lunes, 18 de octubre de 2010

Dictamen sobre Dios, por José Antonio Marina

José Antonio Marina redacta el siguiente dictamen a modo de conclusión en su libro Dictamen sobre Dios:

1- Un dictamen sobre Dios ha de convertirse forzosamente en un dictamen sobre las religiones, lugar originario del habla que habla de Dios

2- Todas las religiones tienen en común la referencia a una realidad más profunda -o poderosa o buena o espiritual- que la cotidian. Algunas la identifican con Dios y otras no. (...)

3- Las religiones han tenido un origen mestizo y poco fiable, en el que se mezclan preocupaciones y experiencias muy distintas: el miedo al caos, la necesidad de encontrar explicaciones, (...)

4- De este confuso conglomerado de sentimientos y creencias emergieron algunos personajes revolucionarios que cambiaron el rumbo de la humanidad: Moisés, (...)

5- Las religiones se fundan en unas experiencias privadas que escapan a la corrobaración científica. Proporcionan seguridad a quien las acepta, pero difieren en el modo de alcanzar esa seguridad. Puede derivar de un don divino, de una iluminación de la conciencia transfigurada, (...)

6- Las religiones no han sentido nunca gran interés por elaborar una demostración de la existencia de Dios, porque su fuente de certezas no depende de la razón, sino de una peculiar experiencia. (...). Ha sido la filosofía -(...)- la que ha intentado una demostración de la existencia de Dios, sin que haya llegado a resultados irrefutables.

7- Creo, sin embargo, que a partir de la experiencia del mundo material -(...)- y de sus creaciones y fenómenos, la filosofía puede afirmar la existencia de una dimensión divina de la realidad, fundada en la percepción de existir. Esta dimensión ontológica tiene muchos rasgos que se han atribuido al objeto cultural "Dios", y que hemos reconocido al estudiar la experiencia religiosa: es afirmativa, autosuficiente, única, sin contrarios, tiene la universalidad de las leyes de la naturaleza, funda la eficacia de lo real, nada hay fuera de ella, no puede tener antecendentes en su existir, ya que tendrían que existir también. Todo esto permite elaborar una teología tautológica. Me parece que una afirmación analítica decir que si existe el universo, existen todas las condiciones de posibilidad del universo. Dios es una sustantivación de la dimensión divina de la realidad. Se trata de un Dios del que habría que predicar las propiedades de la realidad , puesto que surge de una dimensión suya, la divina. Es, pues, un dios profano, que manifiesta su realidad en un universo material abierto, dinámico, evolutivo, creador, vivo y consciente. Es, precisamente, en la conciencia del ser humano donde se hace presente la dimensión divina de la realidad.

8- Desde la percepción del existir se puede recuperar una parte de la experiencia religiosa universal: la experiencia del poder, del fundamento, del dinamismo de lo real. Desde la percepción del existir humano, se puede dar otro contenido a esas experiencias: la energía creadora, innovadora, ampliadora de posibilidades, la consciencia como lugar de emergencia de la realidad humanizada.

9- Creo que la filosofía debe limitarse a esa afirmación tautológica de la existencia (de Dios). Nuestros sistemas conceptuales no son capaces de decir nada sobre la esencia de Dios. Son las religiones las que se encargan de de proponer distintas versiones de la esencia divina, fuera del ámbito de la ciencia y de la filosofía.

10- Para comprender el valor cognoscitivo de las religiones, debemos distinguir entre verdades privadas y verdades universales. Son verdades privadas aquellas que se imponen a una persona en su fuero íntimo, en su conciencia, pero que no pueden universalizarse. No se niega que puedan ser verdaderas, sino tan sólo que no alcanzan el nivel de verdades intersubjetivas, que son más seguras no en cuanto a su contenido, sino al modo de justificación. Las verdades religiosas son verdades privadas individuales, o colectivas. De ahí procede la tendencia irremediable a la pluralidad y a la fragmenteción de las religiones, que acabó concretándose en el derecho a la libertad religiosa. Cada persona puede tener una idea de la divinidad, vivirla como verdadera, y sentir que sería una traición renunciar a ella. Cuando se olvida que esas verdades son privadas, tal seguridad puede traspasar los límites de la intimidad y pretender imponerse a los demás. Religión y ciencia se constituyen como dos ciudades independientes, basadas en experiencias independientes. Ninguna de ellas puede criticar a las otras en el ámbito de su competencia.

11- Se impone afirmar un Principio ético de la verdad: "Ninguna verdad privada puede aducirse para criticar una verdad pública e intersubjetiva, ni para guiar un comportamiento que pueda dañar a otra persona"

12- Es posible fundamentar una ética, entendida como moral transcultural, que sirva de marco amplio donde situar la ciudadela religiosa y la ciudadela profana. La ética procede de las morales religiosas, pero acaba convirtiéndose en un criterio de evaluación de las propias morales religiosas. La ética es un juez último de las actividades prácticas del mundo religioso y profano. Si las religiones tienen razón, el comportamiento bueno -es decir, de acuerdo con las normas éticas- es el camino natural para entrar en el círculo religioso.

13- De los argumentos que anteceden a este criterio se derivan unos criterios éticos a los que deberían someterse las religiones:

- La compatibilidad de su moral con los principios éticos, y su aptitud para perfeccionarlos y realizarlos

- La cercanía de una religión a la experiencia religiosa, más que a una disciplina eclesial

- La confianza en la capacidad de la inteligencia de para acercar al hombre a Dios

- En caso de fundarse en una escritura considerada sagrada, su capacidad para liberarse de una interpretación literal

- La decisión de no utilizar sistemas de inmunización dogmática, que invaliden toda nueva experiencia

- La pureza de su transmisión, lo que implica la no utilización de medios coactivos, la no limitación de información a sus fieles, la libertad de discusión, la no utilización del miedo como método de adoctrinamiento, y el respeto a otras religiones

- La separación del poder político y el rechazo de la fuerza para extender las creencias

14- A la pregunta de si es inteligente a estas alturas ser religioso, he de contestar que hay formas inteligentes y formas no inteligentes de serlo. La religión puede entenderse como el rechazo a admitir la clausura del mundo natural, pragmático, economicista y técnico. Si se entiende bien, es una actitud de rebeldía poética y creadora. No mira tanto al pasado como al futuro. Y confiere al hombre la nada trivial función de completar y dirigir las manifestaciones de la existencia (de Dios, en el sentido que he dado a esta palabra). Creo que es inteligente acceder a la religión desde la ética, no desde la credulidad. Me parece observar un lento esfuerzo de las religiones para recuperar su pureza inicial, liberarse de basura histórica, y convertirse en religiones de segunda generación, es decir, en religiones éticas, más preocupadas por la teopraxia que por la teología, más preocupadas por divinizar la realidad que por evadirse divinamente de ella.

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