lunes, 26 de enero de 2009

La criatura humeana

El filósofo Hume, al contrario que Kant y al contrario del actuar de la criatura kantiana, sentenció que era imposible realizar juicios morales con una base únicamente racional debido a que la razón recoge hechos para a partir de ellos extraer conclusiones, ello no obsta para que desde las mismas no se puede llegar a elegir una opción u otra mas para eso es necesario el concurso los sentimientos.

En consecuencia, negó la existencia de una razón práctica y por ende la posibilidad de una fundamentación racional de la ética pues creía que
el objeto de la moral (pasiones, voliciones y acciones) no es susceptible de ese acuerdo o desacuerdo entre las ideas sobre las que se basan lo verdadero y lo falso.

Si la razón no puede ser la fuente del juicio de valor, habrá que buscarlo en el sentimiento, que surge espontáneo en nosotros ante acciones susceptibles de lo que consideramos valoración moral. El análisis de este sentimiento revela que es una forma de placer o de "gusto". Ello le lleva a excluir de la moral todo rastro de austero moralismo o de mortificación del alma o del cuerpo, porque el fin de la moral es la felicidad y el gozo de vivir del mayor número de hombres posible.
Marc Hauser, en su libro La mente Moral, a los individuos que emiten juicios morales fundados en razonamientos inconscientes en base a ciertas emociones los denomina criaturas humeanas.

La plantilla con la que una criatura humeana al uso es capaz de arribar a un juicio moral concreto es análoga a la del juicio estético, así preguntarle a la susodicha criatura el fundamento de un dictamen moral cualesquiera es tan banal como pedirle que fundamente por qué le gusta el café.

Al decir de Hume al juzgar tal o cual hecho como bueno nos vemos inmersos en los mismos patrones cognitivos que realizamos cuando juzgamos que tal o cual objeto es bello, es decir, y en sus propias palabras (citado por Hauser en su libro):
La belleza no es una cualidad del objeto, sino un cierto sentimiento del espectador, de modo que la virtud y el vicio no son cualidades de las personas a las que el lenguaje se los atribuye [es decir, los agentes], sino sentimientos del espectador
y también
cuando afirmas que una acción o un carácter son viciosos, no quieres decir sino que, por la constitución de tu naturaleza, tienes una sensación de rechazo al contemplarlo
Concedo que la percepción de la beldad o maldad de un acto determinado surge en el agente moral y no viene dada por la acción misma pero no es lo mismo una percepción sensorial como la sensación de amarillo (que es subjetiva, surgiendo el universal amarillo de una operación de abstracción), que el resultado de un juicio moral sobre una acción que es lo que entendemos por bueno. Así, de un objeto cualquiera, como un cuchillo, no tiene sentido decir si es bueno o malo per se –aunque el objeto sí nos pueda suscitar otros juicios estéticos-.

Sólo tiene sentido decir que es buena una determinada acción que nos merece un determinado juicio moral y la meta de la filosofía moral es determinar en base a qué realizar tal etiquetación, tal juicio moral, no en rebajar el concepto de bueno a una mera sensación porque sí es cierto que la etiquetación que acabamos realizando, el resultado final del juicio moral, nos infundirá sensaciones a la manera de, pongamos, un color pero en lo que estamos interesados como filósofos morales es en adivinar cómo hemos llegado a tal juicio, a tal sensación.

Esta confusión de fijarse sólo en el resultado tiene como malhadada consecuencia acabar dando por bueno cualquier resultado.

