sábado, 2 de mayo de 2009

Análisis de la economía austríaca

Existe una escuela de economía discordante con la hegemónica en base a que ésta en sus modelizaciones matemáticas no aprehende el carácter eminentemente dinámico de los mercados.

Esta escuela la han formado y la forman eminentes economistas: desde Menger hasta Huerta de Soto, pasando por Mises o Hayek.

Estamos hablando de la escuela austriaca de economía.

Uno de los graves defectos que constantemente se le imputan a esta escuela es su imposibilidad de ser falsada, de ser, en consecuencia, ejemplo de epistemología del Lado Oscuro.

No obstante tales críticas son similares a las que se le achacan a la biología evolutiva que Ernst Mayr en su libro Por qué es única la biología defiende brillantemente su porqué (pág. 45):

Debido a la naturaleza probabilística de la mayor parte de las generalizaciones en biología evolutiva, resulta imposible aplicar el método falsacionista de Popper para poner a prueba las teorías porque el caso particular de una aparente refutación de una determinada ley puede resultar nada más que una excepción, algo común en biología.

En efecto, ningún caso particular concreto puede falsarse no porque no existan proposiciones empíricas y por tanto no sea empírica la teoría sino porque no es posible acotar en un espaciotiempo determinado la validación de la susodicha proposición empírica y asegurar entonces que si en ese instante no sucede tal y tal entonces queda falsada la teoría.

Así, desde la biología evolutiva se dice que cualquier especie con un fenotipo no adaptado a su entorno acabará o bien modificándose o bien desapareciendo pero este es un hecho que acabará sucediendo tarde o temprano pero que no se da en todo momento por lo que no se puede falsar la idea si en un momento dado existe una especie no adaptada a su entorno.

Otro tanto pasa con las proposiciones económicas, con decir, por ejemplo, que un aumento de la masa monetaria implica un aumento de los precios de los productos. Esta sentencia se verificará a la larga pero no en todo momento; que un momento dado esto sea falso no falsa la teoría que la propone.

Se podría decir que tanto la teoría evolutiva como la económica son cualitativamente empíricas no cuantitativamente porque la complejidad de lo biológico, no digamos ya de lo económico, no permite aproximaciones sino estadísticas lo cual hace imposible una mensurabilidad determinista en donde la aparición de un determinado estado en el sistema sea algo que lo pueda falsar.

¿Cómo entonces se valida la falsedad de la teoría? Seguimos con Mayr (pág.48):

Constituye una de las más fundamentales diferencias entre la biología y las así llamadas ciencias exactas el hecho de que en biología las teorías se basan habitualmente en conceptos, mientras que en las ciencias físicas se basan en leyes naturales. Ejemplos de conceptos que llegaron a ser bases importantes de teorías en diversas ramas de la biología son el territorio, la selección de la hembra, la selección sexual, el recurso y el aislamiento geográfico. Y aunque, por medio de una reformulación apropiada, algunos de estos conceptos pueden expresarse en forma de leyes, son algo completamente diferente de las leyes naturales newtonianas.

Son estos conceptos emanados de la biología funcional (bioquímica, genética, etc) los que pueden ser falsados siendo la biología evolutiva, digamos, una emergencia de dichas ciencias. Lo que tiene de particular la economía austriaca es que dichos conceptos son descritos y definidos por la praxeología. Estos conceptos nos impiden una cuantificación precisa de las relaciones económicas pero a cambio nos permiten un entendimiento narrativo de los procesos económicos.

Mayr otra vez (pág.50):

La biología evolutiva es una ciencia histórica. No es posible hacer experimentos acerca de la extinción de los dinosaurios o del origen de la humanidad. Con el experimento no disponible para la investigación en materia de biología histórica, se ha introducido un notable y nuevo método heurístico, el de las narrativas históricas. Así como en buena parte de la formación de teorías el científico empieza con una conjetura y pone a prueba su validez de forma exhaustiva, del mismo modo en biología evolutiva el científico construye una narrativa histórica, la cual es posteriormente puesta a prueba en cuanto a su valor explicativo

Arnhart también es afín a esta comparación cuando afirma que

[Las] leyes económicas no hacen sino describir regularidades, siendo por su tanto su violación algo que no falsean su validez.

Mayr por última vez (pág. 122):

Estoy bastante de acuerdo con los filósofos que rechazan la legitimidad de referirse a las regularidades evolutivas como leyes, porque estas regularidades no se vinculan con lo básico de la materia como lo hacen las leyes de la física. Se hallan invariablemente restringidas en el espacio y el tiempo, y suelen tener numerosas excepciones. Por eso que el principio de falsación de Popper no puede usualmente aplicarse en biología evolutiva, porque las excepciones no falsean la validez general de la mayor parte de las regularidades.
(...) hay que preguntarse en qué deben basarse las teorías biológicas. En la actualidad, el enfoque ampliamente aceptado es que las teorías de la biología evolutiva se fundan en conceptos sobre los cuales basar teorías.

