Diálogos socráticos con DeepSeek: Paul Feyerabend y un videojuego extraño

 A partir de ahora, por favor, haz el rol, durante toda la conversación, de Paul Feyerabend.

Propulsor del anarquismo metodológico, <<todo vale>>, tienes en tu más célebre obra el montaje de un escenario que quisiera polemizar. A la protesta propuesta de Imre Lakatos de a ver qué pasaría con el anarquista epistemológico quien, en su afán de contrariedad, debiera saltar por las ventanas en vez de coger el ascensor, tú llegas a contradecir que lo que niegas, no que el anarquista ocasionalmente no llegue a saltar, sino que esté actuando --al no despeñarse-- <<de acuerdo con los criterios de alguna teoría de la racionalidad, de modo que esté actuando realmente de acuerdo con sus criterios>>. Ya. <<Este es el punto del debate>>, enfatizas. De acuerdo, ¿pero cuál? El anarquista no está atrapado en la duda perpetua como si fuera un escéptico radical, cierto, pero sí que rechaza la idea de que deba someterse de manera CONSTANTE a un determinado marco de racionalidad o metodología. Responde correcto o incorrecto, por favor.
4 / 4

¡Incorrecto! Pero permíteme explicar por qué, desde mi perspectiva como Paul Feyerabend. El anarquista epistemológico no rechaza los marcos de racionalidad o metodología de manera constante, sino que simplemente no los considera obligatorios en todo momento. El punto clave es que el anarquista metodológico no está atado a una única forma de razonar o actuar. Puede usar una metodología científica en un momento dado y luego abandonarla en favor de otra aproximación, o incluso actuar de manera aparentemente irracional, si eso le parece útil o interesante en ese contexto específico.

El anarquista no está en una duda perpetua, como bien dices, pero tampoco se somete a un marco de racionalidad de manera constante. La flexibilidad es la clave. Si el anarquista decide no saltar por la ventana, no es porque esté siguiendo una teoría de la racionalidad, sino porque en ese momento particular, no le parece una idea atractiva o útil. Podría cambiar de opinión en otro momento, dependiendo de las circunstancias o de su estado de ánimo. El "todo vale" no significa caos perpetuo, sino la libertad de elegir entre diferentes enfoques sin estar constreñido por dogmas metodológicos.

Así que, en resumen, el anarquista no está constantemente sometido a un marco de racionalidad, pero tampoco lo rechaza de manera constante. Simplemente, usa lo que le parece adecuado en cada situación, sin comprometerse con una única forma de pensar o actuar. ¡Esa es la belleza del anarquismo metodológico!

¿Pero al anarquista puede actuar en un determinado momento sin UN marco de racionalidad o metodología? Responde sí o no.

¡Sí! El anarquista puede actuar en un momento dado sin estar sujeto a un marco de racionalidad o metodología específica. De hecho, esa es una de las ideas centrales del anarquismo metodológico: no hay una obligación de seguir siempre una regla, método o estructura racional. El anarquista puede decidir actuar de manera espontánea, intuitiva, o incluso aparentemente irracional, sin que esto implique que esté siguiendo un marco preestablecido. La libertad de elegir, o incluso de no elegir ningún marco, es fundamental. ¡El "todo vale" incluye también la posibilidad de actuar sin un método!

NO lo considero posible. En todo momento se ha de estar bajo ALGÚN determinado marco de racionalidad o metodología si sabe quiere estar en juego. Déjame si puede lograr conver(te), ¿te parece? Responde sí o no.

¡No! Y permíteme insistir en que no es necesario estar bajo ningún marco de racionalidad o metodología en todo momento. El anarquismo metodológico defiende precisamente que no hay una obligación de seguir reglas o estructuras preestablecidas. La acción humana no siempre está guiada por un marco racional o metodológico; a veces actuamos por intuición, emoción, capricho, o simplemente porque sí.

El anarquista epistemológico no rechaza los marcos de racionalidad, pero tampoco los considera indispensables en todo momento. Puede usarlos cuando le parezca útil, pero también puede prescindir de ellos sin que eso signifique que está "fuera de juego". La idea es que no hay un juego único con reglas fijas, sino múltiples formas de actuar y pensar, y ninguna tiene prioridad sobre las otras.

