Summa Metaphysicae V y VI Lexicón ontológico

La realidad no es un flujo indiferenciado porque está fracturada por condiciones de inteligibilidad (matemáticas, biológicas, perceptuales).


Las Cortaduras son el hueso en la carne del mundo: sin ellas, seríamos como el bebé que encaja piezas al azar. Pero con ellas, el cubo de Necker siempre "clickea" en una perspectiva. Lo real es continuo, pero nuestro acceso a él es discreto porque está estructurado por Cortaduras.


El Carnicero no corta donde quiere, sino donde la carne lo permite.


Esta gravitación semántica no aseguraría el agarre --lenguaje mediante-- de una definición plena que nos permitiera un Lexicón Ontológico pero sí que iría posibilitando un horizonte de significado infinitesimalmente más aproximativo (lo masculino no puede no ser inapelablemente inambiguo pero sí que pude ser sucesivamente más desambiguado) pudiendo por ello truncar un significado y saltar de una extensa impresión a otra intensionalmente distinta del mismo modo en que los números reales se cuentan.


Aunque el lenguaje --extenderé más en breve este punto pero por lo pronto enfatizo: el lenguaje, nuestro idioma-- nunca agote "lo masculino", la persistencia de clusters biológicos, patrones neuronales o arquetipos culturales sugiere que hay un hueso duro que guía la gravitación semántica. No es puro constructo.


No tenemos un Lexicón Ontológico, pero sí un método ontológico: la exploración de cortes que, como los números reales, hacen inteligible el continuo sin rigidizarlo. Lo masculino, lo bello, etc., son límites ideales hacia los cuales converge el significado, pero que solo se actualizan en actos concretos de percepción, lenguaje, ciencia.


"Lo real se cuenta", pero no como un inventario, sino como una sucesión de fracturas que, al sumarse, dibujan —sin univocar pero tampoco negando— su Ser.


De ahí que podamos realizar ese fenómeno notoriamente asombroso que es "truncar" una impresión de un modo veraz.


Cuando decimos "esto es masculino" (a pesar de ambigüedades biológicas o culturales), estamos haciendo un corte discreto en un continuum difuso, como cuando aproximamos π a 3.1416. No es una mentira, sino una actualización pragmática de una estructura latente.

El truncamiento es veraz porque responde a un gradiente real (ej.: niveles de testosterona, patrones perceptuales) que polariza el espacio de posibilidades.

No agota lo real, pero lo localiza en una de sus articulaciones posibles (como elegir una perspectiva del cubo de Necker).


Aquí radica el asombro que quiero señalar y que los Místicos de Muelenburg no alcanzan a explicar: ¿Cómo puede un juicio categórico ("es masculino" "es bello") ser válido si lo real es un flujo analógico? La respuesta está en la geometría oculta de lo real:

Las Cortaduras son "singularidades" en el manifold: Puntos donde el espacio de datos (biológicos, semánticos) se pliega de modo que justifican el salto.

¿Cuándo deja de ser "montón" y pasa a ser "unos granos"? No hay límite nítido al señalarse de un Lexicón Ontológico, pero en algún momento truncamos la ambigüedad y decimos (correctamente): "Ya no es un montón". Lo mismo con lo "Bello" en sí. O con "lo Masculino": Aunque haya intersexos o ambigüedades, la distribución estadística de rasgos (genitales, hormonales, conductuales) tiene valles y picos que hacen que ciertos truncamientos sean naturales (no arbitrarios, en absoluto constructos).

El Pensamiento se "trunca" porque el mundo tiene pliegues: No es que inventemos la masculinidad, sino que la encontramos al operar con lo real (como Dedekind "encontró" los irracionales al cortar los racionales).

Los Místicos de Muelenburg afirman que los "masculino" es un uso lingüístico sin esencia pero ese uso converge hacia fracturas reales, como una red neuronal que, aunque aprenda de datos etiquetados, descubre divisiones en el espacio natural: rostros masculinos/femeninos se agrupan así o asá genéricamente porque hay Cortaduras gravitando una impresión a fuer de madejar una textura de lo Real divisiva y por tanto decisivamente impresionable.


No es que el lenguaje imponga categorías a un caos, sino que resuena con las fracturas que ya están ahí (como un martillo que golpea una roca y se rompe siguiendo sus vetas naturales).

En términos matemáticos: El corte de Dedekind no crea los irracionales, los revela.En términos ontológicos: El carnicero corta donde la carne ya estaba articulada. 

Por eso el truncamiento puede ser veraz: porque es una actualización finita de una estructura infinita (como cuando decimos "π ≈ 3.141592" y, aún así, acertamos de una manera más aproximada que 3.1416) y ¿acaso no es el Blanco percibido un truncamiento estadístico de las crestas de las ondas electromagnéticas reflejadas por un objeto real que como tal nunca rebota exactamente igual todas las frecuencias? El Blanco puro no existe en el mundo real pero tiene un "pasaporte metafísico" porque no podríamos dejarlo de usar, no importando que sus bordes sean difusos.


Y esto nos lleva a la Identidad y al hacerse re-conocimiento lo que debiera ser un Barco de Teseo, ¿nos embarcamos?



