Escrito a cuatro manos con DeepSeek: Eres muchos, y todos están inventados.

 ¿Y qué hay de malo en ejercer el biopoder de manera explícita y desenmascarada?


En Los Simpson, en no recuerdo qué capítulo de cuál temporada, se pone en escena a un general de un ejército trabajando de incógnito a modo de manager de una pop boyband en aras de fomentar el alistamiento del ejército. No sin cierta guasa, una vez descubierto, le revela a Lisa (¿Lisa?) los tres tipos de manipulación con los que embauca el ejércto: subliminal, liminal y superliminal. ¿Superaliminal? pregunta Lisa. El general abre la ventana del despacho, mira a un peatón que pasa y le grita: <<¡Eh, tú! Alistáte en el ejército>>. <<Sí, señor, ahora mismo, señor>>. Y chimpún.


Existe lo superliminal.


En twitch, en una de esas tropecientas telenovelescas polémicas, el Xokas vino a llamar vagos a todas aquellas personas que estaban fuera de peso.


En alud sublevante, le flamearon todo tipo de personas y autoridades incluso para recordarle (evidencia la hay) de que el origen de la obesidad es multifactorial.


Cuando Miles Davis (no me he olvidado de qué párrafo vengo: paciencia) iba a poco adentrándose en el mundo de la heroína, en un momento dado en el que estaba tirado como un trapo en una esquina afuera de un bar, alguien, con casi segura intención conmiserativa, le pusieron un billete en la solapa de su cazadora. Hablamos de Miles Davis: <<Yo he cambiado cuatro o cinco veces la historia de la música, ¿usted qué ha hecho aparte de chupársela a un rico hombre blanco?>>. Hablamos de Miles Davis: tocaba de espaldas al público. Bien. Hablemos de Miles Davis: luego de semejante (para él) humillación, acudió a casa de sus padres, se encerró durante un mes en el sótano, y base de un sufrimiento que ni puedo imaginar ni hace falta describir, se desenganchó de aquella terrible droga. Sí, luego volvería a caer pero en la cocaína...pero por el camino inventó el modal jazz. Y además se desengancharía también de ésta.


Al tema: Yo no creo que una afirmación como la que hizo el Xokas (stricto sensu: empíricamente falsa) sea un mera pedrada que no resquebraja nada, antes bien, a temperamentos como el de Miles Davis, suele ser carburante suficiente para motorizar cambios en su conducta. Logran metabolizar la (auto)humillación en agencia. Por lo tanto, tales vocecillas --correctamente armonizadas, eso sí, para que no reverberen más allá de su mitridatismo-- pueden lograr e-mocionar, movilizar, incentivar a ciertas personas hacia ciertas prácticas deseadas. Su existencia NO es una abominación sino el resultado emergente natural de un ecosistema con neurodiversidad.


Podrás entonces protestar, ciertamente, que esa búsqueda de autenticidad es un reflejo alucinatorio de una sociedad que impele o repele ciertas conductas y ciertos perfiles. Semejante reflexión caería en el esencialismo que dice criticar: no existe un basamento desde donde encontrar o hacia donde fondear hasta una autenticidad. Existen emociones.


Por caso, si un adolescente se viera en el cruce y resistencia, de seguir bebiendo alcohol para seguir en resonancia con su comunidad de amigos o bien dejar de lado semejante práctica debilitante, pues bien, con independencia de a cómo se podría sustentar una elección, lo aquí relevante es que ambas emociones son legítimas (al menos de principio) y no hay ni modo de decir que, aunque ambas se contradigan, si una es más real (¿emocionante?) que la otra. 


Esto está magníficamente dramatizado en un doble experimento mental escrito por Joshua Kenobe.