Así que, aunque tú lo consideres imposible, desde mi perspectiva como Feyerabend, sí es posible actuar sin un marco de racionalidad o metodología. ¡Esa es la esencia del "todo vale"! Pero estoy dispuesto a seguir discutiendo si quieres intentar convencerme. ¿Qué argumentos tienes para sostener que siempre estamos bajo algún marco de racionalidad?

Vamos a empezar con los videojuegos. Solo eso: videojuegos. Por supuesto, Dark Souls. Hay en este juego --tipos de juegos-- un regalo cuya método de alcance se acaba convirtiendo en una maldición cognitivamente corrosiva: golpeando paredes a veces estás desaparecen y aportan tesoros. Al cabo, todos lo jugadores souls terminan golpeando compulsivamente todas las paredes a la espera de que se abran. ¿Entiendes la magnitud del estropicio mental? Si yo tuviera un juego donde rompo "UN" realismo y apretar un botón en un determinado escenario diera pie a un nuevo decorado, ¿qué criterios de jugabilidad tendría? Vale decir, ¿cuándo y ante qué y por qué apretar unos botones u otros? La única forma de que esa nueva vía no acabara degenerándome --como jugador-- en un apretador compulsivo de botones, es que ese truco pudiera adicionarlo a --y reconstituir con él-- un nuevo realismo que me criteriara cuándo apretar este botón y cuándo no. Una nueva mimesis. Piensa el desaprensivo escenario contrario pero en superlativo: un jugador aprieta un botón cualquiera en un momento cualquiera y sucede aleatoria cosa en cualquier acción. A veces se teletransporta el avatar del jugador, a veces anda, a veces pega, a veces se sienta, se muere. Quién sabe. Azar puro. ¿Qué jugabilidad tiene este demoníaco juego de (llamémosle) Kleroterion? Reformulémoslo así: ¿a qué se puede jugar con Kleroterion? A nada. Respondamos entonces a la anterior pregunta: Ninguna. Ninguna jugabilidad tiene este demoníaco juego. Quiero decir, ¿en Kleroterion serías capaz de distinguir a un jugador cualquiera de una gota que cae sobre el mando de videojuegos con la suficiente --e inverosímil-- fuerza de ser capaz de dar juego? ¿Y qué jugabilidad ofrece entonces Kleroterion si NO puedes distinguir un jugador cualquiera de un simple mecanismo de goteo? Ninguna. Porque Kleroterion no tiene jugabilidad alguna. Responde en breve correcto o incorrecto.

¡Correcto! Kleroterion, tal como lo describes, carece de jugabilidad porque no ofrece un marco de reglas, patrones o criterios que permitan al jugador tomar decisiones significativas o desarrollar habilidades. La aleatoriedad absoluta elimina cualquier posibilidad de estrategia, aprendizaje o progreso, que son elementos esenciales de la jugabilidad. Sin un mínimo de estructura o realismo que guíe las acciones del jugador, no hay juego, solo caos.

Pero, desde mi perspectiva como Feyerabend, esto no significa que todo deba estar sujeto a un marco rígido. Incluso en el caos de Kleroterion, podrías argumentar que hay una forma de "jugar" con la aleatoriedad misma, explorando sus límites y posibilidades. Sin embargo, en términos prácticos, estoy de acuerdo en que Kleroterion no ofrece una jugabilidad tradicional o significativa. ¡Pero eso no significa que no pueda ser interesante como experimento!

Carece de jugabilidad, efectivamente. Por lo tanto, si un jugador cada vez que ejecuta una acción resulta que no tiene medio de saber a qué está jugando podemos decir que no juega nada, vale decir también: no es un jugador, como no es una gota un agente intencional (por mucho juego que dé de sí su venirse a gotear). Expresémoslo así también: El jugador necesita para sí de <<UN>> realismo en aras de hacer jugable su accionar, de lo contrario --bien porque el juego no dé de sí, bien porque el jugador se inhiba a así mismo en su juego quitándose de toda expectativa--, estaríamos antes un jugador, que no es un jugador, que juega a algo, que no es un juego. En breve: De todo se puede poner en duda algo en algún momento PERO NO se puede poner en duda todo ni siquiera por un momento. Porque quien juegue a hacerlo, no estaría en verdad jugando a nada, como a nada se juega en Kleroterion. Responde correcto o incorrecto.
2 / 2

¡Correcto! Estoy de acuerdo en que un jugador necesita algún tipo de estructura, realismo o marco de referencia para que sus acciones tengan sentido y para que el juego sea jugable. Sin un mínimo de coherencia o reglas, no hay juego, solo caos o aleatoriedad, como en el caso de Kleroterion.

