A propósito de estos días en los que la Wikipedia ha llegado a acumular hasta 7,5 millones de dolares en donaciones, no han faltado socialistas, como Ibarra o Nacho Escolar, que han querido entender el éxito de Wikipedia -inconcebible, impagable, increíble, posiblemente el más útil de la década- como un tanto contra el capitalismo, el liberalismo y todas las doctrinas políticas que -atención: hombre de paja- promocionan el egoísmo como argamasa de lo social y el dinero como única motivación del personal.
Irónicamente: Jimmy Wales, cofundador de la Wikipedia, es un declarado objetivista, vamos, un liberal pero encima de los radicales.
Lógicamente han resultado erróneas las vindicaciones socialistas y han parecido ridículas y me han provocado verguenza ajena y sobre todo hay que decir que han nacido porque se malentiende una y otra vez el por qué sí capitalismo y el por qué no planificación política y sí, se ha dicho por activa y por pasiva, y sí, se vuelve a repetir en la blogosfera, y claro que resultará en balde lo que vaya a decir ahora pero quiero tener el gusto de no callarme: el capitalismo no es un orden económico eficiente porque nos deje al albur de nuestro egoísmo sino porque no nos deja al dictado de una gerencia sea buenista o no, sea política o angelical, que por su proceder arriba-abajo será siempre computacionalmente ineficiente.
Liberados de toda atadura política no somos egoístas, no somos esa plana descripción sino una poliédrica potencialidad de acciones que sólo se puede acotar genéricamente con el concepto de naturaleza humana y a veces también con la ley en la mano. Somos humanos y, cuando nos dejan sólos, somos más naturalmente humanos y con esto último quiero decir que el liberal en el momento que defiende que el principio de decisión sea, en la medida de lo sostenible, monopolio del individuo y se encuentra con el escepticismo del político enemigo, cuando no su queja de cuan insocial lo defendido; se siente igual de pasmado que aquel que en un hipotética sociedad donde los matrimonios fueran siempre concertados y defendiera entonces la libre voluntariedad de los mismos -por razones de eficiencia electiva pero también por razones de decencia ética-, fuera refutado cuando no repudiado con la lúcida objeción de que en tales casos no existirían los emparejamientos.
Irónicamente: Jimmy Wales, cofundador de la Wikipedia, es un declarado objetivista, vamos, un liberal pero encima de los radicales.
Lógicamente han resultado erróneas las vindicaciones socialistas y han parecido ridículas y me han provocado verguenza ajena y sobre todo hay que decir que han nacido porque se malentiende una y otra vez el por qué sí capitalismo y el por qué no planificación política y sí, se ha dicho por activa y por pasiva, y sí, se vuelve a repetir en la blogosfera, y claro que resultará en balde lo que vaya a decir ahora pero quiero tener el gusto de no callarme: el capitalismo no es un orden económico eficiente porque nos deje al albur de nuestro egoísmo sino porque no nos deja al dictado de una gerencia sea buenista o no, sea política o angelical, que por su proceder arriba-abajo será siempre computacionalmente ineficiente.
Liberados de toda atadura política no somos egoístas, no somos esa plana descripción sino una poliédrica potencialidad de acciones que sólo se puede acotar genéricamente con el concepto de naturaleza humana y a veces también con la ley en la mano. Somos humanos y, cuando nos dejan sólos, somos más naturalmente humanos y con esto último quiero decir que el liberal en el momento que defiende que el principio de decisión sea, en la medida de lo sostenible, monopolio del individuo y se encuentra con el escepticismo del político enemigo, cuando no su queja de cuan insocial lo defendido; se siente igual de pasmado que aquel que en un hipotética sociedad donde los matrimonios fueran siempre concertados y defendiera entonces la libre voluntariedad de los mismos -por razones de eficiencia electiva pero también por razones de decencia ética-, fuera refutado cuando no repudiado con la lúcida objeción de que en tales casos no existirían los emparejamientos.
24 comentarios:
¡Al fin alguien lo dice y lo dice bien!
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Les voy a creer una palabra a los liberales el día que dejen de confundir deliberadamente el liberalismo político (es decir la doctrina que propugna la mayor de las libertades para todos los ciudadanos) con el liberalismo económico (es decir la pretensión de que el estado no intervenga en el modo como se hacen negocios). Son cosas absolutamente diferentes, como demuestra el hecho de que muchas de las dictaduras políticamente fascistas de iberoamérica han sido económicamente liberales.
