sábado, 11 de abril de 2009

Antinomias

El monarca decidió que él podía hacer –y haría- que la gente dijese la verdad. El podía obligarlos a practicar la veracidad.

Se entraba a su ciudad por un puente. Sobre éste hizo construir un patíbulo. Cuando al amanecer del día siguiente fueron abiertas las puertas, el Capitán de la Guardia se encontraba apostado allí con un escuadrón de tropas, para examinar a todo el que entraba.

Fue hecho este anuncio: "Todos serán interrogados. Si dicen la verdad, se les permitirá entrar. Si mienten serán colgados."

Nasrudín se adelantó

-¿A dónde va usted?

-Yo -dijo Nasrudin lentamente- voy camino de ser colgado.

- ¡No le creemos! - le contestaron

- Muy bien, si he mentido, ¡cuélguenme!

- Pero si lo colgamos por haber mentido, habremos hecho que usted dijo sea cierto

- Así es: ahora saben lo que es la verdad...¡SU verdad!


Cómo Nasrudín creó la verdad, en Las hazañas del incomparable mulá Nasrudin

Uno de los grandes hallazgos de Kant es su idea de las antinomias que demostraba, con consecuencias letales para la metafísica, que cuando la razón rebasa la experiencia posible, a menudo cae en (...) perspectivas igualmente racionales pero contradictorias

Por lo tanto, en realidad, al llegar a una paradoja en una argumentación verbal -si dicha argumentación no es falaz- no demostramos nada salvo que el lenguaje es insuficientemente efable como para manejar los conceptos inmersos en la susodicha argumentación.

Esto se ve aún más claramente en la jerarquía de lenguajes realizadas por Chomsky en donde una lenguaje es inferior a otro cuando el primero puede llegar a contradicciones con ciertas gramáticas que expresadas en el segundo lenguaje no se dan.

Es evidente que, como demostró Gödel, la lógica simple de Aristóteles es un lenguaje menos potente que las matemáticas por lo que es más que posible que una argumentación retórica cuando se aviene a cumplir meramente la lógica bivalente se encontrará con contradicciones que no son tales para las matemáticas.

Una muestra de ello lo encontramos en las paradojas de Zenón que vienen a demostrar que es imposible recorrer distancias infinitas en tiempo finito, paradojas que Newton borró de un plumazo con su cálculo matemático que demostró que, por contraintuitivo que parezca, dicho hecho sí es posible.

¿Conclusiones? Te las dejo como deberes pero a bote pronto se me ocurren dos:

1) Tal vez parte de la metafísica -de la que ya he hecho una revindicación- no esté acabada sino emigrada. Del reino de Humpty Dumpty (Cuando yo uso una palabra -insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso- quiere decir lo que yo quiero que diga..., ni más ni menos) al de Pitágoras, de hecho, no es una hipótesis, es un realidad en cuestiones cosmológicas -tal como previó Kant- ya que hoy día poco se puede averiguar sobre el origen del universo sin hacer uso de abstrusas geometrías tetradimensionales.

2) Tal vez el mero palabreo no es suficientemente válido para la argumentación científica pues puede atascarse fácilmente, puede alcanzar paradojas o contradicciones que no lo serían a la luz de un lenguaje más potente, se necesita algo más como medida de apoyo: bien la formalización matemática, bien la evidencia empírica.

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