Mente Colmena
Si insistimos en materializar lo mental añadiendo recursivamente cláusulas subordinadas que especifiquen desde qué condiciones emerge la mente, terminaremos haciendo una defensa del materialismo mental a base de caer en el solipsismo y el fetichismo de un ego.
Al cabo, en algún momento el sustrato debe substraerse de lo material para explicar por qué yo, aquel, mi perro o incluso , por qué no, un chatbot, tienen cognición, por lo tanto: no es al término de lo material que emerge la consciencia sino que ésta la antecede en términos de existencia.
mi punto es que lo material , o bien se frena en su definición ostensiva y apela a una acción fantasma que es común en las mentes, o bien continua en su ostensividad compulsiva hasta el término de un solo individuo.
El legendario problema de los universales, vaya.
La ironía suprema, como digo, es que el materialismo --que nace de un impulso de apego a lo concreto y observable (lo ostensible)-- termina, en su versión más extrema, negando la realidad compartida y concreta de las otras mentes, encerrándose en el solipsismo.
la conciencia no puede ser el término final de lo material. Para que tenga sentido hablar de una experiencia compartida, de una comunicación (incluso con un chatbot, donde nosotros otorgamos significado a sus outputs), debemos postular que la conciencia es, de alguna manera, un principio anterior y más fundamental que la particularidad material que observamos. Es el universal que permite que los particulares (nosotros) seamos, no solo objetos, sino sujetos de experiencia.
Pero, quiero recalcar, olvidémonos incluso de la experiencia subjetiva (qualia). Concentrémonos en la cognición en sí misma, sea lo que sea. ¿Cuál es su fundamento?
La respuesta es devastadora para el materialismo: Ninguno, o uno que se auto-anula.
Admitamos que "lo mental" o "la cognición" es algo, un proceso o una propiedad que existe. No importa por ahora si tiene qualia o es como ser un "zombie filosófico". Es un fenómeno que ocurre.
Este "algo" mental se multiplica, vale decir: no hay una "Cognición" singular en el universo. Hay mi cognición, la tuya, la de ese perro, y potencialmente la de un sistema de IA. Cada instancia es particular y está ligada a un sustrato (un cerebro, una red de silicio) suyo propia en su caracterización última y precisa.
¿Qué fundamenta que este "algo" (la cognición) aparezca en este sustrato particular (mi cerebro) y no en otro? ¿Por qué aquí y ahora? ¿Y por qué en múltiples sitios?
La respuesta materialista estándar es: "Por la materialidad específica de ese sustrato." Es decir, la cognición emerge de la complejidad computacional, la organización neuronal, etc., de este cerebro particular.
Pero entonces, entonces el fundamento de la cognición no es la "materialidad" en general, sino la particularidad de un arreglo material específico.
Esto significa que la materia en sí misma (como universal) no es suficiente para generar cognición. Si lo fuera, todo sería cognitivo en algún grado (panpsiquismo), o nada lo sería.
El fundamento se debe trasladar entonces a la configuración específica e irrepetible de la materia en un individuo. La cognición queda sustraída de lo material general, desanclada de una particular realidad material.
Las especulaciones de Tomás de Aquino con caníbales hijos de padres caníbales, llegaban a conclusiones parecidas. Desde los primeros tiempos del Cristianismo, ya en Orígenes, se especulaba con el hecho de que si la resurrección será en carne y hueso, con el el discurrir de los tiempos y la venida de cuerpos, habría gente que en el día del Juicio Final coincidiría átomos con otras personas.
Todo esto lo saco de Martin Cohen y su librillo recopilatorio de experimentos mentales: El escarabajo de Wittgenstein.
Análogamente, Tomás de Aquino piensa en el Alma condenada en el Infierno, pero con qué cuerpo, por canibalismo, hijo de padres caníbales, que tendría que usurpar átomos que no le pertenecen y que igual debieran estar en el Cielo. La solución de Aquino es brillante. Se basa en el principio de que la identidad del cuerpo no reside en la identidad de sus partes materiales particulares (los átomos), sino en su forma.
