Blitzkrieg

En realidad, la opinión de Hume nace contradicha por su sí mismo. El escocés consideraba que 1) la causalidad es un hábito psicológico y nada nos obliga a pensar que es real. Por otro lado, consideraba también que 2) toda idea, en últimas, se remitía por generación causal a una impresión sensible. Se autocontradecía. Por supuesto, desde entonces la estrategia empirista más recurrida para salvar el "jaque" ha sido aquella deflacionista que quien mejor la ejecutó fue Wittgenstein: Yo no explico sino que describo los hechos. Falso. Si no tienes una teoría causal, a todo ejercicio de mera actividad descriptiva se le puede objetar aquel célebre chascarrillo: <<El plural de anécdota no es datos>>. ¿No resulta irónico que aquel que se rascaba la cabeza por no ver el porqué del tránsito de un "es" a un "debe" no se lo hiciese mirar para consigo mismo?


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La combinatoria sólo si no es infinita puede no ser teleológica (Otra vez las ventanillas). Si el principio de razón suficiente (PRS) fuera falso, por pura caramboleo dado un tiempo in-defenido, unos monos podrían escribir Shakespeare, vale decir, lo real acabaría encarrilado en una realidad con PRS que en virtud de su PRS-idad no dejaría de ser lo que es y ya será. Analogía: tu puedes tener infinitos números parecidos a Pi que en el ultimo momento de su descifrarse te traicionan. Pero si puede salir cualquier numero, tarde o temprano, sí o sí, te saldrá Pi y solo Pi y cualquier impugnación de esta condena es teleología encubierta. Sí que hay un debe en todo lo contingente: no tener un debe por lo que su ser no debe ser un "no-debe". El hipercaos en su ser hipercaos, ¿qué tanto debe ser ese es? Porque si hay una identidad, hay un debe; si no hay identidad, ¿por qué no llegar a ser PRS? Con esto, pero por muerte sucesoria, se hereda un porqué del por qué hay algo y no la nada y lo rubricaremos socarronamente: La nada a nada que nadee en nada dejará de nadar en la nada.

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Es fama (demasiada fama y a mi juicio inerciada por las ideologías seculares) que para Kant, la existencia no es algo que pueda ser predicado de algo: esto sería confundir el plano lógico con el ontológico. La existencia no es una "cualidad" que pueda incluirse en la definición de algo, insistirá. Es decir, que no puedo por definición deducir que algo existe puesto que su existencia NO añade nada a sus cualidades definitorias, a lo que le hacer ser lo que es. Así habló el prusiano. Vamos a cercenarlo con este contraejemplo: la identidad es un concepto que exige "existencia" desde su propia definición y sin el cuál no sería posible ningún tipo de existencia, ni siquiera fenoménica: no hay empiria que pueda empacar un hecho si la identidad analíticamente fundada y existente por su propia definición no hace aparición en el hecho percibido. Y si la identidad exige existencia, entonces Kant subestimó cómo lo lógico ya arrastra lo ontológico. El principio de identidad "A = A" no es solo una tautología: es una condición de posibilidad de que algo sea. La identidad tiene existencia real porque es inconcebible una realidad donde no exista, y esto se deduce analíticamente de su definición.

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En su Breve historia de la filosofía moderna: De Descartes a Wittgenstein, Roger Scruton toma cuenta de cómo Hume rechazaba de plano la posibilidad de una razón práctica, vale decir, para él, para Hume, no bastaba con que la razón se ocupara de problemas prácticos: para merecer tal nombre, debía ser capaz de generar conclusiones prácticas. Y, como Aristóteles le parecía haber demostrado en la Ética a Nicómaco, las conclusiones prácticas no son meros pensamientos, sino acciones. Así, si la razón teórica produce creencias y juicios, su contraparte práctica debería engendrar actos. Pero ¿es realmente posible semejante facultad? Hume lo negaba con firmeza: los actos brotan de los motivos, y la razón por sí sola —insistía— jamás podría suministrarnos un motivo para actuar. En mi opinión, si toda sensación de suyo causa una reacción, toda razonamiento, por causación, puede revolverse en forma de impresión reaccionante. No habiendo razón, las pasiones se quedarían como reflejos musculares y no se harían en el acto sin precisamente una razón que les inteligiera el a dónde cómo conducirse, ¿o una persona que no sabe qué "cosa" tenga enfrente puede acudir a un rescate y quehacer concreto por mucho que tenga dentro de sí bullendo un "algo" emotivo? Lo que Hume hace al cabo es decir: <<No hay aplauso sin mano izquierda por lo tanto en el aplauso la mano derecha es instrumental pero no decisiva. Si fuera por la mano derecha, no habría aplausos. Por lo que la mano derecha es irrelevante para el aplauso>>. Pero es falaz, obviamente, sin mano derecha NO hay aplauso por muy emocionada por intervenir que esté la mano izquierda. Termino: si tan poco importa la razón en la moral, ¿por qué le preocupaban las astutas supercherías religiosas que embaucan a incautos en trabalenguas metafísicos?

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