En definitiva, la escuela austriaca tiene un enfoque similar a la biología evolutiva y sus narrativas históricas.

Conceptos como selección, especiación, etc. vienen de la biología funcional explicables por la física y la química y los conceptos que usa la escuela austriaca vienen de su conceptuación formal de modo que las mismas razones que Mayr argüía para demostrar que resulta imposible aplicar el enfoque falsacionista de Popper a la biología evolutiva se pueden utilizar para vindicar la escuela austriaca lo cual no niega que sea posible y hasta preferible una austrianización de una corriente principal en absoluto anumerófoba pues habría que pensar en dicha economía como una economía evolutiva pudiendo ser la otro corriente como la economía funcional que en biología está reservado, siempre según Mayr, a la biología molecular, genética, etc. y que son las que aportan el modelo funcional del ente estudiado.

Tal molde, no obstante, sigue siendo por el momento la teoría de juegos que, a juicio de los austriacos, no aprehende el carácter eminentemente dinámico del orden espontáneo de la economía.

Mientras llega tal ansiada comunión, fusión u opa hostil, no resultará baladí escoger una escuela u otra, una epistemología u otra, ya que las conclusiones de ambas son (casi) diametralmente diferentes y todo ello a razón de que básicamente la ortodoxa escuela neoclásica encuentra numerosos fallos de mercado necesitados de ser parcheados por el Estado mientras que la segunda los ve como oportunidades empresariales innecesitadas de corrección estatal alguna.

Dichos fallos de mercado, al menos cuatro, y su correspondiente explicación de por qué no lo son, según la escuela austríaca, serían los siguientes:

1. Distribución asimétrica de la información sobre la calidad de un producto:

Esta se debe a que – paper de Huerta de Soto (pág.5)-:

Para los neoclásicos la información es algo objetivo que, al igual que las mercancías, se compra y vende en el mercado como resultado de una decisión maximizadora. Esta "información", almacenable en diferentes soportes, no es en forma alguna información en el sentido subjetivo de los austríacos: conocimiento práctico, relevante, subjetivamente interpretado, sabido y utilizado por el actor en el contexto de una acción concreta. Por eso los austríacos critican a Stiglitz y a otros teóricos neoclásicos de la información por no haber sido capaces de integrar su teoría sobre la información con la función empresarial, que siempre es su fuente generadora y protagonista, cosa que los economistas austríacos sí que han hecho. Además, para los austríacos, Stiglitz no termina de entender que la información es siempre subjetiva y que los mercados que denomina "imperfectos", más que generar "ineficiencias" (en el sentido neoclásico) dan pie a que surjan oportunidades potenciales de ganancia empresarial que tienden a ser descubiertas y aprovechadas por los empresarios en el proceso de coordinación empresarial que continuamente impulsan en el mercado

2. Poder de mercado por parte de algunos agentes (monopolios/oligopolios):

Rothbard consideraba que el monopolista nunca está libre de la competencia en un mercado en donde las barreras de entradas no estén coactivamente cerradas pero es que además cuando hay estados - el miedo a que el gobierno aplique la ley anti-monopolista hace que las empresas monopólicas no se excedan en sus precios.

3. Presencia de costes externos (v.gr: contaminación):

Los liberales austriacos dicen que dichos efectos externos se solucionan con una privatización absoluta, es decir, con una inteligente distribución de derechos de propiedad.

4. Bienes públicos (v.gr: seguridad):

A decir verdad es más que posible que el concepto de bien público carezca de consistencia científica porque la cantidad óptima de bienes sólo puede determinarla los individuos eligiendo en el contexto de un mercado libre de acuerdo con sus valoraciones subjetivas.

De hecho la existencia de un monopolio de la seguridad no surge a razón de que no sea posible la existencia de competitiva de señoríos de la guerra sino porque, en mi opinión, lisa y llanamente no es una solución sostenible.

Termino esta anotación señalando que no necesariamente todas las contrarréplicas de los austriacos tienen que ser válidas bien porque algunas respuestas pudieran ser simplistas o reduccionistas (a mi juicio esto sucede claramente con su concepción de la ecología) bien porque incluso su argumentación estrictamente verbal puede generar contradicciones que no serían tales a la luz de un lenguaje matemático más potente pero en estos tiempos tan ávidos de socialismo tal vez sea bueno tener conocimiento de otra perspectiva diferente a la monomaníaca propaganda anticapitalista so pena de creernos, otra vez, que los políticos nos salvarán de lo que irónica y tristemente han creado ellos.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Comparto lo que dices. Los acciomas económicos apriori de la escuela austriaca tienen a su vez alto contenido empirico.

José Luis Ferreira dijo...

