jueves, 17 de septiembre de 2009

Pensar el mundo

De normal creemos que nuestro pensar el mundo es similar a fotografiarlo. De normal, pues, tenemos una equivocada conceptuación de nuestro pensar como una actividad representacionista. De ahí a pensar que vemos -o teorizamos- pedacitos de la realidad, de incuestionable veracidad, pedacitos, incluso, prestos a ser juntados algún día para una visión global, hay un pequeño e ilusorio paso.

A mi parecer, nuestras aproximaciones cognitivas al mundo son estructurales, no parciales. Esto significa que dado que lo aprehendido del mundo lo es vía cerebro, consecuentemente no existirá un hecho puro percibido aisladamente sin la mediación deformante o creativa de nuestra estructura cognitiva antes bien, nuestros datos empíricos llegan ya empaquetados o estructurados a nuestro entendimiento.

Una magnífica ilustración de esta idea nos la provee Funes El Memorioso, el cuál percibe dos perros como diferentes, uno el de las 3.14 y otro el de las 3.15, allí donde nosotros sólo vemos uno, veremos siempre uno. Funes sí tiene -porque irreal- una aprehensión parcial de los hechos, suponemos. Nosotros, por el contrario, vemos sólo un perro porque tenenemos una aprehensión de la realidad mediada por, o estructurada a través de, nuestra estructura cognitiva.

De este modo, si los datos empíricos no me vienen en bruto sino ya empaquetados y manipulados por mi estructura cognitiva será ésta en su totalidad la que se enfrenta con la experiencia, razón por la cual digo que no vamos recogiendo de ésta cachitos sin mediaciones estructurales de por medio.

Definitivamente, un ser pensante dispone de una determinada estructura cognitiva y todo lo que puede percibir del entorno depende de lo que le habilita dicha estructura pero es importante recalcar que nuestro pensamiento se acopla a lo real de una forma estructural: no asimila el mundo en su ser, lo re-crea desde él.

27 comentarios:

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Como te he dicho en la discusión sobre si algo puede venir de la nada:
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1) si los datos empíricos no me vienen en bruto sino ya empaquetados y manipulados por mi estructura cognitiva será ésta en su totalidad la que se enfrenta con la experiencia. Esto es un non-sequitur: CADA paquete se contrasta como un todo, pero SEPARADO de muchos MILES de otros paquetes. Cuando contrastamos las leyes de Mendel, no entran en la contrastación los detalles de la deriva continental. No pienses en las relaciones entre CADA elemento de nuestro sistema cognitivo y los demás como una cuestión de "todo o nada"; es más bien una función de probabilidad: ¿cuál es la probabilidad de que, como resultado de contrastar el item A, tenga que revisar el item B? Para la INMENSÍSIMA mayoría de pares de ítems, esta probabilidad es indistinguible de 0 en la práctica.
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b) No es un error pensar en los contenidos de la mente como en una representación; lo que es un error es identificar "representación" con "representación pictórica". P.ej., imagina un disco de un GPS para ciegos, que les va diciendo por la calle hacia dónde tienen que girar en cada esquina. El disco contiene, OBVIAMENTE, una "representación" de la ciudad; pero la representación no "funciona" produciendo imágenes, sino produciendo "instrucciones".
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Mi tesis (que he defendido en algunos escritos con mi colega Xavier Donato) es que, lo que hace de una representación una representación, es esa capacidad para generar "instrucciones útiles" (o sea, su capacidad inferencial).
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Así que el dilema no es entre "inferencia" o "representación", sino entre varias interpretaciones de lo que significa ser una representación.

Malena dijo...

Todos los caminos conducen a JLB!

Por lo demás, estoy de acuerdo con vos. Si se arma trifulca en los comments me meto a defenderte :P

Héctor Meda dijo...

Jesús,

Me tiras por dos razones las orejas. La última te la acepto, la primera, no.

Por partes:

En informática, más bien en los sistemas de información (v.gr: los ERP), hay tres tipos de información identificados, a saber: datos, información y conocimientos, tres tipos que acabo de ordenar de menor a mayor, se dice, inteligencia y valor de recurso, siendo los primeros los llamados datos en bruto, los segundo aquellos datos que están personalizados para el usuario y los terceros, aquella información que junto con ciertas reglas resultan ser soluciones a determinados problemas.

