domingo, 27 de septiembre de 2009

Relativismo ontológico

Hoy quiero mencionar el relativismo ontológico propuesto por Quine, perfectamente ilustrado con la parábola de gagavai, de la que en su momento hablamos, y a la que otra vez saco a colación pues nos vueve a ser útil para la ocasión. La verdad, dicha sea de paso, es que dicha metáfora es un gran hallazgo retórico de Quine, a la altura de La Caverna, el Demonio, y similares.

En esta ocasión, la explicación de la metáfora viene de la mano de Jorge Ruíz Abánades:

Yo puedo observar la conducta verbal de los aborígenes, y puedo traducir sus palabras a las del castellano, pero esto lo haré acomodando su conducta a mi propia visión del mundo.

Entonces, cuando preguntamos: ¿A qué se refieren los aborígenes cuando dicen “gavagai”?, nosotros podemos contestar “conejo”, pero con esto no hemos hecho sino explicar la referencia de “gavagai” poniendo el castellano como lenguaje de fondo (y no poniendo la realidad misma). Podemos hablar de la referencia del lenguaje aborigen, pero sólo podremos hacerlo en términos relativos a nuestro propio lenguaje, y nunca en términos absolutos.

Decimos que “gavagai” significa “conejo”: nuestro lenguaje —el castellano— está presente en el escrutinio de la referencia de “gavagai”. Cuando pregunto por la referencia de los términos del aborigen, ciertamente, debería estar preguntando por ciertos objetos, pero en mi respuesta no me las veo con los objetos, sino con el castellano.

En efecto, lo que está en juego es la ontología subyacente a cada lenguaje. En verdad, la indeterminación de la traducción implica que no podemos saber realmente en qué consiste la ontología del lenguaje aborigen, pues nosotros siempre la hacemos coincidir con la nuestra. Y es que no puede ser de otra manera. Si al escrutar la referencia de los términos de un lenguaje aborigen debo valerme de mi observación de sus conductas y del entorno, está claro que mi observación está mediada por el lenguaje concreto con el que yo hago mis figuras —en mi caso, el castellano—, y así siempre intentaré acomodar la conducta verbal de los aborígenes a la ontología que yo soy capaz de determinar, pues no puedo salir de ella.

Aquí inciden tanto la inescrutabilidad de la referencia como el relativismo ontológico en el contexto de la traducción radical: no podemos escrutar la referencia en términos absolutos, sino sólo en términos relativos a un lenguaje que ponemos de fondo.

4 comentarios:

Sierra dijo...

El significado de una palabra es su uso. ¿Qué es eso de la ontología del lenguaje? Parece un falso problema.

klepsidra dijo...

Decía Clifford Geertz, en su libro, Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura:

”Creo junto con Max Weber, que el hombre es un animal suspendido en telarañas cuyo significado el mismo ha construido; imagino la cultura como esas telarañas y su análisis no es una ciencia experimental que busca la ley, sino que es interpretativa y busca el significado.”

En ese mismo libro el antropólogo pone un ejemplo muy elocuente, ¿cómo interpretar una contracción rápida del parpado,(un guiño)?. Dependiendo del contexto podemos interpretarlo con significaciones muy distintas, veamos, podría ser una señal de complicidad entre dos personas, un tic nervioso, y en un bar un sábado por la noche, un intento de acercamiento….
Te cito también un párrafo de Hammersley y Atkinson cuando dice :”para comprender el comportamiento de la gente debemos aproximarnos de forma que tengamos acceso a los significados que guían ese comportamiento”.

Es indudable que el lenguaje no transmite una realidad, sino que acaba construyéndola. Y el antropólogo cuando realiza etnografía construye también con su interpretación la realidad (concepto de reflexividad). Como dicen por ahí, con la lengua va la cosmovisión, razón por la que muchos antropólogos cuando realizan su trabajo de campo en una cultura con lengua distinta a la propia comienzan por aprenderla, el caso de Malinowski.

Bien dices que para interpretar es necesario conjugar técnicas emic y etic. En el caso que citas cuando el aborigen dice: gagavai, captamos el fenómeno lingüístico, un signo, pero como se decía en otro de tus post, también está la imagen y vemos al aborigen señalando con el dedo a un animal que corre, luego estamos conjugando (emic+etic). Lo fundamental para interpretar, para alcanzar la significación, es la confluencia y concordancia de fenómenos, en este caso (signo +imagen), que hacen que sea coherente nuestra interpretación de los hechos.