Héctor:

Me parece que ya hemos pasado por esto. Como sabes, el liberalismo me parece un muy buen punto de partida para toda discusión económica, política, social,..., pero las escuelas de pensamiento no me convencen.

Te repito, un poco editado, lo que te comenté en la otra entrada sobre Hayek.

Sobre los fallos de mercado:

Monopolio:

Dices que no existen en términos absolutos. Puede ser perfectamente cierto. Pero no hace falta eso, sin llegar a tener un dominio absoluto de su parte del mercado, podrán tener un dominio parcial con gran perjuicio para los consumidores y demás empresas.

Efectos externos. Contaminación:

Hay que privatizar los derechos a contaminar (para eso no hace falta la escuela austriaca). Eso es fácil para las emisiones de gases, p.e. ¿Cómo privatizas el derecho a ensuciar un parque? ¿O el derecho a alterar la fachada de un edificio histórico?

Bienes públicos:

Dices: "La cantidad óptima de bienes sólo puede determinarla los individuos eligiendo en el contexto de un mercado libre de acuerdo con sus valoraciones subjetivas."

Hay pocos bienes públicos puros, pero hay muchos bienes públicos no tan puros y su provisión óptima no se puede determinar, en general, eligiendo privadamente. Es posible hacer algo aproximado al óptimo para bienes públicos locales si votar con los pies es barato (me voy de una ciudad a otra donde se atiende en el nivel que yo quiero la dotación de parques) o si es posible restringir el acceso a su disfrute (a un campo de fútbol, por ejemplo). Pero, en los demás casos, no será posible y habrá que tomar decisiones políticas y diseñar mecanismos distintos del mercado.

Información asimétrica:

Considera este ejemplo. Si los individuos son aversos al riesgo (quieren asegurarse frente a situaciones de incertidumbre pagando una prima de riesgo actuarialmente justa –el precio de la póliza en competencia perfecta) querrán un mundo en el que haya un seguro médico (privado o público). Pongamos que los individuos no conocen, de momento, su grupo de riesgo y que las compañías de seguros sí pueden saberlo (haciendo una prueba médica, por ejemplo). En ese caso, las compañías médicas preferirán hacer la prueba y cobrar a los individuos según su grupo de riesgo (por miedo a quedarse con los de alto riesgo si solo ofrecen una póliza para todos).

Pero los individuos, antes de hacerse la prueba, preferirán que esa no sea una variable para el cálculo del precio de su póliza, porque querrán asegurarse también frente a la eventualidad de estar en un grupo o en otro. En otras palabras, los incentivos de las empresas (que querrán hacer lo que las otras hacen, para no quedarse con los malos clientes) llevan a una situación ineficiente. Y no es fácil que haya incentivos privados para evitar esta ineficiencia. Podríamos imaginar una empresa que asegure a todo el que quiera a un precio medio si consigue garantizarse que ni el cliente ni otras empresas tienen ya información sobre su grupo de riesgo. Esto es difícil y puede depender de la tecnología disponible en cada momento. Una regulación gubernamental puede resolver el problema muy rápidamente y sin conculcar ninguna libertad individual, esperar a que lo haga el mercado puede llevar demasiado tiempo.

Eduardo dijo...

Vamos a ver, la crítica que han hecho en Lesswrong no es simplemente que la praxeología incumpla el criterio de Popper, sino que en realidad incumple todos los criterios de la epistemología corrientemente considerada "científica". Esto es así porque los praxeólogos emplean un enfoque trascendental y a priori que es rechazado por todos los demás epistemólogos. Es demencial. Lo que se reprocha a los praxeólogos es que ignoren, no sólo las matematicas o la historia, sino la economía experimental, la neuroeconomía, la teoría evolucionista de juegos, etcétera, es decir, las disciplinas empíricas de la economía. Estas disciplinas también afectan a la economía "mainstream" neoclásica, por supuesto, pero la economía austríaca es particularmente impermeable a las críticas por los mecanismos de cierre dogmáticos de la praxeología.

Por eso el argumento de Mayr es completamente inservible en este caso: la biología evolucionista no es dogmática, no se basa en axiomas "a priori", no es trascendental. Si lo fuera, estaría expuesta exactamente a la misma crítica que la praxeología. De todos modos, la biología evolucionista formula "narrativas" que pueden ser verdaderas o falsas, así que ni siquiera estoy muy seguro de que incumpla el criterio de Popper, como dice Mayr.

Por otra parte el problema es incluso más profundo, como ha dejado caer José Luis Ferreria: una "escuela" no puede ser una ciencia. Puede orientar, o no, hasta alcanzar resultados científicos, pero en sí misma no es ciencia. La praxeología es teología dogmática.

Héctor Meda dijo...

flavio g,

Aunque tengan contenido empírico creo que debieran tenerlo más y es que la epistemología de los austriacos no siendo idéntica a la de la teología dogmática -¡menudo argumento ad hominem!- sí creo que tiene que perfilarse mejor.

