Con frecuencia se cree que la ciencia refrenda determinadas nociones metafísicas. La más célebre, la causalidad, ubicua en todas las teorías.
Por mor del argumento existe la causalidad.
Pues bien, aún así, mientras no sea posible establecer un modelo absolutamente descriptivo de la estructura del universo entonces resultará imposible detectar, en dos fenómenos cualquiera, una causalidad irrefutablemente verdadera, no una mera correlación provisionalmente etiquetada como causa.
Ilustraré lo que quiero decir. Una regularidad empírica nunca falsada:
Hoy sabemos de ésta que nace a causa de una deformación del espaciotiempo, que afecta a los objetos masivos, que pueden existir entes sin masa, como los taquiones, no afectados por ella. No caerán. La correlación se viola con ellos.
Cabe preguntarse ahora qué paso, cómo una regularidad empírica que creíamos ineluctable, de repente, se disipó aunque para un caso límite.
Fácil. Se pretendió homogeneizar una casuística dispar, más diversa que nuestras ingenuas generalizaciones.
La verdad, aún asumiendo que la causalidad realmente anude los diferentes fenómenos naturales que componen el tejido de la realidad, ésta puede ser lo suficientemente tupida como para que allí donde nosotros vemos una causa, realmente, a razón de nuestra miopía cognitiva, no concurran una sino varias tal vez infinitesimales, que romperían la casuística que teníamos previamente establecida con nuestros modelos formales.
A resultas de ello, es siempre del todo injustificada la idea de encontrarnos ante una causación de naturaleza irrevocable.
Mas si con la ciencia en la mano, la afirmación resulta de imposible verificación entonces sólo mediante filosofía puede recogerse la existencia objetiva de una causalidad.
¿Algún metafísico presente o derrumbamos ya un dogma bimilenario?
Por mor del argumento existe la causalidad.
Pues bien, aún así, mientras no sea posible establecer un modelo absolutamente descriptivo de la estructura del universo entonces resultará imposible detectar, en dos fenómenos cualquiera, una causalidad irrefutablemente verdadera, no una mera correlación provisionalmente etiquetada como causa.
Ilustraré lo que quiero decir. Una regularidad empírica nunca falsada:
Un objeto cuando está a cierta altura siempre cae.A priori, podríamos sentenciar que dicha correlación fenoménica nos apunta indudablemente a una causa que fuerza la ligazón de los fenómenos mentados. De la fuerza de la gravedad hablamos.
Hoy sabemos de ésta que nace a causa de una deformación del espaciotiempo, que afecta a los objetos masivos, que pueden existir entes sin masa, como los taquiones, no afectados por ella. No caerán. La correlación se viola con ellos.
Cabe preguntarse ahora qué paso, cómo una regularidad empírica que creíamos ineluctable, de repente, se disipó aunque para un caso límite.
Fácil. Se pretendió homogeneizar una casuística dispar, más diversa que nuestras ingenuas generalizaciones.
La verdad, aún asumiendo que la causalidad realmente anude los diferentes fenómenos naturales que componen el tejido de la realidad, ésta puede ser lo suficientemente tupida como para que allí donde nosotros vemos una causa, realmente, a razón de nuestra miopía cognitiva, no concurran una sino varias tal vez infinitesimales, que romperían la casuística que teníamos previamente establecida con nuestros modelos formales.
A resultas de ello, es siempre del todo injustificada la idea de encontrarnos ante una causación de naturaleza irrevocable.
Mas si con la ciencia en la mano, la afirmación resulta de imposible verificación entonces sólo mediante filosofía puede recogerse la existencia objetiva de una causalidad.
¿Algún metafísico presente o derrumbamos ya un dogma bimilenario?
7 comentarios:
Este es la discusión básica que me ocupa ahora mismo.
Como se ve que es usted alguien con cerebro, le expongo unos puntos:
1.La naturaleza causal, neurológicamente hablando, de la sinapsis.
2.Los teoremas de Gödel.
3.El hecho de que muchas teorías de la física moderna, desde el Big Bang a la física cuántica, dependen de una rotura con la causalidad.
No sé si me explico.Es un argumento compleamente constructivista.
Es que lo primero que habría que aclarar es qué entendemos por una realidad hilvanada causalidad mediante que no puede ser otra cosa que un universo con algún tipo de estructura matemática subyacente y aquí es donde aparece la madre de los corderos pues si nuestra estructura cognitiva no es isomórfa con la real, no ha lugar a predecir que lo que sea a lo que se acopla nuestra cognición, es decir lo que existe sin el concurso de nuestra cognición sea algo aprehensible, describible, siquiera genéricamente, desde nuestra cognición siquiera diciendo que es una estructura.