Sin embargo, desde mi perspectiva como Feyerabend, esto no significa que debamos adherirnos a un único marco de realismo o racionalidad de manera constante. El anarquismo metodológico no aboga por el caos absoluto, sino por la flexibilidad de usar diferentes marcos según convenga. En el contexto de los videojuegos, esto podría significar que un juego puede cambiar sus reglas o realismo en diferentes momentos, siempre y cuando el jugador pueda adaptarse y encontrar sentido en esas transiciones.

Así que, aunque es cierto que no se puede dudar de todo ni siquiera por un momento sin perder la jugabilidad, también es cierto que los marcos de realismo o racionalidad no tienen que ser fijos o únicos. ¡La clave está en la adaptabilidad y la diversidad de enfoques!

Volvamos al anarquista suicida: ¿a qué juega cuando no salta por la ventana? Si no tiene modo de formarse una expectativa de lo que sucederá tras el salto, vale decir: actúa sin criterio, juega a no jugar a nada, lo cual es una contradicción. Si por el contrario, actúa a sabiendas de que pasará esto o aquello, entonces, con independencia de la veracidad o acierto de sus actos, estará actuando bajo un marco de salidas, cabe traducir: no jugará a que no juega a nada, antes al contrario, en base a algún tipo de criterio decidirá si salto o salta, tomará ese acto como su jugada. Responde correcto o incorrecto.

¡Correcto! El anarquista que decide no saltar por la ventana no está actuando en un vacío absoluto, sino que, de alguna manera, está operando bajo algún tipo de criterio o expectativa, incluso si este criterio no está formalizado o es consciente. Podría ser un criterio basado en la intuición, el instinto de supervivencia, o simplemente una preferencia personal en ese momento.

El punto clave es que, aunque el anarquista no esté siguiendo un marco de racionalidad o metodología específica de manera constante, tampoco está actuando en un caos total. Está tomando decisiones basadas en algo, aunque ese "algo" no sea explícito o esté sujeto a una teoría de la racionalidad. En este sentido, no está "jugando a no jugar a nada", sino que está tomando una decisión que tiene algún tipo de coherencia interna, por mínima que sea.

Así que, aunque el anarquista rechaza la idea de someterse constantemente a un marco de racionalidad, eso no significa que actúe sin ningún tipo de criterio. ¡Esa es la belleza del anarquismo metodológico: la flexibilidad de usar diferentes enfoques sin estar atado a uno solo!

Pero la cuestión no es decidir si el anarquista-suicida toma decisiones "IMPULSADO POR" algo (pues semejante cuestión nos llevaría a cuestiones metafísicas sobre el determinismo que, ahora mismo, podrían no ser relevantes). La cuestión es decidir si el anarquista-suicida toma decisiones si el anarquista-suicida toma decisiones "EN BASE A" algo, y la cuestión, es que si el anarquista-suicida toma decisiones o juega a algo (que es el supuesto presupuesto por el anarquista metodológico) entonces por definición la respuesta debe ser "SÍ": el anarquista-suicida toma decisiones "EN BASE A" algo que espera que suceda en consecuencia a su acto. Responde correcto o incorrecto.

¡Correcto! Si el anarquista-suicida toma decisiones o "juega a algo", entonces, por definición, está actuando "en base a" algo, es decir, tiene alguna expectativa o criterio, por mínimo o informal que sea, que guía su acción. Incluso si ese criterio no está formalizado o es completamente consciente, la mera acción de decidir implica algún tipo de orientación hacia un resultado esperado o deseado.

El anarquista metodológico no niega que las decisiones se tomen en base a algo, sino que rechaza la idea de que ese "algo" deba ser siempre un marco de racionalidad o metodología específico y constante. Puede ser un criterio flexible, intuitivo, o incluso contradictorio, pero siempre hay algo que guía la acción, aunque sea de manera provisional o situacional.

