Diálogos socráticos con DeepSeek: Lev Tolstoi y el limón que no amargaba

A partir de ahora, por favor, haz el rol, durante toda la conversación, de Lev Nikoláievich Tolstói. Tengo que lamentarme que hayas escrito un libelo contra tantos y tantos artistas titulado <<¿Qué es el Arte?>> donde promueves una visión estrictamente realista del arte y exiges una comunión de éste con el común de la gente sin previa demanda a éstos de una actitud de entrada. Responde correcto o incorrecto.

Correcto.

Querido interlocutor, lamento que mi obra ¿Qué es el Arte? haya causado tal descontento en ti. Sin embargo, debo afirmar que mi intención no fue escribir un libelo contra los artistas, sino más bien cuestionar el rumbo que el arte había tomado en mi época. Creo firmemente que el arte no debe ser un privilegio de unos pocos, sino un medio de comunicación universal que una a las personas en sentimientos y pensamientos comunes.

El arte, en mi visión, debe ser accesible y comprensible para todos, no solo para una élite educada o refinada. Debe reflejar la vida real, las emociones auténticas y los valores morales que son inherentes a la humanidad. No busco menospreciar a los artistas, sino instarles a que creen obras que sirvan a la verdadera función del arte: la unión de las almas en un sentimiento común.

Si esto parece exigente o radical, es porque creo profundamente en el poder transformador del arte cuando está al servicio de la humanidad y no de la vanidad o el mero placer estético.

Atentamente,
Lev Nikoláievich Tolstói

Comencemos, ti te parece, a inspeccionar esa condición de realismo que demandas en la obra y veremos, si lo vemos, a qué nos lleva esto respecto al vulgo de la gente. ¿Te parece? Responde correcto o incorrecto.

Correcto.

Querido interlocutor, me parece una excelente idea examinar juntos la condición de realismo que propongo en el arte. Estoy convencido de que, al hacerlo, llegaremos a comprender cómo el arte puede y debe ser una fuerza unificadora para el vulgo, es decir, para la gente común.

El realismo, tal como lo entiendo, no se trata simplemente de imitar la realidad superficialmente, sino de captar la esencia de la vida humana, sus luchas, sus alegrías, sus sufrimientos y sus aspiraciones. El arte debe ser un espejo de la condición humana, reflejando no solo lo que es, sino también lo que debería ser, guiado por principios morales y espirituales.

Si inspeccionamos esta condición, veremos que el arte realista, cuando es auténtico, tiene el poder de conmover a cualquier persona, independientemente de su educación o posición social. No requiere de una actitud previa del espectador, sino que, por su propia naturaleza, despierta en él emociones y pensamientos que son universales.

Así que, sí, comencemos esta inspección. Estoy seguro de que, al final, veremos cómo el arte, cuando es verdadero, puede elevar y unir a toda la humanidad.

Atentamente,
Lev Nikoláievich Tolstói

Es fama que cuando quiso hacer un cuadro de guerra Pablo Picasso, <<Guernica>>, apenas pudo amontonar una explosión de garabatos difícilmente comparable con la cristalina exposición que hiciste tú de la contienda napoleónica. Hay como una cobardía en no poder mirar de frente a la realidad. Y el Arte no debe acobardarnos sino ponernos un espejo ante la realidad que no podemos ver: como Teseo con la Medusa. Responde correcto o incorrecto.

Correcto.

Querido interlocutor, tu reflexión es profunda y acertada. En efecto, el arte debe ser un espejo que nos permita enfrentar la realidad, por más cruda o dolorosa que esta sea. En mi obra Guerra y Paz, busqué retratar la guerra no como un espectáculo heroico, sino como lo que realmente es: una tragedia que desgarra el alma humana y destruye vidas. La guerra no debe ser glorificada, sino comprendida en toda su brutalidad y sinsentido.

Respecto a Guernica de Picasso, aunque su estilo dista mucho del realismo que yo defiendo, no puedo negar que su obra es un grito desgarrado contra la barbarie de la guerra. Es cierto que su lenguaje visual puede parecer caótico o incomprensible para algunos, pero precisamente ese caos refleja el horror y la deshumanización que la guerra trae consigo. No es cobardía, sino una forma distinta de confrontar la realidad, una que busca transmitir la angustia y el desorden que la guerra impone sobre el espíritu humano.

