miércoles, 20 de octubre de 2010

El precio de la inmortalidad

Contra el punto de vista tradicionalmente defendido, dice [Rolf] Landauer, no surgen pérdidas termodinámicas cuando se procesa información (recogida y utilización). El único paso que conlleva una pérdida elemental inevitable es la destrucción de información, el olvido. Sólo hay que tener a la vista todo lo que tiene que hacer el demonio [de Maxwell]: no se trata sólo de medir y clasificar uno o dos átomos en la cámara, sino de observar y comprobar cantidades ingentes de átomos, y eso significa que precisa una memoria igual de gigantesca, un volumen de almacenamiento que, con toda seguridad, la hará enseguida mayor que el dispositivo entero, y así completamente sin valor. Junto a su tarea de obtener información, por tanto, el demonio ha de llevar a cabo una tarea aún más importante, eliminar información.

Tiene que borrar sin desmayo su memoria y, a cambio, paga lo que podría llamarse poéticamente el precio del olvido. Se ve apremiado a ello por el Segundo principio de la Termodinámica, que entonces sí se impone definitiva y soberanamente a todos los demonios y sus exorcistas.

pág. 89 del libro El gato de Schrödinger en el árbol de Mandelbrot

[hay un] organismo (animal para más señas) que realmente riza el rizo y puede considerarse en cierta medida inmortal. Se trata de la Turritopsis nutricola, una hidromedusa que tiene la fantástica capacidad de revertir su estado adulto y convertirse de nuevo en pólipo. Este proceso puede repetirse indefinidamente, lo que a efectos prácticos supone que un ejemplar nunca muere como tal. Este comportamiento fue descrito por Stefano Pireano y colaboradores en un trabajo titulado

publicado en 1996 en The Biological Bulletin. El proceso por el cual se produce una nueva diferenciación de células ya diferenciadas se denomina transdiferenciación, y es mediante el que algunas especies animales consiguen regenerar algunos de sus órganos. Sin embargo, la completa vuelta a la infancia de esta medusa es realmente excepcional. Hay un análisis más detallado del ciclo vital de esta especie en otro trabajo -también de Pireano y colaboradores- titulado

publicado en Tissue and Cell. Desde el punto de vista externo, el proceso es bastante curioso, ya que la medusa evierte su umbrela y reabsorbe los tentáculos, fijándose a una roca por lo que anteriormente constituía su parte interna. Hay una figura ilustrativa de todo el proceso aquí.

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