Summa Metaphysicae I Proteus
Mi ignorancia no es desmedida.
Me gustaría pensar que al final de mis sucesivos argumentos, este empiece no te resulte ni embarazoso, ni azaroso.
Hay una historia que se cuenta en <<En busca de la victoria decisiva>> de Rober M. Citino que se cuenta a su vez en Libro de los Macabeos (1 Macabeos 1), donde Judas Macabeo, líder de la rebelión judía contra el rey Antíoco IV Epífanes en el siglo II a.C., se enfrenta a una situación crítica. Tras haber combatido con dificultad contra las fuerzas reales de Apolonio, recibe la noticia de que un segundo ejército, comandado por Serón, avanza desde Siria para unirse a las tropas enemigas y sofocar definitivamente la revuelta.
El ejército de Serón penetra en Judea por la costa y comienza a ascender hacia las colinas a través del paso de Beth-horón, un lugar estratégico en la historia militar de la región. Consciente de que debe evitar que ambos contingentes se junten, Judas arenga a sus hombres, desmoralizados por la superioridad numérica del enemigo, y los conduce rápidamente hacia el desfiladero. Gracias a su conocimiento del terreno y a una marcha veloz, logra anticiparse a Serón, ocupando una posición elevada. Desde allí, lanza un ataque sorpresa contra las tropas sirias, que avanzaban en formación dispersa, y las derrota en Beth-horón, demostrando una vez más su astucia militar. Citino destaca así la audacia táctica de Judas Macabeo, quien, pese a la desventaja numérica, aprovecha el terreno y la velocidad para neutralizar una amenaza inminente.
¿Sabía Judas dónde estaba Serón? En absoluto no, pero su ignorancia estaba medida en torno a unas coordenadas espacio temporales por lo que no tuvo mayor problema en recuperar el orden y control.
En este sentido decía Poincare: el azar es la medida de nuestra ignorancia.
¿Pero el azar no puede ser algo más? ¿No puede ser algo ontológico, metafísico? ¿Y con qué supuestamente lo he refutado o caracterizado: con un Mito, un Leyenda, que nos debe de servir de argumento?
En Platón hay una protesta sita por el <<Parménides>> de que las imágenes y mitos no dan para un conocimiento auténtico. La protesta del discípulo de Sócrates contra el uso de imágenes y su defensa de un conocimiento puramente conceptual no es completamente inaugural, sino que tiene una genealogía filosófica previa que no voy a desarrollar aquí pero sí recalcaré cómo aquel radicaliza y sistematiza una tradición previa de desconfianza hacia lo sensible y lo imaginativo, elevando el conceptualismo a un nivel metafísico sin precedentes.
¿Tiene esto coherencia habida cuenta de la profusión de mitos y símiles que pueblan su obra? Si lo miramos bien, a ciertas alturas el oxígeno imaginativo falla y esto se ve con la palabra Azar.
Desde Darwin tenemos un problema de sobreexplotación de este concepto que se ha vuelto comodín y trampa tanto ya que al punto lo sirven de manera cruda en cosmologías hipotéticas como la de Lee Smolin.
No obstante, que el naturalista inglés pudiera usarlo sólo se vale dentro del contexto jerarquizado de las ciencias en donde unos, como si una ventanilla de Atención al Cliente, pudiera despachar hacia atrás (o hacia arriba) ciertas problemáticas y dejar en aquellos "superiores" la tarea de precisar:
- •¡Oiga! Señor Darwin, ¿qué quiere decir con que el Azar sea ingrediente esencial de la evolución de las especies? ¿Acaso el mundo en el que vivimos no es legaliforme?
- •Eso lo tendrá que hablar en la ventanilla de los físicos. Disculpe las molestias.
- •¡Oiga! Señor Heisenberg, me dicen desde Ventanilla Darwinista que usted me va a precisar el alcance de lo aleatorio en los fenómenos microfísicos.
- •¡Calculemos! Por ahora, esto es lo que hay en términos de modelos matemáticos. Si quiere responderse a su pregunta, vaya a Matemáticas.
- •¡Oiga! Señor Chaitin, me dicen desde Ventanilla Cuántica que usted me va a precisar el alcance de lo aleatorio en las matemáticas.
- •¡Ahhhh! No podemos estar seguros al ciento por ciento de que un fenómeno es verdaderamente aleatorio, incluso si parece serlo. Esto es una verdad matemática demostrada de manera inapelable. Más no puedo decirte, si quieres puedes probar a ir la Ventanilla Metafísica.