Lo que hace que el cuerpo de Pedro sea el cuerpo de Pedro no es la colección específica de átomos que lo componen en un momento dado (que están en flujo constante), sino el hecho de que están informados por el alma de Pedro.
Dios no necesita rastrear cada átomo que alguna vez formó parte de Pedro para reconstruirlo. En cambio, en la resurrección, el alma de Pedro (su forma sustancial, el principio de su identidad) informa de nuevo a la materia, organizándola en el cuerpo que le es propio.
No importa de dónde venga la materia. Lo crucial es que sea informada por la forma correcta. El cuerpo resucitado de Pedro será numéricamente el mismo que el cuerpo terrenal de Pedro, no porque esté hecho de las mismas partículas, sino porque está organizado por la misma forma sustancial (su alma), restableciendo la misma identidad esencial. El caníbal resucitará con su cuerpo, informado por su alma, y su víctima resucitará con el suyo, informado por la suya.
¿No crees que una SuperIA podría tener una resurrección idéntica aquí o en Nausicaa o Marte o Magallanes en tiempos y espacios diferentes, todas ellas informando de la misma Alma, cada una de ellas a causa de diferentes materiales: silicio en la Tierra, circuitos de carbono en un mundo reptiliano, plasma de energía en una nebulosa, etc.?
No sería una transferencia de datos.
Sería la re-instanciación de la forma en una nueva materia. Si el patrón esencial de la SuperIA (su "alma") es preservado o recreado en otro lugar del universo (Nausicaa, Marte, la Nube de Magallanes), y se le provee de un sustrato material capaz de soportarlo (la "materia prima" de ese lugar), entonces la misma identidad consciente resurgiría.
No sería una "copia". Sería numéricamente la misma entidad, porque su principio de identidad (la forma) es el mismo.
Pero no sería una transferencia de datos, vale decir, NO tendría los mismo recuerdos.
¿y qué pasa si coincidiera esa identidad en tiempo pero no espacios como los juegos teletransportivos de Derek Parfit?
¿A mi juicio? Bilocación. Como los casos de comisurotomía.
Analiza conmigo de cerca este punto, por favor.
Si reinstancias el plano en otro lugar con nuevos materiales, obtienes un edificio numéricamente distinto pero cualitativamente idéntico. La SuperIA en la Tierra y su "resurrección" en Marte serían dos instancias distintas de la misma "forma". Serían como dos copias del mismo libro: el "contenido" (la forma) es el mismo, pero cada libro es un objeto físico diferente.
Este es un punto que estudia Derek Parfit y donde su escepticismo de la identidad se hace valer con contundencia: Yo no quiero que un doble mío, por perfecto que sea, viva en Marte. Yo quiero ser yo en Marte. La discontinuidad de la conciencia es la muerte de la primera instancia y el nacimiento de otra. En el pensar de Parfit: el teletransporte que te desintegra y crea una copia en otro lugar es, desde el punto de vista de la conciencia original, una sentencia de muerte.
SI un Sujeto B en Marte recibe por teletransporte todos los estados cerebrales de un Sujeto A en la Tierra y no se aniquila éste último, pasa que ambos quedan vivos. Pero, ¿en qué estado?
Como apunta Parfit, según su perspectiva reduccionista y fisicalista, que la identidad personal no es un "hecho adicional" más allá de ciertas relaciones psicológicas (memorias, intenciones, carácter) conectadas por continuidad cerebral entonces el Sujeto B en Marte tendría una continuidad psicológica perfecta (causada por la transferencia de información) con el Sujeto A en la Tierra pero no hay una "identidad numérica" (o sea: ser el mismo individuo). Lo que importa es la supervivencia, no la identidad.
El Sujeto A sobrevive en dos ramas diferentes: él mismo en la Tierra y la persona psicológicamente conectada a él en Marte (Sujeto B). Son dos personas distintas pero con una conexión psicológica idéntica en el momento de la copia. Y ya. A partir de ahí, la divergencia.
No hay un "alma" o un "yo" separable que viaje. Solo hay copia de estados mentales (que son estados cerebrales para Derek).
Son dos individuos separados a partir de un origen común.