Matzerath, Pablo:
Me alegra que haya acuerdo con el artículo
Severian:
No estoy de acuerdo en la distinción. Por ejemplo, me parecería absurdo luego de prohibir a mi pareja hablar con hombres aunque sí con mujeres, decir que soy con ella "liberal en lo femenino". O se es liberal en todo o no se es.
Me parece que el concepto histórico, por tanto rastreable de liberalismo, no deja lugar a dudas de a qué nos referimos con él y que luego haya habido reprobables dictaduras -sólo ya por el hecho de ser dictaduras lo son- recogiendo prácticas económicas liberales no nos va a hacer cambiar el concepto. Ese proceder no puede bastar para hacerlas liberales porque eso sería confundir el todo con las partes.
De hecho, una de las ideas defendidas por el liberalismo es la igualdad ante la ley y con eso ya tenemos que una dictadura -donde el jefe de estado no puede ser cualquier ciudadano- liberal es una contradicción.
Finalmente, aún habiendo un amplio torrente de corrientes liberales, la pretensión de que el estado no intervenga en el modo como se hacen negocios no creo que sea defendida por nadie salvo por el anarcocapitalista -que muchas veces no se considera por ello liberal- y de hecho, si asumimos que el liberalismo es una doctrina política por fuerza debe defender algún tipo de coerción.
Lo que se pretende con la economía, pues, no es librarla de toda vigilancia sino hacerla más wiki, hacerla a la manera de la wikipedia, no que "todo vale" antes bien, existen unas políticas de publicación que no pueden ser obviadas pero, y esta es la cuestión, no se necesita de un comité a lo gosplan soviético que determine el contenido de un artículo sino que éste pueda quedar al albur de cualquier contribuyente y el orden aparecerá espontáneamente.
A propósito: La mano invisible.
A mi me parece que liberalismo político y económico, si son cosas distintas, pero no inconexas, es decir, que si tienen algo que ver.
Un puede ser liberal en lo político, en cuanto a defender o desear un sistema que garantice la máxima libertad individual, y ello implicará la existencia de un sistema económico en consonancia. Pero no serlo tanto en lo económico al defender unas mayores regulaciones del mercado que otros mas liberales.
Hombre, siendo nominalista -además radical- no haré una polémica a propósito de un bautizo pero entiendo que cuando alguien se dice defensor de la libertad se dice defensor sin excepciones de la misma.
En cualquier caso con este debate terminológico no puedo sino acordarme de una anécdota que relataba Feynman de cuando niño:
Al lunes siguiente, cuando los padres ya estaban de vuelta en el trabajo, los niños estábamos jugando en el campo. Uno me dijo: ¿ves ese pájaro?¿qué clase de pájaro es?
Yo le respondí: “no tengo la menor idea de qué clase de pájaro es”.
El me dice: “Es un tordo de garganta parda. ¡Tu padre no te enseña nada!”
Pero era al contrario. El ya me había enseñado: “¿Ves ese pájaro? Es una Curruca de Spencer” (yo sabía que él no sabía el nombre verdadero). “Bueno, en italiano es un Chutto Lapittida. En portugués, es un Bom da Peida. En chino, es un Chung-long-tah, y en japonés es un Katano Tekeda. Puedes saberte el nombre en todos los idiomas del mundo, pero al final no sabrás absolutamente nada sobre el pájaro. Sólo sabrás cómo le llaman los hombres en distintos sitios. Así que miremos al pájaro y veamos qué hace: eso es lo que importa”
Hola Hector,
Tal vez no entienda algún maiz, o esté pasando por alto algo, pero tal y como lo entiendo, una cosa es defender la libertad, y otra pensar que esta se puede alcanzar plenamente. Es decir, en todo sistema que implique la convivencia entre personas, será necesario en algún momento restringir la libertad para no invadir a la de los demás, o para lograr algún beneficio o proyecto colectivo. Lo que importará entonces, es que esta limitación de la libertad no lo sea sobre algún derecho fundamental, que lo sea en igualdad de criterio para todos, y decidida lo más democraticamente posible.
