lunes, 22 de diciembre de 2008

Razones ateas para celebrar una navidad

¿Debe un ateo celebrar la navidad? ¿Debe celebrarse desde una perspectiva estrictamente materialista el nacimiento en Belén del hijo de un carpintero allá por el año 6 a.c? Umberto Eco, en el libro ¿En qué creen los que no creen? (aquí reseñado), apunta razones para promover una celebración de la Navidad, del nacimiento de Jesucristo, incluso de su endiosamiento aún en el supuesto de que aquel hombre nacido al principio de los tiempos un 25 de diciembre no fuera realmente el hijo de Dios. Cito:

Intente, Carlo María Martini [el cardenal jesuíta a quien se dirigía], por el bien de la discusión y del parangón en el que cree, aceptar aunque no sea más que por un instante la hipótesis de que Dios no existe, de que el hombre aparece sobre la Tierra por un error de una torpe casualidad, no sólo entregado a su condición de mortal, sino condenado a ser consciente de ello y a ser, por lo tanto, imperfectísimo entre todos los animales. Este hombre, para hallar el coraje de aguardar la muerte, se convertiría necesariamente en un animal religioso y aspiraría a elaborar narraciones capaces de proporcionarle una explicación y un modelo, una imagen ejemplar. Y entre las muchas que es capaz de imaginar, algunas fulgurantes, algunas terribles, otras patéticamente consoladoras, al llegar a la plenitud de los tiempos tiene un determinado momento la fuerza, religiosa, moral y poética, de concebir el modelo de Cristo, del amor universal, del perdón de los enemigos, de la vida ofrecida en holocausto para la salvación de los demás. Si yo fuera un viajero proveniente de lejanas galaxias y me topara con una especie que ha sido capaz de proponerse tal modelo, admiraría subyugado tamaña energía teogónica y consideraría a esta especie miserable e infame, que tantos errores ha cometido, redimida sólo por el hecho de haber sido capaz de desear y creer que todo eso fuera la Verdad.

Abandone ahora si lo desea la hipótesis y déjela a otros, pero admita que aunque Cristo no fuera más que el sujeto de una gran leyenda, el hecho de que esta leyenda haya podido ser imaginada y querida por estos bípedos sin plumas que sólo saben que nada saben, sería tan milagroso (milagrosamente misterioso) como el hecho de que el hijo de un Dios real fuera verdaderamente encarnado. Este misterio natural y terreno no cesaría de turbar y hacer mejor el corazón de quien no cree.

De modo que propongo que, sea cuál sea tu credo, celebres y tengas una ¡¡¡feliz Navidad!!!

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Vi en una entrada de tu blog que definías a Eco como "el mayor intelectual del mundo" y quizá tengas razón. Una cosa que me gusta de él es que la erudición no le empaña el sentido común. Hace dos navidades puse una entrada en mi blog citando un artículo suyo en el que defendía precisamente la celebración de la Navidad.

El párrafo que citas aquí lo he leído y releído muchas veces; probablemente es la cumbre de ese libro. Sin embargo, no puedo dejar de pensar que considerar admirable ese hipotético Cristo legendario, es, en cierto modo, admitir ya que es más que una leyenda. Y que el deseemos y creamos que todo esto sea la Verdad está señalándonos que lo es.

Feliz Navidad

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Buena cita, Hector. Me recuerda a esta otra de Dante: "La mejor prueba de la Resurrección de Jesús es la existencia misma de la Iglesia".

Y feliz Navidad, claro.

Héctor Meda dijo...

Hola,

Sin duda a Umberto Eco se le pueden adjudicar muchas virtudes y una de ellas es su enorme erudición y en consecuencia lo bien que conoce a la religión católica haciéndole enfocar el tema religioso, aún siendo ateo, desde una perspectiva menos ignorante y por tanto más respetuosa.

Feliz Navidad

El Perpetrador dijo...