Una caso dado por Hauser lo ilustra a la perfección (pág. 54):
Fijémonos en la mentira [otra vez]. Mientras paseo, descubro a un hombre al que se le acaba de caer la cartera. La recojo antes de que él se dé la vuelta. Dentro veo 300 dólares. Pienso en el chaquetón de cuero que quiero comprar y resulta que esa cantidad cubre su coste. La idea de llevar ese chaquetón me hace sentir bien. Tengo, no obstante, la sensación de que estaría mal quedarme con la cartera y el dinero. Por otro lado, pienso que cualquiera que vaya por allí llevando esa cantidad de dinero debe de gozar de una posición bastante buena y apenas notará la falta de ese dinero. Cuando el individuo se da la vuelta y me pregunta si he visto una cartera, yo respondo inmediatamente que no y sigo caminando. Justifico mi respuesta diciendo que me pareció bien mentir, porque al hombre no le sentaría mal perder su dinero.
Como bien apunta Hauser, las emociones han participado en todas las decisiones del agente moral pero lo han hecho para promover una actitud egoísta.

Por lo tanto, de lo que se deduce de esta historia no es que las emociones no intervengan en los juicios morales sino que de ellos no se pueden extraer principios generales que puedan guiar nuestra conducta moral.


Este hecho aún queda más claro si analizamos el comportamiento de sicópatas, pederastas y gente indiferente a toda ética que, sin embargo, sí son capaces de saber que están actuando mal –de hecho son capaces de aprobar los test morales que le hagan- mas no son capaces de sentir emociones que les haga repulsivas las acciones que saben que moralmente están mal.

Entiendo de todo esto que son nuestros instintos morales los que nos proporcionan un auténtico juicio moral quedando las emociones como la policía que nos insta a acatar tales juicios porque, en el fondo, el problema de la criatura humeana –y sus aún peores imitaciones relativistas- es que al no aceptar como preeminente ningún tipo de, digamos, tribunal como árbitro último de cualquier controversia ética lo que hace es participar de un anarquismo moral que la deja sin la obligatoriedad de obedecer ningún precepto, esto es, la deja sumida en la más pura amoralidad.

11 comentarios:

Carlos Suchowolski dijo...

Sirva lo que sigue como una apretado cuerpo hipotético para la discusión. Mis disculpas previas en caso de que haya supuestos que no se correspondan con la realidad.

¿Qué es lo que se discute, qué es lo que se pretende, qué es lo que se defiende, qué es lo que se combate...? Por qué no ver las cosas a la luz que las respuestas a estas preguntas arrojan sobre... las demás preguntas... Se da por supuesto que "los relativistas" no optan por ningún bien ni combaten ningún mal, pero ¿qué bien y qué mal de los muchos que ellos ven por todas partes sin decidirse? Esto es lo del agnosticismo y lo del positivismo, y eso es lo que salta a la vista: "los relativistas" pretenden, me parece, que todo se base en... lo que sentencie la ciencia. No niegan en el fondo que exista una moral ni dejan de tener una moral para su vida diaria, pero sostienen que porque no saben cuál es la "absoluta" a la que consideran "posible" aunque inaccesible para el hombre (al negar "la revelación"). Su apuesta, en el fondo, es de alzarse con la legitimidad de poder enjuiciar en base a los resultados positivos no definitivos de la ciencia, o sea, a que se acepten como supremos sacerdotes a los que no pueden acceder a la "verdad absoluta" por debilidad, por incapacidad, por ser... simplemente humanos. Su juicio, así, que lo establecen de todos modos, debe ser no sólo perdonado sino también acatado... por falta de uno mejor. Su jugada es a fin de cuentas hipócrita o incoherente. Su conducta es tan moral (la de la moralidad dominante en la sociedad) como la de cualquier otro. Sólo su "propaganda" dice "no saber" o "mejor callar"... integrándose de ese modo, con una "concepción acorde y explícita" a la corte de los opresores de turno entre los que desean estar a base de ofrendarles la justificación para su conducta "ultramaquiavélica", "pragmática", etc.

¿Y los que sostienen una moral revelada o prediseñada, que para el caso es lo mismo? Pues estos lo tienen más fácil. Si lograran demostrar que el juicio justo se puede establecer, interpretar, poner de acuerdo con algo que parece superior a lo humano (la naturaleza, por ejemplo; Dios, por ejemplo...) los buenos intérpretes (sacerdotales) deberían ser aceptados.

