lunes, 16 de noviembre de 2009

El legado del Positivismo

No existe una sola tesis importante propuesta por los positivistas del siglo XIX o por el Círculo de Viena que no haya sido devastadoramente criticada al ser medida por las pautas de los mismos positivistas para la discusión filosófica.

Las formulaciones originales de la dicotomía analítio-sintético [hat tip Quine] y el criterio de verificabilidad sobre el significado [hat tip Popper] han sido abandonados.

Se ha demostrado contundentemente que la visión positivista de las ciencias naturales y las disciplinas formales ha sido groseramente simplificada.

Sea cual fuere nuestro juicio definitivo acerca de las actuales disputas en el campo de la filosofía posempírica y la historia de la ciencia...hay consenso acerca de lo errónea que fue la visión positivista original de la ciencia, el conocimiento y el significado.
Richard Bernstein en The Restructuring of Social and Political Theory, citado por Donald Schön en Construcciones de la experiencia humana, pág.212

13 comentarios:

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Eso no es decir mucho: para la mayor parte de las tesis de los positivistas, aún no ha sido propuesta ninguna tesis alternativa MEJOR.
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Lo argumento con mucho detalle aquí:
http://neoprogs.com/catedra/el-neopositivismo-es-un-humanismo/4/

Héctor Meda dijo...

El link es interesante y muy a tener en cuenta si se quiere averigüar qué se entiende hoy por positivismo. En este sentido, es especialmente relevante el último punto donde se da un desmarque del cientificismo que apruebo.

No obstante, no veo contrarefutadas las refutaciones de los principios fundacionales del movimiento vienés, no veo contrarefutado la refutación de Quine a la distinción analítico-sintética, ni veo contrarefutado la refutación de Popper al principio verificacionista.

En última instancia, siempre es osado englobar bajo un mismo nombre a un grupo heterogéneo de filósofos pero no se puede dudar que lo común en todos ellos ha sido el esencialismo científico y que, efectivamente, de entre todos los esencialismo el positivismo es el de mejor planteo.

Pero desde WII (sobre todo con su crítica a la definición ostensiva) o, al menos, desde la inescrutabilidad de la referencia de Quine, no me parece que ha lugar ninguna filosofía esencialista que afirme que tal o cual proposición sí pueda entenderse objetivamente válida.

¿Fuera del esencialismo qué opciones hay? El constructivismo radical.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

La distinción analítico-sintética no puede ser establecida de forma TAJANTE (como la distinción entre "altos" y "bajos"), pero eso NO IMPLICA que no haya diferencias cualitativas entre afirmaciones matemáticas y empíricas. Habrá CASOS DUDOSOS, pero el 99,99 % de los casos serán CLARMENTE empíricos o claramente lógico-matemáticos. Eso es todo lo que necesita la ciencia para FUNCIONAR al "modo positivista" (o sea, proponiendo hipótesis, y aceptándolas o rechazándolas en función de lo "bien" que encajan sus predicciones con las observaciones).
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Lo mismo pasa con la crítica de la distinción "teórico-observacional": es cierto que TODAS las observaciones presuponen algunas hipótesis teóricas, pero eso no implica que EN LA INMENSA MAYORÍA DE LOS CASOS no sea posible determinar de manera práctica si un dato empírico debe considerarse aceptable, y si supone un acierto o un fallo para la teoría sometida a contrastación.
Etc., etc.
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En fin, lo FUNDAMENTAL del positivismo es que las teorías se contrastan fundamentalmente por su capacidad predictiva y lo bien que encajen las observaciones en ella. O sea, que no hay OTRA forma de averiguar si una teoría es correcta o incorrecta, más que mediante la contrastación empírica. Cuando digo que no hay una respuesta mejor a ESA pregunta, que la respuesta dada por el positivismo... pues sigo pensándolo así; si tú conoces otra respuesta mejor, cuéntamela.

Héctor Meda dijo...

La constrastación empírica como condición sine qua non de la progresividad científica no puede ser considerado como el aporte principal de los positivistas cuando es una postura epistemológica que históricamente sólo los racionalistas han negado (y con matices).

En la explicación de por qué es necesaria la empiria, en qué medida es introducible, qué categoría tienen los conocimientos empíricos y cómo se contrastan dicho conocimientos es donde el positivismo desplegó un programa muy explícito y, como se dice en el post, archirrefutado.

En última instancia, insisto, lo característico del positivismo es su vocación esencialista que no compartirá con otras epistemologías que sí, no obstante, aceptan la contrastación empírica como ingrediente ineludible de la ciencia.

José Luis Ferreira dijo...

El Positivismo y sus críticas.

El Positivismo (o materialismo o naturalismo) dice que todas las teorías que construyamos acerca de la realidad deben ser validadas lógica y empíricamente. Proposiciones no susceptibles de ser validadas deben ser rechazadas.