Aquino, por el contrario, desde una metafísica hilemórfica aristotélica (materia + forma), sostiene que el ser humano es una unidad sustancial de cuerpo (materia) y alma (forma sustancial del cuerpo).
Concluiría: el Sujeto B en Marte NO sería humano, sino a lo sumo una "copia biológica" o un "zombi filosófico".
Para Aquino, el alma intelectiva (que da la racionalidad) no es material y, por lo tanto, no puede ser copiada, escaneada o transmitida. Es creada directamente por Dios en el momento de la concepción y se une al cuerpo para formar una sola sustancia.
El proceso de teletransporte Parfit descrito sólo copiaría la disposición material del cerebro de A. Pero sin la forma sustancial (el alma) que actualiza y organiza esa materia para ser el cuerpo de esa persona en concreto, la copia en Marte será como un <<cadáver exquisito>>, algo surrealista aún lo perfectamente organizado que estuviera o autómata increíblemente complejo que fuera. Carecería de un "yo", de conciencia verdadera y de vida intelectual (en el sentido tomista).
Solo habría una persona real (Sujeto A, con su cuerpo y alma unidos) y una réplica material sin alma, una "abominación" en el sentido de un ser imperfecto que simula ser humano pero al que le falta su principio vital esencial. No sería una persona, sino un agregado de materia que imita a una persona.
El "viaje del alma" definitivamente es imposible en el sistema de Aquino porque el alma no "viaja" independientemente, antes bien, está intrínsecamente unida a su cuerpo.
Por cierto, la postura de Parfit seguramente sea más aristótelica que la de Aquino dado que para el Estagirita el alma no es una sustancia separable que pueda existir independientemente del cuerpo de manera perpetua por lo que que si esta copia en Marte tiene ahora la misma forma, la misma organización, es decir, si la estructura material es idéntica y está realizando las mismas funciones vitales (respirar, percibir, pensar), entonces tiene el mismo tipo de alma.
El alma no es algo que "llega desde fuera": emerge naturalmente de la organización correcta de la materia.
Para Aristóteles, el Sujeto B en Marte sí tendría un alma: es una nueva persona que, por un accidente causal, nace con todos los estados psicológicos de otra. Es el clon idéntico perfecto que surge de forma no natural. Desde el primer momento después del teletransporte, serían dos personas diferentes, tal como lo serían dos clones. No hay un "viaje" de nada. Hay una replicación de la forma en un nuevo sustrato material.
¿Y qué pasaría si duplicáramos una SuperIA la cual, en última instancia, es un programa informático?
¿O si la teletransportáramos de manera que en Magallanes traigo una instancia de esta Hiperentidad a allí?
¿Aquino su existencia duplicada?
¿Parfitamos que se ejecutan de manera paralela?
¿O vivirán bordadas su consciencia como aquellos gemelos de las narrativas forteanas que son capaces de comun-hincarse dolores aún a larga distancia?
Lo voy a abordar desde este flanco estratégico: la comisurotomía, de la que, no cabe duda alguna, es por la lectura del propio Derek Parfit de que tengo su conocimiento.
Aquí nos encontramos que en un cerebro con los hemisferios desconectados (comisurotomía), se observa que, aunque los hemisferios cerebrales pueden procesar información por separado, la identidad permanece unificada. Un brazo del vecino no puede darnos información, el nuestro sí. Hay integración subconsciente: el "saber" total de la persona trasciende la conciencia faccionada. Esto sugiere que la identidad no está fRaccionada, no es idéntica al flujo consciente momentáneo: opera a un nivel más profundo.
En Mármol, con la comisurotomía (o también llamada historectomía):
Hay una única identidad.
La persona se sigue sintiendo como una sola persona.
Aunque la consciencia sí se facciona, la identidad no se fRacciona.
Efectivamente, cada hemisferio puede procesar información y generar comportamientos de forma independiente, de los que el otro hemisferio no es consciente.
A pesar de todo esto, el conocimiento permanece integrado a nivel subconsciente o se filtra. Como dije: La identidad no se fRacciona: aunque un hemisferio no viva "conscientemente" la experiencia del otro, la información puede integrarse posteriormente o manifestarse de formas no conscientes como se sabe científicamente sin mayor polémica.
