(Con este aparentemente inocente post –así lo creía- salió una discusión interesantísima en los comentarios sobre hasta qué punto es válido el reduccionismo de la ciencia. Quisiera recoger parte de mis comentarios de allí en el post de aquí, así como añadirles algunos apuntes. Por cierto, pido desde ya disculpas por la longevidad del texto así que ánimo y gracias si consigues terminarlo porque a veces me maravillo de que alguien me lea...)
Al parecer Sheldrake afirma que (vía) la ciencia e incluso su propio método deberán desechar su filosofía materialista/reduccionista tarde o temprano si pretenden poder entender definitivamente el universo augurando tal iluminación para el siglo XXI.
Al otro lado del espectro filosófico, están quienes asumen que el materialismo fisicalista no es sino, y a la vista están los resultados conseguidos, el único método válido de indagación a razón de que es el único que parte de una ontología verdadera.
Ambas posturas me parecen equivocadas. Dilucidar por qué es el objetivo de esta anotación, no sé si su logro.
Para la primera postura mentada -la que le imputa prejuicios a la ciencia en su operar- quisiera afirmar que tan falaz es negar todo papel a la filosofía en el quehacer científico como adjudicarle uno totalmente viciado por prejuicios. La ciencia no opera con un paradigma determinado –no hablemos de su metodología- a razón de algún tipo de prejuicio metafísico.
Para clarificarlo sería recomendable determinar previamente cuáles son los diferentes roles que tiene la filosofía dentro de la ciencia y el por qué de su uso.
De hecho, en un post ya hablé someramente de ello.
En primer lugar, ha de verse a la filosofía como garante del método científico. Dicho rol buscaría servir de criterio de demarcación entre lo que es ciencia y lo que no es
Al parecer Sheldrake afirma que (vía) la ciencia e incluso su propio método deberán desechar su filosofía materialista/reduccionista tarde o temprano si pretenden poder entender definitivamente el universo augurando tal iluminación para el siglo XXI.
Al otro lado del espectro filosófico, están quienes asumen que el materialismo fisicalista no es sino, y a la vista están los resultados conseguidos, el único método válido de indagación a razón de que es el único que parte de una ontología verdadera.
Ambas posturas me parecen equivocadas. Dilucidar por qué es el objetivo de esta anotación, no sé si su logro.
Para la primera postura mentada -la que le imputa prejuicios a la ciencia en su operar- quisiera afirmar que tan falaz es negar todo papel a la filosofía en el quehacer científico como adjudicarle uno totalmente viciado por prejuicios. La ciencia no opera con un paradigma determinado –no hablemos de su metodología- a razón de algún tipo de prejuicio metafísico.
Para clarificarlo sería recomendable determinar previamente cuáles son los diferentes roles que tiene la filosofía dentro de la ciencia y el por qué de su uso.
De hecho, en un post ya hablé someramente de ello.
En primer lugar, ha de verse a la filosofía como garante del método científico. Dicho rol buscaría servir de criterio de demarcación entre lo que es ciencia y lo que no es
en aras de poder eliminar las hipótesis cancerígenas que pretendieran entablar programas de investigación paralelos a una metodología y por ello paralelos al control, modificación y validación de los mismos por parte del cuerpo de la comunidad científica.
Es obvio que la metodología científica, apenas una policía, no implica ningún tipo de materialismo per se.
En segundo lugar, la filosofía puede ser constructora de un paradigma determinado cuya función dentro de la ciencia sería la de construir un cauce sólo a través del cual caben plantearse las hipótesis y que fuera del mismo cualquier otro planteamiento quedase vedado. Entonces puse el ejemplo del funcionalismo fisicalista fuerte de Dennett o Churchland como ejemplo de filosofía eficaz, en este caso, en el área de la neurociencia.
En dicho rol, sí aparece el reduccionismo pero lo importante es señalar que este no sería en sí un paradigma sino un metaparadigma, un paradigma de paradigmas, una filosofía que serviría de paradigma a otras filosofías paradigmáticas (v.gr: funcionalismo fisicalista fuerte). Dicho metaparadigma aparece siempre en el propio operar de la ciencia que cuando busca y encuentra regularidades en los fenómenos naturales lo que está haciendo, en definitiva, es lo que se ha dado en llamar una compresión algorítmica con lo que se deduce que no otra cosa es la empresa científica sino una actividad reduccionista que presupone que la complejidad de lo real es reducible a patrones más simples.
Basta la validez de lo que acabo de anotar para postular la presencia obligatoria del reduccionismo en cualquier paradigma científico, es más, voy más lejos, dicho metaparadigma me parece irrenunciable en cualquier ejercicio intelectual, me parece que no hay otro método de indagación -ni siquiera el holista-, me parece que todo acto de comprensión implica siempre una compresión algorítmica, me parece que, en suma, estamos condenados a ser reduccionistas en nuestro pensar a razón de nuestras singulares estructuras neurobiológicas.