De lo que no se puede hablar hay que..., bueno, ya sabes
Creo que el tema lo he tratado más seriamente o más in extenso únicamente aquí.
La idea básicamente es que nuestra cognición se ha adaptado a una realidad macroscópica de conducta perfectamente entendible pero que es una emergencia estadística de una realidad microscópica subyacente más compleja y de ahí las guarradas de tirar del indeterminismo cuando no de la incertidumbre para entender qué cojones pasa ahí abajo entre los átomos.
Y sí, es en puntos como estos, en donde el usar un contructivismo filosófico permite ver unas cosas de lo contrario misteriosas.
Perdón por el comentario anterior. Es que tenía prisa.
Independientemente de la adaptación evolutiva que ha sufrido nuestro sistema nervioso para adaptarse a un medio macroscópico y después de haber leído el post que me remite, en el que explica de forma más o menos exhaustiva toda la cuestión, sólo me gustaría, si no le es inconveniente, añadir una puntualización:
Al ser la sinapsis un fenómeno causal y, por lo tanto, binario, es imposible, haciendo una adaptación de los teoremas de incompletitud de Gödel fuera del ámbito matemático, que un sistema formado por fenómenos de este tipo consiga explicar algo que no sea, ya de por sí, binario, y de esta forma se entiende la relación isomorfa entre la cognición humana y su entorno.
Pensando estas cosas me hice la siguiente pregunta: si la mente humana es una máquina de Touring y, por lo tanto, un sistema de computación, y perdonen por la reiteración, binario, ¿podría un ordenador trinario explicar la naturaleza?
Habría que pasar por alto el tipo de ingeniería que llevara a una computadora de estas características, imposible en la actualidad, aunque ya hay proyectos de ordenadores cuánticos, según he oído, pero no me imagino cómo funcionan o si serían equiparables a un ordenador trinario o con cualquier otro modelo de computación no binario.
Un ordenador trinario no podría explicar la Naturaleza si esta no es computable.
Dicho de otro modo, lo computable es, por definición, aquella estructura que puede ser simulada por una máquina turing independientemente de que hablemos de una máquina binara, trinaria o cuántica porque, de hecho, las computadoras cuánticas son también turing computables.
Todo problema que sea resoluble en un número finito de pasos tiene una solución algorítmica luega su estructura subyacente es modelizable -idealmente, pues en términos de tiempo podríamos hablar cifrar barbaridades- por una máquina de Turing. En suma, toda máquina, por definición, es turing computable.
No en vano el naturalismo se podría definir como la idea de que la realidad es computable, mecanicista, de hecho la ciencia no es otra cosa que descubrir algoritmos en o, mejor dicho, comprimir algorítmicamente los fenómenos naturales.
Efectivamente, un ordenador trinario no podría explicar la naturaleza si esta no es computable, pero ¿y si lo es y no es binaria? Tampoco podríamos saberlo.
Desconocía en qué se basaba el funcionamiento de un ordenador cuántico, pero puesto que dice usted que es una máquina de Touring, tendré que creerle, aunque procuraré documentarme todo lo que me sea posible.
Respecto a lo de la definición de máquina y a cómo un problema es divisible en un número finito de pasos, he de decirle que tiene usted razón, y me corrijo, no podemos llamar máquina a un ordenador trinario, llamémoslo "metamáquina", y recuerde que ya mismamente el concepto de número, así como el de problema y causa, son subdivisiones binarias y causales, y al limitarnos por ellas estamos incurriendo en el problema base que usted expone.
Estoy algo espeso porque viernes y creo no entenderte así que disculpa si aclaro cosas ya sabidas.
La máquina de Turing, a pesar de lo engañoso del nombre, no es una máquinasino una estructura matemática. (Turing creía que todo el universo era determinista, matemáticamente computable, por tanto mecanicista, de ahí el ofuscante bautizo)
Así para evitar confusiones podríamos hablar del cálculo lambda, que es un sistema formal idéntico a una máquina de turing de forma que cuando decimos que un fenómeno es computable nomás decimos que todos sus estados son enteramente expresables en el lenguaje del cálculo lambda.
Otra cosa es que esa escritura se materialize en una máquina física u otra y ahí entra, por ejemplo, la arquitectura von neumann que es una materialización física de la máquina de turing además de la materialización de física de todos los ordenadores actuales.