No obstante, no alcanzo a comprender como, si se decide intervenir en el mercado y, por ejemplo, limitar la jornada laboral a x horas semanales, no entiendo a que parte de la libertad individual se está atacando, salvo la del empresario en explotar a sus trabajadores.
Por todo esto, yo entiendo la libertad como todo aquel ámbito de posibilidades que solo implican a uno mismo, o que no requieren un gasto o esfuerzo del resto en exclusiva, es decir, solo de los demás para satisfacer a uno.
Por ello, pienso que la libertad de mercado es una consecuencia de la libertad política, pero la libertad económica sin un control, podría ir incluso en contra de la primera.
Saludos cordiales
Obviamente ciertos comportamientos han de ser vetados (pongamos el robo) y entonces la defensa de la libertad deberá ser matizada cuando no, definida; pero por lo general no hace falta recurrir a los diccionarios y se suele entender que cuando se es liberal lo que ha de ser punible en general son aquellas conductas coactivas, v.gr: robar, y no aquellas en la que los participantes de la misma esten voluntariamente de acuerdo en realizarla, v.gr: trabajar X horas en una semana.
En ese sentido puede ser un debate interesante el dilucidar si debe haber un límite de horas de trabajo semanal pero el defenderlo no me parece liberal, en el sentido histórico-ideologico del término, pues el liberal, en general e insistiendo que hay una variada tipología de liberales, es reacio a imponer determinadas claúsulas a una relación contractual libremente escogida.
Cuando hay suficiente trabajo o cuando la competencia entre las empresas se autoregula en límites razonables, se puede pensar en que la gente admite voluntaria y libremente los contratos que se desean. Pero si no tienes más trabajo y el mercado ha oscilado a hacia una gran precariedad en este sentido, en definitiva, no te queda más opción y la gente se aprovecha.
Un ejemplo imaginario. Supongamos que alguien se inventa unas nuevas hipotecas llamadas subprime, construidas sin apenas garantía o aval económico. Inicialmente se gana muchísimo dinero a costa de crear una enorme burbuja, ya que la competencia imita el ejemplo.
Finalmente, la burbuja estalla y la gente se queda sin trabajo, sin casa y sin dinero, y es el Estado cuando ha de hacer lo que debería haber hecho desde el primer momento: regular el mercado inmobiliario o el de los prestamos hipotecarios.
Si el mercado no sabe ponerse límites, como así es, lo han de pagar los responsables, no los trabajadores.
Defender una regulación del mercado no es en si mismo liberal, pero tampoco dejas de serlo si lo haces. Se trata en realidad, de sentido común y no dejarse llevar por la ideología de forma dogmática, algo que en mi opinión adolecen los ancaps.
Bueno, Lino, pareciera que quieres un juicio sobre la vigencia del liberalismo.
Brevemente y en mi humilde opinión: con el paso del tiempo conseguiremos que sea innecesario cualquier debate ideológico en lo que a cómo conducir la sociedad se refiere pues dispondremos de un mejorado instrumental científico que si bien dudo evite toda disensión sí que la encauzará en unos términos desquiciadamente abstractos -v.gr: libertad vs igualdad- y más empíricamente amarrados.
Para ello hay que tratar de desechar conceptos mentalistas o narrativas psicologistas del tipo "si somos egoístas o si somos solidarios" y fijarnos más en conceptos asibles como el de la naturaleza humana procediendo de igual modo que en biología evolutiva donde ya no necesitamos de la ideología vitalista para entender el devenir de los ecosistemas o en historia -cuando las épocas se miden en siglos- donde ya podemos entender el nacimiento de la civilización occidental dentro de una narrativa en donde lo que hay son sólo causas materiales.
En este sentido, creo que en economía ya se puede hacer tal lectura, ya se puede obviar lecturas psicologistas y entender, ya que lo mentas, las crisis económicas en términos de agentes materiales y si me permites el incisio mi teoría es que la crisis subprime surge en última instancia por la manipulación centralizada, esto es, soviética vía banco central de un bien nuclear como es el dinero.
Con esto, pues, digo que el liberalismo económico es vigente en la medida en que sea soportado por una teoría económica que afirme que la economía resulta más eficiente cuando la presencia del estado es menor que la habida en una socialdemocracia.