Pensemos que incluso cuando decimos que el todo es mayor que la suma de las partes –lema por antonomasia de la postura holista- nos encontramos que al tratar de dar paso con ello a una nueva forma de investigación –por ejemplo al notar que en las estructuras autopoiéticas no importa sólo la colección de objetos que la configuran (la suma de las partes) sino ante todo la naturaleza de su organización- seguimos presuponiendo que el mundo es reducible, seguimos presuponiendo que la suma de las partes y ese algo más, que es la organización de las mismas, son comprimibles en, reducibles a, una estructura matemática. Definitivamente, incluso el holismo, en tanto sea utilizable en una teoría, debe hacer uso del reduccionismo por lo que el holismo nunca podría servir como metaparadigma.
Debemos tener en cuenta que este quehacer intelectual arriba descrito nos lleva inevitablemente a una concepción legalista del universo en donde unas leyes rigen toda su fenomenología mas dichas leyes no tendrían por qué aplicarse sólo a un tipo de, digamos, ente determinado pero curiosamente hemos verificado hasta ahora que basta con que dichas leyes se apliquen a una materia concreta, el átomo, para que de esta conjunción salga toda la fenomenología de la naturaleza. Esta postura se conoce como atomismo y aunque al átomo se le ha bautizado varias veces a lo largo de la historia -ahora se llama supercuerda- sigue incólume como asunción científica, bueno, aunque no esté demostrado que existan las supercuerdas, la ciencia física asume que existen taitantas partículas que sirven de átomos a las cuáles al aplicárseles las llamadas leyes físicas describimos todos los fenómenos del universo. Ciertamente el materialismo fisicalista es ya un paradigma con todas las de la ley, sin ser igualmente irrenunciable que el reduccionismo pero por el momento con el beneplácito de la empiria.
Al final de lo que estamos hablando es de una estrategia epistémica que usa como paradigma ontológico el atomismo por lo que, dado que la ciencia no diseña ontologías, quienes quisieran impugnarlo bien atacando su metaparadigma, el reduccionismo, bien sea, más modestamente, atacando su paradigma, el atomismo, debieran sólo mostrar la ineficacia de tal estrategia desde un punto de vista netamente epistémico de lo contrario sus vindicaciones no serán sino encubiertas formas de trasladar de rondón una ontología, una preocupación ajena al quehacer científico.
Dicho esto hay que entender que de dicho paradigma se infiere necesariamente una concepción de las ciencias como un edificio cartesiano. (Aquí, un gracioso esquema de lo que digo). En dicho edificio, cada planta será una ciencia que fundamenta a la inmediatamente superior -caso de la química con la biología- de modo que, siguiendo con el ejemplo, para estudiar la biología necesitamos de la química.
No obstante, aunque esa metáfora cartesiana es teóricamente correcta, considero excesivo presuponer que en la práctica es viable y necesario seguirla al pie de la letra, partir de una planta más fundamental para entender una más superior puesto que no es descartable cierto holismo, que denominaría holismo epistémico, y que se cifraría en rechazar la eficiencia epistémica de operar teniendo en cuenta el edificio cartesiano al ser teóricamente factible encontrar un modelo matemático que modelizáse a dos plantas bastando con cambiar los parámetros de dicho modelo para situarnos en un planta u otra y por tanto no necesitando partir de verdades reveladas de una planta inferior para entender la superior.
Creo que no se entiende bien si no lo ilustro con un ejemplo: La postura reduccionista fuerte al uso postula que cualquier área a estudiar es similar al juego Vida de Conway donde unas reglas sencillas inviolables pueden generar comportamientos complejos. Dichos comportamientos pueden ser reducidos, algorítmicamente comprimidos, en reglas sencillas siendo tales reglas inviolables las que fundamentarán –e igualmente le resultarán inviolables- a otras áreas que hagan uso de ella.
Ahora podríamos imaginar –primeramente como hijo de la fantasía- un sistema autoalimentado donde los comportamientos, llegado cierto umbral de complejidad, son cualitativamente diferentes y por tanto no reducibles a las reglas de partida, ni deducibles desde las reglas de partida.
Aquí viene tal vez un susto y el ejemplo prometido, sí existen dichos sistema. Hablemos, v.gr, de una red compleja ideada por Kauffman. (Permítaseme que, en aras de abreviar esta insufrible anotación, no explique del todo cómo son y simplemente anote que se dibujan como círculos concéntricos con puentes en algunos puntos que se conectan a los círculos bien interiores, bien exteriores). Dichas redes tiene un rango de comportamientos que pueden ser resumidos con dos parámetros: N, el número de nodos de la red y K, el número medio de vínculos en cada nodo. Pues bien, tales sistemas, tales redes complejas, sirven de modelo para estudiar redes químicas complejas siendo especialmente útiles para dilucidar el paso de lo inorgánico a lo orgánico porque estas redes tienen un comportamiento caótico para valores de K superiores a 2 pero, a medida que dicho valor se aproxima a 2, su comportamiento se cristaliza de modo que se ha demostrado que dichas redes crean núcleos congelados y cuando aún se aproximan más a 2, dichos núcleos congelados crean muros de constancia que crecen a través de todo el sistema compartimentando la red en islas de separadas de elementos cambiantes. Si llega un momento en que K disminuye aún más las islas se congelan a su vez, lo que en terminología matemática de dinámicas caóticas significa que un atractor periódico se convierte en uno puntual.