Pero no es esto lo que surge de rumiar la realidad y de animarse a tragar el resultado: la moral es un resultado evolutivo/adaptativo, es una herramienta por lo tanto para sobrevivir y dominar, para actuar a favor propio sobre la naturaleza y sobre los demás, los otros, lo externo a la conciencia, al "yo". Un instrumento pues de guerra que hoy sigue siendo utilizable. Lo demás se deriva colateralmente de ello.

Repito, son hipótesis apoyadas en la idea de que todo lo que "es" o "está" si se prefiere, es un resultado de la complejización. Pero esto ya es ir demasiado lejos...

Un saludo y a esperar puntualizaciones críticas que espero con interés, como de costumbre.

Héctor Meda dijo...

Hola Carlos,

Bien hecho al encontrar el aroma del positivismo en los relativistas.

También bien hecho -aunque al principio me impactase- en denunciar la hipocresía de los relativistas que luego no quieren -sensatamente- para su sociedad el burka o la ablación demostrándose así que, como tú bien dices, su conducta es tan moral (la de la moralidad dominante en la sociedad) como la de cualquier otro. Sólo su "propaganda" dice "no saber"

La pregunta es ¿por qué esa contradicción entre el dicho y el hecho? A mi juicio porque pretenden ser el polo opuesto de los que fundamentan la legitimidad de una moral dada en Dios de forma que los primeros dicen algo así como que no hay dios ergo no hay moral revelada más legítima que otra.

Lo que yo replico es que la legitimidad de una moral u otra es irrelevante, la cuestión es si nos conviene escoger una u otra. Así he dicho aposta de la criatura humeana que es anarquista en lo moral para buscar la comparación política porque es en lo político donde el juego de la legitimidad se muestra más irrelevante.

En efecto, ¿qué legitimidad tiene una institución como el Estado para coercionarnos? Ninguna pero aceptamos el Estado porque es -a grosso modo- la opción más sensata y acorde para cumplir nuestros intereses comunes.

Lo que nos preguntamos -al menos los que tenemos los pies en la tierra :-)) - no es si el estado es más o menos legítimo que la anarquía sino cuál es la configuración política más estable dada nuestra naturaleza.

Me parece que sucede lo mismo con ciertas morales (digo ciertaS porque cuando hable de la tercera criatura abordaré el hecho de que una moral única y concreta como la óptima resulta tan imposible de encontrar como encontrar la lengua perfecta)

Cambiando de tema (o casi) pero una duda metafísica me ha saltado cuando me has hablado de la idea de que todo lo que "es" o "está" si se prefiere, es un resultado de la complejización, idea con la que estoy de acuerdo pero pregunto ¿tal idea sigue vigente? ¿estamos aún inmersos y de forma ineludible en un proceso de complejización?
¿no ya no sólo lo que "es" sino lo que "será" será -valga la redundancia- resultado de la complejización? Entonces, ¿tiene nuestro universo una teleología, un fin?

Saludos

Carlos Suchowolski dijo...

¡Vaya, sí que has abierto la caja de los truenos... la hemos abierto! Me refiero a que han salido de "la caja" MUCHAS, MUCHÍSIMAS cosas... Deberíamos buscar enfocar sólo algunas para empezar: CIRCUNSCRIBIR.

"por qué esa contradicción entre el dicho y el hecho": creo que este juicio es relativo, creo que debajo del discurso está la realidad y que lo que hay que hacer es descubrirla, LEER BIEN, como decía Nietzsche y con él Strauss. El discurso puede parecer falso pero a veces sólo "necesita" ser engañoso, incluso "autoengañoso", pero... por CAUSAS REALES que están ahí, para mí: la idiosincrasia del hombre y su adaptabilidad a lo dado (que es complejo). No es pues un "problema epistemológico" (kantiano) sino existencial, material, postnietzscheano, post straussiano, post lo que sea... y sobretodo ANTI-IDEALISTA.