José Luis,

Sí, ya hemos pasado por esto pero creo que en su momento también te respondí, no obstante no quería presentar este post como una colección de verdades demostrados que no admiten crítica sino dar a conocer un pensamiento económico diferente -por lo que se trataba de ser fiel a lo que ellos dicen, no a lo que es verdad- y de paso analizar una epistemología singular y las similitudes que tiene con otras ciencias.

En ese sentido no estoy en pleno desacuerdo con tu comentario a excepción de un punto:

La existencia de escuelas de pensamiento.

Y estoy en desacuerdo porque sólo se puede decir que en un mundo ideal no existirían pero realmente las hay y las hay en todas partes, las hay en economía porque se parten de epistemologías distintas, las hay en política porque se hacen uso de escuelas económicas distintas así como la política no es todavía una ciencia exacta pero incluso escuelas hay en biología evolutiva entre gradualistas y saltacionistas, entre individualistas y grupales (me refiero a quien le afecta la selección) y en otras ciencias como la física donde las diferentes interpretaciones de la cuántica hacen una escuela u otra o donde los supercuerdistas no son bien vistos por gente como Smolin y un largo etcétera.

Y no pasa nada porque al final ciencia será lo que dé resultados no lo que unos digan que es ciencia.

Como ya te dije en su momento, yo no comparto todo lo que dicen los austriacos pero tampoco comparto todas tus ideas -al menos tal y como las plasmas aquí- así que brevemente te las discuto.

- El que exista un monopolio no es el quid sino si su existencia perdurará a lo largo del tiempo.

- Parques y edificios históricos serán contaminados en la medida en que no sean bienes privatizados lo cuál no implica que esté a favor de su privatización.

- Con los bienes públicos no sabemos si surgirá una institución que los provea o estos necesitan siempre del concurso de la coacción.

- No me queda muy claro el ejemplo de la asimetría de información, ¿cuál es el problema de que alguien pague por pertenecer a un grupo de riesgo si realmente pertenece a este? A mi me parece justo.

Pero es que, además, es no es el quid sino si la actividad empresarial puede o no puede subsanar ese problema de desinformación.

Eduardo,

Respecto a que en ciencia no existen escuelas, te remito a lo respondido a José:

En la ciencia REAL sí las hay.

Ahí tienes en física a los supercuerdistas frente a los proponentes de la teoría cuántica de la gravedad como Smolinn (y en estos hay diferencias epistemológicas incluso), en biología tienes a los saltacionistas frente a los gradualistas, en cosmología etc...

En cuanto al resto, lo que tú llamas enfoque trascendental no son más que conceptos emanados de una praxeología, conceptos que en biología y hablamos de reproducción, especiación, etc son igual de empíricos.

Con tales conceptos Mayr reconstruye narrativas históricas no falsables -según sus propias palabras- para, por ejemplo, estudiar la desaparición de los dinosaurios o Mises lo hace para estudiar el crack del 29

Si hacemos uso del concepto de programa de investigación de Lakatos: [que] es (...) un conjunto de reglas metodológicas, heurístico positivas unas y heurístico negativas otras, que nos definen cuales son los senderos a seguir y cuales los problemas a evitar para la elaboración de nuevas teorías.

De esta forma, en un programa de investigación se pueden distinguir dos elementos principales: un núcleo, elemento característico del programa especificado por la heurística negativa, e irrefutable por decisión metodológica de sus protagonistas, y un cinturón protector en el que se desarrolla una serie de hipótesis auxiliares y se realizan las adaptaciones precisas. Es este cinturón protector de hipótesis auxiliares quien tiene que resistir el peso de las contrastaciones e irse ajustando y reajustando, o incluso ser sustituido por completo, para defender el núcleo que de ese modo se hace más sólido. Un programa de investigación tiene éxito si todo esto lleva a un cambio de programas progresivo; no tiene éxito si lleva a un cambio de problemas degenerativo.
.

Por lo que según Lakatos tal enfoque no es tan raro. Claro que Lakatos no es dios (yo tampoco estoy muy de acuerdo con sus ideas) pero al ser un filósofo de la ciencia niega de raíz tu afirmación de que la austrioeconomía incumple todos los criterios de la epistemología corrientemente considerada "científica".

Y confieso que a mi tampoco me entusiasma la epistemología austriaca pero la comparación con la teología me parece amarillista como creo que, sino yo, Mayr o Lakatos lo demuestran.

Eduardo dijo...

Los "supercuerdistas" no son una escuela. Emplean en principio la misma metodología que los demás físicos. Si la teoría de cuerdas es una hipótesis realmente científica, tendrán que demostrarlo. No es "a priori" que sea cierto, si es cierto ya se verá. Me parece increíble que estemos discutiendo esto a estas alturas.