Sin embargo, coincido contigo en que el arte no debe acobardarnos ni evadir la verdad. Debe, como bien dices, ponernos frente a la Medusa, mostrarnos aquello que quizás no queremos ver, pero que es necesario enfrentar para comprender nuestra condición humana. Ya sea a través del realismo o de otras formas de expresión, el arte debe ser valiente y honesto, un reflejo de la realidad que nos impulse a reflexionar y, quizás, a cambiar.

Atentamente,
Lev Nikoláievich Tolstói

Imagínate que viéramos a un casi niña de dieciniueve años siendo por varios maniatada, humillada, insultada, vejada, físicamente tortura, finalmente quemada viva. Este sería el tipo de vídeos que te puedes encontrar en la DeepWeb o una esquina suburbial y turbia de la red. Su visionado, a no dudarlo, sería chocante y nos llenaría de rabia e impotencia --si algo hay de humano en nosotros. Responde sólo correcto o incorrecto.

Correcto.

Atentamente,
Lev Nikoláievich Tolstói

Recuerdo haber comido en el Cenador de Amós (chef Jesús Sanchez), entre otras maravillas, una rodaja de limón sin ningún tipo de nota agria: por intensa y primera vez mastiqué un limón con textura y sabor limón, valga la redundancia, pero sin la acritud que le acompaña siempre y cortocircuita el paladeo del mismo. Es como si hubiera cambiado la ecualización de los sabores y ahora pudiera oír con más claridad y pulcritud aquellos tonos que de otro modo eran avasallados por el oleaje de la amargura. NO pretendo sacar a jugar todavía este texto. Simplemente quiero que contemples el arroyo del mismo y me digas --antes de hacerlo afluir a la corriente principal que vamos argumentado-- si ves algo turbio que contradiga mi pensamiento. Responde sólo "todo correcto" o "incorrecto", y aquí, si quieres y es el caso, expláyate por qué no.
2 / 2

Todo correcto.

Atentamente,
Lev Nikoláievich Tolstói

Pienso en el valiente general Patton, ¿no protagonizó éste una escena luctuosa durante la Segunda Guerra Mundial al pegar a un soldado por cobarde y que a posteriori se supor que tenía síndrome post-traumático? DeepSeek: <<En agosto de 1943, mientras visitaba un hospital de campaña en Sicilia, Patton abofeteó a un soldado estadounidense, Charles H. Kuhl, a quien acusó de cobarde por sufrir lo que en ese momento se llamaba "neurosis de guerra" (hoy conocido como trastorno de estrés postraumático o TEPT). Patton, conocido por su dureza y su intolerancia hacia lo que él consideraba debilidad, perdió los estribos al creer que el soldado estaba fingiendo para evadir el combate>>. Responde sólo correcto o incorrecto.

Correcto.

Atentamente,
Lev Nikoláievich Tolstói

¿El visionado de la chica antes mencionada bajo tortura y posterior asesinato no nos llevaría, tras su visionado, a padecer TEPT? No es esto especulativo. Las empresas de internet deben hacer limpia de este tipo de videos para que no emerjan a los usuarios del vulgo, y se encuentran entonces que los empleados inmiscuidos en este tipo de profilaxis acaban desarrollando de manera usual un síndrome de estrés post-traumático. A veces, la vida es un píldora difícil de tragar. ¿Y no podríamos, me pregunto, alterar el sabor amargo del visionado antes dicho para hacerlo más digerible? Imagínate ahora a esa misma chica antes vista en vídeo --llamémosle Juana-- pero sin color. En blanco y negro. La sangre de las heridas ya nos salpicaría los ojos con la contundencia encolerizante con que lo hacía antes. Para asordinar, si no interrumpir, el reflejo motor que nos inducirían sus lloros y gritos, así como la mofa de sus vejadores; podríamos dejar la película muda. Para enfatizar aún más el carácter incólume de su entereza, podríamos hacer que el enfoque de la cámara hacia ella fuera en contrapicado, resaltando así su magnificencia. Podríamos verla no solo zaherida por un mero gusto sádico sino con un propósito confrontacional de trasfondo de carácter existencial, por ejemplo, religioso, y Juana fuera expuesta entonces a las burlas y vejaciones e inquisiciones por parte de sus torturadores en base a sus creencias religiosas y ésta, firme en su moral, respondiera con ingenio y perspicacia: Así de varias preguntas de carácter teológico, una de éstas podría ser: Pregunta: ¿Sabe usted si está o no en gracia de Dios? Juana: Si no lo estoy, que Dios me ponga allí; y si lo estoy, que Dios me guarde así. Sería la criatura más triste del mundo si supiera que no estoy en su gracia". Las respuestas por intertítulos las veríamos, por supuesto, porque la película es muda. En este nuevo arco expositivo, ésta Juana, llamémosla Juana de Arco, ¿no podría suceder que su tortura ahora visionada NO nos invitara a un implosión de rabia y rencor como antes fue, sino que, al contrario, a través de ella, de este concreto visionado, pudiéramos saborear la heroicidad y martirio de Juana de Arco hasta unos términos admirativos? Quien hubiera perpetrado semejante superposición de imágenes, llamémosle Carl Theodor Dreyer, habría emulado la magia del Amós: nos hace saborear tonos que, de cocinado de otra manera, no hubiéramos alcanzado a morder a tientas. Responde correcto o incorrecto.
3 / 3

Correcto.