Esto implica un cambio de línea de investigación muy importante respecto al no-positivismo. Así se rechazarán hipótesis como acciones divinas o milagrosas mientras no se encuentre evidencia para ello. También se rechazarán apriorismos derivados de cualquier prejuicio o ideología. En las ciencias médicas y sociales es más notable la influencia de esta corriente. La economía clásica, por ejemplo, partía de unos supuestos bastante razonables en principio sobre el comportamiento económico y aceptaba como verdades todas las deducciones lógicas a partir de esos supuestos sin necesidad de mayor contraste empírico. Esto es rechazable desde el Positivismo (y es rechazado en la Economía moderna).

He aquí varias críticas al Positivismo.

1. Hace el supuesto de una realidad exterior comprensible.
2. La inducción no establece deducciones lógicas.
3. Usa el verificacionismo en lugar del falsacionismo.
4. Cree que las teorías que formula y acepta la ciencia reflejan la estructura de la realidad.

Nunca he entendido ni el alcance de las críticas ni la mejora que aportan sobre el Positivismo en lo único que importa, en ofrecer unas mejores líneas de investigación. Todos los científicos, les guste más Comte, Ayer, Popper, Hempel o Maturana, están adscritos a seguir los mismos cuidados listados en el método científico.

1. El supuesto de la realidad exterior es de imposible negación por cualquier ser vivo. Sobre la medida en la que es comprensible, vide 4.

2. La inducción no establece deducciones lógicas. Esto es algo que nadie niega. Sin embargo la inducción permite hablar de mayor o menor validez en términos probabilísticos, que es lo único que es capaz de hacer la ciencia. En este sentido tampoco hay diferencias entre los positivistas y sus críticos.

3. El verificacionismo y el falsacionismo son lógicamente hablando, exactamente la misma cosa. Metodológicamente, con el falsacionismo se trataría de enfatizar que, si bien una teoría nunca puede ser aceptada al 100%, sí puede ser rechazada al 100%.

El falsacionismo resume de manera más elegante el proceso de inducción. Sólo si examinamos todos los cuervos y vemos que son negros podremos establecer la proposición “todos los cuervos son negros”. Basta ver un cuervo no negro para establecer la contraria “no todos los cuervos son negros”. Ambas cosas son consecuencia lógica una de la otra, de ahí que diga que son lógicamente equivalentes.

Aún así, el falsacionismo tiene los mismos problemas que la inducción. Si es posible que la observación de un cuervo blanco esté sujeta a error, volvemos a tener que establecer la existencia de cuervos blancos de manera inductiva. Solamente en un mundo sin errores el falsacionismo podría estar proponiendo una línea de investigación distinta al verificacionismo. En la práctica, en cada ciencia los científicos aprenden cuándo es más sensato un experimento o una recolección de datos en un sentido o en otro.

4. La creencia sobre si la teoría refleja exactamente la realidad, o si se acerca a conocer su verdadera estructura, es completamente irrelevante para la práctica científica. Si algunos positivistas son más optimistas que unos constructivistas sólo nos dice acerca de su optimismo. Algunos positivistas dirán que, dado que con la teoría andamos mejor que sin ella, algo habrá captado de la realidad. Los constructivistas radicales dirán que ni siquiera tenemos derecho a decir eso. La teoría funciona y nos basta con eso, si nos acerca o no a la estructura de la realidad es una cuestión ociosa para la ciencia y gustosa de discutir para cuando dejamos de hacer ciencia. No existen teorías científicas constructivistas que se opongan a las positivistas (y viceversa).

Héctor Meda dijo...

Las cuatro críticas al positivismo que citas, Ferreira, en absoluto agotan las que verdaderamente se ha hecho siendo algunas, es más, la mayoría, hechas desde corrientes empiristas: Quine, Lakatos, ...

Pero aún así, diré que la 1) no es en sí mismo una premisa epistemológica sino si acaso una consecuencia de mirar al mundo y constatar cómo operamos y ni que decir tiene, algo que se ha defendido por activa y por pasiva en este blog, que de ser cierto el punto, las consecuencias no serán triviales pues, como poco, estaríamos obligados a boicotear cualquier postulación de una metafísica u ontología (fisicalismo incluido)

El punto cuatro tuvo por su mejor proponente al segundo Wittgenstein con sus formas de vida y el lenguaje y sus parecidos de familia y las consecuencias, una vez más, no son triviales pues como poco, una vez más, se tumbaría cualquier intento de postular una ontología (fisicalismo incluido)

Y no, no da igual escoger una postura constructivista en ciertas ciencias como la psicología, sociología, antropología, etc..., obviamente no en aquellas de fácil encaje matemático pero precisamente en el libro que cito se dan artículos de científicos de diversos campos revindicando esa postura constructivista como modo de desatar el nudo gordiano al que ha abocado el positivismo a aquellas ciencias no físicas.