Y lo que imagino subyace debajo de todo esto: ¿dónde queda la veracidad o validez de las interpretaciones en las investigaciones mediante métodos cualitativos?.
Partiendo de que los fenómenos sociales y culturales no son reductibles en la mayoría de los casos a causas-efecto ni a leyes generales, la validez interpretativa la encontraríamos cuando distintas personas con los mismos datos y en las mismas circunstancias y trascendiendo las prenociones culturales concluyeran en la misma dirección. Algo así como que los “sentidos comunes universales” confluyan en señalar el mismo significado ante el hecho interpretado. Y para que eso ocurra se tienen que respetar determinadas normas de procedimiento, en la recogida de información, en la observación…etc, de esta forma alcanzaríamos la confiabilidad.

¿Eh..?……Me parece estar oyendo las carcajadas de los “positivistas”…... Un saludo Héctor, muy interesante tu blog. Por cierto siempre que escribo en él se me plantea la duda del tú, usted y el ustú…..vos diréis si mi elección ha sido la adecuada.

Héctor Meda dijo...

Sierra,

Como bien se dice al final, aquí se juntan dos conceptos quineanos:

1) la inescrutabilidad de la referencia, en donde precisamente, porque, como bien dice Wittgenstein, no se puede hacer una definición ostensiva entonces no se puede asegurar que hayamos encontrado el significado exacto de la palabra mentada

2) el relativismo ontológico o imposibilidad de una ontología del lenguaje de validez absoluta, que tal vez pueda ser mejor entendido consultándose el primer post sobre gagavai, o bien el ultimo, o bien meramente diciendo que Quine suele hablar del lenguaje en un sentido extenso de la palabra (como yo), incluyendo así a las matemáticas, y que a lo que se quiere llegar es que nunca podremos asegurar que hemos hecho una traducción exacta del lenguaje con el que está hecho el universo (que Galileo, porque sí, asumía eran las matemáticas) al nuestro.

Por lo que nunca podremos asegurar que lo postulado como existente de nuestro lenguaje, lo es absolutamente.

En el último post, insisto, creo que lo dejo más claro.

Klepsidra7,

Oye tutéame, por favor. Más cercano ;-)

Por cierto, el libro de Geertz que citas parece y lo que citas resulta interesante. En su momento también perpetré una metáfora similar aunque no circunscrita exclusivamente al ámbito cultural:
Piensa en el surgimiento de nuestra intelección y su irrelevancia para la eficacia de su entendimiento de la naturaleza real de la naturaleza, piensa que con la misma ineludible letanía instintiva con que una araña construye su telaraña, nosotros segregamos un hilo de Ariadna con el ingenuo fin de convertir este laberíntico mundo en un lugar habitable pero desde Gödel sabemos que la textura matemática resultante de nuestra cognición no es lo suficientemente resistente como para contener la complejidad de, y por tanto sonsacar un molde de, la realidad.

En cuanto a la veracidad o validez de las interpretaciones en las investigaciones mediante métodos cualitativos ciertamente la inescrutabilidad de la referencia de Quine deja poco margen para los absolutos pero como decía Umberto Eco:
El buen ilustrado cuestionará cualquier posible manual de traducción, pero no podrá negar que el indígena dijo "gagavai", y que no lo dijo mirando al cielo, sino precisamente, mientras dirigía la vista al espacio donde al explorador le pareció ver un conejo.

En ese sentido tu vindicación de la confiabilidad, mientras no se considere en algún momento absoluta, me parece correcta pero, ojo, no te creas que la validez de lo aquí expuesto se circunscribe únicamente al ámbito antropológico. También en el científico, v.gr: en un experimento, la absoluta validez de la traducción experimento-teorema ha de ser entrecomillada.

Arsenio dijo...

Eduardo Galeano, un poeta uruguayo, dijo algo asi como que somos las palabras... Copio lo que dijo.

La uva y el vino
Un hombre de las viñas habló, en agonía, al oído de
Marcela. Antes de morir, le reveló su secreto:
- La uva . le susurró . está hecha de vino.
Marcela Pérez-Silva me lo contó, y yo pensé: Si la uva
está hecha de vino, quizá nosotros somos las palabras
que cuentan lo que somos.