miércoles, 28 de octubre de 2009

Tipos de ajusticiamiento

Uno de los agresores más conspicuos de la justicia entendida como método disuasivo es Murray Rothbard. En su libro La ética de la libertad plantea un caso de ajusticiamiento disuasivo que por reducción al absurdo refuta la idea de que lo justo deba ser enteramente disuasorio. Cito de memoria porque no encuentro el texto pero la idea podría ser planteada así:

Si ahorcáramos a todos aquellos conductores que sobrepasen el límite de velocidad, ¿acaso no estaríamos implementando un método de ajusticiamiento perfectamente disuasorio?

Ni que decir tiene que nadie entendería dicho ahorcamiento como justo.

Mas la opción contraria, defendida por Rothbard y adláteres, la opción de que la justicia debe obligar a los victimarios a pagar a las víctimas por los crímenes realizados, resulta inmaterializable ya que es obvio que ciertos crímenes son insaldables y, en general, las deudas contraídas por los criminales resultan difícilmente cuantificables.

Mas tampoco la tercera opción, casi metafísica, de simplemente hacer expiar al malhechor su crimen elude degenerarse también en paradojas irresolubles o contraintuitivas. Recojamos un planteo visto en el libro 39 (simples) cuentos filosóficos (aún en lectura, en gratificante lectura) en donde se dibuja a un preso que ignora, porque amnésico, cuál es la naturaleza de su fechoría y en donde se pretende hacer ver cuán imbricado está el concepto de responsabilidad con el de la memoria. Efectivamente, si no recordamos cuáles son nuestros actos pasados, ¿qué sentido tiene hacerse responsables de los mismos y, lo que es aún más incuestionable, expiarlos?

Ahora retorcemos el argumento e imaginemos que en nuestro mundo paralelo existen píldoras inductoras de amnesia. Si considerásemos que no hay justicia sin proceso de reflexión, enmendación y expiación y que por tanto necesitamos del concurso activo de la memoria en el delincuente para que se de ese proceso, ¿no tendríamos que liberar a un, pongamos, violador que de repente quedase amnésico? ¿No sería la mentada píldora una triquiñuela leguleya que serviría para indultar a todos los futuros presos?

La cuarta opción es además la más usada: reinserción.

El problema, una vez más, es que no hay métodos fiables sobre los que sentenciar si un criminal está listo para la sociedad o no.

Es más, también se pueden inventar casos en donde se ilustra lo peligroso de ejecutar de forma pura dicho proceder. Pensemos en el protagonista de La Naranja Mecánica. ¿Aceptaríamos que un violador simplemente siendo pavlovianemente corregido ya pueda haber pagado por sus crímenes? Mi respuesta es que no

No parece que la justicia sea enteramente reinserción, disuasión, compensación ni expiación pero decir que es una mezcla de las tres o sólo de un par de ellas no es más que eludir el problema con palabras vacuas, acientíficas porque no se ha precisado de forma cuantitativa la mezcla.

Pregunto entonces: ¿Qué es la justicia? O mejor dicho, ¿qué justicia queremos? ¿Tienes tú la respuesta?

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues... no, la verdad, no tengo respuesta, más allá de "un -imperfecto- mecanismo evolutivo para castigar conductas perniciosas para el grupo y premiar otras beneficiosas". Pero este simplismo es decir de dónde viene, no en qué consiste; es decir, no es decir nada.

En el aire queda la cuestión por mi parte, pues.

Saludos.

Sierra dijo...

Cómo, qué es la justicia... Esa señora ciega, tan simpática.

De las tres alternativas planteadas, la de la expiación me parece la menos deficiente, lo que no es decir que no sea deficiente. Sin embargo, si examinamos el uso de la palabra 'justicia', me parece que encontraremos que se alinea bastante con aquella definición que viene de la antiguedad: "Justo es lo suyo de cada uno". Pensemos cuando la gente habla de 'justicia' como 'justicia divina': «a ese hombre malo le tocó lo que merecía, es justo su destino».

Desde luego, la dificultad principal es determinar exactamente qué es lo suyo de cada uno. Por sí misma, creo que la definición no presenta gravísimos problemas metodológicos, aunque desde luego sea criticable, y —eso sí— descarta de plano las alternativas 1 y 2.

Por otra parte, yo diría que la pregunta '¿Qué es la justicia?' es una pregunta mal hecha, una trampa puesta por el lenguaje.

José Luis Ferreira dijo...

No voy a responder a la pregunta de qué es lo justo. Hay dos posibilidades: (i) lo que opina cada uno o (ii) lo que marca la ley. Lo primero es subjetivo y lo segundo (más o menos) objetivo. (i) está dado, (ii) hay que construirlo.