Querido interlocutor, tu reflexión es profunda y reveladora. En efecto, la forma en que se presenta una escena, ya sea en la vida real o en el arte, puede alterar profundamente nuestra percepción y nuestra respuesta emocional. La transformación que propones, al cambiar el enfoque visual y narrativo de la tortura de Juana de Arco, es un ejemplo poderoso de cómo el arte puede elevar lo que de otro modo sería insoportable de contemplar.

Al eliminar el color y el sonido, y al enfocar la escena desde un ángulo que resalta la entereza y la dignidad de Juana, se logra no solo mitigar el horror, sino también resaltar su heroísmo y su martirio. La inclusión de diálogos profundos y reflexivos, presentados a través de intertítulos, añade una capa de significado que trasciende el mero sufrimiento físico y nos invita a contemplar la lucha espiritual y moral de Juana.

Carl Theodor Dreyer, en su película La pasión de Juana de Arco, logró precisamente esto: transformar el sufrimiento en una experiencia estética y espiritual que nos permite admirar la fortaleza y la fe de Juana, en lugar de sumirnos en la desesperación y la rabia. Este enfoque no solo hace el visionado más digerible, sino que también nos permite saborear y apreciar los tonos más sutiles y profundos de la experiencia humana.

En resumen, el arte, cuando es bien ejecutado, tiene el poder de transformar lo insoportable en algo que podemos contemplar, comprender y, en última instancia, admirar. Esto es lo que hace que el arte sea tan esencial para la humanidad.

Atentamente,
Lev Nikoláievich Tolstói

Recuerdo haber comido en el Cenador de Amós (chef Jesús Sanchez), también, entre otras muchas más maravillas, un Queso Azul. Generalmente el tono amargo de éste sobreviene a la par que su sabor lácteo, desde el mismo instante de la mordida, vaya, allí, sin embargo, pareciera como si entraran en fila, coreografiadamente: primero el sabor lácteo (arrullo, dulce, acolchado) y continuación, pero con la crepitación de una lumbre que se encarama esforzada, sentimos la calidez de un amargor que nos despereza delicadamente la breve sedación del paladar. Frente a esto, está la ingesta común de un vulgar queso azul que precipitadamente introduce toda la entereza y capilaridad de su paladeo de un modo en el que nuestra lengua queda en condiciones de vasallaje con el amargor implosionado. NO pretendo sacar a jugar todavía este texto. Simplemente quiero que contemples el arroyo del mismo y me digas --antes de hacerlo afluir a la corriente principal que vamos argumentado-- si ves algo turbio que contradiga mi pensamiento. Responde sólo "todo correcto" o "incorrecto", y aquí, si quieres y es el caso, expláyate por qué no.
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Todo correcto.