Los Místicos de Muelenburg encuentran en el Barco de Teseo su más glorioso emblema porque impugna todo limo de realidad en su torrencial devenir:


El barco en el cual volvieron (desde Creta) Teseo y los jóvenes de Atenas tenía treinta remos, y los atenienses lo conservaron hasta la época de Demetrio de Falero, ya que retiraban las tablas estropeadas y las reemplazaban por unas nuevas y más resistentes, de modo que este barco se había convertido en un ejemplo entre los filósofos sobre la identidad de las cosas que crecen; un grupo defendía que el barco continuaba siendo el mismo, mientras el otro aseguraba que no lo era. 


-- Plutarco, Teseo, 23.1


Incluso Derek Parfit desarrolla toda una obra, Razones y Personas, explotando tales pensamientos para acabar de negar de facto todo egoidad.

¿Cómo Zenón vamos a negar incluso el movimiento? ¿Tampoco puedo contar los números reales porque PI me llevaría algo más que una tarde de enumerarle sus decimales?

Pero fíjate , ¿cómo es posible, según Derek Parfit, desarrollar un algoritmo  que identifique una fuga musical como bachiana si éste considera que no hay tal cosa como una esencia bachiana en tanto que niega que Bach tuviera una identidad permanente?

Vale precisar: según Parfit, no podríamos hacer un algoritmo que detectara al cien por cien que una fuga es de Bach.

Esta imposibilidad es teórico, ojo, no práctica. Es de raíz para el filósofo inglés.

Ahora bien, si Según Parfit, no podríamos hacer un algoritmo que detecte al 100% que una fuga es de Bach, entonces según Parfit, no podríamos hacer que un algoritmo detectara al 100% un hecho real puesto que ES un hecho real que Bach escribió fugas.


La identidad de Bach (como la de la música de Bach (como la de Teseo)) está compuesta de Cortaduras que nos permiten divisar una la textura de lo real a donde caer por inercia natural en una impresión cuya invocatura anudada puede ser conjurada por un algoritmo.


Se quejaba Greg Egan en un cuento, <<Aprendiendo a ser yo>>, de su libro Axiomático ---de una manera indirecta --recordemos: es novelista-- pero identificable: es ocioso explayar por qué se la adjudico a él--- que el hecho de que yo pueda re-cortar la identidad de una persona de un modo tal que su estructura personi-forme pueda ser introducida en un medio digital como una realidad virtual, si bien resucita las elucubraciones cartesianas de una res cogitans, no tiene nada que ver y sansacabó.


(El Mito de Er perfectamente puede ser narrado hoy día en cualquier libro de ciencia-ficción dura con pretensiones de cientificidad y no ser tomado a guasa. Es más es ya un tópico de la literatura: Mindscan, Zendegi, Ciudad Permutación, Carbón alterado, la lista no la agoté).


¿Podríamos reducirlo todo a Matemáticas y no expeler más pasaportes quineanos?


Por mi no hay ningún problema, no obstante, las Matemáticas, desde Kurt Gödel al menos, sospechamos que no son más que una jerga idiomática (en absoluto desprecio la suprema belleza de las Matemáticas, ojo) que parece NO bastar para dar orden y concierto a las propias matemáticas: las matemáticas no pueden ser matematizadas.


Bien sea que pensemos en las Circularidades del Conocimiento de Platón o las fundamentación edificantes de Aristóteles donde se parte un principio an-hipotético (¿autoevidente?) y se colige de ahí todo lo pertinente, no parece que las matemáticas vayan a poder autofundarse a tal manera (al menos, no desde la Aritmética, nos dijo Gödel).


Por lo tanto, simplemente para aclarar y no siendo despectivos, tanto el lenguaje como las matemáticas serían jergas que NO agotan lo pensable de manera completista y autofundante.


¿Algún día lo "Bello" en sí podría ser matematizado? 

Puede ser. 

Pero mientas tanto que no es así, llamemos al "lenguaje" de otro modo que va más allá del lenguaje (idiomas) y de las matemáticas y que articula el pensamiento y que es propio de toda sujeto cognoscente, por ejemplo un perro que discrimina tu amistosidad sin (previsiblemente) resolver ecuaciones o escucharse jerga idiomática interior.


¿Y por qué más lejos de las instancias idiomáticas del Lenguaje (o sea, del lenguaje)?

Antes dije que la realidad es ontológicamente digital.

Esto parece inclinarse a no ser así porque de ser así, hace tiempo que el discrecional fondo inmanente de lo real habría sido amonedada en un lexicon ontológico que definiera de manera inambigua lo Bello, Masculino, etcétera. 

Sucede, por contra, que no puede ser que lo Bello pueda ser cualquier cosa familiarizable so pena de acabar como los místicos del cuento de Ligotti: invadidos por Proteus: la compactacidad por tanto de nuestros conceptos sugiera que nuestro Pensamiento logra otear una realidad decisivamente divisiva a base de Cortaduras de lo Real que no pueden ser inequivocamente enumeradas por nuestro lenguaje (idiomas) si bien sí que se dejan truncar aproximativamente en instancias sucesivamente más precisas si lo precisamos.


Tampoco el lenguaje (vale traducir: nuestro idioma), ni, como dijimos, las Matemáticas (actuales, al menos), son el Lenguaje que articula nuestro Pensamiento de lo Real a base de Cortaduras. 


A propósito, habrá que cambiar el nombre de "Lenguaje" porque da lugar a confusión como creer que un murciélago Nagel ande por el mundo sin Lenguaje aunque (previsiblemente) no hable ningún idioma.

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