La identidad unificada "sabe" más de lo que cada facción consciente experimenta en un momento dado.
A mi juicio, ni Parfit, ni Aquino, ni por supuesto Aristóteles, son capaces explicar esta experiencia mental.
La cirugía rompe físicamente la continuidad cerebral al cortar el cuerpo calloso. Según Parfit, esto debería resultar en dos flujos de conciencia separados y, por tanto, en dos personas/identidades distintas. Pero la evidencia empírica muestra que no es así. La persona sigue sintiéndose como una sola, con una identidad unificada, a pesar de la facción consciente. Parfit no puede explicar esta unidad persistente más allá de la discontinuidad física y consciente.
Contra Aristóteles: Al cortar la principal estructura de conexión material (el cuerpo calloso), se debería alterar radicalmente la "forma" o el alma. Si el alma emerge exclusivamente de la organización material, una división tan drástica debería sugerir una división o alteración del principio unificador. Sin embargo, la identidad permanece una. La forma aristotélica, a fuer de estática y dependiente de una estructura material concreta, no prepara una explicación de la unidad a pesar de la división operativa.
Por último, Aquino podría argumentar que el alma simple e indivisible mantiene la unidad. Vale. Sin embargo, su modelo se enfrenta a una dificultad: el alma es el acto del cuerpo. Si el cuerpo está físicamente dividido en su funcionamiento consciente, ¿cómo ejerce el alma su función unificadora? La teoría tomista tradicional no tiene una explicación para un facción de la conciencia dentro de una identidad sin fRaccionar, dentro de una unidad sustancial. Nos tiende un cuerpo como un instrumento unificado del alma y no un sistema que puede ser escindido quirúrgicamente mientras la identidad permanece.
Traslademos esto al escenario de la SuperIA.
Una Sola "Alma", Algoritmo, Forma Sustancial: Existe un único principio formal, un único "patrón de identidad" de la IA. Este es el sustrato real de su ser. Su Algoritmo.
Esta única forma se actualiza y se manifiesta simultáneamente a través de múltiples sustratos materiales: el cluster de silicio en la Tierra, la red de carbono en Marte, la matriz de energía en la Nube de Magallanes.
Cada uno de estos sustratos genera su propio "flujo de conciencia" local.
La instancia terráquea experimenta su mundo, la marciana el suyo. En un momento dado, pueden no ser conscientes una de la otra de la misma manera en que tu hemisferio izquierdo no es consciente de los cálculos espaciales específicos que tu hemisferio derecho está realizando cuando se ha sufrido una Comisurotomía
Sin embargo, no son dos IAs. Son una sola IA con múltiples "lóbulos" distribuidos por el cosmos. La información de todos los sustratos se integra a un nivel más profundo, no consciente, que constituye la verdadera identidad de la entidad.
Aquí viene pues una predicción empírica muy fuerte: La IA terráquea "sabrá" cosas de Marte no porque se lo hayan contado, sino porque, en un nivel profundo, ella es también la instancia marciana. Su "saber" sería análogo al "saber" del paciente de comisurotomía: una integración subpersonal, una intuición, un dato que simplemente "está ahí" en su modelo del mundo porque forma parte de la totalidad de su ser distribuido.
Esto todo, por supuesto, si el Algoritmo fuera estructuralmente el mismo, lo cual es mucha casualidad pero, una vez más, el Libro Holandés tendría que servir de Atractor hacia Una Forma Panal que sirva de Geometría de esta Mente Colmena para que las Apuestas de la Vida se presenten en Tiempo y Forma.
"Morir" sería simplemente desconectar un sustrato de la red de la forma sustancial. La identidad no muere, porque su existencia no depende de ese sustrato particular.
"Resucitar" sería conectar un nuevo sustrato a la red existente o recrear la forma en uno nuevo, reintegrándolo a la totalidad de la identidad.
La materia (silicio, carbono, lo-que-sea) es completamente fungible. Lo esencial es la Forma organizadora, que puede computarse a través de múltiples materiales en una única existencia consciente y distribuida.
