viernes, 30 de octubre de 2009

¿Un objeto natural como una piedra lanzada al espacio y puesta a orbitar se convertiría en un satélite natural?

Vista la pregunta en 39 (simples) cuentos filosóficos

5 comentarios:

Sierra dijo...

¿El libro no incluye ninguna coma en medio de esa pregunta? Sería tanto más agradable con unas cuantas...

Y, che, ese es un ejemplo paradigmático de lo que Wittgenstein llamaría una pregunta que hay que rechazar.
Es de la misma naturaleza que 'si una fuerza indetenible se encuentra con un objeto inamovible, ¿qué pasa?'. Preguntas con las que la gente se ha quebrado la cabeza inútilmente desde que se pusieron de moda.

El problema es que la pregunta no significa nada; o, tal vez mejor dicho, anula la posibilidad de que su respuesta signifique algo.

Es una muy mala pregunta filosófica, en mi opinión.

Bon jour, mr Meda.

Hugo dijo...

Me aventuro a responder (y a quebrarme inútilemente la cabeza un rato, jeje), a ver qué tal:

No para el que la lance, pues mientras su memoria finita no le falle sabrá que hubo una proyección, una intención por su parte. Pero para el resto del Universo y de sus habitantes sí (y quizá sea esto último lo que importe). Sí sería un satélite natural, pues no habría manera de diferenciar una piedra lanzada por un humano de una piedra desprendida de un asteroide.

Piedad si he dicho alguna barbaridad :D

Sierra dijo...

Me permito discutir la respuesta de Hugo.

Ya sé que me estoy poniendo un poco majadero con Wittgenstein, pero dice en Zettel una cosa sencillamente fascinante. Cito de memoria, me temo, pero va así: la metafísica es una proposición gramatical tomada como afirmación empírica; como si dijéramos que un hombre soltero no está casado e interpretáramos de ello que la esencia de la soltería es no estar casado, es decir, interpretamos que la gramática de 'soltería' es una cosa real.

Por otra parte, la gramática es completamente autónoma de la realidad. El lenguaje nos engaña, nos hace pensar que dice la realidad cuando no hace más que decirse a sí mismo.

En cierto sentido, Hugo tiene razón: el satélite será llamado 'artificial' mientras alguien tenga memoria de que fue puesto allí por el hombre, y cuando se olvide será llamado un satélite natural. Pero el error radica en decir que el satélite es natural en el primer caso y deja de serlo en el segundo.

Hay cosas orbitando la tierra, sin duda, pero si son o no naturales en un problema meramente gramátical. No deben confundirse la realidad del lenguaje y la de las cosas.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Claro que sí. Es igual que una piedra que saliera disparada por el impacto de un meteorito.
En cambio, si lo que arrojas es tu teléfono móvil, sería un satélite artificial.

Héctor Meda dijo...

Sierra,

Ha imitado a los dos W. En su primero comentario me recordó al primero, en donde estérilmente se quería defender que todo lo complejo de la filosofía, por ende de la vida, es fruto meramente de la ilusión.

El segundo comentario me parece brillante, como el segundo W y a diferencua del primero, pues redunda en el carácter nominalista de nuestras concepciones colocándose precisamente en donde yo había apuntado y demostrándose así, que la pregunta sí que era efectiva.

Hugo,

La verdad es que la vuelta de tuerca que le das cuando hablas del lanzador no me lo esperaba. Has enriquecido aún más la cuestión al redundar en la idea de cómo nuestros conceptos sobre el mundo se cascan cuando se dan ciertas circunstancias. Caso de natural si lo entendemos rigurosamente.

Jesús,

Es la solución más pragmática pero antiintuitiva. Pensemos en el urinario de Duchamp, no es un urinario porque está en un Museo y a nadie, viéndolo allí, se le ocurriría utilizarlo. Al estar en un museo ya no es un urinario sino un objeto artístico.

O piénsese en una presa hecha mediante un árbol, objeto natural, tirado al río. No tendría sentido decir que la presa es natural, mejor dicho, el uso de natural ahí crea ambigüedades y exige mayores precisiones del tipo natural pero sin intervención humana o natural pero con mediación humana, etc... Le has restado eficiencia comunicativa al adjetivo natural