Ni que decir tiene que ese sistema de la información que es la ciencia también consta de datos, leyes y teorías a las que le caben, si te fijas, la misma definición y que se ordenan también por inteligencia y valor de recurso o también, por estar más estructurados, o mejor dicho, tener una estructura más compleja.

Con esto quiero mostrar que, por todo o nada no significa que no hay más que una estructura, hay muchas, a cada cuál más compleja. Lo que digo es que todos los conocimientos son o, por seguir la terminología informática y en el fondo más válida como veremos, todos los recursos son estructurales.

E incluso en el nivel más bajo, en el de datos. Lo que diferencia a un dato de mero ruido es que el primero ya está estructurado. Así, si a una serie de números no le encuentro un orden, es decir no soy capaz de estructurarla entonces diré que es azarosa, puro ruido.

Ahora bien, el encontrarle un orden depende de mi potencia cognitiva, así si el orden número es supracomputacional entonces la serie, aunque ordenada, me resultará aleatoria y lo será porque mi potencia de cálculo no fue capaz de encontrarle un orden a la serie pues su orden no era asimilable. De hecho, hay un teorema matemático de Chaitin (si mal no recuerdo) que demuestra que es imposible aseverar que una secuencia de números sea aleatoria, bien podría ser hiper-ordenada.

También puede ser que la secuencia tenga un orden computable y un elemento/s aleatorio y entonces la secuencia sería comprimible en una fórmual más el elemento azaroso. Por ejemplo: la secuencia: 1,2,4,6,8... puede ser reducida a la fórmula de números pares MÁS el número uno. Lo importante aquí es que si hemos troceado así esta secuencia es porque nuestra capacidad de ver orden se ve obligado a ello.

Héctor Meda dijo...

Toda la enorme chapa anterior, pido perdón, para mostrar que cuando veo un dato ya tengo en el fondo una estructura previa que me predetermina dicha visión, cuando yo veo al conjunto de fenómenos perro-3.14 y perro-3.15 como un protofenómeno percibido como perro, he sacado un orden de una secuencia de "números" pero lo he sacado porque mi estructura mental me obliga a trocear y empaquetar la realidad así de forma que cuando veo dos fenómenos o datos separados, lo son por lo mismo que el uno en la secuencia de pares, porque mi forma de estructurar la realidad me obliga a separarlos, no soy capaz de ver un orden o estructura en esa secuencia sino dos, el uno y el conjunto de pares.

Las leyes no son más que estructuras ordenadoras de estructuras menores, esto es, datos y dicha estructuración más compleja se da porque mi estructura cognitiva no se reduce meramente a mis cinco sentidos sino que tengo una tecnología como el lenguaje que me permite crear estructuras más complejas rejuntando ordenadamente estructuras más simples llamadas datos. Eso, el pensar verbalmente, dicho sea de paso, nos permite pensar en términos abstractos, salirnos del tiempo presente y por tanto detectar regularidades.

Finalmente las teorías son, habíamos dicho, información que junto con ciertas reglas resultan ser soluciones a determinados problemas, regularidades que junto con ciertas estructuras matemáticas o reglas formales acaban formando una teoría o modelo formal que nos permiten solucionar determinados problemas.

Esto es grosso modo como entiendo que funciona nuestro pensar, desde el percibir un olor hasta el predecir un big-crunch, siempre manejando estructuras de menor o mayor complejidad, de menor o mayor alcance descriptivo pero estructuras.


A este respecto, sería interesante estudiar cómo la tecnología nos ha ayudado no ya en el avance de la ciencia, que también, sino incluso en potenciar nuestra cognición.

Respecto al segundo tirón de orejas, acepto mi ingenua creencia de lo que es representación. Ahora bien, aunque no te lo creas cuando dices que lo que hace de una representación una representación, es esa capacidad para generar "instrucciones útiles" (o sea, su capacidad inferencial) has de saber que estoy de acuerdo. Mi apostilla contra los representacionistas es por cómo entienden sucede la utilidad de las representaciones pues, en mi opinión, y como ya te dije en el otro post tuyo, nacen a razón de que teniendo misma estructura cognitiva y misma realidad entonces meramente manipulando a ésta nos es dable coordinarnos. Al lenguaje pues, y por extensión al pensamiento humano, le basta con ser un juego de reglas precisas para poder manejarnos por el mundo.