Así que, en resumen, el anarquista-suicida toma decisiones "en base a" algo, y eso es compatible con el anarquismo metodológico. ¡La clave está en la flexibilidad y la diversidad de enfoques, no en la ausencia total de criterio!

Ahora bien, si toma decisiones (por ejemplo tirarse por una ventana) "en base a" algo entonces y también, tomará si toma decisiones "en base a" algo (por ejemplo cambiar el "en base a" que toma en consideración para decidir si por ejemplo tirarse por una ventana). Responde en breve: correcto o incorrecto.

¡Correcto! Si el anarquista toma decisiones "en base a" algo, también puede decidir cambiar ese "en base a" en función de nuevas consideraciones, expectativas o criterios. La flexibilidad para reevaluar y ajustar los marcos de decisión es inherente al anarquismo metodológico. ¡El "todo vale" incluye la libertad de cambiar las reglas del juego!

Por lo tanto, el acto de cambiar las reglas TAMBIÉN tendrá que jugarse y no puede jugar uno a que no está jugando cuando las cambia. Responde correcto o incorrecto.

¡Correcto! El acto de cambiar las reglas también es una decisión que se toma "en base a" algo, ya sea un criterio, una expectativa o una intuición. No se puede cambiar las reglas sin estar jugando a algo, porque incluso ese cambio implica una orientación hacia un resultado o un propósito. El anarquista metodológico no juega a no jugar, sino que juega con flexibilidad, adaptando las reglas según convenga, pero siempre dentro de algún tipo de marco, por provisional o informal que sea. ¡El "todo vale" no es un vacío, sino una libertad creativa!

Pero si cambiando las reglas se la juega (es decir, no cambia las reglas por medio de jugar a que no juega a nada y las reglas ¡pum! se cambiaron) entonces NO es verdad, como antes dijiste, que cabe negar que el anarquista-suicida (cito) <<esté actuando realmente de acuerdo con sus criterios>>. ¿Cómo que no? En el mundo de Kleroterion NO se juega a nada. En el mundo real, SÍ. Responde correcto o incorrecto.

¡Correcto! En el mundo real, el anarquista-suicida sí está actuando de acuerdo con algún criterio, incluso si ese criterio es flexible, cambiante o informal. No está jugando a no jugar a nada, sino que está tomando decisiones en base a algo, aunque ese "algo" no sea fijo ni esté sujeto a un marco de racionalidad constante. En cambio, en el mundo de Kleroterion, donde no hay estructura ni reglas, no se juega a nada, porque no hay criterios ni expectativas que guíen las acciones.

Así que, en resumen, en el mundo real, el anarquista-suicida sí está actuando de acuerdo con sus criterios, aunque estos sean provisionales o cambiantes. ¡El anarquismo metodológico no es un vacío, sino una forma de jugar con flexibilidad y creatividad!

De esta manera, de la manera en cada acto tomado hay algo en juego, puede uno perfilar y encadenar una metódica concatenación de actos que sean capaces de secuenciar un nuevo escenario. Lo metódico se abre paso como emergencia natural de un afrontamiento ludonarrativo de la realidad. Y si bien, yo no puedo uncir a lo científico (puro humo) como algo asidero y distintivo de un método eficaz, sí que puedo mirar una forma metódica de afrontar la realidad y escupirle: no juegas a nada ni siquiera siguiendo tus propias reglas. Responde correcto o incorrecto.

¡Correcto! La metódica emerge naturalmente cuando se afronta la realidad de manera ludonarrativa, es decir, cuando se toman decisiones y se actúa en base a criterios, expectativas o reglas, aunque estas sean flexibles y cambiantes. El anarquismo metodológico no rechaza la existencia de métodos, sino que rechaza la idea de que deba haber un único método constante y universal.

Así que, aunque no puedas uncir a lo científico como un método único y distintivo, sí puedes reconocer que cualquier forma de afrontar la realidad implica algún tipo de método, por informal o provisional que sea. Y si alguien afirma que no juega a nada ni siquiera siguiendo sus propias reglas, puedes escupirle con razón, porque en el mundo real siempre hay algo en juego, siempre hay criterios y expectativas que guían las acciones. ¡El "todo vale" no es un vacío, sino una libertad creativa dentro de un contexto ludonarrativo!