Las penas y castigos a los infractores de la justicia deben ser disuasorios, pero no solo disuasorios. Ahorcar a los conductores que se pasen en la velocidad es disuasorio, pero es más cosas. Algo así como que la pena debe ser la mínima para conseguir un nivel de disuasión aceptable puede empezar a servir. Lo que es aceptable está sujeto a discusión, y ahí intervendrán más objetivos.

Cómo ponderarlos es cosa de cada uno y de ponerse de acuerdo entre todos (o la mayoría).

Si sólo nos quedamos con un único objetivo (sea la disuasión, la venganza, la expiación, la rehabilitación,...) siempre encontraremos que ese objetivo nos lleva al absurdo. Esto no quiere decir que no sean buenos objetivos, sino que no deben buscase independientemente de los demás.

En el fondo es una perogrullada lo que nos dicen estos casos aparentemente sesudos. Hay que tenerlos todos los objetivos en cuenta. Lo que pasa es que los moralistas suelen estar perdidos cuando se trata de ponderar entre objetivos y se dedican a defender su objetivo favorito, que requiere pensar menos.

Héctor Meda dijo...

Lautréamont,

Pues sí, tenemos un instintivo comportamiento moral cuya verbalización se nos hace difícil pero paradójicamente vivimos en un mundo en donde la ética sólo tiene capacidad punitiva si previamente está escrito así que nuestro fracaso, porque es mutuo, no es trivial.

Sierra,

Tal vez sea insostenible el concepto de justicia, yo lo pienso de su vecina, la responsabilidad pero, lo podamos o no hacer, necesitamos de un concepto de justicia pues una sociedad no es sostenible sin ella.

Ferreira,

Sí supongo que todos los objetivos aquí buscados deben ser usados de forma heurística pero si no es posible un criterio racional sobre el que calibrar la mezcla y desde la cual asegurar que es digerible, sí al menos debieran enumerarse las herramientas (v.gr: teoría de juegos) con las que con ensayo y error hacer la mentada mezcla.

Héctor Meda dijo...

Por cierto, se me olvidó anotar en el post la cuarta opción que además es la más usada: reinserción.

El problema, una vez más, es que no hay métodos fiables sobre los que sentenciar si un criminal está listo para la sociedad o no.

Es más, también se pueden inventar casos en donde se ilustra lo peligroso de ejecutar de forma pura dicho proceder. Pensemos en el protagonista de La Naranja Mecánica. ¿Aceptaríamos que un violador simplemente siendo pavlovianemente corregido ya pueda haber pagado por sus crímenes? Mi respuesta, debatible, es que no. A mi no me basta la seguridad de que no se va a delinquir. No sé qué pensaréis vosotros.

Sierra dijo...

A eso iba, ¿no?, mi comentario...

Pero déjeme decir también que las disquisiciones teóricas sobre justicia, aunque imoportantes, no hacen más que darnos la agradable sensación de que estamos pensando a fondo un problema real, que estamos realmente encontrando lo justo.

Eso lo justo probablemente no exista. La justicia es un problema práctico, que se resuelve cada vez que se aplica una pena.

Si realmente quiere saber qué es lo justo, vaya a tribunales y pregunte a la gente de por ahí qué sentencias les han parecido justas.

Héctor Meda dijo...

Bueno, lo de que se resuelve cada día habría que demostrarlo, ¿no?.

Precisamente un trabajo de campo en donde se entrevistara a los implicados sospecho daría el resultado justo contrario, sospecho daría el resultado de que no hay justicia (en la práctica)

Y es porque saldría ese resultado por lo que considero que la disquisición teórica es ineludible no sabemos si además eficaz. Ahí ya no apuesto.

Verá, yo creo que lo que ud. dice es (frecuentemente) válido para nuestras costumbres morales porque nuestros actos no necesitan el aval de ningún concepto pero con la justicia es diferente porque es escrita, conceptuada y es imposible asignarle una praxis sin ligarla a su vez a una conceptuación que de algún modo tendrá que hacer la mezcla o apostar por una sóla carta sea reinserción, sea lo que sea.

Sierra dijo...

Epa, que la justicia no es escrita. El derecho sí, pero entonces cabría también preguntar qué sucede en sociedades que todavía no escrituran su derecho.

La justicia, como el lenguaje, es una práctica. Y cualquier interpretación que dé de justicia necesitará siempre una nueva interpretación que explique la primera, y así ad infinitum, por el sencillo hecho de que la interpretación no es la regla. "Con ello mostramos que hay una captación de la regla [en este caso, la regla de lo justo] que no es una interpretación, sino que se manifiesta de caso en caso de aplicación, en lo que llamamos «seguir la regla» y en lo que lamamos contravenirla" (IF 201). Filosofía multipropósito, mira por dónde.