Héctor Meda dijo...

Malena,

Desde luego en este blog sí, todos los senderos aún bifurcándose terminan en Borges. Es lo que tiene la inmortalidad.

Ya voy 18 posts citándole. Ahí es nada.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Héctor:
¡¡¡si no me tienes que convencer de que no hay "datos puros", de que todos los datos están "cargados de teoría", y de que el proceso de contrastación implica contrastar sistemas de enunciados (o de información) considerablemente complejos!!!
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Lo que pasa es que de ahí NO SE SIGUE que, cuando contrastamos algo, estemos "poniendo en tela de juicio" TODO lo demás, o que lo estemos poniendo EN LA MISMA MEDIDA.
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A justificar ESTO (si quieres) es a lo que debes dedicar tus energías, no a la "chapa" de tus últimos comentarios.

Héctor Meda dijo...

de ahí NO SE SIGUE que, cuando contrastamos algo, estemos "poniendo en tela de juicio" TODO lo demás, o que lo estemos poniendo EN LA MISMA MEDIDA
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No creo haber dicho eso sino que todas nuestras informaciones están estructuradas y cuando las validamos o comparamos no hacemos sino confrontar estructuras.

Por decirlo refraneramente, un clavo saca a otro clavo porque sólo manejamos clavos, estructuras.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

OK; pero lo relevante que creo que debes tener en cuenta es que, en el proceso de contrastación, no tenemos el mismo GRADO DE LIBERTAD a la hora de decidir qué partes aceptar o rechazar como RESULTADO de la contrastación. Si yo predigo un eclipse de sol para las 15:00, y resulta que lo observamos a las 16:00, es mucho más DIFÍCIL para mí rechazar el "hecho" de que el eclipse fue a las 16:00, que rechazar algunos de los pasos que di al hacer los cálculos, y de las premisas que utilicé para ello.
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Héctor Meda dijo...

Estoy de acuerdo en el matiz. Se podría reformular en el sentido de que las estructuras más simples son más verdaderas que las complejas.

Además de la TOE, otro interesante post sería el mostrar cómo y en qué manera nuestras confirmaciones empíricas tienen carácter holístico.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

1) No es cuestión de SIMPLICIDAD (hay datos empíricos mucho más complejos que teorías abstractísimas)
2) No es cuestión de VERDAD (que sea verdad que hay un dimante de 100 kilates en Andrómeda NO DEPENDE EN ABSOLUTO de las cavilaciones que hagamos en nuestra mente).
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Es cuestión de CRITERIOS DE ACEPTABILIDAD.

Héctor Meda dijo...

¿Y qué entiendes tú por criterio de aceptabilidad? ¿y sobre todo cómo surge? ¿Por convención?

Ah, y otra cosa, ¿me puedas dar ejemplo de datos más complejos que teorías? Porque así, a bote pronto, se me antoja improbable...

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

¡Ojala todas las preguntas fueran tan sencillas de responder, Héctor!
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Un criterio de aceptabilidad es un criterio de los que utilizamos para decidir si, dados tales y cuales datos, la teoría o hipótesis tal es aceptable. Normalmente son criterios IMPLÍCITOS, no expresados verbalmente, pero tan REALES como el criterio que tú puedes tener para aceptar que las patatas ya están lo suficientemente fritas. P.ej., si una teoría hace una predicción inverosímil, y en los demás aspectos tiene un rendimiento empírico similar a las rivales, eso es un criterio para aceptar la primera.
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Respecto a lo segundo, imagínate la hipótesis que consiste en la ley de Boyle y los datos que consisten en el censo de población de España de 2003. No sé a ti, pero a mí me parece acojonantemente más complejo lo segundo que lo primero.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

De hecho, las teorías suelen preferirse, entre otras cosas, por su simplicidad, mientras que los datos son los que son, no se eligen, y a menudo son muy complicados. Una teoría que permita comprender con mucha SENCILLEZ un maremagnum de datos muy complejos, es, precisamente, una buena teoría. Así que las teorías no sólo son más simples que los datos; es que es PREFERIBLE que lo sean.