"el Estado porque es -a grosso modo- la opción más sensata y acorde para cumplir nuestros intereses comunes"

Hum, yo diría que es un resultado inesperado. El Estado y cualquier realidad se desarrolla poco a poco, ladrillo a ladrillo (estos se apilan cada vez en nuevas condiciones: a veces incluso se deben apilar con viento en contra, otras con la argamasa demasiado húmeda, etc., etc., etc...) y no veo sino en los orígenes una necesidad básica, heredada de los simios, la grupalidad. En el seno del grupo convergen muchas cosas (lo dejo a tu imaginación que no necesita de la mía) y eso da lugar a "algo" que luego crecerá- Comienzan a actuar las "leyes de la complejidad" o "de lo complejo", etc. NO HAY LUEGO UNA RAZÓN DE SER... (lo dejo aquí). En todo caso, otro apunte: si sobreviene "otra cosa" alguna vez, colapso o no de por medio, será por iguales "causas", así que no vale la pena defender este Estado por temor a "la anarquía" u otros males... En todo caso, la defensa que haga cada uno dependerá del mundo que prefiera... je, je... ¡CON-SER-VAR! ¿Qué otra cosa?

Y sobre la COMPLEJIZACIÓN: creo que es un proceso que debió empezar "hace mucho" (no puedo ni minimamente tener idea, pero puedo sugerir "escenarios fantásticos" que avalen mis propias hipótesis y las hagan compatibles con mi percepción de lo que me rodea; lo que no es muy de fiar... o tal vez sí...). Ahora bien: todo lo que observo se comporta como "sistema complejo" que sigue haciendose cada vez más complejo... a pesar suyo y cada vez con más resistencia a ello gracias a serlo cada vez más. Lo veo... "intuitivamente", qué quieres que te diga. Especialmente en lo social.

Y ahora, stop, que se me queman las neuronas.
Un abrazo lleno de satisfacción.

Héctor Meda dijo...

Bien, circunscribámosnos sólo a los temas que has tratado.

Item 1. La contradicción positivista o relativista de lo moral entre dicho y hecho yo la achaco más bien a precisamente una mala lectura de la realidad y que cuando se ven actuando de otra manera en un alarde de disonancia cognitiva señalan que tal actuación -por ejemplo, luchar contra la lapidación de adúlteras- no es más legítima ni mejor que otra.

Por lo demás y enfocando el apunte a derroteros más metafísicos quiero comentar que leer la realidad implica que la realidad es legible, o mejor dicho, es transcribible a signos legibles mas ¿cómo demostrar que esos signos que son los únicos que podemos leer són los únicos reales?
En fin este último apunte es pura pirueta verbal :-P ¡deséchalo! ¡sólo quería provocarte! ;-)

Item 2. Tú mismo lo apuntas respecto al surgimiento del estado. Cito:
no veo sino en los orígenes una necesidad básica, heredada de los simios, la grupalidad. En el seno del grupo convergen muchas cosas (lo dejo a tu imaginación que no necesita de la mía [Sí, claro que la necesito. De hecho, a veces pienso que eso es lo mejor de la literatura, que te dispara la imaginación. Sería una forma de cultivar creatividad, de unir fuerzas. La fuerza vital de la humanidad, por cierto.]) y eso da lugar a "algo" que luego crecerá

Es decir que en la propia naturaleza del homo sapiens está alojada la semilla del estado. No busquemos su legitimidad sino entendamos su obligatoriedad. Lo mismo pido para nuestra moral contra los realitivistas que les da igual una configuración política que otra pero a que la postre vaya a saber uno por qué apuestan por un estado, por la moral occidental.

Por lo demás, yo sí creo y apuesto por una defensa del estado porque el ser humano -a diferencia de otros animales- es capaz de creerse capaz de reeinventarse y pretender rehacerlo todo desde la nada -este mundo no es el mundo perfecto que mi imaginanción libre de las restricciones naturales es capaz de dar en imaginar-, contra ese nihilismo hay que luchar. No podemos estar cada generación descubriendo la pólvora una vez más. Este punto último creo que ambos lo podemos extender aún más.

