en mi cerebro).
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ESO es lo que yo llamo "mental".
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"Material" es como llamo a lo que tiene masa.
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Héctor Meda dijo...

Jesús,

Lo de neutral en monismo no es de cosecha propia. Es un tipo de monismo que cree que estamos compuestos por una sola sustancia y no dos (material, espiritual) que es lo que se defiende en el dualismo cartesiano.

Monistas neutrales eran Spinoza, Schrödinger y, según dicen, el último Russell.

También quisiera aclarar que yo, por mi neurofilosofía, en consecuencia, mi epistemología, considero que el Tao que se puede nombrar no es Tao, vamos, que no hay posibilidad de elevar a ciencia la metafísica por lo que todo especulación ontológica ha de estar guiada más por criterios estéticos que heurísticos, independientemente de que deba ser, a no dudarlo, consistente con lo dicho por la ciencia.

Ahora entro en materia. Nunca mejor dicho.

Que la información sea una magnitud física es algo que no me sorprende en la medida en que sea cual sea la sustancia que subyazca a la realidad tendrá que ser, al menos ciertos ámbitos suyos, mesurable pues de ella nace toda nuestra realidad observable.

Que no sea animista la información es falso pues si la entendemos como aquello que subyace a todo proceso físico y la miramos actuar cuando el vacío cuántico, por ejemplo, es evidente que resulta bastante viva.

La aparición de un proceso sintiente toda vez que haya un flujo de información es una hipótesis que se postula a razón de que experimentamos una sensación en todos aquellos procesos físicos en donde hay un intercambio de información, entropía, energía.

Trasladar que dado que en nosotros asociado a una ganancia de información hay siempre un proceso sintiente y que éste sólo se da mientras aquel porque previsiblemente los cadáveres borrrachos de entropía e incapaces de mantener un orden en su cuerpo no sienten; digo, trasladar este hecho subjetivo a todos los procesos en donde hay un flujo de información a pesar de que no lo sentimos, me parece no más arriesgado que cualquier teorización que hable de causalidad en vez de correlación y que acepte lo dicho por un proceso de inducción como verdad.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

¿Es la misma sustancia un fotón que un electrón?
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Y que la información en los sistemas cuánticos esté "viva"... también podías decir que está tocando un minué.
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En fin, si quieres darte un paseo por lo inefable, lo siento, pero ahí no te acompañaré.

Héctor Meda dijo...

A mi tampoco me convence el pansiquismo pero los mimbres hasta ahora plantados para contruir el trampolín sobre el que dar el salto metafísico no me parece que sean tan insostenibles.

Así, que la información en los sistemas cuánticos está viva no es algo tan absurdo. Cito:El vacío cuántico
(...)
llena el todo espacio del mismo modo que la cerveza llena un vaso.

En un vaso de cerveza, ligeras variaciones de la presión y la temperaturas originadas por causas externas (vibraciones de la mesa, luz, etc) hacen que en un cierto punto comience a formarse una burbuja. Si la burbuja es muy pequeña, la presión del gas en su interior no alcanza a inflarla y la burbuja desaparece. Si en cambio supera un cierto tamaño crítico, la presión del gas es lo suficientemente fuerte para causar que la burbuja se expanda, y esta se hincha y comienza a subir. Si no llegara a la superficie, seguiiría hinchándose hasta llegar a tamaños enormes.

El multiverso es similar. El vacío llena el espacio. Las fluctuaciones cuánticas crean en un dado punto una burbuja que comienza a hincharse. Como el vaso no tiene superficie, esa burbuja se sigue hinchando hasta alcanzar tamaños cósmicos y da lugar a un universo. Pero no es idéntico al caso anterior por dos razones: la primera es que las fluctuaciones cuánticas no se deben a causas externas sino que son inherentes al carácter cuántico del vacío, la segunda -que es a lo que quería llegar- es que las fluctuaciones cuánticas no tiene lugar en un orden temporal. Es decir no hay una fluctuación aquí y luego otra fluctuación allá, sino que hay una probabilidad no nula de fluctuación en todos lados y todo el tiempo
.

Vuelvo a citar: las fluctuaciones cuánticas no se deben a causas externas sino que son inherentes al carácter cuántico del vacío, es decir, actúan de motu propio como si o porque estuvieran vivas.

Luego preguntas si un electrón tiene la misma sustancia que un fotón y claro todos sabemos que en el universo hay dos, por así decirlo sustancias inconexas aún, materia/energía y espaciotiempo y todo es reducible a ambas sustancias, incluidos los electrones, incluidos los fotones por lo que sí compartirán la misma sustancia, es más, el propio tejido espaciotiempo tendrá algo en común con la energía/materia y es aquí donde reducirlo todo a información no resulta un absurdidez sino que es una especulación que hasta se lo visto realizar a materialistas irredentos como Greg Egan en sus ficciones, por ejemplo, en su novela El instante Aleph.