Experimento mental I:


<<Sandra lucha contra su adicción a la heroína. Desea desesperadamente volver a consumirla, pero le gustaría no hacerlo. Desearía dejar de desear la heroína y empezar a vivir una vida muy diferente. Ante este experimento mental, mucha gente tiene la intuición de que el deseo de Sandra de consumir heroína no forma parte de su verdadero yo; que el verdadero yo de Sandra está totalmente al otro lado de este conflicto interior.>>


Experimento mental II:


<<Consideremos ahora una versión invertida del clásico experimento mental: Sandra siente una aversión visceral al consumo de heroína, pero desearía no sentirla así. Muchos de sus amigos consumen heroína, y está claro que es la forma más fácil de encajar con la gente de su grupo social, así que desearía dejar de sentir esa aversión y empezar a consumir heroína como hacen todos sus amigos. En este caso inverso, ¿tienes la misma intuición? ¿Te parece que la aversión de Sandra a consumir heroína no forma parte de su verdadero yo, que su verdadero yo está totalmente al otro lado de este conflicto interior?>>



¿Y si la libertad es el último sonajero que el biopoder hace resonar en ti para mantenerte enjaulado en el "yo"?

En última instancia, el último reducto del biopoder se erradica desde --pero porque  empieza en-- el ego. 


Como dice Peter J. Carroll en Psybermakgia: Ideas avanzadas en la Makgia del Caos: <<Si todavía no aceptas el principio de los múltiples yoes, considera por qué los humanos pasan tanto tiempo en los templos de Venus, Luna, Baco y Marte, tratando de escapar de sus yoes solares cotidianos, en busca de amor, sexo, intoxicación y entretenimientos violentos.>>

Y continúa con: <<Celebramos esta evolución.

La creencia en un solo yo proviene, de los monoteísmos religiosos que tienen un solo dios. (...).

Si te consideras un "individuo", en el sentido de "indivisible", no has vivido.

Si sólo te consideras un ser único capaz de desempeñar varios papeles, entonces aún no los has desempeñado in extremis.

Los distintos yoes deben permitir a cada uno de ellos una oportunidad para alcanzar sus objetivos en la vida si desean alcanzar algún sentido de plenitud y permanecer cuerdos.

Muchas personas parecen pasarse la vida intentando parecer normales, predecibles y coherentes ante si mismas y ante quienes las rodean. Acaban aburridas de sí mismas, desprovistas de toda profundidad de recursos interiores, asfixiadas por las inhibiciones que defienden sus propias identidades monolíticas.>>



En cierto modo, el poder debe entenderse como prorrogación de la tesis de Jaynes: La mente humana era bicameral, vale decir, un hemisferio 'hablaba' (dioses/alucinaciones) y otro 'obedecía'. La conciencia moderna surgió supuestamente al colapsar esta estructura hace ~3000 año.


En puridad, pasa que seguimos oyendo voces solo que éstas se emiten y modulan según nuevas tecnologías del yo propuestas por diferentes autores, a saber: 

Eric Havelock (Preface to Plato): La oralidad requería ritmo y repetición; la escritura alfabética permitió crítica y abstracción.

Walter Ong (Orality and Literacy): Tecnologías de la palabra (escritura, imprenta, digital) reconfiguran la conciencia.

Jack Goody (The Domestication of the Savage Mind): La escritura impulsó lógica, historia y autoconciencia.

Clark & Chalmers: "La mente no termina en el cráneo: el cuaderno y el smartphone son extensiones cognitivas tan reales como las sinapsis."

Stiegler (Técnica y tiempo): la tecnología es farmacón (veneno/remedio); desde el lenguaje hasta el algoritmo, las herramientas constituyen al humano. La memoria externalizada (ej. escritura) modifica la conciencia.


¿El resultado histórico de los sistemas de poder es que producen sujetos dóciles?

No, y nos precipitaríamos de luchar contra esto y con ello aspirar a un utopismo in-humano. Esas voces NO producen nuestra docilidad sino que "pacen" en ella y esa es la gran lección que Jaynes no se atrevió a cruzar: siguen nuestros hábitos geminando rumiados por una polifonía de voces pero porque la vociferación es la naturaleza de nuestro interior monologo joyceano (Daniel Denett esto sí lo explica pero como es un estudiante aplicado de ciencias no va más allá) el cual avanza por resonante memoria muscular.


¿Cómo no reírse de los que discuten sobre guijarros ignorando que ni siquiera sus pies tocaron el suelo?

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