Y más en general, en lo que suele considerarse liberalismo político -aunque para mi van unidos, insisto- y que refiere a los derechos civiles, el defender una mayor libertad ciertamente no pude tener un basamento tan científico pero aquí la idea de defenderla puede entenderse como una función heurística -ideal para cuando no existen científicos plantillas algorítmicas con las que guiarnos- que resulta ser el más eficaz modo de (man)tener una sociedad abierta.
Bueno, supongo que lo que quiero es no marcar fronteras rígidas y que lo que se llama liberalismo, socialdemocracia, etc, son tan solo normas generales o incluso ideales, pero que lo importante es aplicar el raciocinio a lo que ocurre, sin empecinarse en seguir por una camnino solo por que lo dicta alguna ideología o panfleto.
No estoy de acuerdo en que la crisis subprime ha surgido de un control central de la economía. Creo que hay pruebas suficientes que todos conocemos que indican que esta crisis proviene de los EUA. Ahora bien, no pretendo realizar una critica ni «jucio» sobre la conducta de aquel país, pero en todo caso esta no sería negativa. Allí (los EUA) en donde el control de la economía es mínimo, tienen asumido este tipo de circunstancias, y ellos sabrán si así les va bien o mal. Muy mal no parece, en todo caso saben a que atenerse.
Pero en Europa, en donde no se ha tenido oportunidad de decidir por parte de la gente en general, la causa de padecer la crisis iniciada allí, es porque a pesar de tener un control central de la economía, esta se ha realizado mal, entre otras cosas por no estar gobernada por los intereses adecuados.
De alguna forma, lo que si deseo reivindicar es que lo idoneo no es la minimización sistemática del control de la economía; entendiendo al modo liberal que cuanto menos, mejor, sino de una mejora en dicho control asegurando un mínimo; para que responda a los intereses adecuados, en este caso, los ciudadanos. Es decir, parafraseando a Einstein, cuanto más sencillo, mejor, pero sin pasarse de un mínimo.
Para lograr esto, es necesario un sistema político liberal, para que las deciciones que se tomen para regular el mercado sean representativas de la sociedad, que las ha de padecer. Es decir, se puede ser liberal para defender dicho sistema político, pero no a posteriori en las acciones de gobierno que no han de responder necesariamente a un liberalismo económico en el sentido clásico, que pienso se ha demostrado insuficiente y está abocado a la generación periodica de crisis, si no en el sentido de desear un cierto control que las limite.
Saludos
Hecho experimental: el experimento liberal que durante la decada del 90 se llevó a cabo en todo el mundo, con especial cuidado en Ameríca Latina, y en el cual mi país fue citado por muchos liberales destacados como ejemplo a seguir, terminó probando un hecho indiscutible "el liberalismo económico produce pobreza"(*).
Desarrollo lógico: la pobreza causa que algunas personas, los pobres, vivan en una situación que los incapacita para ejercer la mayor parte de los aspectos de su libertad.
Conclusión: por lo tanto se concluye que "el liberalismo económico no implica el liberalismo político".
Hipótesis derivada: mas aún, diría que en cierta medida el liberalismo económico es incompatible con la libertad.
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(*) Nota al margen: cualquier argumento que intente atribuir el colapso económico que mi país sufrió en 2001 a razones particulares de la política local, y no a una consecuencia natural del neliberalismo noventista, es, además de un poco prejuicioso, absolutamente falaz, y un intento de negar los hechos. Basta con mirar las curva del indice de gini desde que la escalada liberal comenzó en 1989 hasta el colapso en 2001, y su posterior reversión desde 2002 en adelante, cuando dichas políticas dejaron de aplicarse.
Bueno, ya he dicho que no voy a discutir sobre nombres. Las etiquetas como los colores de las camisetas, no importa cuáles sean siempre y cuando aquellos a los que haya regatearle los argumentos la tengan de diferentes colores a la de uno mientras que aquellos a los que hay que cederles los argumentos sí que los compartan.
Si liberales son los que defienden la libertad hasta que en la relación haya dinero de por medio pues entonces busquemos otro nombre y san sacabó.
Respecto a lo de Argentina en la década de los 90, bueno ni siquiera en las ciencias físicas un hecho aislado puede refutar una teoría -como todo filósofo de la ciencia moderno admite-, por lo qué decir en el ámbito complejo y denso que manejan las ciencias sociales. Pero es que además, si algo demuestra el caso de Argentina es justo lo contrario.
