jueves, 18 de noviembre de 2010

Profetas

Comparto también la convicción de quienes piensan que el estudio de Dante o Shakespeare, de Dostoievski o de Proust, tiene una buena ilustración en el conocimiento de Kalidasa, de los Nò o del Mono Peregrino.

No se trata aquí de un pseudoenclopedismo vacuo y en definitiva estéril. Lo que importa es no perder de vista la unidad profunda e indivisible de la historia del espíritu humano.



De viaje, en coche, o después de una buena comida, de paseo, o de noche, cuando no puedo dormir, es cuando me asaltan las mejores ideas, cuando surgen en abundancia.

Las que más me gustan las conservo en mi mente, canturreándolas para mis adentros, o al menos eso dicen los demás.
Cuando tengo eso en mi interior, el resto viene con rapidez, una cosa después de la otra, viendo dónde podría utilizar tal fragmento para hacerme una composición de conjunto segun las reglas del contrapunto, los timbres de los diversos instrumentos, etcétera.

Mi alma se enfervoriza, por lo menos cuando nadie me interrumpe; la idea crece, la desarrollo, todo va aclarándose cada vez más, y realmente la pieza está casi acabada en mi cabeza, por larga que sea, de manera que luego puedo, de una sola mirada, verla mentalmente como un cuadro hermoso o una bella escultura; con esto quiero decir que, en mi imaginación, no oigo en absoluto las partes una tras otra en el orden en que se sucederán, sino que las oigo todas a la vez.

¡Deliciosos instantes! Descubrimiento y puesta en práctica, todo se produce en mi como en un hermoso sueño, muy lúcido. Pero lo más bello es poder oír todo eso a la vez.

Mozart explicando cómo componía, citado por Martin Heidegger en un libro de título extraviado

9 comentarios:

El Perpetrador dijo...

¿Cuál sería el vínculo entre los dos textos? Por mi parte sólo veo uno, y es el carácter platónico de ciertas ideas, tales que los hombres no las crean en su determinada época sino que, a falta de una palabra mejor, las "aprehenden". Esas ideas son bien las grandes ideologías espirituales, bien las creaciones artísticas de algo nivel espiritual, como la que describe Mozart al sentirla descender sobre su ser, un poco como si la tomara de la Biblioteca Musical de Babel que tanto comentabais en días anteriores.

El Perpetrador dijo...

Fe de erratas:

algo nivel espiritual = ALTO nivel espiritual.

Héctor Meda dijo...

Bueno, pongo los textos a disposición siempre del lector y de su creativa lectura.

La tuya me gusta, sí, es válida, yo no lo diría mejor.

El Perpetrador dijo...

Pero reconócelo: seguro que crees más bien que la mente humana es autopoiética o algo así y que sólo produce aquello que las concatenaciones neuroquímicas establecen a lo largo de procesos ciegos y definidos en sí mismos que nada tienen que ver con intelecciones nouménicas. Yo, en cambio, estoy cambiando de parecer.

Héctor Meda dijo...

Yo lo que creo es que la complejidad de ciertos ámbitos de la realidad (caso de la mente) exige una multidisciplinar y divergente panoplia de discursos, si bien, el recurrir a plataformas discursivas metafísicas, como el caso de los museos platónicos, es peligroso, son demasiado pesadas y demasiado bagaje para tan poco avance como el que nos supone el aceptar que existen; porque, y por concretar, ¿qué ganamos exactamente considerando a Mozart receptáculo de radiaciones cósmicas?

El Perpetrador dijo...

No lo sé exactamente, pero la verdad no tiene por qué ser siempre útil para que sea revelada, si bien hay verdades nocivas si carecen de la interpretación que las integre adecuadamente. Yo he acabado pensando que lo natural es que cuando uno se siente próximo a un "canal" del Absoluto (sea un arte sublime, unas palabras transformadoras, la mera presencia de un iluminado o un paisaje grandioso) se siente más próximo a un principio metafísico que, sea o no visualización simplista de algo más complejo, corresponde a algo que está anclado en la profunidad de la mente humana y que me resisto a concebir como un elemento fatuo y patológico como suele hacerse tan freudianamente.

Héctor Meda dijo...

Nada más lejos de mi intención que andar cerca de las tésis infalsables y tendenciosas del freudismo, ahora bien, de ciertos artistas, sobre todo de corte dionísiaco, y pienso por ejemplo en Beethoven; nada más conveniente que juzgarlo humano, demasiado humano y justo porque tal, maravilloso de escuchar.

El sentimiento de conexión con lo divino, quiero decir, no lo veo como capital para la experiencia estética aunque no niego que cuando el Arte aparece, lo hace porque conecta con estructuras profundas de la psique humana y de ahí su universalidad

No obstante y con un poco de manga ancha: todo actividad que anche nuestra aprhensión del mundo, en tanto se acerca a una dimensión más omnicomprensiva, tal vez sí deba considerarse numinosa

El Perpetrador dijo...

Por supuesto que no estoy diciendo que todo arte disfrutable e inocente deba ser considerado más o menos que humano. Coincido sobre lo de Beethoven, al menos en buena medida, y también incluiría en ese ámbito a la mayor parte de la producción de Mozart.

Únicamente me abro a la posibilidad de que lo creado bajo cierto grado de inspiración (y no hablo sólo de genio sino de algo incluso más profundo, por ej., el arte sagrado tradicional) nos hable misteriosamente de verdades que seguramente nunca podremos formular con un lenguaje llano o científico. Verdades no ya sobre la mente del ser humano como especie, que también evidentemente, sino de principios ontológicos de los cuales participa o deriva la mente humana, tan misteriosa ella; de ahí que, contra Kant, yo sí admita la posibilidad de la intelección o intuición nouménica.

Héctor Meda dijo...

Estoy de acuerdo en que, por decirlo wittgenstenianamente, lo artístico articula un juego de lenguaje no reducible a, ni intercambiable por, otro juego de lenguaje.

Eso explica el por qué -a ciertas sensibilidades, al menos- las experiencias estéticas le parecen irrenunciables.