En román paladino, todos los PCs están hechos con una arquitectura von neumann, binaria, sí pero los cuánticos no y eso significa que, como también son sus acciones expresables en el cálculo lambda, simplemente hacen los cálculos más rápido que los ordenadores binarios.
En cualquier caso, la binariedad de una máquina es irrelevante. Lo que se dilucidad en metamatemática no es la optimalidad con que se realizan las operaciones (eso sí importará en ciencias de la computación) sino si dichas operaciones son expresables en el lenguaje lambda (o máq. de Turing) o bien el caso no se da.
En definitiva, si es computable la naturaleza pues entonces 1) es deducible el sistema de ecuaciones o algoritmo que origina a dicha naturaleza e independientemente de que 2) esas ecuaciones sean resolubles en un tiempo finito porque hay una máquina física suficientemente potente para resolverlas.
Lo dicho en 1) es lo que se evalua cuando se trata de averiguar si determinismo sí o determinismo no pero al ser un problema metamatemático no importa la naturaleza física de la maquinaria con que se implementen las operaciones.
Para 2) sí importa si un ordenador es trinario o cualquier otra rareza pero, a mi parecer, es un problema menor, sin hechuras metafísicas, sin interés más allá de la anécdota geek.
Lo que he dicho tiene, en efecto, mucho de anécdota geek.
Como le dije en los anteriores comentarios, desconozco lo que es un ordenador cuántico, y mi mención a ellos sólo se debe a que oí hablar de ellos, vamos, que sé que existen, al menos en concepto. Usted dijo en un comentario que un ordenador cuántico era "Touring computable", pero después dice que no son binarios porque, como después aclara, y con razón, que sean o no binarios no importa. No tengo nada que añadir a eso, pero creo que ha malinterpretado lo que quería decir. Mi duda venía fundada por el deconocimiento. Sin embargo, y aunque ya le digo que no tengo ni zorra sobre ordenadores cuánticos (y tampoco se demasiado sobre los otros), ahora mismo lo busqué en el google y dí con el artículo en la wikipedia, que todavía no he leído, pero que en la primera frase dice: "Mientras un computador clásico equivale a una máquina de Turing, un computador cuántico equivale a una máquina de Turing indeterminista." No sé todavía qué quiere decir con eso, pero creo que viene un poco al caso de lo que estamos hablando.
En realidad, de lo que yo le estoy hablando es de algo mucho más simple.
Le puedo asegurar que, aparentemente, todo es reducible a una simple "esencia" binaria. Supongo que esto ya se le habrá ocurrido, o lo habrá leído. Yo es que no me acuerdo de dónde saco todas las cosas que digo. Tengo diecinueve años y es evidente que todo lo que he aprendido ha sido demasiado rápido.
Lo que trato de decir es muy simple. ¿Conoce usted algún sistema de numeración más simple que el binario? ¿Conoce usted algún sistema de numeración que no sea reducible a un sistema binario? Esto es debido a que todas las matemáticas, toda la filosofía, todo en general, se sustenta sobre una simple dualidad existencia-ausencia, y esto no tiene nada que ver ni con el cálculo lambda ni con máquinas de Touring, que salió eso sin quererlo yo, conste.
¿A qué me refiero? Imagínese, y ahora me disculpo yo por si estoy hablando sobre cosas ya conocidas, imagínese dos mesas. Podríamos decir que hay una mesa y otra mesa, también. En realidad, "dos" es sólo una palabra derivada de la tendencia del lenguaje al no me acuerdo como se le llama, a la simplificación, ya me entiende..., lo mismo con el tres. Ya sabrá usted que nosotros utilizamos un sistema de numeración decimal, pero no es obligatorio. En realidad dos (2) es una manera de decir rápido 1+1, ya sabe. Al final, lo último que nos queda es el binario, que en lo que se sustenta en en la existencia (1) de la mesa, y la inexistencia (0) de ésta. Así es como funcionan los ordenadores y como funciona nuestro cerebro, cambiando las mesas por señales eléctricas, o eso se cree, y a esto se reduce, si se fija, todo lo que percibimos, hasta la causalidad misma, que es una relación binaria, una función que parte de un sitio para llegar a otro, no sé si me explico, una transformación de valores, podemos transformar un valor en otro, pero no un valor en dos. Eso es quizás lo que ocurre con ese experimento que cita usted en el que un electrón se desdobla en dos. ¿Una relación trinaria?
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