Escuchemos al maestro Carlos Rodriguez Braun:
El disparate mas patético que he escuchado durante estos convulsionados días en la Argentina es que los problemas que padece mi país natal se deben al “neoliberalismo”. Desde púlpitos, cátedras y tribunas sin fin se insiste en que el liberalismo ha desembocado en el empobrecimiento, el paro e incluso la violencia y los saqueos.
La Argentina dejo de ser un país liberal en 1930, cuando se produjo el primer golpe militar y se inicio una larguísima época de inestabilidad institucional, protección arancelaria a la industria nacional, castigos varios a la agricultura, intervencionismos de todo tipo y desequilibrios fiscales, que llevaron, sobre todo en las ultimas tres décadas, a catástrofes institucionales y económicas en tres campos: la violencia interna, la violencia exterior, y la violencia económica. Argentina se volvió un país muy inseguro, jurídica y hasta físicamente, desde los terroristas y la represión de las dictaduras, hasta la corrupción a todos los niveles. El país se separó de las comunidades civilizadas y terminó en 1982 declarándole la guerra a Inglaterra, nada menos. Y la violencia económica llego hasta la hiperinflación, un poderoso disolvente económico y social.
En este escenario, que tiene de todo menos de liberalismo, llegó Carlos Menem hace algo más de diez años. Decidió privatizar las empresas públicas, lo que estuvo bien y fue liberal;, pero también concedió monopolios y untó a diversas personalidades, lo que ni estuvo bien ni fue liberal. Decidió privatizar parcialmente las pensiones, lo que estuvo bien y fue liberal, pero después obligo a las AFJP a comprar deuda pública, lo que no estuvo bien ni fue liberal. Decidió abrir la economía y contener la inflación, lo que estuvo bien y fue liberal, pero no sólo no redujo el sector público, sino que lo hizo crecer de tal modo que se volvió incompatible tanto con la apertura de la economía como con el mantenimiento del tipo de cambio. Reemplazado Menem por de la Rúa, el nuevo presidente, cuyo extraño liberalismo termina encerrando a los depositantes en una cárcel bancaria, sigue con la misma contradictoria y, a la postre, suicida política.
Los que hablan de que la Argentina sufre lo que sufre por culpa del liberalismo deberían recordar que desde 1990 la economía argentina creció un 40 %, mientras que el gasto publico creció un 100 %: eso no es liberalismo ni es nada. Nada bueno, digo..
(Confieso, empero, que no tengo estudiado el devenir ecónomico de la Argentina de los 90.)
Si liberales son los que defienden la libertad hasta que en la relación haya dinero de por medio pues entonces busquemos otro nombre y san sacabó.
Por mi parte, la intervención se ha originado en la no distinción entre un liberalsimo de mercado, y un liberalismo político, que pienso que es incorrecta, o al menos, una no ha de ir ligada con la otra, necesariamente.
Es decir, creo que para que haya un mercado que funcione bien, la gente ha de ser libre, es decir, que disfrute de un sistema político que le se la proporcione. Pero no encuentro la necesidad de hablar de un «mercado libre», cuando los que han de ser libres son las personas. Por lo tanto, la defensa de este último conduce a otras consecuencias.
Por lo tanto, lo que creo que pasa en Europa e Iberoamérica, es que no hay libertad. Y en este sentido estoy de acuerdo, libertad no hay más que una. Pero libertad no significa anarquía, por lo tanto las regulaciones del mercado «lícitas», solo existirán cuando el poder mané de una sociedad libre.
De todo esto se desprende que lo importante no es liberalizar los mercados lo máximo posible, sino lograr sociedades libres y gobernadas democráticamente.
Saludos
Pienso que Lino da absolutamente en el clavo:
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Sin sociedades libres, es decir, verdaderamente democráticas, es un absurdo pensar ni hablar de otros tipos de "libertades" (de mercado, económica, etc.)
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Esto es así por la simple razón de que donde no hay verdadera democracia, el poder real reside en minorías (individuos que controlan el aparato del estado en los estados comunistas o absolutistas, o individuos que controlan las grandes corporaciones -que a su vez controlan el aparataje político- en los estados neoliberales occidentales)
.
