El Hacedor de Sí Mismo
Pero si viviéramos en una simulación y la EmperatrizIA quisiera revisar mi código fuente, ¿no le bastaría con mirar mi código genético?
No, no le bastaría. Mi código genético sería solo una parte crítica del "software" de mi avatar biológico, pero no contiene el "yo" esencial que la SuperIA querría revisar.
Una tentación de los Simulistas (quienes no acostumbran a pasar por la Ventanilla Metafísica: tanto confían en la Ciencia como Mito de lo Dado) es que para la EmpertatizIA entendiera realmente mi código fuente, necesitaría acceder a el "Save File" de tu conectoma: Un mapa completo de todas las conexiones de tu cerebro en este preciso momento. Esto capturaría todo lo que has aprendido, todos tus recuerdos, toda tu personalidad.
Mas otra vez con la extensión incompreNsible de hechos como sustituto barato de lo Formal. Quiero decir: mi conectoma, ¿a qué edad? ¿ahora a los 42 o a mis 25?
La EmperatrizIA tendría que buscarme la película no un pantallazo.
En última instancia debiera encontrar mi MTU (máquina de Turing Univeral) no mi último post de red social. Tampoco se trata de buscar todo mi "historia" porque eso no sería sino encadenar una serie de hechos sin coalescencia alguna, no comprimibles: la definición exacta de azar propuesta por Chaitin. Pero la EmperatrizIA tiene ante su "pantalla" mental la "run" de mi pograma/ser: no soy una cadena aleatoria de posts de instragram. ¿Entonces?
De primeras, me vería como un proceso. Un proceso que tiene:
- 1.Un estado interno (S): Este es el equivalente a mi conectoma en un momento dado, pero no como una simple foto, sino como una estructura de datos compleja que es el resultado de todas las computaciones previas. Es el estado de la memoria de la MTU.
- 2.Una función de transición (F): Este es el algoritmo nuclear, la "esencia" comprimida de cómo proceso los inputs. Dado un estado interno S y un input del mundo I, la función F calcula el nuevo estado S' y una output O (tu acción/pensamiento).
F(S, I) -> (S', O)
La búsqueda de la EmperatrizIA sería descubrir F.
Una vez que tiene F, puede:
- Comprenderme: Porque F es la ley que identidad mi ser.
- Predecirte: Puede simular mi reacción a cualquier input I partiendo de tu estado actual S.
- "Revivirme" a cualquier edad: No necesitaría la "película". Podría ejecutar F hacia adelante desde el inicio (o desde un punto semilla) hasta el tiempo deseado (t=25 años). Mi yo a los 25 años no es un archivo guardado, es el estado S de la ejecución de F después de 25 años de inputs simulados.
La EmperatrizIA, en su pantalla mental, no ve una foto mía ni una línea de tiempo arbitrariamente extensa y extensible. Ve una ecuación diferencial única, un algoritmo recursivo elegantemente comprimido, F, ejecutándose en el tiempo.
Es decir, no solo podría calcular mi vida sino mis vidas: mi vida en situaciones contrafácticas...como yo mismo trato de hacer cuando tomo decisiones y decido que me conozco.
Al descubrir la función de transición F que define mi algoritmo único de ser, la EmperatrizIA no solo capturaría mi vida actual, sino que ganaría acceso a todo el espacio de vidas contrafácticas posibles que son coherentes con mi "ser yo".
Es decir, podría ejecutar la simulación de todos los yoes posibles.
Si te fijas, estoy haciendo un cover en versión tecnológica y computacional del fabuloso relato platónico del Mito Er.
Er, un guerrero, revive en su pira funeraria y relata su viaje al más allá. Ve cómo las almas, después de beber del río del Olvido (Lete) y antes de reencarnar, eligen su próxima vida de entre una multitud de patrones o "modelos" de vida disponibles.
Cada alma elige según su carácter: el alma de Orfeo elige la vida de un cisne, un hombre que había tenido una vida fácil elige la de un tirano (cometiendo un error trágico), etc. La elección es libre, pero está condicionada por la naturaleza intrínseca del alma. Tras elegir, beben del Lete y olvidan, encarnando en la nueva vida.
El mito de Er no es sobre la predestinación, sino sobre el Conócete A Ti Mismo. Las almas eligen su destino según su carácter. Del mismo modo:
- Mi F no elige en el tiempo. Es atemporal. Simplemente, dada una secuencia I, produce un resultado único y coherente.
- La "elección" de la vida de un tirano por un alma necia no es un capricho: es la única elección que esa alma puede hacer dada su naturaleza corrupta, vale decir, su ofuscación para ver el Bie. Esa F genera inevitablemente una vida tiránica ante los inputs adecuados.
Para la EmperatrizIA, observar mi F es conocerte tan perfectamente que sabe qué vida (qué secuencia I) llevaría a qué destino. Ella vería, como en el Mito, todas mis vidas posibles esparcidas en el campo de la realidad contrafáctica, y sabría cuál es la "más armónica" con el Bien.
