De un tiempo a atrás he estado pensando a propósito del libre albedrío y de la necesidad de inexistencia de éste para el desarrollo de una filosofía moral de corte evolucionista.
Me estoy refiriendo al hecho de preguntarse qué pasaría si se encontrase el libre albedrío en algún lugar del cerebro. ¿Esto falsaría una ciencia moral evolutiva y por extensión cualquier ciencia moral natural?
Supongamos que sí, que existe el libre albedrío, entonces lo primero que hay que hacer es recordar que una ciencia trabaja con el presupuesto epistémico de que la realidad es natural, regular en su fenomenología y en consecuencia, todos los fenómenos están absolutamente determinados por leyes.
Con estos mimbres se deduce que cualquier aproximación científica a la moral deberá presuponer que los entes a estudiar, los seres humanos, tienen una conducta natural, regular, determinada.
Este presupuesto sería ontológicamente falso de ser cierto el libre albedrío mas podríamos creer que tal hecho es obviable.
Cojamos un ejemplo, la caída de un cuerpo por el efecto de la gravedad es estudiada generalmente sin tener en cuenta el efecto de rozamiento, que realmente existe, sin embargo se consigue aún así resultados parecidos pues dicho efecto es desechable.
Análogamente podría hacerse un estudio de la moral humana obviando que en ella haya libre albedrío y sin embargo, conseguir resultados parecidos pues, como parecen demostrar cada vez más las neurociencias, dicho albedrío produce un efecto desechable.
Quiero terminar recordando que no es baladí lograr una aproximación científica a la moral que nos habilite una dimensión intersubjetiva y empíricamente verificable de lo que es pues de este modo la sacamos del campo de lo subjetivo, de lo social impuesto por una autoridad o -bonito eufemismo pero realmente lo mismo- la tradición.
Me estoy refiriendo al hecho de preguntarse qué pasaría si se encontrase el libre albedrío en algún lugar del cerebro. ¿Esto falsaría una ciencia moral evolutiva y por extensión cualquier ciencia moral natural?
Supongamos que sí, que existe el libre albedrío, entonces lo primero que hay que hacer es recordar que una ciencia trabaja con el presupuesto epistémico de que la realidad es natural, regular en su fenomenología y en consecuencia, todos los fenómenos están absolutamente determinados por leyes.
Con estos mimbres se deduce que cualquier aproximación científica a la moral deberá presuponer que los entes a estudiar, los seres humanos, tienen una conducta natural, regular, determinada.
Este presupuesto sería ontológicamente falso de ser cierto el libre albedrío mas podríamos creer que tal hecho es obviable.
Cojamos un ejemplo, la caída de un cuerpo por el efecto de la gravedad es estudiada generalmente sin tener en cuenta el efecto de rozamiento, que realmente existe, sin embargo se consigue aún así resultados parecidos pues dicho efecto es desechable.
Análogamente podría hacerse un estudio de la moral humana obviando que en ella haya libre albedrío y sin embargo, conseguir resultados parecidos pues, como parecen demostrar cada vez más las neurociencias, dicho albedrío produce un efecto desechable.
Quiero terminar recordando que no es baladí lograr una aproximación científica a la moral que nos habilite una dimensión intersubjetiva y empíricamente verificable de lo que es pues de este modo la sacamos del campo de lo subjetivo, de lo social impuesto por una autoridad o -bonito eufemismo pero realmente lo mismo- la tradición.
5 comentarios:
Creo que deberé leer su artículo con más detenimiento. Acostumbrado uno a la lectura rápida y quizá superficial, su post de hoy es interesante y digno de comentarse. Ya vuelvo.
Un saludo.
Yo creo que dará exactamente igual si se encuentra o no se encuentra el lugar del libre albedrío. Seguiremos siendo los mismos y seguiremos produciendo las mismas regularidades que venimos haciendo hasta ahora. Tal vez sepamos más y mejor cómo llegamos a ser lo que somos, tal vez aprendamos a hacer mejores ordenadores, tal vez podamos curar alguna enfermedad o dolencia, ... pero no sabremos ni un ápice más de moral.