Es falso que en alguno de esos casos exista libertad económica. En nuestros "demócratas" estados se llenan la boca de ello, pero no hay mas que ver como acudieron al rescate de la banca cuanto esta se las vio putas, a costa de nuestros impuestos. Si esto no es intervenir en la economía desde el estado, que venga Dios y lo vea ...
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Lo dicho, como Lino pienso que lo primero es construir estados que sean fiel reflejo de la voluntad del pueblo y no el cortijo de unos pocos donde la "libertad económica" termina siendo sólo la libertad de algunos para abusar de todos los demás.
Encantadora entrada, a pesar de que a propósito de ella puedan seguir discutiéndose cosas como si vamos a ser comunistas o liberales.
Wikipedia me parece una cosa extraordinaria. Me atrevería a apostar que incluso en estos días de inigualable progreso científico, Wiki es el más grande proyecto del conocimiento de nuestro tiempo, y tal vez de todos los tiempos. Bueno, más bien el combo Wiki-Google. Una combinación ganadora donde las haya.
No sé si sabrá cómo funciona google. Mi fuente al respecto es el ensayo Los bárbaros, de Alessandro Baricco, que me atrevo a recomendarle (es lectura de una tarde, no hace falta asustarse).
La idea es así. Todo el texto de internet se encuentra en un servidor. Al buscar una palabra, el buscador no selecciona los resultados en los que más aparezca esa palabra, ciertamente, porque es fácil imaginar cómo sería de inepto un sistema así (cuántas veces aparece la palabra Dublin en el Ulises, pero quién busca "Dublin" en un buscador no quiere saber nada de Joyce).
Bien, los buscadores anteriores a google contaban con portales, donde grupos de expertos seleccionaban las páginas con mejor contenido. Ya en esa época, una labor titánica. Y dependiendo siempre de los seleccionadores.
La revolución de google es...
Mierda, tengo que irme urgentemente. Recuérdeme terminar este comentario.
Ok, iba hablando de google, si mal no recuerdo...
El buscador privilegia resultados no según el criterio de algún experto en el tema. Pongamos, un portal antiguo como AltaVista, contaba con un experto en comida mexicana que hacía una selección de los mejores sitios según su criterio; google muestra como primer resultado aquel que tiene, en toda la red, más enlaces. Es decir, si usted tiene un sitio sobre comida mexicana, aunque en general sea ínfima la información, si hay un montón de sitios que enlazan al suyo, será el primero en la lista.
Por ejemplo, si busca un blog... Por ejemplo, hay un artículo en Wiki acerca del "Libro de arena", de modo que si buscamos eso, nos llevará a google. Pero la página en internet que contiene "Una isla al borde" y tiene el mayor número de enlaces, tristemente, es mi propio blog.
El resultado es bastante curioso, pero de una eficiencia incuestionable. El buscador no envía a la "mejor" página de internet, sino a la más leída, la más útil según los parámetros no de un experto, sino de miles de personas que consideran útil esa información. Si comparamos, v. gr., un artículo de Wiki con uno de la Británica, es esperable que el de la Británica contenga mucha más y mejor información; sin embargo, los navegantes consideran más útiles los de Wiki, y el criterio puede tal vez ser la brevedad, el tono más ameno, vete a saber.
Esto, naturalmente, habla mejor que cualquier otra experiencia acerca de la infeciciencia de la planificación y las maravillas de la mano invisible.
¿Y qué tiene que ver Google con Wiki? Que está cambiando la forma en que accedemos al conocimiento. Ya no son los arduos estudios, la sapiencia absoluta (que, en nuestros días se acerca a lo imaginario), sino la utilidad. Una enciclopedia formada por miles de personas que incluyen en ella la información que consideran importante...
Desde luego, esto sin contar con que es de acceso gratuito y basta con tener un computador. Un niño en África que vive en una aldea sin biblioteca puede enterarse de las cosas más maravillosas de forma rápida, sin dedicar largas horas de las que no dispone a leer biografías y análisis.
Le recomiendo de nuevo Los bárbaros. Más argumentación a favor de la libertad de los individuos y en contra de los criterios de los planificadores.
Que el argumento que se critica al comienzo de este artículo es una falacia... Bueno, debiera ser evidente; pero...