¿Metafísica? ¿Este es el cuento de nunca acabar (justo además de conceder que los Mitos no dan respiro en las máximas alturas del Pensamiento)? NO. Porque ya en esta ventanilla se acaban las demoras: detrás del metafísico no hay nada: o el responde o el problema se perpetuará (enterrado bajo la alfombra de "pseudoproblema").
Y hete aquí por qué las imágenes nos pierden: detrás del metafísico nadie viene: o responde él o el problema se eterniza, más aún, como se está trabajando desde un ámbito proto-dramático (aunque no a-predicativo: todavía hay sujetos de los que se predica) resulta que las imagen-acciones pueden resultar contraproducentes al facilitar soluciones que caben facilitarla en otras ventanillas (biología, física, etc.) pero NO ésta, en metafísica donde afirmar, por ejemplo, que la posición de el ejército de Serón es azarosa porque desconocemos por dónde anda es una respuesta legítima si se da en cualquier ventanilla que no sea la metafísica pues aquí decir eso es justamente un manifiesto absurdo: no apareció en Jupiter o la conchinchina sino en Beth-horón, vale decir, "algo" pasó a propósito de "algo".
Las imágenes aquí complican la solución al favorecer respuestas que son inaceptables como última respuesta, y gran parte de la rendición (vale decir: el decir "esto es un pseudoproblema") de la filosofía moderna (de Kant en adelante) se entiende por este desatino (¿Se ha estudiado ya cuánto le debe el inmanentismo radical de Nietzsche al darwinismo? Sí, se ha estudiado pero es que más se debe estudiar).
Vamos con una imagen.
Si yo tiro un dado al azar, ¿qué me puede salir?
Te encogiste de hombros lo sé.
Pero seguro una de las seis caras, me concederás.
Incluso aunque fueran probables de manera asimétrica, o bien sale "uno", o bien "dos", etcétera, "seis".
Empero supongamos que nos sale un periquito.
Sí, un periquito. Tiro el dado y me sale un periquito. No un "uno", ni un "dos", ni etcétera. ¡No, no, no! Me sale un periquito. ¡Cáspitas! Esto es azar del bueno, del puro, ¿correcto?
Sé lo que estás pensando ahora mismo: "Ojalá saliera {medida de mi ignorancia}. Sería la hostia". Sí, vale, esto...céntrate.
Cojo al periquito y lo volteo como un dado: me sale un pulpo.
Otro tanto: me sale un martillo.
¿Lo vamos viendo? Esto es azar auténtico o sino que dios baje y lo vea.
Pero si te fijas en este cochambroso (lo admito) experimento mental este proteico dado en puridad se metamorfosea en gatillaje a mi volteo y no se le dispara ningún cambio de no mediar semejante conjuro: estamos como con Serón, desconocemos pero no sin medida.
Supongamos ahora que sin tocarlo este se me cambiara cada cierto tiempo.
¿Como Serón? Sí, hay una periodicidad temporal.
Supongamos que este dado proteiforme, digna instancia del dios Proteo, se fuera cambiando de formas y a tiempos sin medida ni control.
¡Sería todo un espectáculo escultural! Sería todo un monumento turístico que visitaríamos asombrados con aún más desconcierto que la "Devil's Kettle" (Tetera del Diablo) en Minnesota, Estados Unidos, donde el río se divide en dos cascadas: una cae normalmente, pero la otra desaparece en un agujero profundo y misterioso!
Por cierto, la Tetera del Diablo es Serón, seronita: en 2017, un estudio hidrológico confirmó que el agua simplemente se reintegra al río más adelante. Aunque el camino exacto sigue siendo un misterio geológico.
¿Este monumento sería azar puro o seronita?
Seronita, porque sigue estando restringido en su despliegue azaroso: al cabo sigue constricto en unas coordenadas espaciales concretas, por tanto, sujetas a sujeción.
Este "dado" lovecraftiano, llamemósle a partir de ahora: Proteus, pudiera aparecerse ahora por doquier para des-fijarle una estatuidad que lo haría idóneo a una sujección al Orden. Podríamos tener apariciones "marianas" de Proteus y estar ante un caso de abduciones aleatorios: dará igual sigue habiéndose en Orden seronita.
Si yo estoy hablando con Jordi y me llaman y me dice alguien que está con Jordi: entro ahora sí en des-concierto puesto que, al menos hasta ahora, no sabía que Jordi, como Pitágoras, tuviera el don de la bilocación.
Si Proteus no lo tiene, una vez que sepamos de su Aparición, se nos parece predecible que ya no va a estar allí donde no sea que esté ahora.