Item 3. Te invito a que me muestres tales escenarios fantásticos. Sospecho que tienes cosas interesantes que decir.

En cuantao a la paulatina complejización es muy plausible y hasta ahora un hecho pero choca y todas las generaciones se han encontrado ese choque, con las fantasías idealistas que postulan que las sociedades son como el ave fénix que se pueden incendiar pero que luego renacerán.

Si la humanidad lucha contra esa pulsión pirómana que Hayek dió en llamar cientismo arrogante y que tiene en el socialsismo o en las teocracias sus históricas encarnaciones fatídicas (¿hoy hablaríamos del ecologismo misántropo?), si la humanidad lucha contra esa pulsión, repito, tal vez si cabe, es más sería necesario, tal gradual complejización de la sociedad.

Pero yo no la veo inevitable. En ese sentido, me parece que soy más pesimista que tú. xDDDDD

Saludos

Carlos Suchowolski dijo...

¡La caja de... Héctor Pandoro! Nooo... es broma. Pero lo cierto es que no va a ser fácil, me temo, poder avanzar con facilidad por este medio. Necesitamos un chateo o una larga charla de ping pong. ¡Pero... me cuesta contenerme!

1- la mala lectura no puede referirse a la tergiversación ideológica sino a la que podemos hacer los intelectuales por arrastrar el ancla de los apriorismos conceptuales. Aunque semejantes, sí, porque ambas actitudes se originan en el ansia de partido que los caracteriza. Pero yo creo que una cosa es "leer mal" y otra ser hipócrita o incoherente en nombre de una "idea madre" (ej. "la descolonización", "el feminismo", "el humanismo"... la "bondad de un pacto de civilizaciones"...) Yo dejaría la propuesta de "leer bien" para los desprejuiciados (y "confundidos"). Y perdón por no poder ser más riguroso en este punto.
2- la realidad es legible hasta cierto punto y esto se basa a mi criterio en que "la vida" ha producido lo que somos en un proceso marcado por la necesidad de controlar "la realidad". Y hemos llegado hasta donde hemos llegado, incluso con la capacidad de extender nuestros limitados sentidos mediante la tecnología, etc. No es "TODO", pero sí es "bastante".
3- sí, la cosa viene de lejos y casi justo antes de nosotros de los monos. Pero ¿qué?... pues La Grupalidad, no "El Estado".

Dices. "Es decir que en la propia naturaleza del homo sapiens está alojada la semilla del estado. No busquemos su legitimidad sino entendamos su obligatoriedad. Lo mismo pido para nuestra moral contra los realitivistas que les da igual una configuración política que otra pero a que la postre vaya a saber uno por qué apuestan por un estado, por la moral occidental."

No, desde mi inmodesto punto de vista: (a) imagina varias manadas que se unen de un modo nuevo, donde no hay "un alfa" único sino donde una de las manadas se erige en "manada alfa" y tendrás la diferencia. Y de nuevo, perdón por la insuficiencia de rigor: prometo un post (aunque sobre Grupalidad he dejado unos cuantos: te invito a echar un vistazo). (b) los "relativistas" apuestan por occidente porque hacen política (obviamente engañosa). Ni siquiera Nietzsche pudo prescindir de una escala de valores. Pero una cosa es que necesitemos todos una moral, que los juicios sean inevitables, y otra que haya "una moral" concreta que sea "absoluta" o "natural", "previa" a las necesidades de supervivencia y dominación para la que cada "moral" se usa, a las que cada "moral" se subordina, en correspondencia con las cuales cada "moral" se estructura. Por ejemplo, la consideración de que "es buena" la ablación responde a la necesidad de dominio machista. El "no matarás" sólo está circunscrito al ámbito del propio grupo para... que unido sea capaz de cargarse a los otros (la conquista de Israel por Josue deriva de la obtención de Los 10 Mandamientos por Moises), etc. NUESTRA lucha responde a nuestras apetencias intelectuales (en general) y ello nos hace capaces de "soportar" el hambre "lejos de nosotros" e INCLUSO ¡utilizarla propagandísticamente para dirigir a las masas! TU "lucha contra el nihilismo" es... una lucha contra una parte de la burocracia cultural que se pone, con el relativismo, al servicio de la superhipócrita que nos gobierna...