Lo que dice Wittgenstein para el lenguaje puede aplicarse con mayor razón a la justicia. Lo justo no existe; hay, por el contrario, casos de aplicación que llamamos o no justos; es por esto que yo decía que la única forma de descubrir qué es lo justo sería ir a un tribunal y preguntar no a las partes interesadas, sino a la gente que pasa por ahí: «¿Esta es una sentencia justa?».

Lo que hacemos en la teorización de la justicia no es más que generalizar el uso de la palabra, restringirlo, tratar de regular su gramática como en un diccionario. Las palabras, el lenguaje y la justicia, sin embargo, siguen su propio curso sin fijarse demasiado en los diccionarios, van a donde deben. Desde luego, las opiniones de los juristas influyen en el curso de esa praxis que es la justicia, y puede que para lo que nos parece bien o mal; pero creo que sería un error pensar que podemos, en un acto sapientísimo, nombrar lo justo.

Además, ¿de qué serviría? Summa ius, summa iniure. El verdadero acto justo es un problema casuístico.

Finalmente, considere la concepción de justicia en las sociedades primitivas. Los somalies, por ejemplo, aunque no sé si hasta el día de hoy, pagaban 100 camellos por matar a un hombre, 50 por matar a una mujer, como indemnización a la familia. Da igual si fue un homicidio accidental o intencionado, curiosamente. Este es un comportamiento común en África, puedo citar de memoria que los Kiuyu hacían lo mismo, en Kenya.

Considere también el caracter no escrito de este derecho.

Sierra dijo...

*Kikuyu.

Héctor Meda dijo...

Respecto a lo que hagan tribus perdidas del (casi) más allá no me parece relevante para la estructura coercitiva que deba tener una sociedad tan compleja nuestra pero es que además, salvo que dichas tribus sean arbitrariamente legisladas, tendrán un corpus de casuísticas en donde queda claro qué está permitido y qué no siendo trivial el que dicho corpus esté escriturado pues lo relevante es que estará conceptualizado.

En cuanto a acomodar la argumentación wittgensteniana del uso de las palabras al uso de lo justo parace verosímil pero necesito reflexionarlo mejor. Por lo pronto la objeción que le veo es que cuando yo uso una palabra aunque no sepa definirla sé (y sabemos) cuando se está usando correctamente. No me queda claro que lo mismo pase con lo justo, que cuando alguien diga que un determinado hecho es justo pueda pensar que está usando correctamente la palabra. Dicho en términos ya conocidos en este blog, sobre el término "gagavai" puedo realizar prácticas lingüísticas estables ya que la mentada palabra aborigen remite, presumiblemente, a un hecho espaciotemporal empíricamente observable mientras que lo justo surge de mi propia e instintiva individualidad y no sé hasta qué punto dicha percepción es extensible a un ámbito intersubjetivo y no sé de qué otro modo la podría extender si no es usándolo, el concepto justo, respecto a hechos intersubjetivos y mediante prácticas lingüísticas.

Sierra dijo...

Ah, detecto una apelación al lenguaje privado. Esto es sumamente interesante, pero sospecho que el lugar para contrargumentar sería precisamente en la entrada sobre el gagavai.

Por otra parte, que sea imposible definir propiamente lo justo no quiere decir que no podamos encontrar definiciones útiles con las que salvar el problema del ámbito intersubjetivo; problema que, creo, sólo se presenta cuando se discute la justicia como algo teórico en lugar de una praxis.
Dicha definición es la que daba más arriba: lo suyo de cada uno.

A la pregunta '¿qué es lo justo?' no se encontrará nunca mejor respuesta porque está mal planteada: asume los términos de su respuesta.

Héctor Meda dijo...

No, no, no apelo al lenguaje privado sino que justo quiero evitarlo. Cuando utlizamos un concepto, coincido con W. en que no necesitamos una definición común para poder usarlo correcta e intersubjetivamente, nos basta tener una noción compartida de los contextos en los que se puede usar pero dichos contextos se configuran por ensayo y error y por, digamos, relación contractual.

En el caso de lo justo no. Es decir, coincido con ud. que lo justo se revela en la praxis pero dicha praxis es sobrevenida de una intanscia institucional que la delimita de forma verbal.

Por buscar una metáfora, con la justicia, porque política, nos pasa como si tuviéramos que usar las palabras según la RAE por lo que no será el uso lo que las determinen (y luego recoja la RAE) sino al revés.

