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Mostrando entradas de junio, 2011

La falacia de Montaigne

(Diálogo in media res) - Mira, ya lo dijo Montaigne: no se puede obtener un gran beneficio sino a costa de otros. - A esa idea, Von Mises la bautizó como la falacia de Montaigne. - Pues a mi me parece una verdad absoluta. - Es curioso porque yo de pequeño, muy preocupado por las reglas de cortesía, siempre me preguntaba, cada vez que me veía en un intercambio comercial, por ejemplo en una compra de chucherías, quién debiera decir las gracias. Fíjandome en lo que hacía la gente, para así aprender, casi siempre encontré cómo, al loro, am-bos, vendedor y vendido, se daban a la vez las gracias, fijátetu, ¿casualidad? - Que no, que no, no es eso, ¿cómo conseguiste el dinero? Mira. Es fácil. Todo esto es como una tarta, ¿sí? Todo lo que tu tienes ha sido quitado a otro, ¿vale? Es así de simple, sin más, y lo dijo Tolstoi: quien tiene dinero, tiene en su bolsillo a quienes no lo tienen. - ¡Qué tontería! Si yo, en el jardín de mi casita, cultivo un huertecillo, ¿a quién le robo la comida cada...

Cartas a un joven novelista II

( Se viene de aquí ) Siempre se comenta que si Wagner y adlateres anularon (casi) la tonalidad saturándola, Debussy y sus imitadores lo hicieron (casi) deshojándola y otro tanto, por lo visto, puede suceder en la literatura y es más, sucederá con los restantes parámetros registrados por Vargas Llosa, los cuales, seguramente no de forma casual, se distinguen por no ser, a diferencia de los ya citados, de presencia obligatoria en cualquier novela, como bien se verá. Datos escondidos. En Santuario , Faulkner, se elude nombrar de una forma directa y explícita, al menos durante gran parte del libro, una escabrosa violación sucedida. Un cuento de Heningway en donde no se dice, se tiene que deducir, que el protagonista es impotente. Etcétera. Es fácil inferir qué significa esconder los datos, después de todo, no es posible construir una historia sin hacer uso de la omisión ni la elipsis. Toda la obra de Chejov y herederos y aquí pienso principalmente en Raymond Carver, hacen principalmente us...

Cartas a un joven novelista I

Recientemente leí el libro de Vargas Llosa, Cartas a un joven novelista, empeñado en registrar una correspondencia epistolar dirigida a un imaginario joven novelista deseoso de conocer los entresijos del proceso productivo de una novela cualquiera. En el libro se da cuenta, básicamente, de qué parametros puedan variar entre una novela y otra. También una hipótesis sobre cómo y por qué se da la vocación literaria. Con lo segundo seré breve: Vargas Llosa conjetura que todos, ya desde chiquitos, imaginamos vivencias historias situaciones con las que dar la vuelta revés revancha a nuestras frustraciones decepciones. A continuación, muy arriesgadamente, Vargas Llosa referirá cómo el novelista destacará sin más sobre el resto a razón de perpetuar este escapismo virtual y en el fondo, nos advertirá el escritor peruano, detrás de cada ficción novelesca, se esconderá un autor deseoso de reequilibrar su particular karma. ( Cierta vez esbocé una teoría similar solo que más atento al concepto de ...