Así que las redes binarias -que, recordemos, sirven de modelo matemático a ciertas redes químicas- tienen tres comportamientos: 1)un régimen ordenado con componentes congelados, 2)un régimen caótico sin componentes congelados y 3)un régimen limítrofe entre orden y caos donde los componentes empiezan a fundirse. En consecuencia, en dicho sistema hay tres comportamientos cualitativamente diferentes, esto es, hay un cambio cualitativo de patrones siendo cada uno de los patrones NO deducible del otro comportamiento; NO siendo, por tanto, las reglas de un comportamiento más fundamental -es más, no teniendo nada que ver- que el de otro. La metáfora cartesiana del edificio de la ciencia se derrumba, además, hay que recordar que esto no es meramente una especulación matemática abstracta sino que dichas redes explican por qué ciertas sustancias se cristalizan -quedando para ser estudiadas por la química- y por qué otros se funden volviéndose orgánicas -quedando para ser estudiadas por la biología-.
Hay que precisar rápidamente que es verdad que el uso de las matemáticas caóticas no implica un holismo epistémico. Pensemos en el clima, tenemos aquí, efectivamente, dinámicas caóticas en donde un cambio de valor en una variable pude trastocar completa y enteramente los patrones habidos en el sistema -v.gr: un atractor periódico se convierte en uno extraño- de modo que estaríamos en que tendríamos, es un decir, unos jugadores -los atractores que marcan, p.ej, el valor de los parámetros del clima- que juegan al futbol y al incrementarse una variable más de lo debido -en el caso de las redes de Kauffman era K- las reglas del juego cambian completamente para convertirse en, digamos, baloncesto.
Si las reglas del futbol no valen para el baloncesto a pesar de que estemos hablando del mismo sistema con los mismos objetos, con loa mismos jugadores entonces no podemos deducir las segundas de las primeras y si bien en el caso del clima no pasa nada grave por ello -no hace falta obviar el edificio cartesiano porque los jugadores siempre producen fenómenos climáticos-, en el caso de las redes complejas estudiamos un sistema que pasa que, por seguir con la alegoría, cuando jugamos a futbol generamos materia inorgánica y cuando jugamos a baloncesto generamos vida por lo tanto al suceder que las reglas de la química inorgánica -el futbol- no tienen nada que decir ni aportar al baloncesto entonces la transición de un juego a otro solo es estudiable, abordable, desde un modelo matemático que nos pide ver al sistema como un todo, que nos pide un pensamiento sistémico, holista.
Esta nueva estrategia de indagación del ente a estudiar implica que en vez de ir de abajo (cuáles son las reglas más sencillas del comportamiento más sencillo del sistema) a arriba (cómo se pasa de tales reglas sencillas al comportamiento complejo), hay que estudiarlo de arriba (cuál es el modelo matemático del sistema) a abajo (cuál es el patrón de este comportamiento del sistema en concreto).
No obstante, insisto en que creer que este modelo epistémico valga para cualquier área científica y no puntualmente, es excesivo pues para ello habría que demostrar que, por ejemplo, el comportamiento cuántico de la materia orgánica es cualitativamente diferente al de la inorgánica a razón de que la compresión algorítmica del primero es cualitativamente diferente de la del segundo -caso de los cristales y células vivas estudiados por la redes complejas de Kauffmann.
Lo que yo quiero afirmar es que hasta cierto punto lo que desde una ciencia dada se le diga a ésta desde una ciencia más fundamental puede ser casi totalmente obviado siendo en mi parecer que el valor de ese casi no puede ser determinado -ni siquiera que su valor es nulo- de forma apriorista por una epistemología –independientemente del paradigma que usemos- sino que eso es algo que determinará un científico desde su área de trabajo en función de la eficacia de sus resultados.
