Mind-uploading (Inmortalidad digital)

 Vamos a examinar si la postura de que “La mente es descargable en un ordenador” es realmente la más parsimoniosa con el conocimiento científico actual, dejando de lado posiciones metafísicas no enlazables de manera minimalista (como sustancias no físicas, Daseins, etc.). El minimalismo no es un argumento per se pero define las premisas de partida de este texto.



1. Parsimonia y conocimiento científico actual

La Parsimonia (navaja de Occam) establece que entre explicaciones igualmente satisfactorias, elegir la que suponga menos entidades o supuestos adicionales.

Conocimiento científico actual relevante:

  1. El cerebro es un sistema físico gobernado por las leyes de la química y la física.
  2. No hay evidencia de violaciones de las leyes físicas conocidas en el funcionamiento cerebral.
  3. Las leyes físicas conocidas son Turing-computables en el nivel relevante para procesos neurales (nivel clásico, no relativista, no gravedad cuántica; incluso la química cuántica de moléculas biológicas parece simulable con suficiente potencia).
  4. No hay evidencia de hipercomputación en sistemas físicos reales (los modelos de hipercomputación requieren condiciones ideales no realizadas en la naturaleza, como precisión infinita o tiempo infinito).
  5. Correlación mente-cerebro: alteraciones físicas del cerebro alteran la mente; no se observa mente sin sustrato físico.


Posibles hipótesis alternativas parsimoniosas

  1. Computacionalismo débil:
    El cerebro es computable, la simulación de mentes es posible en principio, pero la “descarga” no preserva identidad (solo crea un duplicado).
    Esto es más parsimonioso: no añade el supuesto de identidad-transpersonal en la simulación.
  2. Teoría biológica de la mente:
    La mente no es separable del sustrato biológico vivo y en interacción con el cuerpo; aunque el cerebro sea físicamente computable, la mente requiere el sustrato biológico específico para existir (no es un “programa” abstracto).
    Esto tampoco requiere ectoplasma, solo propiedades emergentes de sistemas biológicos que no se instancian en silicio de la misma manera (aunque la simulación a nivel de neuronas podría replicarlas).


Respuestas:


  1. Si la identidad no está determinada por el modelo matemático/computacional que describe todos mis procesos físicos y mentales, ¿qué es entonces la identidad y cómo se introduce en una teoría científica?

En una Teoría del Todo (TOE) , todo lo que existe son entidades y procesos descritos por las matemáticas.
Si “Pepito” es solo un patrón particular de partículas/campos/computación, entonces:

  • Descripción completa = especificar la configuración inicial + leyes de la física se deduce toda la historia de Pepito, incluyendo sus estados mentales.
  • En esta descripción, no hay una variable adicional “identidad de Pepito” más allá del patrón físico.

Si simulamos exactamente ese patrón en una computadora, desde el punto de vista de la TOE, es el mismo patrón, luego debería ser el mismo Pepito.

El computacionalismo débil podría contraargumentar:

La identidad no es solo el patrón en un instante, sino la continuidad causal en el tiempo en el sustrato original.
Si rompes esa continuidad (paras el cerebro, lo escaneas, lo simulas en silicio), el “yo” se termina aquí y nace un nuevo ser (idéntico) allí.


Pero esto plantea el problema siguiente:
¿Dónde en las ecuaciones de la física aparece esa “continuidad de sustrato” como algo ontológicamente básico para la identidad?

Si dos sistemas son físicamente indistinguibles (mismos estados micro, mismas transiciones), ¿cómo puede la física decir que uno es “Pepito” y el otro no? Solo se podría postular de manera axiomática en la TOE al igual que una constante: en este universo además la velocidad de la luz a tal, está una estructura matemática que es común a Juanito y todas las veces que se digitalizó Juanito: juanito_001, juanito_002, etc.

Esto sugiere que la noción de identidad personal que usa el computacionalismo débil no es una propiedad física fundamental, sino una categoría narrativa/pragmática que nosotros añadimos.

Si la TOE puede describir completamente la realidad usando solo matemáticas (estructura + leyes), entonces:

  • O bien la identidad es solo un patrón particular (y puede instanciarse múltiples veces),
  • O bien hay que introducir en la TOE un haecciedad (thismess) primitiva para cada ser consciente, algo así como un “alma física” (algo así como un identificador único no computable).

Pero lo segundo es poco parsimonioso: añade un elemento extra (algo así como un “número de serie cósmico” para cada corriente de consciencia) que no se deduce de la física conocida.

Mi argumento insiste aquí:

  1. O aceptamos que la identidad personal es el patrón computacional (y por tanto la descarga/teletransporte preserva identidad),
  2. O postulamos algo adicional (continuidad de sustrato material como esencial) que no está en la física actual y parece un añadido metafísico a postular en una TOE.

La posición más parsimoniosa con una visión científica del mundo es la 1, porque (de primeras) no introduce propiedades misteriosas más allá de la estructura computacional, por ende las matemáticas.El computacionalismo débil, aunque intuitivo (por nuestro apego a la continuidad corporal), carece de base en la física fundamental y requiere suponer que la materia original tiene una relación especial con la identidad que una réplica exacta no tiene, lo cual es difícil de justificar sin dualismo encubierto.