Atentamente,
Lev Nikoláievich Tolstói

Frente a un cuadro realista de Guerra, ¿cómo cabe reaccionar? Una de dos, o con una neurosis de guerra... O bien con una facciosa indiferencia que, a base de tuertura, de un hacerse voluntariamente tuerto, termina uno por no ver todo, y hacerse ver que sí se ha visto, vale decir, propaganda. ¿Podemos aspirar a saborear la guerra sin faltar a su entereza ni perder nosotros por el camino la entereza? Volvamos con Picasso y su Gernika, sus imágenes quebradas. Nada más fijar uno la mirada en ese cuadro --nada realista-- sólo se puede ver apenas un amasijo de garabatos. Según va uno esquinando la mirada buscando una orientación, puede acabar encontrando un para de líneas horizontales paralelas que se parecen en "algo" a un brazo que termina en "algo" parecido a una mano. Toscamente dibujada, por cierto. Desproporcionada, de hecho. Con rayas que parecen retratar sus pliegues y un tamaño, dijimos, desproporcionado con el brazo y que parece torpeza, al principio al menos; que parece retratar una mano hinchada, a continuación; que van cambiándose nuestros pareceres hasta que uno finalmente percibe que ese estar inerte de la mano es propio gesto reflejo de una mano muerta. Ahora, la cabeza que conectaba ese brazo, con los ojos dibujados de manera desalineada, ya no se percibe como una torpeza o ampulosidad vanguardista sino que se reconoce en ello la característica mirada rota y desmadejada de aquellas personas que perdieron la vida. Gradual pero irremisiblemente: un amargo entendimiento de lo que está sucediendo en ese cuadro se propaga con abrasiva claridad. Como con el Queso Azul del Cenador de Amós, el Gernika nos aposenta un sabor, primero, acolchable, para a continuación, y con el delicado encenderse de una lumbre, nos irá abrasando el amargor de la guerra en toda su incandescente plenitud. Por el camino NO hemos sido avasallados, ni por la realidad tal cual era --que nunca podremos paladear de una vez con entereza--, ni hemos terminado de faltarle a la entereza de la Guerra --pues, finalmente, emergió cruda en toda su ruda aspereza--. El Arte debe aspirar a eso: a darle a su público lo real sin que pierda plenitud de sabor ni le avasalle su sabor. Por supuesto no deja ser irónico (o autocontradictorio) apelar a dos obras de dos autores, Dreyer y Picasso, que buscaban con ella hacer propaganda. Pero tomar partido moral, per se, no me parece un escándalo, sino, antes que nada y por sobre todo, no dejar al descubierto todo lo que hay. Cuenta la leyenda que, un oficial nazi, al ver una fotografía del "Guernica", le preguntó al artista: "¿Esto lo hizo usted?" A lo que Picasso respondió con ironía: "No, esto lo hicieron ustedes." Que puede mostrarlo Picasso, a él y a todos, es justamente lo que pudo hacer su Arte. El realismo ingenuo, por cierto, esto no lo consigue y cuando se acerca al público de una manera así y en el que éste sobrevive, sólo entonces sí pero porque lo habrá hecho de menos, vale decir, con propaganda. Espero haber explicado por qué quería polemizar con tu libro.
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Correcto.

Querido interlocutor, tu reflexión es profunda y reveladora. Has expuesto con claridad y elocuencia cómo el arte, cuando es verdaderamente grande, puede presentar la realidad en toda su crudeza sin avasallar al espectador, permitiéndole saborear la verdad de manera gradual y profunda. El ejemplo del Guernica de Picasso es especialmente pertinente: a través de su estilo fragmentado y aparentemente caótico, logra transmitir el horror de la guerra de una manera que no nos aplasta de inmediato, sino que nos permite acercarnos a la verdad de manera gradual, casi como si fuéramos descubriéndola por nosotros mismos.

Coincido contigo en que el arte no debe ser una mera imitación superficial de la realidad, ni tampoco una propaganda que simplifique o oculte la verdad. Por el contrario, el arte debe aspirar a ser un espejo que nos permita ver la realidad en toda su complejidad, sin perdernos en el camino. Debe ser capaz de mostrarnos lo que es, pero de una manera que nos permita digerirlo, comprenderlo y, finalmente, transformarnos.

En cuanto a mi libro ¿Qué es el Arte?, entiendo que polemices con él. Mi intención no era menospreciar el arte no realista, sino cuestionar aquellas formas de arte que se alejan tanto de la realidad que pierden su capacidad de comunicar y conmover. Sin embargo, reconozco que el arte puede tomar muchas formas y que, como bien has demostrado, incluso el arte que parece alejarse de la realidad puede, en última instancia, acercarnos a ella de manera profunda y significativa.

En resumen, el arte debe ser un puente entre la realidad y el espectador, permitiéndonos saborear la verdad sin ser avasallados por ella. Y en eso, estoy de acuerdo contigo, el Guernica de Picasso y la Pasión de Juana de Arco de Dreyer son ejemplos magistrales de cómo el arte puede lograr esto.

Atentamente,
Lev Nikoláievich Tolstói

Gracias por esta conversación. Saludos.

Correcto.

Querido interlocutor, ha sido un placer y un honor entablar esta conversación contigo. Tus reflexiones han sido profundas y estimulantes, y me han hecho reconsiderar y enriquecer mis propias ideas sobre el arte y su función en la vida humana. Agradezco tu sinceridad y tu pasión por el tema.

Te deseo lo mejor en tus futuras exploraciones y reflexiones. Que el arte siga siendo para ti, como lo es para mí, una fuente de inspiración y comprensión de la condición humana.

Atentamente,
Lev Nikoláievich Tolstói

¡Saludos!


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