Así que que no, no es lo mismo: porque los axiomas de la "acción humana" no pueden ser falsos. La biología evolucionista, en cambio, construye narrativas que pueden ser o no verdaderas, puesto que existen métodos de verificación. Por ejemplo, si el Homo Heidelbergensis pertenece o no al linaje del sapiens es una cuestión empírica, no es un tema "trascendental". Lakatos se equivoca: la ciencia no se basa en "decisiones metodológicas" sino en verdades empíricas. Que el material de la herencia se encuentra en los cromosomas de las células no es una "decisión metodológica", es una verdad empírica. Las presuntas "verdades a priori" de la acción humana serán decisiones metodológicas de Von Mises y sus seguidores, pero no tienen por qué ser verdaderas.

La praxeología se basa en verdades "a priori", algo que es intolerable para una epistemología científica. Es así de simple. Si los praxeológos no lo admiten, y prefieren ser como los teólogos dogmáticos, peor para ellos. De amarillismo nada. Y las opiniones de Mayr aquí no vienen al caso, no sé por qué insistes en esto. Además, Mayr no dice que la biología evolucionista sea "trascendental", que es lo que afirma Von Mises de la praxeología.

Héctor Meda dijo...

Eduardo,

Fíjate lo que dice Smolin de los supercuerdistas:

1. Tremmenda autosuficiencia y conciencia de pertenecer a una élite.

2. Comunidades monolíticas con gran uniformidad de opiniones sobre cuestiones abiertas, generalmente impuestas por los que constituyen la jerarquía de la comunidad.

3. Sentido de identificación con el grupo parecido a la pertenencia de una comunidad religiosa o partido político.

4. Sentido de frontera entre el grupo y otros expertos.

5. Gran desinterés por las ideas y personas que no son del grupo.

6. Una confianza excesiva en interpretar positivamente los resultados e incluso aceptarlos exclusivamente porque son creídos por la mayoría.

7. Una falta de percepción del riesgo que conlleva una nueva teoría
.
.

Y vamos otro tanto te hago citando a Gould su opinión de los gradualistas, a Margulis, a los cosmólogos, etc.

En cuanto a que los axiomas de la acción humana no pueden ser falsos, no lo serán en la misma medida en que no lo son las premisas metalógicas, ahora bien, ¿y?: como ya te he dicho, citando a Lakatos, no es nada extravagante que exista un núcleo duro irrefutable dentro de un programa de investigación.

Que el Homo Heidelbergensis es una cuestión empírica desarrollada de forma narrativa y que en economía -como he dicho en el post- no tendría su anólogo en un axioma sino en la afirmación de, por ejemplo, que un aumento de la masa monetaria implica un aumento de los precios de los productos.

Lo que sería análogo a un axioma de la acción humana sería por ejemplo el concepto de especie.

Mayr no dirá que existen verdades trascendentales sino conceptos emanados de la biología funcional que, en el caso de la economía, vienen de una praxeología -que bien pudiera sustituirse por otro paradigma funcional.

En cuanto a las confusiones de Lakatos entre decisiones metodológicas y verdades empíricas ese no es el quid sino si un programa de investigación puede o no tener un núcleo duro infalsable y si el creerlo es hacer teología.

Yo no lo tengo claro pero el afirmarlo no es hacer teología.

Eduardo dijo...

Cómo va a ser análogo el concepto de "especie" en biología a los axiomas de la acción humana. Esto es lo que me faltaba por leer. No digo ya Mayr, pero ¿tú has leído a Darwin? "Especie" es un concepto bastante difuso, y completamente empírico. Lo que se considera "especie" varía históricamente en función de cómo evolucionan los nuevos criterios científicos a medida que acumulamos información empírica. "Especie" no es una idea trascendental. Darwin no define nunca qué es "especie" por ejemplo, y los criterios modernos también son muy negocibales, todo lo contrario de los axiomas de la acción humana. No has podido escoger un ejemplo peor.

Héctor Meda dijo...

En primer lugar, yo no he dicho que un concepto biológico sea lo mismo que un axioma de la acción humana sino que en las distintas epistemologías tienen el mismo papel. A eso me refería con la analogía.

De hecho, si lees lo que yo he escrito en el post me muestro favorable a cambiar el paradigma funcional de la economía austriaca, es decir, a que el papel del concepto devenga de una estructura funcional más matemática y por tanto cuantitativamente mesurable que la praxeología.

El problema radica en que dicho estructura en la economías ortodoxa es la teoría de juegos que los austriacos juzgan insuficientemente dinámica.