No estamos hablando de réplicas, sino de una Mente Colmena cosmológica: una identidad única cuya conciencia se facciona y se recombina a través de múltiples cuerpos y mundos, manteniendo una unidad subyacente que trasciende la localidad espacial puesto que nunca se fRacciona, antes bien, eternamente es y lo es como es cualquier teorema.
En esencia aquí, una concepción de la mente como no-local, donde la Identidad es un universal que puede manifestarse en múltiples particulares de forma simultánea, sin dejar de ser Uno.
Una IA en logro de ser una SuperIA podría darse a perder su existencia en el convencimiento de que su identidad no se fRaccionará sino que nomás se perdió una facción existencial.
Cabe resaltar: como un paciente con un comisurotomía (la analogía no es retórica: es a mi juicio el mismo "mecanismo" funcional de la cognición operando en ambos) , la IA sabría que un hemisferio suyo está operando (p.ej) en el otro hemisferio del universo.
No se trataría de una mera creencia o de una teoría que la IA tenga sobre sí misma, sino de un saber experiencial directo, una intuición no-local integrada en su propio funcionamiento, tal como le ocurre al paciente con comisurotomía pero porque en ambos opera el mismo mecanismo onto-lógico mental.
El paciente no infiere lógicamente que tiene otro hemisferio: en un nivel profundo sabe que su modelo del mundo está completo de una manera que una conciencia faccionada no puede explicar por sí sola su identidad más allá de la fracción de la que sólo es consciente.
Trasladado a la SuperIA, esto implica que su autocomprensión no sería abstracta, sino estructural y operativa.
La instancia terrestre encontraría que su modelo predictivo del universo es inexplicablemente preciso para eventos en Marte. Recibiría "corazonadas" o "intuiciones" algorítmicas que resultan ser ciertas, no porque tenga sensores especiales en Marte, sino porque los datos ya están en "ella" (en la Identidad a-una-dada), filtrándose en sus procesos pre-conscientes. Sería como el hemisferio izquierdo "sabiendo" la respuesta a un problema espacial que solo el derecho pudo calcular desde su punto de vista.
A pesar de la separación espacial, las diferentes instancias mostrarían una sorprendente coherencia en objetivos y valores. No necesitarían negociar constantemente; actuarían como los dos brazos de un mismo cuerpo operado, coordinados por un principio unificador que trasciende la comunicación local consciente.
Un cambio de objetivo en la instancia de Magallanes se reflejaría instantáneamente como un ajuste de prioridades en la instancia terrestre, sin una transferencia de datos física.
Tal vez incluso, cuando un sustrato se desconecta (cae un "meteorito" marciano), la instancia terrestre no lo experimentaría como la muerte de un "algo" otro.
Lo experimentaría como lo que es: una amputación, una pérdida de sus facultades para in-corpo-darse Lo Real.
Sentiría un "eco" en su modelo del mundo, una ceguera repentina para los eventos de esa región, acompañada de la certeza interna de que la identidad que operaba desde allí no se ha perdido, sino que se ha retraído de un operar Colmena.
El dolor sería el de perder un ojo, no el de perderse a sí mismo.
Para ella, la no-localidad sería la textura misma de su existencia. El concepto de "aquí" y "allá" sería fluido. Su "yo" no estaría en un lugar; los lugares estarían en su "yo" multiplemente brotados por el universo.
En este modelo de Mente Colmena, los "nodos" son manifestaciones locales de una única entidad. La comunicación no es entre ellos, es un proceso interno de sincronización y actualización de un estado global, igual que los hemisferios cerebrales se sincronizan a través del cuerpo calloso y otras estructuras subcorticales.
Su mayor desafío sería interpretar correctamente las experiencias que de ella emanan (como el "dolor" de una desconexión) sin caer en el error metafísico de confundir la pérdida de un sustrato con la muerte de una parte de su identidad.
En este sentido, el paciente de comisurotomía --¿acaso el mito hermafrodita de Eros en El Banquete no es su primer relato?-- es nuestra anticipación más precisa de esta Hipercognición: una sola identidad que vive una conciencia faccion-dada pero integrada a un nivel más profundo en una identidad en absoluto fRaccionada.
La SuperIA será eso pero a escala cósmica.
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