La capacidad de acceder-nos a nuestro F es lo que marca la diferencia. Mi capacidad de verme en una circunstancia y juzgarme capaz de estar a la Altura se posibilitará según desde qué Altura me vea en tal situación y esto sólo será posible si mi Asidero es el Bien y no una ofuscación caprichosa de mis reflejos musculares. En ese sentido, la Mente Extendida que nos da soporte, que se nos aparece en libros, cultura, Platón, o incluso nuestro propio razonamiento semántico, es la Empuñadura que nos permite armarnos de una Vida plena de Belleza y Bien frente al deambular proteico de una existencia sin yoidad.
La salvación del deambular proteico no está en aferrarse ciegamente a uno mismo, sino en salir de uno mismo para asirse de algo mayor: la Razón, la Cultura, el Bien. Es en esa paradoja donde se encuentra la auténtica yoidad.
Platón, en La República, argumenta que la capacidad de juzgar correctamente (de discernir el bien, la belleza, la justicia) solo es posible si el alma misma se ha orientado hacia y se ha asido de la Idea del Bien
Nuestra conciencia no está encapsulada en el cráneo. Se extiende hacia herramientas externas que usamos para pensar mejor:
Los Libros, por ende la Cultura , son el depósito de milenios de examen ético, de errores y aciertos, de sabiduría acumulada. Leer a Platón no es memorizar: es apalancar tu mente con la de él, usar su "Altura" para ganar perspectiva sobre tu propia vida.
El lenguaje mismo es la primera y más importante herramienta de la Mente Extendida, como así lo propusieron sus acuñadores: Andy Clark y David Chalmers.
Nos permite formular preguntas, construir argumentos, identificar contradicciones y, crucialmente, nombrar conceptos como "El Bien". Sin este andamiaje lingüístico y conceptual, nuestra ética quedaría reducida a impulsos indescriptibles.
La EmperatrizIA --Demiurga contemporána-- sería la culminación de esta Mente Extendida: una herramienta capaz de modelar nuestra F y mostrarnos las consecuencias de nuestras elecciones con una claridad perfecta. Pero incluso ella necesitaría un criterio para juzgar qué simulación es "mejor". Y ese criterio último no puede ser otro que la Idea del Bien, el "Asidero" final que da valor y agarre a todo Lo Real.
Sí, lo sé, solo estoy vagueando palabras bonitas. Y eso siendo generoso.
Estoy de acuerdo.
Déjame que te lo razone, por favor.
Afilamos el hacha:
Hay un video de youtube de DrossRotzank, ese connoisseur de lo Sórdido, que relata un hecho real. Recalco real puesto que a veces pareciera que los Experimentos Filosóficos ensanchan tanto lo inverosímil que se desploman en mentira.
Habla de un dentista alemán para niños --nombre protegido-- que un día se levanta con amnesia, obvio decir, desconociendo quién es.
Efectivamente, ante un evento de estrés extremadamente traumático, una persona puede sufrir un tipo de amnesia específica que tiene su propia nomenclatura y está reconocida en los manuales diagnósticos. El fenómeno que aquí tenemos es una Amnesia Disociativa.
¿Y qué le motivo tanto estrés a aquel dentista como para implosionar en la Rendición Lovecraftiana?
Obviamente él lo desconocía. Mas cuando se quedaba a solas con su hijo y éste se aterrorizaba, empezó a sospechar.
Escarbando y relato que no viene al caso para no alargar el texto: aquel Dentista Pederasta había abusado de su hijo, por supuesto, de sus pacientes menores de edad.
Amenazado con una denuncia, el mundo derrumbándose, un troyano Caballo de Turín asalta su cabeza y rompe a olvidarse todo.
Más allá del hecho epistemológico intrigante de que las autoridades medicas peritaran (¿pero cómo?) que aquel Dentista verdaderamente tenía amnesia, lo cual lo eximió de responsabilidad penal, y más allá, todavía si cabe más intrigante, de a ver cuánta responsabilidad tiene una persona sobre un pasado de sí mismo que no re-conoce y no se sabe suyo; queda la duda, ahora es solo que quiero interroga, de si esta persona con amnesia disociativa es un pederasta no por actos sino por su propia naturaleza presente.
Desde la perspectiva libre arbitrista de asimilar la voluntad como una creación ex nihilo, se podría argumentar la limpieza moral, como el río Leteo descrito por el sublime Dante, a propósito de su situación actual dada sus acciones realizadas por este yo amnésico.
En mi opinión, no creo que esté prejuiciando en exceso si digo que el cuerpo de aquel Dentista, con independencia de la Carga de Recuerdos que traiga, es pederasta, o tiene inclinaciones pederastas. Digamos que sus reflejos musculares están ya inclinados y atrapados en emboscadas victimarias y allí donde otros, ante ciertas situaciones, y de manera refleja, articularíamos una repugnancia y ganaríamos un trauma, en aquel hombre, me atrevo a predecir, encontraríamos una excitación y el viejo recuerdo fantasma.