Por último, los puntos 2 y 3, son dentro de las críticas al positivismo, los más triviales y, no casualmente, las más célebres.

Todavía estoy esperando ver suturar los hachazos de Quine o los de Wittgenstein 2ª parte.

Héctor Meda dijo...

Por cierto, cuando me refiero a los "hachazos" de Quine estoy haciendo referencia (por si alguno anda perdido) a lo ya citado antes a Jesús, brevemente:

La falaz distinción analítico-sintético, el carácter holista de todo juicio empírico y, añadiría yo, la inescrutabilidad de la referencia, ya se sabe "gagavai" y todo eso.

De Wittgenstein, su crítica de una definición ostensiva.

José Luis Ferreira dijo...

Héctor:

Me interesa la formulación práctica del positivismo más que el intento filosófico de formalización. Sobre esto último se dijeron algunas cosas que no recogen el acercamiento positivista de la ciencia. Una crítica a estas formulaciones (la distinción analítico-sintética, p.e.) es una crítica al intento de formalizar, no al programa científico positivista. Sobre esas formulaciones dejo hablar a los filósofos expertos en la materia.

Para decir que no da igual escoger una postura constructivista o una positivista en ciertas ciencias no basta con decir que hay pensadores que creen que sí, hay que dar un ejemplo de teoría positivista que se vea superada por una constructivista, y debe ser de tal forma que el aporte constructivista sea necesario para llegar a esa nueva teoría.

El enfoque positivista se carga, por ejemplo, las teorías del diseño inteligente y de la astrología. El falsacionismo también, pero no hacía falta, que ya se las cargó el positivismo. Irónicamente Popper creyó haber ido más lejos con el Psicoanálisis y con la Teoría de la Evolución, pero el primero también se lo carga el Positivismo y la segunda fue un error que más tarde reconoció Popper.

¿Qué ejemplo se puede poner de teoría aceptada por el Positivismo y rechazada por el constructivismo? Hablo de ejemplo de teoría científica. Hasta que no tenga esto, las disquisiciones observacionalmente equivalentes me importan menos.

Héctor Meda dijo...

La distinción entre praxis normativa y práctica, tratándose de un filosofía especulativa que pretende dirimir qué es el conocimiento, me parece una fraudelenta forma de esquivar el debate epistemológico porque es en este ámbito en donde se autoeirigió autoridad el positivista y es en este ámbito en donde la historia se lo ha quitado.

Que luego sí, ha habido de ese tronco filosófico (que como decimos no salva los hachazos quineanos o wittgenstenianos) ramificaciones ontológicas (naturalismo) o metodológicas que tristemente se han ejecutado tal que dogma, es otro cantar que ni se merece podar una vez mostradas las podridas raíces de donde emergían.

Este último punto, la metología positivista como praxis ineludible, lo han notado sobre todo las ciencias blandas, todas aquellas imposibilitadas de formalizar sus teorizaciones y que han visto cómo históricamente (hasta ahora) se las tachaba de pseudociencia.

En este aspecto no alguna sino todas las ciencias blandas han nacido y sobrevivido a pesar de los programas positivistas. Básteme por citar una célebre, la semiología pero por buscar una ciencia más cercana, estaría la escuela austriaca de economía que no positivista y que me serviría para responder donde ha habido una praxis científica no positivista que haya averigüado más que la positivista pues, por nombrar una de tantas, la hayekiana teoría evolutiva de las instituciones sociales, precursora de la de Buchanan, surgió mucho antes de que la economía clásica, con su teoría de juegos, fuera capaz de formalizarla.

Pero en cualquier caso, hay más, preguntemos al biológoc Mayr cómo encaja la teoría evolutiva con la metodología legalista o formalista del positivismo, etc.

Termino con un apunte tangencial: Popper es deudor de gran parte de los defectos de los positivistas. Sin ir más lejos, la machada de pretender definir un riguroso criterio de demarcación entre ciencia y pseudociencia (v.gr: Psicoanálisis no, Física sí).

Por cierto, ese es otro fracaso mayúsculo de los positivistas.

Como ya he dicho antes lo que los positivistas pretendieron definir es:

Por qué es necesaria la empiria en ciencia, en qué medida es introducible, qué categoría tienen los conocimientos empíricos y cómo se contrastan dicho conocimientos.

En todas esas preguntas, el positivismo desplegó un programa muy explícito, que de hecho era lo que lo definía como escuela filosófica y, como se dice en el post, ha resultado archi-mega-hiper-refutado.

José Luis Ferreira dijo...