Es más, ni siquiera de tener ese casi valor nulo se acabaría por demostrar la invalidez del atomismo como paradigma científico por antonomasia, ni que decir tiene que el holismo epistémico -meramente contrario a la viabilidad práctica del edificio cartesiano del reduccionismo jerárquico-, es perfectamente encuadrable en una ciencia fisicalista siendo este falseado no cuando ciertos comportamientos complejos no sean reducibles a unas reglas de partida, ni deducibles desde unas reglas de partida sino cuando además pueden violarse las reglas de partida, es decir, se derrumbará el materialismo fisicalista cuando desde un ámbito científico cualquiera (pongamos la biología) veamos comportamientos que violen leyes que pertenecen a una ciencia más fundamental (pongamos la física) o cuando la sustancia subyacente a todo fenómeno natural no sea una; siendo lo primero imposible por nuestra propia cognición reduccionista (Brevemente: todas las reglas encontradas las metemos en la física, si encontramos una violación de una regla entonces estamos ante una regularidad más compleja a encontrar y reducir. No hay otro modo de pensar), viniendo la imposibilidad de lo segundo de lo primero dado que podemos encontrar que existen varias, digamos, sustancias atomísticas pero en la medida en que sus devenires sean estudiables científicamente deberán ser reducidos a leyes idénticas que nos remitirán a una ignota sustancia sustentante de ambas, el átomo.
Definitivamente es muy difícil imaginar un paradigma científico que permita la creación de teorías predicctivas y que no sea monista.
Finalmente, quiero criticar la otra postura, la que se deja emborrachar por los beneficios de la empresa científica al punto de considerar su paradigma director, el materialismo fisicalista, como una ontología verdadera pues, como dije en este post, nos es imposible una comprensión total del universo, más concretamente, nos es imposible determinar la estructura matemática subyacente a todos los fenómenos de la naturaleza siendo la increíble predictibilidad de gran parte de los mismos fruto del uso estructuras matemáticas degeneradas con, que no isomórficas de, la realidad.
Entendido esto, es fácil comprender que las críticas achacadas al materialismo fisicalista sobre su incapacidad de definir qué es la materia carecen de relevancia científica porque tales obligaciones sólo le son necesarias a las filosofías ontológicas no a las estrategias epistémicas, ni por extensión, a las teorías científicas. Dicho en palabras de Popper (La sociedad abierta, pág.271:):
En segundo lugar, la filosofía puede ser constructora de un paradigma determinado cuya función dentro de la ciencia sería la de construir un cauce sólo a través del cual caben plantearse las hipótesis y que fuera del mismo cualquier otro planteamiento quedase vedado. Entonces puse el ejemplo del funcionalismo fisicalista fuerte de Dennett o Churchland como ejemplo de filosofía eficaz, en este caso, en el área de la neurociencia.
En dicho rol, sí aparece el reduccionismo pero lo importante es señalar que este no sería en sí un paradigma sino un metaparadigma, un paradigma de paradigmas, una filosofía que serviría de paradigma a otras filosofías paradigmáticas (v.gr: funcionalismo fisicalista fuerte). Dicho metaparadigma aparece siempre en el propio operar de la ciencia que cuando busca y encuentra regularidades en los fenómenos naturales lo que está haciendo, en definitiva, es lo que se ha dado en llamar una compresión algorítmica con lo que se deduce que no otra cosa es la empresa científica sino una actividad reduccionista que presupone que la complejidad de lo real es reducible a patrones más simples.
Basta la validez de lo que acabo de anotar para postular la presencia obligatoria del reduccionismo en cualquier paradigma científico, es más, voy más lejos, dicho metaparadigma me parece irrenunciable en cualquier ejercicio intelectual, me parece que no hay otro método de indagación -ni siquiera el holista-, me parece que todo acto de comprensión implica siempre una compresión algorítmica, me parece que, en suma, estamos condenados a ser reduccionistas en nuestro pensar a razón de nuestras singulares estructuras neurobiológicas.
Pensemos que incluso cuando decimos que el todo es mayor que la suma de las partes –lema por antonomasia de la postura holista- nos encontramos que al tratar de dar paso con ello a una nueva forma de investigación –por ejemplo al notar que en las estructuras autopoiéticas no importa sólo la colección de objetos que la configuran (la suma de las partes) sino ante todo la naturaleza de su organización- seguimos presuponiendo que el mundo es reducible, seguimos presuponiendo que la suma de las partes y ese algo más, que es la organización de las mismas, son comprimibles en, reducibles a, una estructura matemática. Definitivamente, incluso el holismo, en tanto sea utilizable en una teoría, debe hacer uso del reduccionismo por lo que el holismo nunca podría servir como metaparadigma.
Debemos tener en cuenta que este quehacer intelectual arriba descrito nos lleva inevitablemente a una concepción legalista del universo en donde unas leyes rigen toda su fenomenología mas dichas leyes no tendrían por qué aplicarse sólo a un tipo de, digamos, ente determinado pero curiosamente hemos verificado hasta ahora que basta con que dichas leyes se apliquen a una materia concreta, el átomo, para que de esta conjunción salga toda la fenomenología de la naturaleza. Esta postura se conoce como atomismo y aunque al átomo se le ha bautizado varias veces a lo largo de la historia -ahora se llama supercuerda- sigue incólume como asunción científica, bueno, aunque no esté demostrado que existan las supercuerdas, la ciencia física asume que existen taitantas partículas que sirven de átomos a las cuáles al aplicárseles las llamadas leyes físicas describimos todos los fenómenos del universo. Ciertamente el materialismo fisicalista es ya un paradigma con todas las de la ley, sin ser igualmente irrenunciable que el reduccionismo pero por el momento con el beneplácito de la empiria.