Estamos ni más ni menos que en la hipótesis it from bit de Wheeler.

Héctor Meda dijo...

David Chalmers, como te dije antes: pansiquista, dice en su libro La mente consciente, a propósito de la teoría de Wheeler, pág.385:
los espacios de información requeridos por la física están basados en propiedades fenoménicas (...). Cada instanciación de un espacio de información de este tipo es, de hecho, una realización fenoménicas. Cada vez que una característica como la masa y la carga se realizan, existe una propiedad intrínseca detrás de ella: una propiedad fenoménica (...). Tendremos un conjunto de espacaios microfenoménicos básicos, uno para cada propiedad física fundamental, y son estos espacios los que basarán los espacios de información que la física requier [según Wheeler]. Las diferencias últimas son estas diferencias fenoménicas.
(...)
La ontología a la que nos lleva podría verdaderamente llamarse una ontología de doble aspecto. La física requiere estados de información pero sólo le importan sus relaciones, no su naturaleza intrínseca. Este enfoque postula un solo conjunto básico de estados de información que unifica aquellos dos. Podríamos decir que los aspectos internos de estos estados son fenoménicos, y que los aspectos externos son físicos. O a la manera de un eslogan: la experiencia es información desde el interior; la física es información desde el exterior
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Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

TODO lo que actúa, actúa "motu proprio". El sol ejerce atracción gravitatoria "motu proprio"; los cuerpos cargados electromagnéticamente atraen o repelen a otros "motu proprio". No hace falta la física cuántica para saber que la naturaleza es ACTIVA.
Lo que pasa es que, DENTRO DE LOS SERES NATURALES, hay unos que están vivos (las cucarachas) y otros que no (las estalactitas, aunque crecen). Yo utilizo el término "vida" para DISTINGUIR lo que estudia la biología de lo que no estudia la biología. Si TODO está vivo, yo llamaré DE OTRA MANERA a los bichos y las plantas, y diré que NO TODO tiene ESA PROPIEDAD que tienen los bichos y las plantas, pero no los electroimanes o los volcanes.

Héctor Meda dijo...

Jesús, yo he utilizado el término vivo en el sentido animista que entiendo que sólo puede significar falta de causalidad en el actuar.

El sol stricto sensu no actúa de motu propio sino que al estar sobre un tejido espacio-tiempo con una determinada configuración energética reconfigura de una determinada forma la realidad circundante, a saber, deformando el espaciotiempo de un modo tal que atrae a toda entidad circundante.

En última instancia no sé si es necesario creer si la sustancia de lo que está hecha la realidad está o no viva; sí que es necesario creer para una defensa pansiquista que la experiencia no existe exclusivamente cuando se da una determinada presencia de materia de la que sólo entonces emerge un proceso sintiente pues las investigaciones neurobiológicas actuales (veáse el link a Edelman en este mismo post) apuntan a intercambio de información, de entropía, como condicion sine qua non para que aparezca la consciencia y no a la mera presencia de una entidad material, pongamos un cerebro, pues éste existe tal cual, intacto, en el cuerpo de un soñador en fase REM, de un epiléptico, de una persona sobria y sólo se da la consciencia en ésta última persona porque el ritmo con el que ciertas neuronas gatillan en su interior está diferenciado del resto; no porque en dicho proceso concurse más o menos materia sino por cómo ésta se configura. Una configuración cualitativamente diferente que sólo es entendible en términos informacionales.

En última instancia, tampoco creo que desde una perspectiva "it from bit" se escape uno del paradigma fisicalista, tu dirás, yo más bien lo veo como una matización del mismo y es por ello que no lo comparto plenamente aunque resulte la ontología de lo que deba ser lo real más ilustradora hasta ahora dibujada por nadie.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

¿"Falta de causalidad en el actuar"? Traeme un girasol y enséñame qué molécula de él se mueve "sin causalidad".
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Con repecto a lo otro, el agua líquida y el hielo se diferencia SÓLO en la configuración de sus moléculas. Ese es el TIPO de diferencia que hay entre los procesos conscientes y los inconscientes (y entre una buena digestión y una indigestión).

Héctor Meda dijo...

En la molécula, no sé, pero en el vacío cualquier aparición es impredecible.

En cuanto al hielo y el agua, precisamente en mi post tengo un enlace en la palabra "condensado" del último párrafo en donde explico que en última instancia lo que diferencia al agua del hielo es el distinto nivel de entropía de sus estructuras.

En nuestro cerebro los diferentes estados de consciencia han entenderse también desde un punto de vista informacional aunque es el conjunto neuronas/disparos neuronales lo que hay que analizar y no exclusivamente la disposición neuroanatómica, biológica, molecular, atómica de nuestro cerebro sino cómo su mutua interacción vía disparos neuronales crea estructuras que en función de su grado de entropía generan una consciencia u otra.