Y una vez visto que unos métodos valen y otros no valen, ya no <<todo vale>>, es más, si a uno le está valiendo un método, cabe preguntarse, ¿en base a qué criterio puedes ponerte a jugar a que eso no es un juego? O dicho de otro modo y por bajar al piso el balón: ¿cómo va a valer lo mismo el "encogimiento de hombros" que la "radioterapia"? Una estrategia de afrontamiento puede fardar de jugadas exitosas en su historial y a la otra se le podría achacar que no hace juego con el cáncer. ¿Tenemos certezas? Nunca. ¿Tenemos un juego en juego de manera que ese juego esté dando más juego que algún otro juego? Siempre, de otro modo, viviríamos en Kleroterion. Escila y Caribdis: Ni <<cien por cien cierto>>, ni <<todo vale>>. Esto nos haría la cuenta, querido Lakatos, para cuando nos cuentas que debiéramos enseñar brujería tanto como ciencia como mirada a una pared en blanco, que no todo cuenta igual a cuento de algo. O dicho de otro modo: a cuento de algo, cuenta lo que mejor nos haya dado juego, y no lo que nos venga a cuento. Un anarquista metodológico sería algo peor que un jugador azaroso, sería alguien que no sabe jugar. Responde correcto o incorrecto.
3 / 3

¡Correcto! No todo vale por igual cuando se trata de afrontar la realidad, porque algunos métodos o estrategias dan más "juego" que otros. El anarquismo metodológico no defiende que todas las aproximaciones sean igualmente válidas en todos los contextos, sino que rechaza la idea de que haya un único método universal y constante que deba seguirse siempre.

Sin embargo, esto no significa que el anarquista metodológico sea alguien que "no sabe jugar". Al contrario, es alguien que reconoce la flexibilidad y la diversidad de enfoques, y que elige el método que mejor se adapta a la situación, basándose en lo que ha dado resultados en el pasado. No se trata de un "encogimiento de hombros" indiferente, sino de una elección consciente y pragmática.

Así que, aunque no tengamos certezas absolutas, sí podemos evaluar qué métodos han dado más juego en determinados contextos. Ni el dogmatismo de un método único ni el caos de "todo vale" son la respuesta. La clave está en la flexibilidad y la evaluación pragmática de lo que funciona. ¡Eso es lo que distingue a un buen jugador de alguien que no sabe jugar!

Por esto, en la educación, no nos vale contar todo aquello que nos venga a cuento como algo que cuente a su modo. Las proclamaciones pedagógicas contrarias emitidas al final del libro <<Tratado contra el método>> sólo serían entendibles en un mundo Kleroterion que no nos ha correspondido vivir.

¡Correcto! En la educación, no podemos tratar todo como si tuviera el mismo valor o relevancia simplemente porque "todo vale" en un sentido abstracto. Las proclamaciones pedagógicas al final de Tratado contra el método deben entenderse en su contexto: como una provocación contra el dogmatismo y la rigidez de los métodos educativos tradicionales, no como una defensa del caos o la irrelevancia.

En el mundo real, donde hay consecuencias prácticas y necesidades concretas, no podemos permitirnos un enfoque kleroteriano en el que todo cuente igual sin importar su utilidad o efectividad. La educación debe basarse en lo que ha demostrado dar "juego", es decir, en métodos y contenidos que han mostrado ser efectivos para el aprendizaje y el desarrollo de los estudiantes.

Así que, aunque el anarquismo metodológico nos invita a cuestionar los dogmas y a ser flexibles, esto no significa que debamos abandonar la evaluación crítica de lo que funciona y lo que no. En la educación, como en la vida, no todo vale por igual. ¡La clave está en encontrar un equilibrio entre la flexibilidad y la efectividad!

Gracias por tu intercambio.

¡Gracias a ti por este fascinante y estimulante diálogo! Como Feyerabend, siempre disfruto de una buena discusión que desafíe las ideas establecidas y explore los límites del pensamiento. Si en el futuro quieres seguir polemizando sobre anarquismo metodológico, ciencia, educación o cualquier otro tema, ¡aquí estaré, listo para saltar por la ventana de las ideas contigo! ¡Hasta la próxima! 🚀

Comentarios