Héctor Meda dijo...

A ver, sí, lo que dices es cierto, y es lo que viene a decir la teoría de la información algorítmica, es más, si una teoría que tiene el mismo tamaño en bits que los datos que trata de explicar, dicha teoría es inútil porque incluso el dato más aleatorio tiene teoría.

Yo es que pensaba en el dato aislado frente a la teoría porque, en rigor, las colecciones de datos no se dan empíricamente sino que las crea una teoría.

Fíjate que incluso una simple constatación como que el sol se levanta todos los días requiere una estructura verbal posibilitadora de percebir dicha regularidad frente a un bruto animal que ignorará estos avatares.

Más en general cualquier colección de datos, insisto, surgirá de la teoría la cual será, estoy de acuerdo, una estructura más algorítmicamente sencilla que la mera enunciación de esa colección de datos. A este respecto, creo ilustradora una frase de Sábato que, ¡ojo!, cito de memoria, viene a decir: "Genio es el que ve caer una manzana y a la luna no y dice que es por la misma razón".

Efectivamente, el logro de la teoría newtoniana es el crear una colección de datos, que creíamos dispares, la luna sobre el cielo, la manzana sobre mi cabeza, y describir dicha colección en un programa más elegante.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Héctor:
sigues empeñado en hablar de "la" teoría, y olvidas que teorías las hay a patadas. La teoría que te sirve para ORGANIZAR los datos es OTRA teoría que la que se contrasta por medio de esos datos

Héctor Meda dijo...

No lo veo, no creo que se puede crear una nítida frontera entra ambas teorías. Si verdaderamente fueran dos las teorías, una las que crean colecciones de datos y otras las que las explican entonces podría ser posible que existieran experimentos cruciales, es decir, proposiciones de las primeras teorías para las que las segunda no tendría explicación.

Por el contrario, como sabemos, no existen ese tipo de experimentos y no existen porque, precisamente, cada nueva teoría se caracteriza por explicar más cosas que la anterior, y sobre todo, de predecir hechos nuevos que nadie antes ni siquiera se había planteado, o lo que es lo mismo, cada teoría se caracteriza por ligar o coleccionar hechos y es que respecto a las predicciones de hechos hay que pensar que si una teoría predice un hecho B a partir de A, está postulando que A y B conforman un conjunto de hechos

Héctor Meda dijo...

Y por cierto, sí, hay muchas teorías pero son coherentes entre sí.

El darwinismo, p.ej, es coherente con una física materialista. Etc.

Es fácil comprobar que todas las teorías se estructuran a través del paradigma fisicalista que no nace porque sí sino por cuestiones metodológicas y cognitivas incluso.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Yo no digo que la frontera sea nítida. Tampoco es nítida la frontera entre un spaghetti y un tallarín, pero hay casos en que es más fácil distinguirlos, y casos en que es más difícil. Hay casos en que es TAN fácil, que, EN LA PRÁCTICA, podemos considerarlo como un experimento crucial. P.ej., ¿se te ocurre alguna forma de contrastar CON CERTEZA PRÁCTICA -no "fuera de toda duda posible"- la teoría de que la tierra es aproximadamente esférica? A mí sí.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Lo de que hay muchas teorías coherentes entre sí, me río yo. La ciencia REAL es un lío tremendamente ASISTEMÁTICO, con CIENTOS DE MILES de modelos, cada uno de ellos contradictorio con otros muchos, y muchos de ellos incluso internamente contradictorios.
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Pero nos vamos apañando.

Héctor Meda dijo...

Ciertamente se puede constatar de forma práctica que la tierra es esférica pero desde luego no de una forma irreversible y prueba de ello es que no lo es, sino achatada...

Más en serio, decir que la tierra es esférica es un ejemplo clarísimo de proposición que necesita para su validación empírica presentarse al juicio en corporación, con hipótesis ocultas desveladas, y que al mostrarse como una de dicha hipótesis falsa se ha mostrado que ningún experimento mostró su veracidad de forma indubitable.