Ciertamente emocionante esas palabras de un ateo rindiéndose ante la belleza del mensaje cristiano, como emocionantes son las propias palabras de Jesús. Aunque nada de eso me libra de ver como falaces ideas como "que el deseemos y creamos que todo esto sea la Verdad está señalándonos que lo es". Asumo que son frases poéticas que se dicen en Navidad.

El problema que veo a la "post-fe" (y lo digo sin ánimo de perturbar a nadie estas fiestas consumistas y casi paganas que ya poco tienen de honorable) es que toda la buena obra que genera es válida en tanto que la fe no ha sido violada. Es decir, que una vez perdida esa suerte de "virginidad" intelectual, el resultado espiritual no puede estar a la altura. En otras palabras, si bien lo que dice Umberto Eco lo vemos algunos como cierto y hermoso, difícilmente muchos sostendrán un espíritu cristiano a la sombra de un simulacro de piedad muerta. Al pasar ese magno deseo del inconsciente al consciente, estamos condenándonos a actuar sin tanto convencimiento, y por tanto descenderá la calidad de nuestra generosidad.

Estoy convencido de que está cercano a lo imposible el que encontremos en un futuro una música comparable en todos sus aspectos a la de Bach o Palestrina, no sólo porque nuestro modelo educativo no lo promociona sino porque los más grandes resultados sólo se hacen desde la pureza y no al abrazo desesperado de las astillas de una Cruz en la que no se cree, o en la que se cree junto a otras muchas cosas, frecuentemente contradictorias entre sí. El sacrificio institucionalizado desapareció con la secularización de la sociedad; ahora sólo podemos optar a una mediocre pax egoísta, que no es poco (o eso dirán algunos).

En todo caso, feliz Navidad y que os traigan muchas cosas los Reyes. Nada de Papá Noel, ese advenedizo promotor de malos hábitos alimentarios. Yo no pongo árbol ni Belén, pero puede que vaya este año a la misa del Gallo; nunca es mala la introspección en un templo centenario.

Eduardo dijo...

Paso a leerte. Espero venir con regularidad. Te he linkado, para cederte algunos clientes...

Héctor Meda dijo...

Hola Eduardo,

Gracias por el linkeo.

En cuanto se me pase el empacho de polvorones, me paso por tu garito

Saludos

Carlos Suchowolski dijo...

El mito y las instituciones creadas por el hombre (valga la redundancia) sólo demuestran su necesidad mítica y de estabilidad. Las fiestas paganas en que fueron integradas y tergiversadas por los jefes espirituales de las masas adictas a ellas siguen siendo catárticas y tampoco es cuestión de aislarse y no danzar alrededor del fuego y de un buen pavo en compañçia de los familia y amigos con los que compartimos la necesidad de unirnos y de olvidarnos de la política (en sentido conceptual).
Es Dionisos quien sobrevive tars la máscara vergonzosa de la resignación.
Y... ¡felices fiestas y que se salven los que se sienten a la mesa!

Anibal Monasterio Astobiza dijo...

Feliz año nuevo 2009, Hector

Héctor Meda dijo...

Carlos,

Buen apunte. Si al final nos juntamos todos en paz en la mesa ¿por qué quejarnos?

Anibal gracias.

A ti y a todos ¡Feliz Navidad y próspero año nuevo!

El Perpetrador dijo...

Héctor: lo que sucede en muchas familias con motivos de estas fiestas no es que se sienten todos en paz a la mesa, es que se reprimen los odios con mayor o menor fortuna. Yo diferencio entre el espíritu cristiano o acristianado de intentar amar al hermano y la mera reiteración de un paripé que se pierde en el tiempo. Quizás hable por la herida, pero he visto demasiada hipocresía navideña como para darle un ciego voto de confianza a toda reunión celebrada entre el 24 y el 25 de diciembre. No es requisito suficiente para felicitarnos por lo buenos que somos los seres humanos.

Héctor Meda dijo...

Pues sí, tengo que admitir que ese punto concreto de las navidades se puede hacer y se hace cuesta arriba en ciertas familias.

El amor cristiano muchas veces resulta impracticable. Al menos para mi..

Menos mal que siempre nos queda Papá Noel como compensación XDDD