Lo demás es menos crucial, me parece. Y por mí, adelante: no volvamos a descubrir de nuevo la pólvora; en parte con esto intento (según mi inmodesta opinión y juicio) que en ese sentido abandones viejos apriorismos idealistas que siguen estando ahí de manera recidual. La pólvora está detrás de ellos y si una y otra vez el hombre se pone el velo delante por miedo a "reconocerse" es lógico que haya que VOLVER, RETORNAR (eternamente) a DESVELARLO para reconocer la pólvora. ¿NO te parece?

Bueno, mi pesimismo dice: el imperativo supervivencial no será nunca "superado"; mi "optimismo" dice: ese imperativo acabará venciendo todo obstáculo en el larguísimo plazo. Mi "pesimismo" responde a mi "ser social", a mis sueños de un mundo ideal para mí mismo que no tiene por qué ser el que vendrá (somos muchos, las interacciones son muchas, los escenarios futuros pueden determinar otras apetencias...) Mi "optimismo" deriva de mi intuición y de mi frustración, productoras de "conciencia", es decir, de la realidad que apenas me reserva ser una mota de polvo en el universo.

Si acaso, podríamos vernos un día para un buen "ping pong".

Un abrazo, Carlos.

Héctor Meda dijo...

Bien Carlos,

En este nuevo comentario algunos items los dejaré porque aunque son interesantes tal vez nos desviarían demasiado del tema(v.gr: ¿el imperativo supervivencial acabará venciendo todo obstáculo? Ese no es un enunciado positivista :-P ), otros los trataré en el siguiente post (v.gr: el tema de la necesidad/obligatoriedad del estado y su comparación con la moral) en donde espero que vuelvas ;-) y otros porque estoy de acuerdo contigo (v.gr: la naturaleza nos ha hecho hábiles lectores de la realidad)

Del resto hay que señalar especialmente la disyuntiva de si existe o no una moral absoluta.

Bien. Lo iba a tratar en otro post pero te adelanto -si no lo he hecho ya?- mi postura.

Estoy con Hauser -creador de las criaturas kantian, humeana, etc- de que tenemos un órgano moral análogo al órgano del lenguaje que nos provee de una gramática universal, un hardware, desde donde implementar un, no cualquier, lenguaje, cualquier moral. Y sin embargo así como resulta imposible encontrar la lengua perfecta, así también me parece que es imposible encontrar la moral perfecta o absoluta pero eso no impide que dadas unas necesidades, por ejemplo de comunicación social, existan lenguas mejores (más ricas, sútiles, etc) que otras. Por la misma existen morales que dadas las necesidades impuestas por nuestra naturaleza sí son mejores que otras.
Es, por buscar un ejemplo algo malo, como la altura. Un hombre 190 cm es alto. ¿Tiene la altura absoluta? No, pero sí es más alto que alguién que mide menos y si bien es cierto la moral no se puede cuantificar sí que se puede evaluar sus aportes adaptativos a la sociedad.

p.d: Desgraciadamente yo vivo muy lejos pero siempre nos quedan los mails ;-)

Aunque estas conversaciones limitadas por las circunstancias siempre nos ayudan a sintetizar el pensamiento.

Y te recuerdo que el otro interesante item tocado por ti el del Estado y su (in)necesidad ya lo estoy incrustando en un post sobre la falacia de Moore donde trato otra piedra de toque de este debate, me estoy refiriendo al tema de cuál es la moral más legítima; si la hay...

Saludos

Carlos Suchowolski dijo...