Héctor:

Es que no hay una teoría y una praxis derivada de esa teoría. Existe una praxis científica que rechaza toda apelación a hipótesis no refutables, que es la que sobrevive a pesar de lo que digan los filósofos, sean estos neo-positivistas, constructivistas, falsacionistas o como se quieran llamar. Esta praxis es el positivismo que importa y a él se adscriben todos los científicos y todos los epistemólogos.

La ciencia sigue a pesar de los positivistas y a pesar de todos los demás.

Luego viene la manera de formalizar el métoto. Ahí cada escuela lo intentará a su manera, haciendo hincapié en unas cosas o en otra y proponiendo definiciones sobre los tipos de proposiciones o categorías de conocimientos o lo que sea.

En este discutir, las formalizaciones más pragmáticas (tipo Jesús) son las más coherentes con la propia praxis positivista. Las que quieran definir cosas tajantemente harán agua por todos lados.

Esto, con ser interesante, es de mucha menos trascendencia que la metodología que sí importa, y que es aquella que añade puntos a la lista de cuidados del método científico.

Héctor Meda dijo...

Claro que no existe esa distinción sino que la praxis científica se infiere de la teoría epistemológica y se pretendía descripctora y hasta si se daba el tercio correctora de dicha praxis.

Ahora bien, es porque la teoría está mal enraizada por lo que el que las ciencias blandas desatendieran a los positivistas resultara y resulte legítimo.

Que la praxis científica se autocorrija y se autodiriga sin mediación centralizada de los filosófos, positivistas o no, es justo lo que acabo de postular en mi último post, que los positivistas, desde su atalaya, lucharon contra ese laissez faire y lo hicieran desde presupuestos erróneos, es lo que defiendo en este post.


La cuestión es que cuando se intenta describir la praxis científica ya se está haciendo epistemología, una epistemología presta a ser refutada de forma que si se dice, por ejemplo, que el proceder científico se cifra en no postular hipótesis falsables, hay que 1)anotar entonces lo dicho por Lakatos de que en las teorías científicas existen siempre hipótesis no falsables y 2) no obviar la crítica pensando que no se está haciendo filosofía sino recogiendo objetivamente (¿quién determina que se hace objetivamente?) la naturaleza de la empresa científica.

Y no, no me parece que sea intrascendente el mentar que el rey esté desnudo, no lo es, al menos, si luego queremos sacarnos de la manga una ontología fisicalista (materialista, naturalista) porque previo a ese paso urgirá especificar una epistemología (en realidad, una neurofilosofí) y es entonces cuando se revela que el hecho de que esté impugnado el positivismo no es trivial.

José Luis Ferreira dijo...

Los científicos de las ciencias blandas y de las duras llevan toda su vida desatendiendo a los filósofos. Son los filósofos los que deben atender a los científicos.

"Describir la práctica científica ya es hacer epistemología". No tengo problemas con esa frase. Hay que saber, no obstante, que los propios científicos han ido mejorando la práctica científica. Las razones de esas mejoras pueden ser también estudiadas como epistemología. Así, la inclusión del doble ciego para la empiria en medicina es una tal mejora.

Observar que el proceder científico (el uso de todos los cuidados del método científico) no es perfecto en el seguimiento de todos sus cuidados no le quita un ápice a la validez de esos cuidados. Todos estamos de acuerdo en no usar hipótesis no falsables, pero de vez en cuando se nos colará alguna o la usaremos provisionalmente para intentar una línea de investigación que, al final, nos ofrezca alguna manera de ser falsada (como la teoría de cuerdas).

No hay más ontología que el punto 1 que he mencionado antes. Las afirmaciones sobre el 4 no llevan a nada ni teórica ni prácticamente. Esto no impide tener opiniones. Como sabes yo opino que el hecho de que con las teorías científicas hagamos más cosas es un buen indicio de que algo de su estructura ha conseguido captar. Pero esa opinión (o su contraria) es irrelevante para defender todo lo demás.

Héctor Meda dijo...

Evaluar hasta qué punto la filosofía es necesaria a la ciencia, resultaría costoso. En cualquier caso a no dudar que se necesita, cuando menos de vez en cuando, cierta filosofía, esto es, cierta reflexividad de y en el proceder científico para, cuando menos, la mejora de este, cuando más, la especulación metafísica (ontológica).

Pero por otro lado, evaluar hasta qué punto los filósofos han apriorizado su explorar el mundo al punto de desligarlo de indagaciones más humildes, es decir, graduales pero en su totalidad, cuando arrejuntadas, más útiles como hace la ciencia; es, esta sí, una empresa fácil de realizar porque, efectivamente, los filósofos se han encontrado muchas veces con que lo que ellos pensaban que era el mundo, la ciencia, la felicidad, yo qué sé, Dios, no era lo que habían previsto.

Este post simplemente apunta que dentro del último caso están, entre otros, los positivistas de Viena.