Tampoco la bilocación o multiplicación de posiciones desdibujaría decisivamente nuestro rastro tras su acontecimiento, pues al cabo, Proteus siempre se habrá de ocurrir en términos contables y en tanto que podamos en-numero-arar sus apariciones: se cosechará un Orden con el que Cercarle: ontología seronita. Para que Proteus se vuelve ina-sensible a una regularidad cerca-podadora ni siquiera ser como la Cosa (The Thing) e inmiscuirse de una manera aparecer-ente lo desyugaría de un patrón enumerable siempre y cuando se nos presente de manera discreta (discrecional).
Supongo que aquí está el argumento escéptico que no se creen ni los escépticos: la predictibilidad de una acontecimiento nomás que es un gesto hábito-alista y no implica ni modo una ontología de lo real más allá de nuestra cabeza.
Pero aquí nadie necesita predecir nada para estar fijado en --o fijando-- un orden.
Me explico: ¿no podría existir un magnetar Omega que emitiera ráfagas de Rayos Gamma con una periodicidad aleatoria que rajara de raíz la textura en Orden de la Realidad?
Incluso el Azar (recordemos: indemostrable) hipotético de este magnetar Omega cuyo patrón de emisión de señales fuera aleatorio, podría ser abarcado por cualquier fórmula matemática en cada momento hasta ahora arrastrado.
Efectivamente, sea cual sea el patrón SETI que puede emitir un Omega, al cabo, será seronita puesto que según el teorema de Interpolación Polinómica dado cualquier secuencia finita de N números reales (o complejos) existe al menos UN polinomio de grado menor o igual a N-1 que pasa exactamente por todos los puntos.
Así que dada cualquier patrón que hasta ahora haya recibido, tenemos que un teorema o principio general que garantiza que cualquier secuencia finita de números puede expresarse (comprimirse) mediante una fórmula matemática.
Existe siempre al menos una, usualmente infinitas.
Fíjate. Puede ser que luego se emita una secuencia nueva (piensa la secuencia a comprimir como los números que nos salen del tiempo medido en segundos entre una señal y otra) que efectivamente nos eche abajo la fórmula hasta entonces acuñada. Mas volveríamos a tener una secuencia finita de números a falta de que nos llegue --¡dios sabe hasta cuándo!-- otra descarga de Rayos Gamma.
En puridad, si lo ves, estamos como con Serón a-cercándonos a él en medida ignorancia, si bien, aquí no estamos --siempre-- un paso por delante pero ---siempre --y por lo menos, siempre-- --- un paso por detrás, vale decir, NO le perdemos el paso, esto es, siempre le encontramos un Orden: NO es Azar.
La Liebre corre más pero la Tortuga es Real y por eso siempre gana.
Esto, por cierto, refutaría o al menos daría la vuelta a Hume: ¿y qué si todo es un hábito psicológico como dijo el escocés?
Bien, lo primero todo: esta es la ventanilla Metafísica: más atrás tendrían que haberte respondido.
Lo segundo, y de manera provocativa, no importa lo mucho que te niegues a aceptar que un orden del "a continuación" no tendría por qué hacerse venir, desde luego, siempre podré hacer lo habido a un orden del "hasta ahora" y si bien esto no nos otorga certidumbre fenoménica (ya sabemos que al pavo que se vale de la inducción ya le vale que sea tan poco riguroso y verás cuando le llegue el día del pavo) sí que otorga certidumbre metafísica: hay UN orden, ergo Orden, y no puedes impugnar dicho "haber" a base de desacertar tus predicciones.
El Orden --en contraste con el Azar--, cuando se trata de metafísica, NO necesita ser predictivo, basta con que sea posdictivo, para que se haga haber su ser.
Volvamos con Proteus y aquí empecemos con lo turbio y ominoso: para que este dado --que en nuestra lovecraftiana imaginación hemos jurado convertirlo sujeto --nótese la ironía-- a un azar puro-- se convierta ahora sí en un horror cósmico de puro caos, debemos soltarle toda pre-inscripción legaliforme, sea conductual, sea situacional: no puede estar sujeto a un tiempo, ni devenir , pero tampoco a un espacio concreto: porque entonces sería periodizable, vale decir, legaliforme.
Proteus, no puede sino avanzar por todo espacio y tiempo contra toda sujección espacio-temporal, en consecuencia, su mera existencia no lo asemejaría tanto a un Azathoth (que al cabo es domesticable: H.P. Lovecraft lo describe como una entidad caótica y primordial que "danza idiotamente" en el centro del universo, acompañado por una música monótona de flautas que lo mantiene dormido pues de despertarse, destruiría el universo) como a la pura antimateria.
Efectivamente. Antimateria.