Esperaré mejor a la siguiente a pesar de que me "salgo de la vaina": en cualquier caso, te pido que me "leas" mejor (detecto no haber sido del todo interpretado, pero es normal); yo haré lo mismo. A 0:01 se publica mi siguiente post sobre todo esto (en parte).
Un abrazo.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

No estoy de acuerdo (como podrás imaginar) en lo último que dices: RECONOCER que no hay ningún "árbitro" por encima de nuestras emociones morales, no significa quedarnos "sin la obligatoriedad de obedecer ningún precepto". ¡TODO LO CONTRARIO! En lo que consiste ese reconocimiento es en RECONOCER QUE AQUELLO QUE LLAMAMOS "OBLIGATORIEDAD" ES EL SENTIMIENTO DE OBLIGATORIEDAD que nuestras emociones morales nos proporcionan. Quita ese SENTIMIENTO, y todo sentido de la "obligación" se convierte en mera palabrería.

Héctor Meda dijo...

Jesús,

Creo que en lo que Hume se equivocó y Rawls le corrigió es que no son las emociones las que determinan nuestro juicio moral. Te remito al logro de que criminales y sicópatas varios aprueben los tests de moral pero en la práctica los suspendan -notése la tragedia que palpita en este último eufismo verbal: la práctica los suspendan XDDD

Lo que quiero decir es que no existen las emociones morales o si se quiere, estas no vienen primero, si no que primero hacemos un juicio moral instintivo -como instintivamente juzgamos que una pelota que rueda por una mesa caerá- y que el avenirnos a aceptar la sentencia de tal juicio dependerá de unas emociones que nos desincentiven o no a acatarla.

Es decir, todo violador sabe que hace mal pero acaba comportándose mal porque las emociones que no logra tener no le disuaden pero, insisto, sabe que hace mal.

Por supuesto, esto que acabo de decir es falsable y estudiable.

En ese sentido se entiende mejor la respuesta a tu frase:
RECONOCER QUE AQUELLO QUE LLAMAMOS "OBLIGATORIEDAD" ES EL SENTIMIENTO DE OBLIGATORIEDAD que nuestras emociones morales nos proporcionan. Quita ese SENTIMIENTO, y todo sentido de la "obligación" se convierte en mera palabrería.

El sentimiento de obligatoriedad depende, efectivamente, de dicho sentimiento y así un violador por mucho que lea a Kant, por mucha palabrearía, no tiene medios de autodetenerse si no es emociones o sentimientos de obligatoriedad mediante.

Mas no se trata de fundamentar la moral en la obligatoriedad sino en la veracidad (o falsedad) de una proposición moral y el violador sabe que violar está mal (no en vano, muchos de ellos piden voluntariamente la castración); es decir, el violador sabe que está mal lo que hace pero no encuentra medios de evitarlo. Entiendo la moral como una suerte de consejera en ese parlamento de homúnculos (Dennett dixit) que es la conciencia. Digamos, que es la voz de lo social, la que nos habilita la sociabilidad y nos convierte en animales sociales.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

No sé si estamos llamando "emoción" a lo mismo. Yo me refiero a una SENSACIÓN MOTIVANTE.
.
El violador (el violador "normal", no un enfermo psicópata profundo) SABE que lo que hace está mal, porque sus emociones morales funcionan "normalmente", lo que ocurre es que no tienen la FUERZA MOTIVADORA suficiente como para compensar a otros deseos (que también son emociones motivadoras).

Héctor Meda dijo...

No sé si estamos llamando "emoción" a lo mismo

Me parece que no, porque yo creo que el juicio moral es un juicio que emite veredictos morales fundados en principios inconscientes e inaccesibles (Hauser dixit). Siendo la emoción un añadido, una suerte de policía que con mayor o menor coacción implanta o hace efectiva la sentencia.

Podríamos pensar en el sicopáta, alguien sin emociones pero sí con juicios morales, podríamos pensar, digo, como alguien similar al que tiene el mal de Capgras que reconoce la maldad de un acto pero no le suscita emoción alguna.