Efectivamente, decir que la tierra es esférica presupone que tiene la misma forma que una figura geométrica euclideana pero hoy sabemos que el espaciotiempo es tetradimensional y eso repercute en la naturaleza de las figuras geométricas que ahora no pertenecen a la euclidea sino a la de Bolyai-Lobachevski. (v.gr:La suma de los ángulos de un triángulo es inferior a 180 grados)

Ahora bien tú hablas de certeza práctica, ok, ésta, aventuro, surgirá espontáneamente en la praxis científica pero te hago notar que el hecho de que no se pueda delimitar de forma diáfana, epistemología mediante, tiene implicaciones en el estatuto epistémico que le damos a los conocimientos y en cuando los vemos como inválidos.

Finalmente, la asistematicidad de la ciencia nos da, a pesar de todo, cierto vislumbramiento global de cómo se estructura el mundo porque, a diferencia de lo propuesto en el paradigma holista, vemos a unas ciencias fundamentándose sobre otras, v.gr: química sobre la física, en vez de discursos contradictorios.

¿Acaso la teoría darwiniana con su discurso antivitalista no se aviene mejor con la física atómica?

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Héctor:
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Recuerda que he dicho si se puede comprobar que es APROXIMADAMENTE esférica. Acepto tu explicación.
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Sólo quiero que notes que la estructura cognitiva que dice que Shakespeare escribió "Otello" NO SE PONE EN CUESTIÓN cuando sometemos a contrastación la hipótesis de que la tierra es redonda (o la probabilidad de que esa contrastación con lleve a modificar nuestro juicio sobre la autoría de aquella obra literaria es, en la práctica, indistinguible de cero).
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Sobre lo que dices de que el hecho de que no se pueda delimitar de forma diáfana, epistemología mediante, tiene implicaciones en el estatuto epistémico que le damos a los conocimientos, no te digo que no, pero digo que esas implicaciones son, en la práctica, despreciables.

Héctor Meda dijo...

Lo de Othello y la redondez del planeta es cierto. Lo que sí diría es que un hipotético extraterrestre con diferente estructura cognitiva no tendría por qué percibir ni describir, como nosotros, a Shakespeare en términos elogiosos o al planeta Tierra en términos redondos.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Eso es problema del extraterrestre, no mío. A mí (o a "nosotros") lo que nos resulta relevante es qué enunciados nos vemos FORZADOS a admitir como resultado de un proceso de contrastación (teniendo en cuenta que lo de "forzados" va en grados: algunos estamos MUY forzados a admitirlos, y otros muy pocos: a los primeros los llamamos "datos", o "hechos", y a los segundos, "hipótesis" o "conjeturas").

Héctor Meda dijo...

El problema que tu mentas es relevante y pertenece al ámbito de la filosofía de la ciencia.

No obstante, el del extraterrestre también es importante, pertenece al ámbito de la epistemología, yo diría, incluso, al de la metafísica.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

En epistemología se aplica (más que en ningún sitio) el teorema "té-o-café" (si no somos capaces de averiguar lo que el extraterrestre piensa sobre la forma de la tierra, ni sobre las maneras de ponernos de acuerdo sobre la cuestión, es que para nosotros NO piensa en la forma de la tierra).
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Lo de "problema metafísico relevante", me parece una contradicción en los términos.

Héctor Meda dijo...

Claro que si admitimos que el extraterrestre puede aprehender de forma diferente el mundo entonces carece de sentido, por definición, por incognoscible, especular qué sabe pero lo que se discute en epistemología es sí cabe tal diferencia.

Es decir, si incluso nuestra teoría científica más bella es sólo miss mundo o bien puede ser miss universo.

Por otro lado, cuando estás metido en una batalla dialéctica de cariz metafísico de cerca de trescientos comentarios, me parece muy equivocado adjetivar de irrelevante la metafísica. Tal vez quieras enfatizar el carácter netemante empírico de toda ontología pero no puedes negarle a la filosofía precisamente el ingrediente que la hace tan picante.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Llevo trescientos comentarios intentando demostrar que la metafísica no tiene sabor. Lo que pasa es que el que está picado por el virus es duro de convencer.