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Mostrando entradas de octubre, 2008

Somos cyborgs

En general a toda criatura cuya constitución sea en parte orgánica, en parte mecánica se le denomina cyborg . Así, una persona que tenga un marcapasos o unas gafas puede ser considerada también un cyborg y aunque sólo fueran esos dos artefactos los únicos que existieran, la cantidad de gente que podría ser considerada como tal sería enorme. Pero veremos que este pensamiento resulta ingenuo. Andy Clark y unas cuantos teóricos más han estado extendiendo el concepto de cyborg, no ya a una serie de personas con unas necesidades concretas suplidas con tecnologías varias y no digamos ya a esos protohombres del futuro que no acaban de llegar, sino a todo Homo Sapiens . Los cyborgs, según Clark ( cuyo artículo servirá de hilo conductor de este post) no son únicamente aquellos seres en quienes se da una combinación de carne y hueso sino, más coherentemente, todo ser que pueda ser considerado un simbionte tecnohumano. Nos encontramos así que todos somos de algún modo cyborgs. Para defender est...

Cronología de una crisis anunciada

Ahora que va a realizarse una cumbre encaminada a reformar el sistema financiero sería interesante hacer un recuento somero (muy somero) de las incontables propuestas de reformas de las que he llegado a tener noticia. Para poder realizar un pequeño sumario de las soluciones planteadas -que, como toda síntesis, siempre olvida detalles- bien podríamos servirnos como hilo conductor del hecho de que cada una de ellas tiende a fijar una fecha desde donde se empezó a gestar la catástrofe de forma que incluso podría darse el caso de que todas fueran válidas o bien que muchas de ellas simplemente se hayan excedido en su mirada al pasado. Dicho esto, quisiera señalar, antes de mostrar la cronología, que, aunque esta crisis mantiene perplejos hasta a los economistas más eminentes , hay ciertos supuestos sobre los que colocar un consenso. Sin ir más lejos, se acepta que cuando hay un exceso de de liquidez , sucede que el dinero al masificarse se convierte para el ahorrador en una suerte de hucha...

Ecología de Mercado

En un anterior post traté de argumentar que, aunque la contaminación y en general cualquier agresión al medioambiente no es algo trivial, 1) el capitalismo no es más econocida que otros órdenes económicos, 2) que la explotación del medioambiente es inherente a la supervivencia de cualquier especie y 3) que, tal vez, encontremos modos de que estas agresiones no resulten irreversibles situándonos, en caso contrario, en un gran dilema ético, a saber, o nosotros o el medioambiente. Sin embargo, hay que dejar claro que este último punto si no es matizado resulta muy ingénuo, esto es, no puede haber un nosotros sin un medioambiente ya que no podemos trascender a la naturaleza sino que seguimos a merced de sus caprichos selectivos. Por tanto nos conviene, a decir verdad, nos urge buscar el mejor modo de compaginar nuestras actividades socioeconómicas, sobre las que se desarrolla nuestra supervivencia, con nuestro medioambiente, sobre el cuál se sustenta nuestra supervivencia habiendo que d...

Biosfera 2

Si queréis creerme, bien. Ahora diré cómo es Octavia, ciudad telaraña. Hay un precipicio entre las dos montañas abruptas: la ciudad está en el vacío, atada por dos crestas por cuerdas y cadenas y pasarelas. Uno camina por los travesaños de madera, cuidando de no poner el pie en los instersticios, o se aferra a las mallas de una red de cáñamo. Abajo no hay nada en cientos y cientos de metros: pasa alguna nube; se entrevé más abajo el fondo del despeñadero. Esta es la base de la cuidad: una red que sirve para pasar y para sostener. Todo lo demás, en vez de alzalrse encima, cuelga hacia abajo: escalas de cuerda, hamacas, casas en forma de bolsa, percheros, terrazas como navecillas, odres de agua, piqueras de gas, asadores, cestos colgados de cordeles, montacargas, duchas, trapecios y anillas para juegos, teleféricos, lámparas, tiestos con plantas de follaje colgante. Suspendida en el abismo, la vida de los habitantes de Octavia es menos incierta que en otras ciudades. Saben que la resiste...