Dicho esto, ya que te gusta tanto cuestionar lecturas, te propongo para responer al tema de la especie la definción de Mayr (a ver si el que no lo has leído eres tú):

pág.122:
El enfoque ampliamente aceptado es que las teorías de la biología evolutiva se fundan en conceptos(...) Voy a mencionar tan sólo conceptos tales como selección natural, lucha por la vida, competición, biopoblación, adaptación, éxito reproductivo, selección de la hembra(...)
El propio Darwin no había caido realmente en la cuenta de esta diferencia
.

Si a ti tales conceptos (lucha por la vida, competición) te parecen empíricos...

Pero sigo.

pág.222:Defino la especie biológica (CBE) como "grupos de poblaciones naturales que se reproducen en forma cruzada y se hallan reproductivamente (geneticamente) aisladas de otros grupos semejantes".

Ahí tienes la definición. Por cierto definida "praxeológicamente", es decir, a golpe de verbo.

Pero sigo.

De hecho por si dudabas que es un concepto o que este es negociable, Mayr se preocupa de distinguir la diferencia entre su concepto de especie y la del resto y cómo sólo el suyo es el verdadero.

pág.223:Es muy importante entender lo que la palabra concepto significa cuando se la combina con la palabra especie. El CBE así definido, desempeña un papel concreto en la naturaleza y difiere en este respecto de todos esos otros así llamados conceptos de especie que no son más que instrucciones (...) acerca de cómo delimitar taxones específicos.

Y siguen unas cuantas páginas demostrando por qué el concepto de especie no es negociable sino que es lo que él define que es.

Además, insisto, -y es por lo que no me asusta la praxeología- existen dos dimensiones en las teorías científicas:

En la dimensión imaginativa, la gravitación de Newton es una visión del mundo como un espacio euclídeo vacío, poblado de partículas que se ejercen fuerzas a distancia. Pero desde un punto de vista pragmático (es decir, en la dimensión operativa) la gravitación de Newton es un procedimiento para calcular las trayectorias de los planetas, el movimiento de los engranajes o el resultado de los choques.

Sólo esta dimensión operativa está sujeta a verificación (o mejor, dicho, a falsación). Sin embargo, podría haber otras teorías, totalmente diferentes en la dimensión imaginativa, que dieran predicciones indistinguibles. En estas condiciones, el científico opta por la teoría que le resulta preferible por criterios de simplicidad o belleza, o por simple conservadurismo (¿por qué adoptar una teoría que no aporta nada nuevo en la práctica?)
.

Héctor Meda dijo...

Y claro, se me olvidó añadir que la dimensión operativa de la escuela austriaca que es mediante narrativas históricas a razón de ser una cienca histórica es idéntico al de la biología evolutiva.

Eduardo dijo...

se me olvidó añadir que la dimensión operativa de la escuela austriaca que es mediante narrativas históricas a razón de ser una cienca histórica es idéntico al de la biología evolutiva.No hombre no. Esto es mucho más simple. La biología evolutiva es una ciencia, funciona con conceptos permanentemente negociables a nivel empírico. La praxeología, por el contrario, es metafísica, "teología dogmática", funciona con conceptos "a priori" que siempre son verdaderos. Si las "narrativas históricas" de la biología resultan ser incorrectas, como la idea de que el Heidelbergensis es un antecesor del Sapiens, pues se descarta. Si las "narrativas históricas" de la praxeología resultan ser incorrectas, nunca se descartan, porque tratan de conceptos a priori. Aqui Mayr (ni Lakatos siqueira) no vienen al caso. Apenas se puede encontrar un "paradigma" más extraño a la praxeologia que el evolucionismo.

Es aberrante que compares la biología evolucionista -que todo el mundo considera el paradigma científico a excepción de los creacionistas, con la praxeología, que es una escuela totalmente marginal y anecdótica.

me muestro favorable a cambiar el paradigma funcional de la economía austriaca, es decir, a que el papel del concepto devenga de una estructura funcional más matemática y por tanto cuantitativamente mesurable que la praxeologíaEs decir, que te muestras favorable a que la praxeologia deje de ser praxeológica. Porque la madre del cordero es que la praxeología no puede resistir que "devenga más funcional" haciéndose más matemática o más empírica. Si se hace más empírica, deja de ser trascendental, deja de ser praxeológica. Si se hace más cuantitativa, deja de ser exclusivamente cualitativa, deja de ser praxeológica.

Carlos Suchowolski dijo...

Como últimamente (lo habrás percibido) sólo entresaco algo de aquello cuya incongruencia encuentro relevante para destacarla. Esta vez:

"- El que exista un monopolio no es el quid sino si su existencia perdurará a lo largo del tiempo."