Lino,
Mirando la historia creo que es más que sostenible afimrar que no es posible una libertad civil sin la contraparte económica, que, como ilustraba Vargas-Llosa, no tiene sentido hablar de libertad de expresión cuando los mass media están al servicio y control del gobierno, que, en suma, los derechos se materializan y cuando se materializan entran en el ámbito económico.
Una "sociedad libre y abierta" que no es tímidamente coactiva en el ámbito económico es una "sociedad libre y abierta" sólo de título.
Iñiguez,
Que haya habido un salvamento a los bancos sólo reincide en el triste hecho de que las sociedades en donde vivismo no son liberales y, más triste casi diría, se venden como tal porque sí había alternativa liberal: Habría bastado con que los acreedores del sistema financiero hubiesen convertido, como mucho, el 8,5% de sus créditos en acciones para que toda la banca estadounidense hubiese evitado la quiebra sin necesidad de meter un solo dólar del contribuyente.
Sierra,
No olvide que soy informático así que ya sabía el modus operandi del algoritmo de google :-P
Haberlo dicho antes, abusón.
Héctor, una sociedad libre puede ponerse las regulaciones de mercado que quiera, mientras no afecte a dicha libertad.
Todo depende de quien o qué poder, regule esa libertad de mercado. Naturalmente, como vengo diciendo, si no es la propia sociedad la que lo haces, es que entonces no existe dicha sociedad libre.
Es decir, si no hay una sociedad libre previamente, la libertad de mercado entendida como una desregulación, no aportará nada a la libertad.
Sin embargo, si hay una sociedad libre previa, el mercado libre será una consecuencia de aquella, pero si el poder gestionado por dicha sociedad decide aplicar alguna regulación de mercado, esta no afectará a la libertad. Esto es como decir que si decido hacer un régimen de comida, soy menos libre. Esto no es así, salvo que el régimen me lo impongan.
Por lo tanto, insisto, lo decisivo es la correcta gestión del poder, de forma que pueda decirse que la sociedad es libre, lo que no significa que no tenga normas para autorregularse, de cualquier tipo.
El punto débil de mi postulado, es la definición de «sociedad libre». Ya que la frontera entre las decisiones que tome la sociedad por métodos como la regla de la mayoría, ha de ser vigilados por poderes independientes para que no afectan a la esfera individual. Esfera que también sería necesario definir. Estos son los puntos de discusión relevantes, no las regulaciones de mercado.
Saludos
El liberal no desea un mercado desregulado sino uno en donde la coacción no surga arbitrariamente en aras de encauzar la sociedad hacia una determinada meta (v.gr: que no haya fumadores en ningún lugar).
De esta forma que lo que distingue a un liberal de alguien que no lo es será que aquel quiere una sociedad cuyo devenir sea teleonómico -y un proceso telenómico también tiene parámetros reguladores pero no encauzadores- pero no teleológico.
Esa teleonomía es la que hace que una sociedad sea abierta y dicha apertura, para que se de, no puede hacer distingos entre lo civil y lo económico, ni priorizar un ámbito u otro pues sería eso, una vez, más teologizar la sociedad.
Aquí expliqué mi idea de por qué no antiliberal.
No digo que se hayan de crear diferencias forzadas entre lo civil y lo económico, sino que estas existen, y que lo importante es la libertad civil y/o política. La libertad de mercado y sus regulaciones será una consecuencia de esta.
En cuanto a lo teleológico y lo telenonómico, no sé qué decir. Entiendo que la difusa frontera ente una cosa y la otra dependerá de cómo se dirija la sociedad.
Creo que estoy de acuerdo en lo de teleonomía, en cuanto a que no habrá una intención previa. El ejemplo de fumar/no fumar no me es válido, ya que es una decisión tomada por un gobierno oligárquico que no tiene cabida en una sociedad libre.
Saludos
Casi había desistido de encontrar alguien de habla hispana que entendiese y mirase con simpatía las ideas liberales, y a la vez se interesase por la dimensión religiosa del hombre. ¡Qué gran hallazgo! ¡Tengo 200 post para leer!
Me alegro que te parezca interesante el blog pero en cuanto a liberalismo y religiosidad existen, hay que decirlo, otros intentos blogeriles
En www.redliberal.com, por ejemplo.
Saludos ;-)
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