La disputa primordial entre materia y antimateria se resume así: o tú o yo.
Proteus avanzaría igual.
Si Proteus llega a existir, destejería toda la maraña y textura de la realidad en su acontencer autoafirmante de ser un "no-ser".
Sucede que el mundo "es", luego no está con nosotros Proteus: no existe: no existe el Azar puro.
Todo azar es seronita.
Espera, espera, me estarás diciendo: ¿y el universo-en-sí? ¿No podría ser en-sí-mismo puro azar y nuestro orden venido ser un puro haberse hecho que pronto (o más tarde) se quedará des-hecho?
¿Ves? Ya estamos con los "en-sí" y "para-sí" y temo que aquí las imágenes nos desorienten como con el "Trastorno de visión antártica" o "Síndrome de la visión blanca": que nos hagan alcanzar soluciones (generalmente inmanentistas) que no sean válidas para decirse en la última Ventanilla.
Vamos con un argumento.
Primero de todo. Tengo un universo en donde <<"2+2=4" es verdad>> y entiendo por verdad --para no trucar el dado-- la teoría deflacionista de la verdad en donde decir «"2 + 2 = 4" es verdad» es no decir más que «2 + 2 = 4», y eso es todo lo que hay para decir acerca de la verdad. Decir que «"P" es verdad» es decir que P.
Si este universo está enmarañado de un modo tal que <<"2+2=4" es verdad>>, es decir, que ahí, en ese universo, hay <<"2+2=4">>, entonces puedo decir que ese universo NO contiene a Proteus y todo des-orden será co-medido, por tanto seronita, en absoluto azaroso (mejor dicho: no absolutamente azaroso).
Pero habíamos dicho que use universo U pudiera en sí mismo ser fruto de un devenir azaroso, ordenado, azaroso, según las diferentes secuenciaciones como si (¡¡hey! una imagen!) en una secuencia aleatoria de decimales de PI me encuentro secuencia mi número de cuenta bancaria.
Mala analogía.
Mala analogía porque aquí no estamos en ventanilla de Matemáticas ni psicología donde esas comparaciones pueden medrar: aquí respiramos pura ontología.
Lo que sí podemos tener es un puro Azar (de premisa de partida), a Proteus mismo, vaya, que en un instante U1 sea puro azar, al siguiente U2 sucede que <<"2+2=4" es verdad>> (es decir, en ese universo hay que "2+2=4"), y un U3 que es otra vez como U1: Proteus mismo.
¿En U2 Proteus deja de ser el mismo para ser U2? No, dirás, Proteus siempre es proteico y entre "las formas de mi sueño estabas tú, que como yo eres muchos y nadie”.
U2 no es más que una tirada más del dado. (Imagen). Porque Proteus sea contingencial-mente U2 no queda refutado su ser "no-ser", su ser "puro-devenir".
Mas, ¿seguro?
Antes que nada pero por si acaso: si Proteus no sólo deviene en tiempo sino en espacios, multiversos o sea, semejante variabilidad metamórfica sigue restricta por lo mismo dicho antes. No cambia nada apelar a multiversos distantes en vez de a tiempos instantes. Es una cuestión de orden y azar.
Vamos al lío.
Si yo tengo que en U2 es verdad que "2+2=4" tengo que en U2 hay un "2+2=4" (y también "coches", "casas", "manzanas" o "cuentas pendientes", entre otras enumeraciones alephianas).
Aquí podríamos pensar que estas "monumentalidades" como aquel Proteus en sus instancias estatuarias, serían seronitas en el sentido (pero ahora inverso) en que son orden "contingente": durante un tiempo determinado, hubo esta secuencia causal de aquí a ahí pero pronto el Azar se echó a devenir y todo volvió a la inmanencia eterna de Proteus.
No obstante, así como Proteus cuando era una estatua cambiante como aquella Tetera del Diablo donde tiras pelotas de tenis y no sabes por dónde y ni cuándo pero al cabo el ovillo vuelve a aparecer: Proteus si acontece en <<un>> espacio y tiempo es seronita, así también, como quiero demostrar "2+2=4" si acontece en <<un>> espacio y tiempo es seronita, mejor dicho, vuelve seronita a todo lo que acontece a su alrededor.
¡Efectivamente! Si Proteus es U1, U2, U3 sucesivamente pero siempre proteico: no hay ni modo de ordenar de manera NO contingencial una secuencia de U1, ahora, y esto: espera un ratito, vale ¡ya!: U2, y nada que ya estamos casi, espera, espera, ¡ya!. U3.
