viernes, 7 de enero de 2011

La ley de la selva

La "supervivencia de los más aptos" de Darwin es realmente un caso especial de una ley más general relativa a la supervivencia de lo estable. El universo está poblado por cosas estables. Una cosa estable es una colección de átomos bastante permanente o común para merecer un nombre. Puede ser una colección única de átomos, tal como el Matterhorn, que permanece el tiempo suficiente como para merecer un nombre. O puede ser una clase de entidades, como las gotas de lluvia que se producen en un porcentaje tan alto como para merecer un nombre colectivo, aun cuando cada una de ellas tenga un período de duración muy breve. Las cosas que vemos a nuestro alrededor y de las cuales pensamos que requieren una explicación, tales como las rocas, galaxias, olas del mar, todas son, en mayor o menor grado, configuraciones estables de átomos. Las burbujas de jabón tienden a ser esféricas debido a que ésta es una configuración estable para las películas delgadas llenas de gas. En una nave espacial el agua también permanece estable en glóbulos esféricos, pero en la Tierra, donde existe la gravedad, la superficie estable para el agua estancada es plana y horizontal. Los cristales de sal tienden a ser cubos debido a que ésta es una forma estable de conglomerar los iones sodio y cloruro. En el Sol, los átomos más simples de todos, los átomos de hidrógeno, se fusionan para formar átomos de helio, ya que, debido a las condiciones que allí prevalecen, la configuración del helio es más estable. Otros átomos aún más complejos se están formando en las estrellas en todo el universo, y se originaron, también, en la "explosión gigantesca" que, de acuerdo con la teoría prevaleciente, dio inicio al universo. De aquí provendrían originalmente los elementos de nuestro mundo.

Página 15 del libro El gen eogísta, de Richard Dawkins

Los sietes samuráis es una película con un dominio completo de su medio, (...). Trata en concreto del nacimiento del estado, y lo hace con una claridad y una globalidad dignas de Shakespeare. De hecho, lo que Los sietes samuráis ofrece es nada menos que la teoría kurosawana del origen del estado.

La película relata lo que sucede en una aldea durante una época de desorden político, una época en la que el estado ha dejado realmente de existir, y las reacciones de ls aldeanos con un grupo de bandidos armadas. Tras años de abatirse sobre la aldea como una tormenta, violar a las mujeres, matar a los hombres que oponen resistencia y llevarse las provisiones almacenadas, a los bandidos se les ocurre la idea sistematizar sus visitas y acudir al pueblo una sola vez al año para exigir o arrancar tributos (impuestos). Es decir, los bandidos dejan de ser depredadores del pueblo y se convierten en parásitos.

Uno supone que los bandidos tienen sometidas bajo su yugo a otras aldeas "pacificadas" similares, que caen sobre ellas por turno, que en conjunto tales aldeas constituyen la base recaudatoria de los bandidos. (...).

Los bandidos aún no han empezado a vivir entre sus súbditos de modo que esto tengan que satisfacer sus necesidades día a día, es decir, todavía no han convertido a los aldeanos en una población esclava. Así pues, Kurosawa somete a nuestra consideración una etapa muy temprana en el desarrollo del estado.

La acción principal de la película comienza cuando los aldeanos conciben un plan para contratar a su propia banda de hombres duros, los siete samuráis sin trabajo del título, para que los proteja de los bandidos. El plan surte efecto, los bandidos son derrotados (el grueso de la película consiste en escaramuzas y batallas), los samuráis se alzan con la victoria. Tras haber visto cómo funciona el sistema de protección y extorsión, el grupo de samuráis, los nuevos parásitos, presentan una oferta a los aldeanos. A cambio de dinero, tomarán la aldea bajo su tutela, es decir, ocuparán el lugar de los bandidos. Pero en un final que refleja más bien los deseos que la realidad, los aldeanos se niegan: piden a los samuráis que se marchen, y estos aceptan.

El relato kurosawano sobre los orígenes del estado todavía se representa en el África actual, donde bandas de hombres armados se hacen con el poder (es decir, se adueñan del tesoro nacional y asumen los mecanismos de cobrar impuestos a la población), eliminan a sus rivales y proclaman que con ellos empieza una nueva era. Aunque con frecuencia estas bandas militares africanas no son mayores ni más poderosas que las bandas criminales organizadas en Asia o la Europa del Este, la prensa, incluso los medios de comunicación occidentales, cubre respetuosamente sus actividades bajo el encabezamiento de política (asuntos mundiales) en vez del de delicuencia.

Página 13 del libro Diario de un mal año, de J.M Coetzee

4 comentarios:

Santiago dijo...

Es interesante la perspectiva kurosawana del nacimiento del estado. Éste nace cuando la opresión se civiliza, cuando la depredación comienza a obedecer a criterios de eficiencia, es decir, cuando se racionaliza. Antes nos robaban y nos mataban como salvajes, ahora lo hacen educadamente.

Antes venían a tu casa y te robaban la bolsa de monedas amenazándote con una espada, ahora te suben el recibo de la luz y, cómodamente, el banco extraerá tu dinero de tu cuenta.

Un saludo.

Héctor Meda dijo...

En efecto, la diferencia yo también la vería en la eficiencia no en la moralidad de los actos, por así decirlo, pero, claro, eso marca diferencias, la eficiencia digo, por cuanto se ajusta a ley de la selva que rige el universo, a saber: la estabilidad lo es todo.

Anónimo dijo...

Muy interesante este fragmento de Coetzee. Su referencia a África y su acidez son también brillantes.

Esta perspectiva del nacimiento del estado que relata Coetzee de Kurosawa, está totalmente explícita en la obra del economista Mancur Olson; por ejemplo, en Poder y prosperidad. Ahí habla del primer paso del surgimiento del estado como el paso del pillaje ocasional que extorsiona a las poblaciones de manera asistemática, al bandido estacionario, que sistematiza esta extorsión.

Héctor Meda dijo...

Es famosa la anécdota de San Agustín del pirata que se dice igual que el mismísimo Alejandro Magno y de hecho, no teme decírselo en su cara.

No obstante, aceptados ciertos rasgos comunes, el pillaje desustructurado de un pirata y las sutiles jugadas de un emperador tratando de cohesionar su imperio (v.gr: forzando el maridaje de miembros de tribus diferentes), es decir, la complejidad de las respectivas estructuras de pillaje y extorsión de uno y otro, nos da una pista de cuáles son los hechos cuya impronta duró más tiempo porque, una vez más, así es la ley de la selva.