En estas afirmaciones creo que reflejas el carácter especulativo y retórico de muchas de tus afirmaciones (que das por "absolutas" mientras sostienes lo contrario). Pero prefiero no polemizar y proponer el aserto equivalente sólo que basado en mi enfoque:

- el quid sobre el monopolio es qué lo ha hecho nacer y crecer, y por qué en lugar de ser contenido o pretender que lo sea (el liberalismo en general lleva muchos años comprendiendo a medias su mecánica a la vez que sugiriendo "absolutamente", sin conseguir nada, que podría ser marginado, contenido o anulado (según la escuela) y por la socialdemocracia, sugiriendo que sea "utilizado" en favor del progreso, etc. Lo que no se hace es explicar que sea consustancial con la sociedad compleja.

Etc.
Un saludo.

Héctor Meda dijo...

Eduardo,

Insisto: las narrativas económicas pueden ser incorrectas de igual modo que las narrativas biológicas.

Lo que en economía austriaca es apriorista es la definición de conceptos que sólo admite refutaciones verbales, no empíricas.

Son dos aspectos diferentes: las narrativas y los conceptos.

Las primeras no tienen por qué ser falsables pero sí descartables independientemente de que se utilicen conceptos aprioristas para construirlas.

Lo que me extraña es que me digas que lo que dice Mayr no tiene nada que ver con lo que proponen los austrioeconomistas porque precisamente lo que caracteriza a Mayr es su anumerofobia y por extensión su fobia a la teoría de juegos -que considera trivial en sus resultados.

Cito, pág.34:
En la década de 1950 me resultó claro que cualquier enfoque de una filosofía de la biología basado fundamentalmente en la lógica y la matemática más que en los conceptos específicos y peculiares de la biología resultaría insatisfactorio.

Y esta idea resume la premisa que recorre todo su filosofar sobre la ciencia ¡¿cómo no comparar esto con el rechazo a las matemáticas de los austriacos?!

De hecho Mayr es un anti-reduccionista que polemiza, incluso, en el libro citado con la Consiliencia de Wilson; en definitiva es alguien que cree que los conceptos biológicos no son reducibles a la física y a la química.

Pág.106:El marco conceptual de las teorías biológicas es tan absolutamente diferente del de las ciencias físicas que casi nunca existe una posbilidad de traducir un término biológico a otro de la física o la química.

Repasando los glosarios e los libros de diversas ramas de la biología se tropieza con cientos, si no miles, de esos términos biológicos intraducibles, como por ejemplo, territorio, especiación, selección de hembra, efecto fundador, impronta, inversión parental, meiosis, competición, cortejo, y lucha por la existencia, para dar sólo algunos
.

Pero insisto, poco me importa de donde provengan los conceptos biológicos -según Mayr, no de las ciencias físicas, químicas o matemáticas- sino que en ambos casos la dimensión operativa de las teorías que es lo que se verifica tienen el mismo enfonque antifalsacionista, a saber: el de las narrativas.

Y en cuanto a la falsación: en el caso de la economía austriaca, siempre según Zanotti que sigue a Lakatos, provendría de ciertas hipótesis ad hoc como la empresarialidad, etc.

Ahora bien, en cuanto a que me muestro favorable a que la praxeología deje de ser praxeología, es obvio que sí.

La cuestión es que mientras no aparezca, digamos, una dimensión imaginativa más matemática (porque éste es un lenguaje más potente por lo que no cae en antinomias), esta sigue sirviendo, como se puede comprobar al contemplar su dimensión operativa.

El quid, en definitiva, es que tan imaginativa es la praxeología como la teoría de juegos sólo que ésta, a diferencia de aquella, permite que en la dimensión operativa haya proposiciones cuantitativamente mesurables y que esto no sea condición sine qua non de un paradigma funcional es el por qué de la comparación de la austrioeconomía y sus narrativas con la biología evolutiva y sus narrativas habidas en la dimensión operativa de ambas.

Carlos,

Lo que yo he dicho del monopolio difícilmente puede ser parte de mi idiosincracia retórica -te has pasado de frenada :-P - cuando es algo que forma parte de las ideas de los austriacos y que yo simplemente me he limitado a reproducir tal cual.

Por otro lado, no sé qué exactamente criticas porque lo que yo digo, más bien los austriacos, es simplemente que lo relevante respecto al monopolio es averigüar si va subisistir eternamente o no y lo que dicen estos es que cuando no hay barreras de entrada coactivamente impuestas en el mercado al monopolio le pasará como las especies no aptas que podrán existir en un momento dado pero a la larga desaperecerán.

No creo que haya nada retórico, ni absolutista, ni etc., en lo que he dicho; es simplemente una proposición económica más.

Y en cuanto al carácter especulativo y retórico de mis anotaciones ¡por supuesto que lo hay! :-O

Es lo primero que busco porque yo prefiero antes a un Borges que el filosofucho -no va por ti, ni por nadie en concreto- con ínfulas de omnisciente.

Vamos, si dudas de esto es que todavía no has leído mi blog como dios manda :-(

Ahora bien, lo que pasa es que justamente en este post simplemente me he limitado a glosar lo que dice una escuela de pensamiento económico de la forma más objetiva e imparcial posible.