Al final de lo que estamos hablando es de una estrategia epistémica que usa como paradigma ontológico el atomismo por lo que, dado que la ciencia no diseña ontologías, quienes quisieran impugnarlo bien atacando su metaparadigma, el reduccionismo, bien sea, más modestamente, atacando su paradigma, el atomismo, debieran sólo mostrar la ineficacia de tal estrategia desde un punto de vista netamente epistémico de lo contrario sus vindicaciones no serán sino encubiertas formas de trasladar de rondón una ontología, una preocupación ajena al quehacer científico.
Dicho esto hay que entender que de dicho paradigma se infiere necesariamente una concepción de las ciencias como un edificio cartesiano. (Aquí, un gracioso esquema de lo que digo). En dicho edificio, cada planta será una ciencia que fundamenta a la inmediatamente superior -caso de la química con la biología- de modo que, siguiendo con el ejemplo, para estudiar la biología necesitamos de la química.
No obstante, aunque esa metáfora cartesiana es teóricamente correcta, considero excesivo presuponer que en la práctica es viable y necesario seguirla al pie de la letra, partir de una planta más fundamental para entender una más superior puesto que no es descartable cierto holismo, que denominaría holismo epistémico, y que se cifraría en rechazar la eficiencia epistémica de operar teniendo en cuenta el edificio cartesiano al ser teóricamente factible encontrar un modelo matemático que modelizáse a dos plantas bastando con cambiar los parámetros de dicho modelo para situarnos en un planta u otra y por tanto no necesitando partir de verdades reveladas de una planta inferior para entender la superior.
Creo que no se entiende bien si no lo ilustro con un ejemplo: La postura reduccionista fuerte al uso postula que cualquier área a estudiar es similar al juego Vida de Conway donde unas reglas sencillas inviolables pueden generar comportamientos complejos. Dichos comportamientos pueden ser reducidos, algorítmicamente comprimidos, en reglas sencillas siendo tales reglas inviolables las que fundamentarán –e igualmente le resultarán inviolables- a otras áreas que hagan uso de ella.
Ahora podríamos imaginar –primeramente como hijo de la fantasía- un sistema autoalimentado donde los comportamientos, llegado cierto umbral de complejidad, son cualitativamente diferentes y por tanto no reducibles a las reglas de partida, ni deducibles desde las reglas de partida.
Aquí viene tal vez un susto y el ejemplo prometido, sí existen dichos sistema. Hablemos, v.gr, de una red compleja ideada por Kauffman. (Permítaseme que, en aras de abreviar esta insufrible anotación, no explique del todo cómo son y simplemente anote que se dibujan como círculos concéntricos con puentes en algunos puntos que se conectan a los círculos bien interiores, bien exteriores). Dichas redes tiene un rango de comportamientos que pueden ser resumidos con dos parámetros: N, el número de nodos de la red y K, el número medio de vínculos en cada nodo. Pues bien, tales sistemas, tales redes complejas, sirven de modelo para estudiar redes químicas complejas siendo especialmente útiles para dilucidar el paso de lo inorgánico a lo orgánico porque estas redes tienen un comportamiento caótico para valores de K superiores a 2 pero, a medida que dicho valor se aproxima a 2, su comportamiento se cristaliza de modo que se ha demostrado que dichas redes crean núcleos congelados y cuando aún se aproximan más a 2, dichos núcleos congelados crean muros de constancia que crecen a través de todo el sistema compartimentando la red en islas de separadas de elementos cambiantes. Si llega un momento en que K disminuye aún más las islas se congelan a su vez, lo que en terminología matemática de dinámicas caóticas significa que un atractor periódico se convierte en uno puntual.
Así que las redes binarias -que, recordemos, sirven de modelo matemático a ciertas redes químicas- tienen tres comportamientos: 1)un régimen ordenado con componentes congelados, 2)un régimen caótico sin componentes congelados y 3)un régimen limítrofe entre orden y caos donde los componentes empiezan a fundirse. En consecuencia, en dicho sistema hay tres comportamientos cualitativamente diferentes, esto es, hay un cambio cualitativo de patrones siendo cada uno de los patrones NO deducible del otro comportamiento; NO siendo, por tanto, las reglas de un comportamiento más fundamental -es más, no teniendo nada que ver- que el de otro. La metáfora cartesiana del edificio de la ciencia se derrumba, además, hay que recordar que esto no es meramente una especulación matemática abstracta sino que dichas redes explican por qué ciertas sustancias se cristalizan -quedando para ser estudiadas por la química- y por qué otros se funden volviéndose orgánicas -quedando para ser estudiadas por la biología-.
