Perdidos en cuándo estoicismo
15. Conozco tus hechos, que no eres ni frío ni caliente. Quisiera que fueras frío o, si no, caliente. 16 Así, por cuanto eres tibio, y ni caliente ni frío, voy a vomitarte de mi boca. 1 Revelación 3:1-22 En el penúltimo capítulo de Perdidos que vi el otro día, se nos presentó a un inválido Locke deambulando de un trabajo a otro en busca de uno que lo realizase como persona aunque, o precisamente porque, no fuera apto para una indiscapacidad como la suya a la que se mostraba tercamente ciego. Mediado el capítulo, su asistente laboral le conminaría a que aceptase su triste minusvalía poniéndose ella misma, ya que estaba en tratamiento de quimioterapia, como ejemplo de lo beneficioso que a la larga resultaba siempre tal proceder de honestidad con uno mismo. En casa, su pareja interpretará la misma escena. Le dirá, al verle teclear el teléfono de un neurocirujano, que debe aceptar su invalidez justo como ella ya lo ha aceptado y que debe seguir para adelante junto con ella ya que justo ...