En resumen:
Si todo en Pepito está descrito por un modelo matemático en la TOE, entonces su “identidad” es ese patrón:
Simular el patrón-Pepito es re-crear a Pepito.
Negar eso es añadir un elemento extra (“esta instanciación material concreta es la verdadera”) que la ciencia no necesita (de primeras).


2. Afirmar que la mente requiere necesariamente sustrato biológico (y no solo cualquier implementación física que realice la misma función computacional) suena similar a postular un "vitalismo para la mente".La Tesis de Church–Turing (en su versión física, como la planteó David Deutsch) dice:

Cualquier sistema físico finito puede ser simulado de manera arbitrariamente precisa por una máquina de Turing universal.


Eso significa: si un proceso es realizable en nuestro universo (con recursos finitos), entonces es Turing-computable.
No importa si tiene “pelos”, “señales bioquímicas” o “cuernos de unicornio”: si obedece las leyes de la física (que parecen ser computables en el nivel relevante para sistemas macroscópicos), entonces es simulable por un algoritmo.

Si el cerebro es un sistema físico finito, entonces:

Sus estados y dinámicas son computables (salvo que haya procesos físicos no computables, lo cual no hay evidencia en neurociencia).

Por tanto, existe una simulación computacional del cerebro que reproduce su comportamiento (incluyendo outputs verbales, decisiones, etc.) con precisión arbitraria.

Quien afirma que “el sustrato biológico es esencial” está diciendo:
Aunque el cerebro sea computable, y aunque se pueda simular perfectamente en silicio, esa simulación no sería consciente (o no sería la misma mente)”.

Eso requiere postular una dependencia ontológica adicional de la consciencia respecto a propiedades físicas específicas más allá del modelo matemático (hipotético) conocido.
Esa dependencia es gratuita según el conocimiento científico actual, porque:

No tenemos una teoría de la consciencia que diga que el silicio no puede soportarla si realiza el mismo cómputo.

No hay experimento que distinga entre dos sistemas isomorfos computacionalmente donde uno sea consciente y el otro no (no sólo sería dualismo encubierto sino una refutación de la tesis Church-Turing).

La posición más parsimoniosa, dado el conocimiento actual, es:

El cerebro es un sistema físico computable.

Una simulación suficientemente detallada del cerebro produciría los mismos estados mentales por realizar el mismo cómputo.

Por tanto, la mente puede ser descargada (transferida a otro sustrato que realice la misma computación).

Incluso si consideras que lo mental es algo que nace a propósito de una materia decrépita como el cerebro que va cambiándose con el tiempo, igualmente ese evolucionar (otra vez: sobre el papel) de esa entidad física debiera estar procedimentada en su discurrir según algún modelo matemático computable.

Cualquier objeción basada en “lo biológico es especial” sin evidencia de no-computabilidad o de dependencia de sustrato demostrada, es una hipótesis adicional no justificada — equivalente a añadir “pelos y señales” pero sin alterar el modelo computacional subyacente.


Argumento Recapitulador: 

O lo mental no es un hecho, o si lo es entonces está sujeto a raciocinio en virtud de una razón de ser.

Si tiene razón de ser, su hacerse se hace a razón de una estructura formal que procedimentalmente diera lugar dicho hecho mental.

Si lo mental lo es de manera procedimental, o bien es Turing-computable o bien existe una algoritmia que viola la tesis de Church-Turing.

Si no viola la tesis de Church-Turing entonces es computable e (idealmente) puede ser simulado por un computador.

Ergo la tesis de que la mente puede descargarse en el ordenador es la más parsimoniosa con nuestros conocimientos científicos actuales (que no obviamente con nuestras capacidades tecnológicas contemporáneas).


Conclusión: 

Las objeciones a la descargabilidad de la mente (identidad personal, sustrato biológico esencial) se basan en legítimas intuiciones metafísicas o categorías narrativas que podrán defenderse filosóficamente pero no desde la física fundamental  y la parsimonia.
La posición más minimalista, dada la ausencia de evidencia de no-computabilidad o propiedades emergentes no estructurales, es que una simulación exacta del cerebro sería una instanciación de la misma mente.

Esto puede dar a, ciertamente, experimentos mentales contraintuitivos (Derek Parfit ha hecho carrera de ellos) pero igualmente con los Viajes en el Tiempo (a través de ciertas soluciones de las ecuaciones de la Relatividad General con agujeros de gusano transitables o los universos de Gödel), y no por ello se desechan las teorías físicas.

La idea de que "yo soy este patrón computacional, no esta carne" es quizá la siguiente revolución contraintuitiva para el sentido común...que no para la ciencia actual porque dentro de un marco científico minimalista, no hay razón para postular restricciones adicionales más allá de la realización de la computación relevante. 


La inmortalidad digital es científicamente concebible de manera parsimoniosa con nuestro saber (científico-matemático) actual.

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