Hay que precisar rápidamente que es verdad que el uso de las matemáticas caóticas no implica un holismo epistémico. Pensemos en el clima, tenemos aquí, efectivamente, dinámicas caóticas en donde un cambio de valor en una variable pude trastocar completa y enteramente los patrones habidos en el sistema -v.gr: un atractor periódico se convierte en uno extraño- de modo que estaríamos en que tendríamos, es un decir, unos jugadores -los atractores que marcan, p.ej, el valor de los parámetros del clima- que juegan al futbol y al incrementarse una variable más de lo debido -en el caso de las redes de Kauffman era K- las reglas del juego cambian completamente para convertirse en, digamos, baloncesto.
Si las reglas del futbol no valen para el baloncesto a pesar de que estemos hablando del mismo sistema con los mismos objetos, con loa mismos jugadores entonces no podemos deducir las segundas de las primeras y si bien en el caso del clima no pasa nada grave por ello -no hace falta obviar el edificio cartesiano porque los jugadores siempre producen fenómenos climáticos-, en el caso de las redes complejas estudiamos un sistema que pasa que, por seguir con la alegoría, cuando jugamos a futbol generamos materia inorgánica y cuando jugamos a baloncesto generamos vida por lo tanto al suceder que las reglas de la química inorgánica -el futbol- no tienen nada que decir ni aportar al baloncesto entonces la transición de un juego a otro solo es estudiable, abordable, desde un modelo matemático que nos pide ver al sistema como un todo, que nos pide un pensamiento sistémico, holista.
Esta nueva estrategia de indagación del ente a estudiar implica que en vez de ir de abajo (cuáles son las reglas más sencillas del comportamiento más sencillo del sistema) a arriba (cómo se pasa de tales reglas sencillas al comportamiento complejo), hay que estudiarlo de arriba (cuál es el modelo matemático del sistema) a abajo (cuál es el patrón de este comportamiento del sistema en concreto).
No obstante, insisto en que creer que este modelo epistémico valga para cualquier área científica y no puntualmente, es excesivo pues para ello habría que demostrar que, por ejemplo, el comportamiento cuántico de la materia orgánica es cualitativamente diferente al de la inorgánica a razón de que la compresión algorítmica del primero es cualitativamente diferente de la del segundo -caso de los cristales y células vivas estudiados por la redes complejas de Kauffmann.
Lo que yo quiero afirmar es que hasta cierto punto lo que desde una ciencia dada se le diga a ésta desde una ciencia más fundamental puede ser casi totalmente obviado siendo en mi parecer que el valor de ese casi no puede ser determinado -ni siquiera que su valor es nulo- de forma apriorista por una epistemología –independientemente del paradigma que usemos- sino que eso es algo que determinará un científico desde su área de trabajo en función de la eficacia de sus resultados.
Es más, ni siquiera de tener ese casi valor nulo se acabaría por demostrar la invalidez del atomismo como paradigma científico por antonomasia, ni que decir tiene que el holismo epistémico -meramente contrario a la viabilidad práctica del edificio cartesiano del reduccionismo jerárquico-, es perfectamente encuadrable en una ciencia fisicalista siendo este falseado no cuando ciertos comportamientos complejos no sean reducibles a unas reglas de partida, ni deducibles desde unas reglas de partida sino cuando además pueden violarse las reglas de partida, es decir, se derrumbará el materialismo fisicalista cuando desde un ámbito científico cualquiera (pongamos la biología) veamos comportamientos que violen leyes que pertenecen a una ciencia más fundamental (pongamos la física) o cuando la sustancia subyacente a todo fenómeno natural no sea una; siendo lo primero imposible por nuestra propia cognición reduccionista (Brevemente: todas las reglas encontradas las metemos en la física, si encontramos una violación de una regla entonces estamos ante una regularidad más compleja a encontrar y reducir. No hay otro modo de pensar), viniendo la imposibilidad de lo segundo de lo primero dado que podemos encontrar que existen varias, digamos, sustancias atomísticas pero en la medida en que sus devenires sean estudiables científicamente deberán ser reducidos a leyes idénticas que nos remitirán a una ignota sustancia sustentante de ambas, el átomo.
Definitivamente es muy difícil imaginar un paradigma científico que permita la creación de teorías predicctivas y que no sea monista.
Finalmente, quiero criticar la otra postura, la que se deja emborrachar por los beneficios de la empresa científica al punto de considerar su paradigma director, el materialismo fisicalista, como una ontología verdadera pues, como dije en este post, nos es imposible una comprensión total del universo, más concretamente, nos es imposible determinar la estructura matemática subyacente a todos los fenómenos de la naturaleza siendo la increíble predictibilidad de gran parte de los mismos fruto del uso estructuras matemáticas degeneradas con, que no isomórficas de, la realidad.
