Profetas
Comparto también la convicción de quienes piensan que el estudio de Dante o Shakespeare, de Dostoievski o de Proust, tiene una buena ilustración en el conocimiento de Kalidasa, de los Nò o del Mono Peregrino.
No se trata aquí de un pseudoenclopedismo vacuo y en definitiva estéril. Lo que importa es no perder de vista la unidad profunda e indivisible de la historia del espíritu humano.
No se trata aquí de un pseudoenclopedismo vacuo y en definitiva estéril. Lo que importa es no perder de vista la unidad profunda e indivisible de la historia del espíritu humano.
De viaje, en coche, o después de una buena comida, de paseo, o de noche, cuando no puedo dormir, es cuando me asaltan las mejores ideas, cuando surgen en abundancia.
Las que más me gustan las conservo en mi mente, canturreándolas para mis adentros, o al menos eso dicen los demás.
Cuando tengo eso en mi interior, el resto viene con rapidez, una cosa después de la otra, viendo dónde podría utilizar tal fragmento para hacerme una composición de conjunto segun las reglas del contrapunto, los timbres de los diversos instrumentos, etcétera.
Mi alma se enfervoriza, por lo menos cuando nadie me interrumpe; la idea crece, la desarrollo, todo va aclarándose cada vez más, y realmente la pieza está casi acabada en mi cabeza, por larga que sea, de manera que luego puedo, de una sola mirada, verla mentalmente como un cuadro hermoso o una bella escultura; con esto quiero decir que, en mi imaginación, no oigo en absoluto las partes una tras otra en el orden en que se sucederán, sino que las oigo todas a la vez.
¡Deliciosos instantes! Descubrimiento y puesta en práctica, todo se produce en mi como en un hermoso sueño, muy lúcido. Pero lo más bello es poder oír todo eso a la vez.
Las que más me gustan las conservo en mi mente, canturreándolas para mis adentros, o al menos eso dicen los demás.
Cuando tengo eso en mi interior, el resto viene con rapidez, una cosa después de la otra, viendo dónde podría utilizar tal fragmento para hacerme una composición de conjunto segun las reglas del contrapunto, los timbres de los diversos instrumentos, etcétera.
Mi alma se enfervoriza, por lo menos cuando nadie me interrumpe; la idea crece, la desarrollo, todo va aclarándose cada vez más, y realmente la pieza está casi acabada en mi cabeza, por larga que sea, de manera que luego puedo, de una sola mirada, verla mentalmente como un cuadro hermoso o una bella escultura; con esto quiero decir que, en mi imaginación, no oigo en absoluto las partes una tras otra en el orden en que se sucederán, sino que las oigo todas a la vez.
¡Deliciosos instantes! Descubrimiento y puesta en práctica, todo se produce en mi como en un hermoso sueño, muy lúcido. Pero lo más bello es poder oír todo eso a la vez.
Mozart explicando cómo componía, citado por Martin Heidegger en un libro de título extraviado
Comentarios
algo nivel espiritual = ALTO nivel espiritual.
La tuya me gusta, sí, es válida, yo no lo diría mejor.
El sentimiento de conexión con lo divino, quiero decir, no lo veo como capital para la experiencia estética aunque no niego que cuando el Arte aparece, lo hace porque conecta con estructuras profundas de la psique humana y de ahí su universalidad
No obstante y con un poco de manga ancha: todo actividad que anche nuestra aprhensión del mundo, en tanto se acerca a una dimensión más omnicomprensiva, tal vez sí deba considerarse numinosa
Únicamente me abro a la posibilidad de que lo creado bajo cierto grado de inspiración (y no hablo sólo de genio sino de algo incluso más profundo, por ej., el arte sagrado tradicional) nos hable misteriosamente de verdades que seguramente nunca podremos formular con un lenguaje llano o científico. Verdades no ya sobre la mente del ser humano como especie, que también evidentemente, sino de principios ontológicos de los cuales participa o deriva la mente humana, tan misteriosa ella; de ahí que, contra Kant, yo sí admita la posibilidad de la intelección o intuición nouménica.
Eso explica el por qué -a ciertas sensibilidades, al menos- las experiencias estéticas le parecen irrenunciables.