No, no se puede des-enmarañar el transitar de U1 a U2 o a U3: no hay tal cosa si Proteus es Proteus, lovecraftiano que no seronita.
En el mismo momento que yo fronterize el paso de un U1 a un U2, en ese mismo momento, yo estoy estableciendo un Orden, un orden que por definición es ajeno, inmiscible, al ser del no-ser que es Proteus.
Y sin embargo: "2+2=4" es una cosa (y un "gato", una "piedrecita", un "neutrón", un "instante") y al hacerse caso de ser cosa, ya puede uno, como estrella polar, re-girar todo el devenir acontecido, acontenciente, acontecimiento en torno a aquel ad-venirse a ser "2+2=4", "gato", "piedrecita", "neutrón", este "instante".
Ya tengo una per-sí-existencia que sirve de re-ferencia y a partir de la cual madejar toda una maraña de relaciones que traman una textura de realidad.
Tal vez U2 algún día desaparezca (en U3) por donde vino (U1) pero ello no obstará que una vez en un instante, en un lugar, tú leíste esto y desde aquí poder anclar, como con la muerte de cristo y nuestro calendario, un atractor en torno al cual ordenar y secuenciar los sucesivos devenires proteicos, vale decir, haberse Fundado una Orden.
Esa Orden adquiere una monumentalidad que --como pasaba con el Proteus en su paso de ser seronita a un monstruo lovecraftiano-- arrasa con todo lo real re-asiéndolo de manera completista: una vez que un Orden se hubo, no hay des-ordenación posible que re-vuelva al Des-Orden, Proteus, pues éste queda destruido para siempre en su ser así al no poderse afluir de manera perecedera: "hay" un Orden que ancla todo devenir, lo interrumpe, y lo extingue: ya no es eternamente perecedero todo puesto que sabemos que <<"2+2=4" es verdad>> entendiendo por verdad que en U2 hay un <<"2+2=4">>.
Puede ser que algún día desaparezcan los "gatos", las "nubes", "las obras en casa del vecino", los "patinetes eléctricos", las malas formas, pero no puedes desaparecer la aparición de U2. Puedes desaparecerle su cualidad fenoménica: ese "estar-ahí" de ver una "hormiga", por ejemplo, pero no puedes hacer des-aparecer su cualidad "mosquetón" de arribarnos a "un" Orden.
Cuanto tenía a Proteus en modo estatua, lo tenía sujeto a un espacio-tiempo a modo de Azathoth para que, como si antimateria, no arrasará toda la realidad. Con U2 estamos (aparentemente) en la misma situación inversa: este devenir está sujeto de manera estatutaria entre diferentes devenires U1 y U3 que lo cercan y restringen de manera (aparentemente) contigencial pero ni tan siquiera esta constricción es suficiente para frenar su avance por doquier.
Si yo tengo un U2 de manera demarcada, tengo que toda la fluidez de devenires se entrama en una madeja por la que U2 hace de anclaje-lanzadera. Ya no es verdad que todo sea contingente e indeferenciable: hay U2. Por lo tanto NO existe Proteus para cuya existencia necesitaba una pervasividad absoluta en tiempo y espacio so pena de degradarse en seronita. Pero eso es justamente lo que aquí ha acontecido: en el mismo momento que yo anclo un orden, todo acontecer no ordenado se mide de manera contrastante respecto a ese primer agarre de un orden: tal vez toda la realidad NO sea del mismo Orden que U2 pero sin duda toda la realidad NO es proteica puesto que hay al menos una transición secuencial entre U1 y U2: le he encontrado una medida a mi ignorancia.
He matado a Proteus en un seronita.
U2 no solo demuestra que hay "gatitos" en el mundo, entre otras cosas, ni siquiera lo fijo esto como verdad, pura empiria, pero sí que demuestra que toda vez que el Desorden para per-existir debe ser Des-ordenante , la mera existencia de U2, en todo su hacerse a una Orden, demuestra que sea lo que sea que rija lo real, NO es absoluto un completo des-orden.
(Tal vez sea este el momento de aclarar que NO me gusta U2. La banda, me refiero. Por si alguien llegó aquí mareado y confundido, que al menos no se lleve una mala recomendación musical).
¡Qué duda cabe! Habrá quien quiera llamarme al orden, ordenar sus ideas, y habiéndome entendido, refutarme por la vía humeana de negarlo todo: no hará sino demostrar performativamente lo que yo he dejado dicho en palabras hasta este momento.
Dije al principio que mi ignorancia no es desmedida, puedo precisar también: nuestra ignorancia no lo es: ¿y esto? ¿esto no nos da una medida del Ser humano?
Comentarios