En suma, el problema que yo veo a la indefinibilidad de lo justo es: ¿se puede ejecutar una praxis de la justica que se configure de forma contractual y pragmática o bien debemos entenderla a lo positivista, esto es, con inexactas aproximaciones conceptuales? Porque si es lo segundo estamos condenados a una justicia perennemente injusta

Sierra dijo...

Hmmm... Curiosa argumentación... Curiosa argumentación, porque significa, justamente, que mientras no podamos definir lo justo, no hay justicia. Luego... bueno, la conclusión se saca sola. Eso o un contrato, pero el contrato no es justo, es una expresión de la autonomía de voluntad.

Hmmm... Prefiero mi explicación, esta vez.

José Luis Ferreira dijo...

Estamos condenados a que cualquier definición de justicia, bien por aceptada pragmáticamente, bien por definida inexactamente (¿por quién?), no resuelva todos los problemas de asignación de justicia de manera que todo el mundo entienda que la asignación es, efectivamente, justa. Vide, verbi gratia, mi entrada sobre la razón moral que va a juicio:

http://todoloqueseaverdad.blogspot.com/2009/05/la-razon-moral-juicio.html

Héctor Meda dijo...

Sierra,

No estoy en contra de lo que dice, sólo que estando de acuerdo en la imposibilidad de una respuesta a la pregunta también quiero anotar la inevitabilidad de su búsqueda.

Tal vez haga otro post aclaratorio ¡y pro-liberal!

Ferreira,

Estoy de acuerdo, es lo que defiendo en el post pero a partir de ahí cómo seguimos. Yo no lo sé.

klepsidra dijo...

Lo justo y la justicia ....debate que da para mucho.De todas las opciones que planteas me parece que como víctimas directas o colaterales buscamos que la aplicación de la justicia actúe" saldando simbolicamente" el daño causado, ( como mencionas en algunos casos es difícil).Estoy pensado en el grupo de nazis que escaparon después de la IIGm y residen como incognitos en Latinoamérica, ¿qué hay detrás del interés por su localización y captura?, evitar un riesgo social, reinsertar ( evidentemente no, llevan una vida social ejemplar, aunque sea para no ser notorios). Lo que se pretende juzgándolos es "saldar simbólicamente" el daño que causaron.

El otro día oía en la radio a la madre de Carlos Palomino, acababa de salir la sentencia para el agresor de su hijo, le condenaba a 20 años de cárcel, el periodista preguntó a la madre si laconsideraba justa, y ella respondió que sí, que nadie podría resarcirle de la pérdida de su hijo, pero consideraba que la sentencia era adecuada. ¿Creen que la madre pensaba en la reinserción del asesino de su hijo?. O más bien está detrás el concepto que vengo defendiendo, una especie de "ley de Talión a la civilizada".

Me viene a la cabeza otro ejemplo, desarrollada por el antropólogo, Juíán Lopez García, desarrolló un estudio sobre las violencias en Guatemala,del que ahora no tengo la referencia, resultaba que la justicia oficial entraba en choque frontal con el concepto de justicia de los pueblos indígenas mayas, esto hizo que los indigenas se tomaran la justicia por su mano y comenzó en el occidente del país una cadena de linchamientos indígenas a los que cometían delitos, ( del 2000 al 2006 hubo 500 linchamientos aproximadamente si no recuerdo mal)los indigenas consideraban que la justicia oficial y hegemónica llegaba tarde, nunca y mal.

Las organizaciones mayas proclamaban proclamaban a los cuat ro vientosque si se aplicara la justicia maya se evitarían estos linchamientos.¿ Cuáles eran los ejes vertebradores de la justicia indígena?:

1.-Primacía del criterio de resolver conflictos, convenir puntos medios, antes que solo declarar ganador y perdedor.
2.-La importancia concedida al concepto de "reparación" y "restitución", antes que al propio castigo.
3.-La CELERIDAD, al resolver. Porque para que haya justicia y creo que nadie lo mencionó debe haber celeridad en su aplicación.

Menudo rollo que me marqué, perdón.

Héctor Meda dijo...

Klepsidra7 la "chapa" es bienvenida. Precisamente en este post quería oír lo que dicen los demás y sí, tendemos a querer saldar las cuentas, creo, de hecho, que desde ahí nace nuestro instinto moral pero, como la madre de Palomino, en nuestro mundo natural de natural tales saldos no se equilibran enteramente. No es extraño en este sentido que las religiones siempre vendan una justicia sobre-natural sin las limitaciones contables de la nuestra.

José Luis Ferreira dijo...

C'omo seguimos?

Business as usual. Intentando aceptar los avances en las ciencias sociales y naturales para contradecirnos lo menos posible y para prever mejor las consecuencias de la justicia que tenemos.