Entendido esto, es fácil comprender que las críticas achacadas al materialismo fisicalista sobre su incapacidad de definir qué es la materia carecen de relevancia científica porque tales obligaciones sólo le son necesarias a las filosofías ontológicas no a las estrategias epistémicas, ni por extensión, a las teorías científicas. Dicho en palabras de Popper (La sociedad abierta, pág.271:):
La definición un potro joven es un caballo joven vendría ser la respuesta ¿qué nombre se le da a un caballo joven? y no a aquella otra [afín a Aristóteles, Platón, etc.] que pregunta ¿Qué es un potro? (las premisas como estas: ¿qué es la vida? ¿qué es la gravedad? no desempeñan papel alguno en la ciencia).
De hecho, tengo para mí -¿otra anotación para explicarlo?- que dada nuestra imposibilidad biológica de aprehender una realidad objetiva nos está vedada la creación de una ontología y por extensión, cualquier tipo de argumentación ontológica, cualquier tipo de averiguación de, ya no, por qué es lo que es, sino siquiera qué es lo que es.
12 comentarios:
Un poco más y, como la mujer filósofa de Woody Allen, me demuestras que no existo. Me parece divertido que se estudie con lenguaje verbal y no numérico lo que suele ser estudiado en cifras. Obviando la parte "cifrada" y yendo al asunto, hace décadas que la filosofía no dirige, ni orienta, ni crea ningún camino útil para la ciencia. Somos aquellos que nos dedicamos a la ciencia quienes tenemos las ideas, las trabajamos, las discutimos y las destilamos. Siempre cartesianos, siempre científicos. Mientras, los filósofos (en Europa, no en EEUU) se dedican a la política, la religión o a admirar cultos estúpidos y oscuros de los medievos que nos rodean. Perdona mi dureza, pero sólo ver que el pensamiento en bucle intenta mostrar lo inútil de mi esfuerzo, mientras pone otra lavadora o se hace una radiografía me resulta excitante. Y el átomo se sigue llamando átomo
Sobre lo de cartesiano, creo que desde Descartes, la "filosofía" científica la han hecho los científicos como Darwin, Franklin o Einstein.
Excelente post, me lo he leído de un tirón: interesantísimo. Pero lo de la imposibilidad de objetivación de la realidad no era eso del solipsismo y el ppio. antrópico?, yo pensaba que ya estaba superado, pero disculpa mi ignorancia que no estoy puesto en esos tercios. Un saludo
Edu,
En parte es verdad que hace décadas que la filosofía no dirige, ni orienta, ni crea ningún camino útil para la ciencia sólo aclararía que lo es para gran parte de la ciencia sí que están colocados paradigmas de fructíferos resultados pero sigue habiendo areas en donde el postular un paradigma sigue siendo arduo. El ejemplo más característico es el de la mente y la adjudicación de una filosofía que la entienda.
Indio John,
me lo he leído de un tirón
xDDDD
No te lo crees ni tú pero se agradece el intento ;-P
la imposibilidad de objetivación de la realidad no era eso del solipsismo y el ppio. antrópico?
Por imposibilidad de objetivación entiendo que nuestro entendimiento de la realidad es dependiente de nuestras particulares estructuras cognitivas de modo que, por poner un ejemplo chorra, si viéramos todo en verde no podríamos aseverar que el mundo es verde sino a lo más nuestra visión.
En cuanto al principio antrópico pretende más bien explicar por qué se han dado las singulares condiciones físicas que posibilitan nuestra vida.
el ppio. antrópico yo entendía que era eso de que concebimos el mundo como lo concebimos porque estamos precisamente en él
Bueno de enunciarlo en esos términos más bien sería así: el mundo tiene unas leyes tales que debe ser probable que aparezca vida.
El principio no enfatiza tanto nuestra comprensión del universo cuanto nuestra existencia.
Las reglas del fútbol y las del baloncesto son arbitrarias. Las leyes de la meteorología y de la medicina, por ejemplo, son consecuencia de la física. No pueden ser arbitrarias.
Sigue siendo cierto tu argumento de que con las leyes de una difícilmente deduciremos la otra. O también, que con las leyes de la física difícilmente deduciremos cualquiera de ellas, dada la complejidad del asunto. Por eso los primitivos de esas ciencias están en un nivel más alto.
Pero el que nosotros no seamos capaces de deducirlas no quiere decir que sus leyes no se reduzcan a procesos físicos.
Esto hace tiempo que lo sabemos. Los estados de tu ejemplo podrán ser, a nuestro nivel de explicación, no deducibles unos de otros y no deducibles de la física (por nosotros). Pero desde luego tienen su origen en las mismas leyes de la física.