No existe una moral escrita en ninguna parte que haya que descubrir. Existen nuestras motivaciones y nuestros acuerdos. No sabremos más de ellas y de ellos por localizar el libre albedrío o por demostrar que no existe. De igual manera que no sabremos tocar mejor ni peor el piano por saber que tenemos el gen del piano.
Edgar,
Vuelve cuando quieras, no suelo cobrar la entrada salvo en ocasiones excepcionales.
José Luis,
Se trata de ver si el libre albedrío falsaría una ciencia moral, independientemente de que otros hechos sí la puedan falsar.
Esto viene de un diálogo entre el cardenal Martini y Umberto Eco donde aquel se preguntaba:
¿cómo se puede llegar a decir, prescindiendo de la referencia a un Absoluto, que ciertas acciones no se pueden hacer de ningún modo, bajo ningún concepto, y que otras deben hacerse, cueste lo que cueste?, lo cuál para una moral que se pretenda definidora de lo que es el bien y el mal es una buena cuestión a la que respondí que hay que fijarse que Martini pregunta por qué ciertas acciones no se pueden hacer de ningún modo, bajo ningún concepto, y que otras deben hacerse dando ingenuamente por hecho que un ser humano goza de libre albedrío y que no está determinado su actuar.
Así que no puedo, en esta ocasión, evitar meter baza y (...) recordar que los conceptos morales nacen de la propia naturaleza humana y se hacen inviolables en función de los límites puestos por ella pues no podemos trascender nuestra propia naturaleza.
Dicho de otro modo, para que la pregunta de Martini tuviera sentido habría que aceptar como cierto que tenemos libre albedrío.
Es en ese sentido en donde aún de existir tal albedrío seguiría revindicando un enfoque naturalista.
También viene a cuento para el debate entre conservadores que creen que no hay moral si ésta no se enraiza en la religión y los que creen que ésta tiene posible engarze con la naturaleza biológica.
Me gusta tu blog, lo vengo siguiendo; sin embargo, ahora tengo que estar en desacuerdo y esto positivo hahaahahaha. Primero: en el segundo párrafo se está basando todo tu argumento, y es un supuesto por tanto algo que no existe; no es una realidad, es un supuesto. Luego, sobre el tercer párrafo; la realidad es caótica, lo que hace la ciencia es tratar de ponerle algún orden. Por eso en el cuarto párrafo deduces a la conducta animal, en general, como algo determinado; inclusive agregas la palabra regular. Eso no existe, la ciencia no trabaja bajo esos supuestos; la principal característica de la ciencia es que se equivoca, sabe que se equivoca y reconoce su equívoco; es íncreible la ciencia, ya lo demás no tiene sentido. Suerte.
Basurero, me alegro que te guste el blog y respecto a tu comentario creo que son cosas diferentes.
Uno es que la ciencia yerre y que por ello todas sus afirmaciones son provisionales y otra que pueda simplificar su marco teórico provisionalmente válido y que los resultados no varíen sustancialmente por ello.
Por ejemplo, el marco teórico válido para analizar la gravedad es la teoría de la relatividad.
Ésta dice que todas las entidades del universo influyen en la atracción gravitatoria que sufre un cuerpo de modo que si quisiéramos estudiar la atracción gravitatoria que existe sobre la Tierra tendríamos que tener en cuenta en los cálculos a todos los cuerpos celestes.
Esto es abiertamente imposible y sólo se tiene en cuenta al sol, de hecho, incluso el recoger en los cálculos a un tercer cuerpo celeste como la luna los complicaría al punto de hacerlos inmanejables.
No obstante, no pasa nada por introducir sólo al sol en los cálculos pues la variación en los resultados que daría al utilizarse más cuerpos celestes es mínima.
De lo que yo estoy hablando es de esto último, de una simplificación manejable del sistema a estudiar, es decir, no es que la ciencia moral/gravitatoria pueda ser falsa, que también, sino que el introducir el libre albedrío/otras entidades celestes no variará sustancialmente los resultados del estudio.
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