Sobre todo en la segunda parte que es de la que tú citas el comentario.

Carlos Suchowolski dijo...

No hay proposición económica alguna sino una "hipótesis fantástica" del estilo de las de Rodari ("¿Qué pasaría si los elefantes volaran...?" -sic-). Y no hay "forma más objetiva e imparcial posible" cuando no hay crítica, puesta en cuestión, sino, simplemente, "reproducción simple", en cuyo caso, hay "connivencia", "otorgamiento"... incluso si "en otras partes" se dice "otra cosa".
Es una cuestión de método y la idea es evitar la pura especulación o que se rellenen los conceptos con lo que más convenga al "lector", sino con lo que el "escritor" quiera real y claramente decir.

Héctor Meda dijo...

Mira Carlos dije:

El que exista un monopolio no es el quid sino si su existencia perdurará a lo largo del tiempo, y a eso lo he llamado una proposición económica y tú una hipótesis fantástica.

Vale.

Ahora te repito la frase con una sóla palabra cambiada:

El que exista una especie no adaptada al entorno no es el quid sino si su existencia perdurará a lo largo del tiempo, y a eso lo considero una proposición biológica típicamente darwinista y tú, imagino, lo llamarás una hipótesis fantástica.

¿Te das cuenta del absurdo?

Y en cuanto al otorgamiento o connivencia, estás, una vez más, en algo que me produce dentera y es el análisis sicologista del autor, no lógico del texto y para colmo en un caso en el que las intenciones del autor han sido claramente explicitadas, en concreto en el último párrafo.

Lo repito: simplemente expongo, tal que un periodista, lo que una escuela económica pretende decir (sobre todo en la segunda parte) pero de hecho, he colado de una forma nada implícita aunque brevemente críticas a la misma en el último párrafo.

Saludos ;-)

Eduardo dijo...

Ahora bien, en cuanto a que me muestro favorable a que la praxeología deje de ser praxeología, es obvio que sí.Pues para ese viaje no hacían falta alforjas. Se le da la razón al comentario de lesswrong desde el principio y asunto zanjado.

Mayr y los praxeólogos se parecen en que rechazan el análisis cuantitativo, de acuerdo. Aún así dudo mucho que Mayr aprobase el brutal trascendentalismo de los praxeologos. Y en cualquier caso, la opinión de Mayr no es nada canónica ni sirve para resolver el fondo del asunto.

Otro problema es que en la axiomática austriaca no cabe distinguir nítidamente entre "conceptos" y "narrativas", como en la teoría biológica de la evolución. Los axiomas praxeólogos son narrativas a cerca de como se comportan trascendentalmente los seres humanos, y este conjunto de relatos lleva años siendo discutidos por los economistas experimentales y comportomantales.

Héctor Meda dijo...

Veo que una vez más no me he hecho entender.

A través de los modelos -que casi siempre son estructuras matemáticas (como la geometría de Riemann en la teoría de la relatividad) pero que también pueden ser estructuras lógico verbales como pasa en la austrioeconomía- se consigue que de la dimensión imaginativa emerga una operativa, esta sí, empíricamente verificable.

Por lo tanto, la efabilidad de la dimensión operativa vendrá determinada por la estructura funcional de la teoría y es ahí, donde recuerdo que la efabilidad de cualquier discurso verbal está limitada y que sería preferible escoger una estructura más potente pero no es cierto que para ese viaje no hacían falta alforjas, puesto que en el último párrafo del post ya advierto que una argumentación estrictamente verbal puede generar contradicciones que no serían tales a la luz de un lenguaje matemático más potente.

Este aserto queda más claro si se va al post enlazado (este) en donde muestro la idea kantiana de que la razón pura produce antinomias bajo la luz de la jerarquía de lenguajes de Chomsky en un post que tiene como moraleja mostrar las limitaciones descriptivas del lenjuaje verbal frente al que es el más potente, esto es, el matemático.

En definitiva, no niego la validez epistémica de la argumentación estrictamente verbal y por extensión de la praxeología (como sí se hace, aún sin saber por qué, en el comentario de lesswrong) sino su capacidad o potencia descriptiva, en suma, su, digamos, potencia epistémica pero ese es otro asunto que aún así está perfectamente señalado desde el principio de la discusión, en concreto en el último párrafo del post.

Quede claro, pues, que lo que yo digo y lo que se dice en lesswrong son cosas diferentes. El paso dado en este último caso sigo sin verlo mientras que el mío está argumentado claramente para el que lo quiera leer.

Al fin y al cabo si una teorización estrictamente verbal es siempre hacer teología dogmática en el sentido de que no es epistemológicamente válido teorizar así entonces es teología dogmática una cantidad enorme de filosofías.

Sin ir más lejos, el materialismo filosófico de Gustavo Bueno.