Diálogo entre Umberto Eco y Carlo María Martini

Acabo de leer un interesante libro titulado ¿En qué creen los que no creen? . Consiste en un diálogo epistolar entre, en mi opinión, el mayor intelectual del mundo por su sentido común y erudición, Umberto Eco y el jesuíta y en su momento papable Carlo María Martini , en donde se trata de recoger los intentos de ambos pensadores de encontrar un marco común tanto para creyentes (más bien católicos practicantes) como no creyentes en una variedad de temas cruciales para la sociedad. A ese intercambio de opiniones se añade, al final del libro, una serie de autores que, a modo de coro, dan su opinión sobre el desenvolvimiento del diálogo. Esta última parte me propongo obviarla en lo que será una especie de resumen del libro. Un resumen que pongo aquí para, también, incitar la reflexión e intentar fortalecer los posibles puntos comunes que puedan existir entre las dos cosmovisiones antagónicas por antonomasia. El libro consta de cuatro diálogos. El primer diálogo lo comienza Eco proponiendo...

¿Por qué los euroasiáticos han dominado el mundo?

A la manera de aquel post que trataba de responder por qué no vivimos bajo una dictadura militar se podría preguntar por qué los euroasiáticos vienen dominando el mundo moderno desde Colón. La historia nos revela que nativos como los americanos han tenido que ver como los colonos europeos les arrebataban sus tierras así como ponían a su raza al borde de la extinción y aunque es cierto que otros pueblos como la gran mayoría de los africanos han sobrevivido a la hegemonía euroasiática, no menos cierto es que estos en cuanto a riqueza y poder siguen estando por debajo de Eurasia. En un primer momento es fácil identificar las diferencias existentes entre las diversas civilizaciones que en el año 1500 dieron la oportunidad a los europeos de conquistar América y por tanto producir una expansión a ultramar del imperio occidental. Para entonces a un lado y al otro del Atlántico había desigualdades que se cifraban en una mayor tecnología así como en una más compleja organización política en el...

Creyentes sin fe

La semana pasada, el estomacante novelista Juan Manuel de Prada , articuló la enésima vindicación del creacionismo. Las reacciones en la blogosfera no se hicieron esperar y las numerosas críticas al lamentable artículo, como bien se enumeran en El cerebro de Darwin , han sido las siguientes: Plaeofreak , Psicoteca , El Pez , Golem Blog , Fogonazos , Magonia . Por tanto no añadiré otra innecesaria refutación más a las ya habidas contra el ataque a Darwin que patéticamente perpetró nuestro Chesterton cañí, por contra, quisiera enfocar el texto desde una perspectiva más sociológica enfatizando un aspecto bastante olvidado del artículo de Prada. Estoy refiriéndome al hecho de apuntar dogmáticamente que existen ciertas barreras insalvables para la empresa científica como, por ejemplo, la diferencia existente entre lo genuinamente humano (espiritual dirá él) y lo animal. Un pensamiento con rancio abolengo como bien ha señalado Eduardo , en un su post , al que sólo cabe recordar que: Es cie...

Borges, un analfabeto político

Jorge Luis Borges es, a mi juicio, el mejor escritor de lengua castellana desde Cervantes. Juicio que haría sin ningún tipo de remordimiento de no ser por Julio Cortázar . Dicho esto hay que aclarar que aún gustándome su personalidad y no menos su literatura (distinción algo artificial en su caso) no tengo reparo alguno en tachar su credo político de, cuando menos, utópico. En su momento fue un literato nobelizable habiendo sido el nobel, de conseguirlo, un excelente modo de popularizar y universalizar su obra. Si bien es cierto que los nobeles se han convertido prácticamente, no se sabe si por torpeza o maldición, en el consuelo de los literatos efímeros a la vista de la ausencia, entre los premiados, de perennes figuras como Joyce o Tolstoi. Fue lamentable la pérdida de ese premio pero la razón de que lo perdiera resulta aún más lamentable dado que se podía haber evitado de haberse hecho uso de cierto sentido común, por no hablar, de cierta decencia política. Vino a perderlo por ace...