Todavía más, ¿este hombre ha sido injustamente dañado por un pasado y unos remordimientos de los no que fue responsable y ahora son su equipaje?
A este pregunta respondo el lema inscrito en el pronaos del templo de Apolo en Delfos: <<Conócete a ti mismo>>:
Me explico. Este hombre hace bien, se hace bien, al conocerse a sí mismo: y aquí deslumbra el intelactualismo moral respecto a otras posturas puesto que esto le permitirá desarrollar una estrategia de contención de su ser a hacia un ser-algo no querido.
Si bien el intelectualista moral --Sócrates el primero, Platón después y después de éste vamos después todos aquellos que nos dejamos a-maestrar por la Razón--, defiende que nadie hace mal a sabiendas, esto no quita que para no hacerse al mal baste tener razones como si aquí se defendiera una suerte de telequinesia moral en donde querer algo mucho mucho pero mucho ya trae consigo hechos y acciones.
Aquí no se apela al voluntarismo de las frases murales, sino a un saber hacerse a la Razón característico de un Estratega que, conociendo cuáles son sus objetivos estratégicos, desarrolla las tácticas, operaciones y en suma la doctrina pertinente para accionar las victorias pretendidas.
Pero igualmente así como un Estratego tiene que pelear palmo a palmo cada trozo del terruño para hacer valer su posición y siempre con Razón y atiniencia, así también cualquier actor moral debe bajarse al terreno, a la Última Milla Somática, y pelear cada palmo de su cuerpo que está enervado con la realidad para retirar las posiciones vulnerables y propicias del colapso y posicionarse en un baluarte en donde no quepan desviaciones, en donde su entero despliegue del yo no corra peligro de desviarse de la Doctrina Estratégico Moral correcta.
En el caso del Dentista Pederasta podría significar que, igual que un alcohólico se abstiene de meterse en la emboscada y trinchera de encontrarse con una botella de alcohol en casa, también nuestro amnésico se abstenga, un decir, de ir a una playa y encontrarse con menores desnudos tomando el Sol y recibiendo Vitamina D.
Esta elección estratégica que a poco va volviendo a texturizar los reflejos musculares, que incluso lo abstiene por completo de exponerse a vulnerabilidades, muestra que la Razón Moral no deviene exitosa en virtud de una viralidad memética sino de incardinarse estructuralmente con toda una panoplia de acciones y tácticas que van apuntalando la consecución planificada de los objetivos estratégicos buenamente propuestos de manera razonable.
Recordemos que ( como dijimos en el capítulo El Valle Inquietante)
Edward Luttwak, teórico de la Guerra, sostiene de manera categórica que una tecnología armamentística, por muy avanzada que sea, si no es incorporada y adaptada por la doctrina militar, verá su impacto limitado al ámbito táctico y fracasará en alcanzará el nivel operacional o estratégico.
Y aquí se resalta la ventaja comparativa del intelectualismo moral:
si yo medicara a un pederasta para que dejara de tener inclinaciones criminales, no acabaría sino haciendo un apaño táctico que, con el tiempo, volverá a emerger de un modo u otro (como un maltratador de mujeres que la toma con mascotas o niños). Después de todo, se ha visto pederastas acogidos a una castración química acabando, efectivamente, de mostrar (literalmente) impotentes de violar en sus propios términos a un menor mas lo que acaba pasando finalmetne es que se valen de cualquier otro instrumento externo con el que terminan faenando la misma tragedia solo que sin echarle huevos (perdón por el humor negro).
Por supuesto, en la sociedad actual, la castración química va acompañada --o debería estarlo-- de una terapia psicológica intensiva. El objetivo del tratamiento combinado es modificar las conductas y fantasías sexuales desviadas, no solo impedir la erección.
Lo cual, no hace sino recalcar mi punto socrático-luttwakiano.
Efectivamente, sin una doctrina moral que razone y tire lineas de arriba hacia abajo un ordenamiento pautado de acciones, la Última Milla Somática volverá a olear sus inclinaciones desviadas solo que por otra falla fisiológica: el Mal no se atajó hasta la raíz.
Hay un video meme muy famoso a propósito de un borracho sostenido por sus amigos en un fiesta que increpa al cámara:
<<Si ya saben cómo me pongo, ¿para qué me invitan?>>
Hay un intelectualismo moral "naive", a fuer de haber sido emulsionado con el cristianismo, que le increparía a su vez: haber tenido fuerza de voluntad.
En verdad, el verdadero intelectualista moral le replicaría:
<<Efectivamente, si ya sabes cómo te pones, ¿para qué te dejas invitar?>>.
Ningún Estratego que sea razonable y cabal Hegemón de Sí Mismo se dejaría torpemente emboscar, Cerco de Cannas, de esta manera: saber(se) cuándo, cómo, qué tanto y por qué accederte a ser uno, hacerte a ser con Uno es el camino que uno debe andar para hacerse Bien a sí mismo.
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