Puedes querer llamar a esto "cierto holismo", pero no sé qué adelantamos con ello. El término holista lo veo usado siempre de otra manera, para llamar así a la pretensión de entender un aspecto de la realidad "sumergiéndose en ella", "siendo uno con ella", o algo así. Como el médico holista que "entiende al paciente" así, enterito y sabe qué pócima administrale y sin saber nosotros cómo ha hecho el nexo paciente-pócima.
Puedes querer llamar a esto "cierto holismo", pero no sé qué adelantamos con ello.
Lo llamaría holismo epistémico.
El holismo epistémico dice: ciertos comportamientos complejos no son reducibles a unas reglas de partida, ni deducibles desde unas reglas de partida
El holismo como paradigma, frente al fisicalista, añade que tales comportamientos complejos pueden violar las reglas de partida
El holismo como metaparadigma, frente al reduccionismo, concluye que el todo es mayor que la suma de las partes por lo tanto es inútil la estrategia del divide y vencerás
Creo que estamos de acuerdo en esto y en que el holismo epistémico es el único posible y añades qué adelantamos con ello. Creo que eso debe responderlo el científico, si le es eficaz tal modo de abordaje de la ciencia, responiendo que porque así se avanza más y mejor en la ciencia.
En definitiva hago la precisión porque algunos científicos, como el propio Kauffmann, hacen una vindicación del holismo en base a la eficacia del holismo epistémico y por tanto confunde un tipo de holismo con otro. Se excede en las consecuencias filosóficas de su trabajo.
Pero también hago la precisión porque algunos científicos, como los biólogos reduccionistas, parecen creer que como el holismo al uso es falso entonces por fuerza cualquier ciencia ha de ser deducida partiendo de leyes más fundamentales cuando tal hecho puede ser una forma estúpida de complicar el trabajo si se tienen herramientas matemáticas que te permiten enfoques arriba-abajo.
Sí, es cierto. La gente utiliza el concepto de holismo como cortina de humo de las teorías más surrealistas pero eso es moneda común en ciencia (¿cuántos libros esotéricos hacen uso de la cuántica?) para cuya solución precisamente lo más sensato es definir claramente el concepto y explicar cuándo y por qué se puede usar justificadamente. Eso es lo que he intentado hacer.
"El holismo como metaparadigma, frente al reduccionismo, concluye que el todo es mayor que la suma de las partes por lo tanto es inútil la estrategia del divide y vencerás."
¿Ves?
Esto es lo que no entiendo. No sé qué significa "el todo es mayor que la suma de las partes" o "es inútil la estrategia del divide y vencerás".
Como metáforas puedo intuirlo. Como programa de investigación no sé de qué me sirve ni qué tengo que hacer distinto de lo que ya hacía.
No sé qué significa "el todo es mayor que la suma de las partes" o "es inútil la estrategia del divide y vencerás".
No, no. Eso es lo que digo, que entendido así, el holismo no tiene sentido porque siempre operamos así dividiendo, comprimiendo algorítmicamente los fenómenos.
OK, perdona la confusión. Entonces comento la parte anterior, que tampoco entiendo.
Comportamientos no reducibles y no deducibles. Lo primero directamente no lo entiendo. Tienen que ser reducibles. A no ser que reducible sea lo mismo que "deducible por nosotros, seres limitados", que, me da la impresión, es lo que significa el "deducibles".
Pero repito lo mismo, que esto ya lo sabíamos y que no me parece que la ciencia tenga que hacer nada distinto de lo que lleva haciendo desde Galileo.
Comportamientos no reducibles y no deducibles. Lo primero directamente no lo entiendo. Tienen que ser reducibles.
Sí bueno ahí me autocité y al obviar el contexto parecí decir una chorrada. Estoy de acuerdo con que tiene que ser reducible lo que quise decir es que las reglas del baloncesto no pueden ser reducibles a unas reglas del futbol pero extendidas.
Un ejemplo creo que lo aclara: Las células están compuestas por multitud de orgánulos las cuales podríamos (es un suponer) entender perfectamente desde un punto de vista netamente bioquímico pero lo por lo que sabemos de las células no basta para entenderla con anotar y describir todos sus orgánulos, es decir, no basta con reducir a la célula a un conjunto de orgánulos sino que necesitamos además ver como están organizados dichos orgánulos. Para eso necesitamos de una matemática que nos permita modelizar organizaciones complejas y que nos provea de una visión arriba-abajo de la célula (lo cuál no es impedimento para que también necesitemos una visión abajo-arriba desde los orgánulos proporcionada por la bioquímica.
¿Qué no ha cambiado el enfoque de la ciencia desde Galileo? Bueno, no estoy especialmente informado de cuál era la persepectiva epistémica de Galileo. Sí sé, si no me equivoco, que él creía que el lenguaje del universo eran las matemáticas. COn eso sí estoy totalmente de acuerdo.
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